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3 de febrero de 2016

Blue Note #1 - Ammons & Lewis


La noche del 23 de diciembre de 1938, previa a Nochebuena, el ambiente era gélido en las calles de Nueva York. Sin embargo en el interior del Carnegie Hall los ritmos del hot, del swing, del blues y de los espirituales intentaban contrarrestar la temperatura exterior. El promotor y cazatalentos John Hammond, ambicioso, había reunido un plantel de lujo con lo mejor de la música afroamericana en un concierto histórico que se dio en llamar 'From Spirituals to Swing'. Helen Humes, Benny Goodman, Big Bill Broonzy, Sister Rosetta Tharpe... incluso la flamante orquesta de Count Basie. En aquellos años el swing llenaba las pistas de baile, era la música popular de la época y el jazz se encontraba en pleno apogeo.

Entre el público, un joven alemán de origen judío, estaba a punto de experimentar una revelación. Los sonidos del jazz resultaban familiares para Alfred Lion, quien ya había escuchado en su Berlín natal a la orquesta de Sam Wooding y su musical Chocolate Kiddies. Ragtime y síncopas eran banda sonora habitual en la capital alemana durante la década de 1920, uno de los primeros focos europeos de atracción del jazz. Lion acababa de trasladarse a Nueva York apenas hacía un año, procedente de Chile, donde se había mudado su familia tras dejar Alemania en 1933. De todo el elenco de artistas, curiosamente, lo que más llamó su atención fue la destreza y rapidez de unos pianistas de boogie woogie: Pete Johnson, Albert Ammons y Meade "Lux" Lewis. La magia se produjo. Alfred Lion tuvo su particular epifanía. Era europeo y, como tal, veía en el jazz una forma sublime de expresión artística. Esa visión romántica de la que carecían los norteamericanos.

No perdió el tiempo. Apenas una semana después, el 6 de enero de 1939, en una soleada mañana de invierno alquiló un pequeño estudio durante un día -un lugar que se cree que fue una emisora de radio de la WMGM, en el West Side de Manhattan-, y logró convencer a Ammons y Lewis para realizar una sesión de grabación. No tenía ni idea de por dónde empezar. Era un fan, no un hombre de negocios. Su gran acierto, decisivo, fue proveer a los músicos de varias botellas de whisky. Regados con bourbon, los dedos bien engrasados de los pianistas improvisaron largos e inspirados solos. Lion no les puso límites, a pesar de que los discos de 10 pulgadas de 78rpm no permitían más de tres minutos de duración. Le dio igual. Grabó material suficiente para dos discos: el BN1, con unos solos de piano de Meade "Lux" Lewis de inspiración blues. Y el BN2, que consistió en dos piezas de Albert Ammons con un tempo más rápido. 
Imprimió 50 copias de cada uno y se dirigió a la tienda de discos de Commodore en Manhattan, propiedad de Milton Gabler.

Gabler era otro mitómano del jazz. En su tienda, aparte de vender discos y gramófonos, organizaba jam sessions y editaba grabaciones bajo la marca Commodore. En un momento en el que las grandes discográficas como Decca, RCA, Columbia o Victor solo se preocupaban por lanzar a las big bands de swing, Commodore allanó el terreno para sellos más pequeños e independientes. Otro tipo de jazz llamaba a la puerta. Además contaba con una fiel legión de seguidores. Como era de esperar, los discos de Alfred Lion triunfaron entre los compradores de Commodore. Por si fuera poco también los vendía por correo, a un dólar y medio la unidad. No se hizo rico pero ganó lo suficiente para seguir programando sesiones.

Poco a poco, fue ganando confianza. Y eso que las producciones aún seguían siendo "low cost". Otro de los grandes aciertos iniciales de Alfred Lion tiene que ver con la hora de las grabaciones. Tal vez debido a que los alquileres de estudio eran más baratos, empezó a programar sesiones de madrugada, alrededor de las 4:30, hora ideal para que los músicos que salían de tocar de los clubs de la calle 52, se pasaran por allí a hacer de las suyas. Nuevamente dio en el clavo. Se corrió la voz y rara era la noche (madrugada, más bien) que no surgía algo interesante. Años más tarde Lion confesó que en una de esas sesiones golfas apareció Billie Holiday con todos los miembros de su banda, pero estaba tan nervioso que no consiguió grabar nada. ¿Cuál era su objetivo? Muy simple: grabar la música que le gustaba. Desde luego hacerlo a su manera. Ese emigrante alemán judío, blanco, entusiasta y novato estaba iniciando, quizá sin saberlo, uno de los capítulos más importantes de la historia de la música negra.

Pero no lo iba a hacer solo. Junto con el escritor Max Margulis pusieron el capital inicial para fundar Blue Note Records y lanzar las primeras referencias. Pronto se unió otro alemán, blanco y judío, uno de los pilares fundamentales del proyecto Blue Note: Francis Wolff, un viejo amigo de Lion, llegó a Nueva York a finales de 1939, según dicen, huyendo del nazismo, en el último barco que salió de Alemania antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. Era fotógrafo y compartía con Lion su admiración por el jazz. Alquilaron una pequeña oficina y compaginaban su pasión musical con otros trabajos de supervivencia.

