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21 de abril de 2022

Coleman Hawkins - Gemas restauradas


Nacido en 1904 en Missouri, Coleman Hawkins elevó al saxo a una forma exquisita de arte, siendo el responsable de crear el concepto del saxofonista moderno como solista estrella. Antes de que Hawkins apareciera en escena a fines de la década de 1920, el saxo —patentado por su inventor, el músico belga Adolphe Sax en 1846—, se consideraba un instrumento apenas novedoso. Se había utilizado ocasionalmente en la música clásica, pero en la música popular anterior a 1925, el saxo rara vez se escuchaba. Y cuando era utilizado, se empleaba principalmente para proporcionar ruidos de mugido de baja frecuencia y efectos de sonido cómicos, parecidos a flatulencias. En resumen, no era tomado muy en serio. Además, no había un linaje de grandes músicos que pudieran ser modelos a seguir para los jóvenes aspirantes a músicos. Coleman Hawkins cambió para siempre la percepción del saxo.

Conocido por su afición al alcohol, sucumbió a una enfermedad hepática a la edad de 64 años. Pero en las cinco décadas que estuvo musicalmente activo, demostró ser un verdadero pionero: un revolucionario de buena fe que le dio al saxo tenor su voz única. El rico legado de grabaciones que dejó unió las eras del swing y el bebop y ayudó a dar forma al jazz tal como lo conocemos hoy. Una de esas sesiones de grabación, ahora consideradas históricas, es la que presentaremos esta vez.

El 8 de noviembre de 1954, Coleman y otros cinco ilustres acompañantes "todoterreno" como Milt Hinton, Billy Taylor, Emmett Berry, Eddie Bert y el gran Jo Jones. grabaron una docena de canciones para el sello Jazztone Society, un sello de muy corta vida que se especializaba en la venta de grabaciones por correo. Nueve de estas pistas fueron publicadas como Timeless Jazz: Coleman Hawkins and his All-Stars y las restantes fueron apareciendo en distintas "ensaladas" en formato de LP's o fraccionados en "sencillos" de 7 y 10 pulgadas.
El bop estaba en pleno apogeo y Hawkins, que pasaba por un gran momento de su carrera, demostró en estos registros su total adaptación al estilo.
Hubo que esperar hasta 1980, para que estas grabaciones aparecieran en disco compacto por primera vez, siendo la casa barcelonesa Fresh Sound la encargada de remasterizar Timeless Jazz (respetando los nueve temas del vinilo original), y hasta 2003 para que volviera a hacerlo (esta vez reuniendo la totalidad de los registros realizados) bajo el título The Complete Jazztone Recordings 1954

Dadas las condiciones de grabación de sellos como Jazztone en la década de 1950, el sonido de las ediciones en CD es verdaderamente "cavernoso". Hay momentos en los que, en el mejor de los casos, a Jo Jones se le intuye mientras una incómoda reverberación envuelve todo el conjunto.
Pero la música es magnífica. Puede enorgullecerse al lado de sus más famosas grabaciones, a pesar de su origen obscure y su calidad de sonido comprometida. En definitiva, grabaciones de colección para todos los fanáticos de Hawk y para los amantes de los hard to find del jazz en general.

Coleman Hawkins
The Complete Jazztone Recordings 1954

1 - Get Happy
2 - If I Had You
3 - Lullaby Of Birdland
4 - Time On My Hands
5 - Out Of Nowhere
6 - Ain't Misbehavin'
7 - Blue Lou
8 - Stompin' At The Savoy
9 - Cheek To Cheek
10 - Just You, Just Me
11 - Honeysuckle Rose
12 - Undecided

Coleman Hawkins (saxo tenor), Emmett Berry (trompeta [#1, #3, #5, #7, #8 y #10]), Eddie Bert (trombón [#1, #3, #5, #7, #8 y #10]), Billy Taylor (piano), Milt Hinton (contrabajo), Jo Jones (batería).
Grabado en Nueva York, el 8 de noviembre de 1954. 