Wolff sería el responsable de inmortalizar con su cámara todas las sesiones de Blue Note. Supo captar la atmósfera. Sus fotografías, en blanco y negro, transmiten un oasis de calma, recogen la esencia de la música de sus intérpretes y algunas se han convertido en auténticas imágenes icónicas del jazz. Muchas de ellas están en las portadas de los discos de Blue Note: músicos negros captados en el instante posterior a grabar un solo antológico, o en un momento de relax entre sesiones, escuchando o sonriendo. Parece que sus figuras emergen de la oscuridad.

Lion y Wolff formaron un equipo artístico único: mientras que el primero se ocupaba de las producciones musicales, el otro se encargaba de la producción gráfica y la publicidad. Su filosofía estaba clara: grabar jazz de calidad y que tuviera feeling. En mayo de 1939 con la ayuda de Max Margulis redactaron su ya antológico manifiesto inicial:

"Los discos de Blue Note Records están concebidos exclusivamente para servir sin concesiones a la expresión del hot jazz y del swing en general. Cualquier estilo interpretativo particular que represente una auténtica sensación musical es una expresión genuina. En virtud de su importancia con relación al lugar, la época y las circunstancias, posee una tradición, unas normas artísticas y un público propio, que hace que siga vivo. El hot jazz es expresión y comunicación, manifestación musical y social, y los discos de Blue Note identifican su impulso, no los ornamentos sensacionalistas y comerciales".

Sidney Bechet, Thelonius Monk, Bud Powell, Sonny Rollins, John Coltrane, Miles Davis, Art Blakey, Horace Silver, Dexter Gordon, Herbie Hancock, Joe Lovano, Eric Dolphy, Wayne Shorter, Wynton Marsalis, Norah Jones... la lista de artistas que han grabado para Blue Note da vértigo. Pasaron del hot jazz al hardbop, del swing al free jazz, del bebop al nu soul, al hip hop. Es sin duda el sello más importante de la historia del jazz. Algo que tal vez jamás pretendieron sus fundadores, unos simples aficionados cuya única misión fue registrar la expresión sin concesiones del jazz y del swing en general. 

Pero volviendo a los inicios: en 1983 Mosaic Records reunió aquellas míticas primeras grabaciones de Lewis y Ammons, y completaron la edición con la totalidad que la Blue Note registró de ambos entre 1939 y 1944. Un invaluable testimonio sonoro de estos dos influyentes pianistas del "boogie-woogie".


Albert Ammons & Meade Lux Lewis
The Complete Blue Note Recordings


CD 1

1 - Boogie Woogie Stomp
2 - Chicago In Mind
3 - Suitcase Blues
4 - Boogie Woogie Blues
5 - Untitled Ammons Original
6 - Bass Goin' Crazy
7 - Backwater Blues
8 - Changes In Boogie Woogie
9 - Easy Rider Blues
10 - Twos And Fews
11 - The Sheik Of Araby
12 - Honky Tonk Train Blues
13 - The Blues, Part One
14 - The Blues, Part Two
15 - The Blues, Part Three
16 - The Blues, Part Four
17 - The Blues, Part Five

CD 2

1 - Untitled Lewis Original
2 - Melancholy
3 - Solitude
4 - Honky Tonk Train Blues
5 - Bass On Top
6 - Six Wheel Chaser
7 - Tell Your Story
8 - Tell Your Story No. 2
9 - Variations On A Theme Part One: 19 Ways Of Playing A Chorus
10 - Variations On A Theme Part Three: School Of Rhythm
11 - Variations On A Theme Part Two: Self Portrait
12 - Variations On A Theme Part Four: Feeling Tomorrow Like I Feel Today
13 - Rising Tide Blues
14 - Yancey Special
15 - Chicago Flyer
16 - Blues Whistle
17 - Meade's Blues

Albert Ammons, Meade Lux Lewis (pianos)

21 de Noviembre de 1935; 6 de Enero de 1939; 4 de Octubre de 1940; 4 y 9 de Abril de 1941; 22 de Agosto de 1944

Mil Gracias, Rab Hines y Peter W.

1 de enero de 2016

Charlie Parker en Boston


Frank Tirro, desde su libro Historia del Jazz, Volumen 2 (Jazz Moderno), inspiró esta entrada.