12 de octubre de 2021

Murakami y el Jazz #15

"Hombres sin mujeres" se compone de siete intensas historias sobre el desamor y la compleja relación entre hombres y mujeres. Siete relatos que Murakami construye en torno al aislamiento y la soledad que preceden o siguen a la relación amorosa: hombres que han perdido a una mujer, o cuya relación ha estado marcada por el desencuentro, asisten inermes al regreso de los fantasmas del pasado, viven el enamoramiento como una enfermedad letal, son incapaces de establecer una comunicación plena con la pareja, o ven extrañamente interrumpida su historia de amor. Otros experimentan atormentados amores no correspondidos o, incluso, desconocen los mecanismos del afecto y del sexo. Sin embargo, las verdaderas protagonistas de estos relatos son las mujeres, que, misteriosas, irrumpen en la vida de los hombres para desaparecer, dejando una huella imborrable en la vida de aquellos que las han amado, o de los que, al menos, intentaron amarlas.
La tesis de Murakami es que la pérdida de una mujer amada supone para esos hombres un estigma del que no podrán deshacerse jamás: un hombre que se ha quedado sin su mujer amada no podrá recomponer ese vacío nunca. 

Las "guiñadas" jazzísticas aparecen en dos de los cuentos: "Kino" y el que da título al libro, "Hombres sin mujeres".
El más abundante de "pistas" es el primer nombrado. Por tanto, los discos mencionados, o aquellos que sugieren una "intervención", irán apareciendo intercalados con los fragmentos correspondientes, resumidos a fin de darle cierta continuidad a la trama.

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*Kino*

Kino, personaje central del cuento, decide abandonar su vida habitual después que descubre que su esposa lo traiciona con un amigo y por eso se traslada de Kasai a Aoyama (dos ciudades japonesas), donde su tía tiene un café que él transforma en bar. Allí se dedica a escuchar jazz en un viejo tocadiscos Thorens, mientras atiende a los escasos clientes que llegan al negocio. Kino no termina de comprometerse con nada, incluso la aventura amorosa de su mujer, aunque le ha dolido, no llegó a conmoverlo profundamente.
En un momento dado un visitante asiduo, y extraño, lo insta a marcharse antes de que le ocurra algo terrible. Kino, luego de comprobar que están pasando situaciones nada claras en su derredor acepta la propuesta, cierra el negocio y se instala en un pequeño hotel, en otra ciudad. Y en ese lugar, donde está más solo que nunca, es sometido a una dura prueba hasta que acepta tener “una herida muy profunda”. Hasta que acepta su dolor y su desazón como ser humano.

Kino gastó la mitad de sus ahorros en remodelar aquella cafetería y convertirla en un bar. Adquirió enseres lo más sencillos posibles, construyó una barra larga a partir de un tablón grueso y cambió los taburetes. Revistió las paredes con papel de tonos suaves y puso una iluminación más acorde con el ambiente del nuevo local. Sacó su humilde colección de discos de su casa y la colocó en la estantería. Tenía un equipo de música decente: un tocadiscos de marca Thorens y un amplificador Luxman. Así como unos JBL 2-way de tamaño pequeño, que había comprado no sin grandes esfuerzos cuando era soltero. Siempre le había gustado escuchar jazz clásico en formato analógico. Era prácticamente su única afición —que nadie de su entorno compartía—. Además, puesto que en su época de universitario había trabajado de barman en un pub de Roppongi, sabía preparar los cócteles más solicitados.

Llamó al bar "Kino". No se le ocurrió un nombre mejor. La primera semana no entró ni un solo cliente. Pero no le preocupó lo más mínimo, porque ya lo había previsto. Ni siquiera había avisado de la apertura del local entre sus conocidos. No puso publicidad ni sacó un letrero llamativo. Tan sólo abrió el local al fondo del callejón y esperó a que algún curioso se decidiese a entrar. Todavía le quedaba un poco de dinero que había recibido de la empresa y no deseaba depender económicamente de su mujer, de la que se había separado. Ella se había ido a vivir con el ex compañero de Kino y no necesitaban el piso en Kasai, hasta hacía poco el hogar del matrimonio. Así que lo habían vendido y se habían repartido a partes iguales lo que les había sobrado tras liquidar la hipoteca. Kino dormía en el piso encima del bar. De momento podía ir tirando.

Como no entraban clientes, Kino se dedicó a escuchar música y leer los libros que le apetecía, como en los viejos tiempos. Sobrellevó la calma, el silencio y la soledad con mucha naturalidad, como la tierra seca recibe la lluvia. Solía poner las grabaciones de piano de Art Tatum. Esa música se correspondía con sus sentimientos.