No porque a Charlie Parker se le dedique una extensa nota biográfica ni discográfica, sino porque desde el prólogo -firmado en realidad por J. Calvados-, refiere a una de mis recurrentes cuestiones: ¿sigue el jazz desarrollándose? ¿sigue avanzando hacia un "tercer milenio"? ¿aparecerá por fin, en nuestros días, algún "gigante" que cambie otra vez la historia?
En el libro se detalla con admirable ponderación, las distintas evoluciones, ramificaciones, fusiones, contradicciones, etc. que a lo largo de medio siglo han llevado a la música de jazz a la situación en que se encuentra hoy. Una situación en la que, según concluye el propio autor, "es probable que (el jazz) siga desarrollándose de forma un tanto caótica, por lo menos a corto plazo", para añadir que, "como siempre, el factor principal seguirá siendo el talento individual de los músicos y la capacidad de liderazgo de determinados artistas".
Sin embargo, en el momento presente del jazz subyace una gran paradoja: el jazz moderno (dicho así, en un sentido amplio) que surgió como reacción individualista, intelectual, intimista ante el predominio del swing bailable y popular, ha terminado por convertirse (también en un sentido amplio, claro) en una expresión masiva que nada tiene de individualista, de intelectual ni de intimista. Superados los avatares por los que ha pasado la evolución del jazz en las últimas décadas -desde el cool hasta el latin, pasando por free-, el espíritu revolucionario ha desaparecido y las fusiones más o menos folclóricas se han impuesto, mientras que los macrofestivales en los que cabe de todo proliferan en el mundo entero.
Pero Tirro es optimista y , aunque reconoce que hoy no existe en el jazz lo que él llama "un músico de estatura mesiánica", asegura que "es muy posible que éste aparezca en escena esta misma noche".
Sin embargo, otras voces no tienen ese entusiasmo. Desde esas otras perspectivas se piensa que el jazz, en tanto que manifestación artística, ha sido una de las principales víctimas de la operación de espectacularización de la vida llevada a cabo en los últimos tres decenios, con lo que ello ha significado de banalización, confusionismo, enturbiamiento, despersonalización... El imperio del espectáculo exige que los pasivizados mirones crean que todo es igualmente respetable, rindan culto a la diversidad  per se, abominen de las tonalidades monocromas.
En este ambiente generalizado de camaleonismo universalizador, donde la ética es una rémora y la creación artística un bien de consumo publicitario, el jazz ha sabido generar sus propios antídotos para perpetuarse como fenómeno musical identificado con la modernidad. 
Pero la batalla sigue planteándose día a día. El futuro dirá si su protagonistas de hoy y de mañana son capaces de devolverle la vitalidad y el profundo sentido de lo individual que hicieron de ella la música culta por excelencia del siglo XX, esa música que, amalgamando sentimentalismo, colillas de ideas, amores que se acaban de romper"... hagan variar de sitio los prejuicios depositados en el imaginario colectivo.

Como me identifico con la última postura y no tengo el optimismo de Tirro, al leer "un músico de estatura mesiánica" pensé en muchos nombres. Pero uno en especial surgió automáticamente: Bird... el inventor indiscutido del jazz moderno... y en especial Bird en vivo... cocinando la genialidad en su propia salsa...


Charlie Parker
Boston 1952

Cuando en 1996 Uptown Records lanzó estas -hasta entonces- inéditas y casi perfectas grabaciones de dos programas radiales conducido por el presentador Symphony Sid Torin, se encendieron todas la luces rojas de los coleccionistas y amantes de las raras actuaciones de Charlie Parker.
Lo registrado aquí es lo sucedido durante dos noches en el célebre club Hi Hat de Boston. 
El repertorio es el que Bird venía desarrollando habitualmente por esos años. Sin embargo en estas  tomas suenan con la frescura propia discurso recién estrenado.
En las primeras ocho selecciones lo acompañaron un grupo conformado por el trompetista Joe Gordon, el pianista Dick Twardzik, Charles Mingus al contrabajo y Roy Haynes en la batería, mientras que en las restantes cinco, los elegidos fueron el trompetista Herbie Williams, el pianista Rollins Griffith, el contrabajista Jimmy Woode y Marquis Foster en la batería.
Y aunque todos se destacan magníficamente, especialmente el trompetista Joe Gordon, Charlie Parker se roba fácilmente los espectáculos.
He aquí, a propósito de lo anteriormente dicho, un músico de estatura mesiánica...

1 - Introduction by Symphony Sid Torin
2 - Ornithology
3 - Cool Blues 
4 - Groovin' High
5 - Don't Blame Me
6 - Scrapple from the Apple
7 - Cheryl
8 - Jumpin' with Symphony Sid
14 de Diciembre, 1952
Charlie Parker (as), Joe Gordon (tp), Dick Twardzik (p); Charles Mingus (b), Roy Haynes (d), Symphony Sid Torin (ann)

9 - Introduction by Symphony Sid Torin
10 - Ornithology
11 - Out of Nowhere
12 - Cool Blues
13 - Scrapple from the Apple
18 de Enero, 1954
Charlie Parker (as), Herbie Williams (tp),  Rollins Griffith (p), Jimmy Woode (b), Marquis Foster (d), Symphony Sid Torin (ann)