Art Tatum
The Chronological Classics 1949

1 - How High The Moon
2 - Humoresque 
3 - Tatum-Pole Boogie (Boogie Woogie)
4 - Someone To Watch Over Me
5 - Yesterdays
6 - I Know That You Know
7 - Willow Weep For Me
8 - Gershwin Medley
9 - The Kerry Dance
10 - Willow Weep For Me
11 - I Cover The Waterfront
12 - Aunt Hagar's Blues
13 - Nice Work If You Can Get It
14 - Someone To Watch Over Me 
15 - Dardanella
16 - Time On My Hands
17 - Sweet Lorraine
18 - Somebody Loves Me
19 - Don't Blame Me
20 - My Heart Stood Still
21 - You Took Advantage Of Me
22 - I Gotta Right To Sing The Blues
23 - How High The Moon
24 - Makin' Whoopee

Art Tatum (piano solos)
Grabaciones realizadas en Los Angeles, en 1949: en vivo en The Shrine  el 2 de abril (#1 a #9) y en estudio el 13 de julio (#10 a #15), el 25 de julio (#16 a #19) y el 29 de setiembre (#20 a #24).

****

La primera que descubrió el ambiente acogedor del bar Kino, antes que cualquier humano, fue una gata callejera de pelaje gris. Era joven y tenía una preciosa y larga cola. Parecía haberle tomado gusto a una repisa abollada que había en un rincón del local, puesto que siempre se acurrucaba allí a dormir. Kino procuraba no prestarle demasiada atención. Seguramente quería que la dejasen en paz. Una vez al día le daba de comer y le cambiaba el agua. Nada más. Le habría hecho una pequeña entrada para que siempre pudiese circular libremente. Pero la gata, por alguna razón, prefería entrar y salir por la puerta principal, como las personas.

Tal vez fuera aquella gata la portadora de buenas vibraciones, pues por fin, aunque paulatinamente, el local empezó a recibir a sus primeros clientes. Un bar al fondo de un callejón, un pequeño y poco llamativo letrero, un espléndido sauce centenario, un dueño de mediana edad taciturno, viejos elepés que giraban en el tocadiscos, un menú a base de aperitivos con apenas dos platos al día, una gata gris acurrucada en un rincón. Algunos se hicieron asiduos, atraídos por aquel ambiente. A veces traían a nuevos clientes. Aunque no podía calificarse de un negocio próspero, al menos Kino ganaba lo suficiente para poder pagar el alquiler mensual. Con eso le bastaba.

El joven de la cabeza rapada empezó a dejarse caer por el local unos dos meses después de la apertura. Kino necesitó otros dos meses para saber su nombre. Se llamaba Kamita. "Se escribe con 'dios' y 'arrozal', y se lee Kamita, no Kanda", explicó el hombre. Aunque no a Kino.

Aquel día llovía. Con aquella lluvia, uno dudaba de si coger o no paraguas. En el local estaban Kamita y un par de tipos con trajes oscuros. El reloj marcaba las siete y media. Kamita, como siempre, leía al final de la barra mientras se tomaba su White Label con agua. Los dos hombres bebían una botella de Haut-Médoc sentados a una mesa. Al entrar habían sacado la botella de vino de una bolsa de papel. "¿Te importa que nos la bebamos aquí? Te pagaremos cinco mil yenes por el descorche", dijeron.

Era algo insólito, pero no había razón para impedirlo y Kino accedió. Descorchó la botella y sacó dos copas. También les sirvió un platillo con frutos secos. No le dieron ningún trabajo. Sin embargo, como fumaban mucho y Kino no soportaba el humo, no le apetecía demasiado que se quedaran. Dado que el local estaba casi vacío, Kino se sentó en un taburete y escuchó un elepé de Coleman Hawkins que incluía el tema Joshua Fit The Battle of Jericho. El solo de bajo de Major Holley era maravilloso.

Coleman Hawkins
Hawkins! Alive! At The Village Gate

1 - All The Things You Are
2 - Josuha Fit The Battle Of Jericho
3 - Mack The Knife
4 - Talk Of The Town
5 - Bean And The Boys
6 - If I Had You

Coleman Hawkins (saxo tenor), Tommy Flanagan (piano), Major Holley (contrabajo), Eddie Locke (batería).
Grabaciones realizadas en vivo en Art D'Lugoff's Village Gate, Nueva York, el 13 y el 15 de agosto de 1962.

****

Al principio, los dos hombres estuvieron bebiendo el vino amistosamente, con toda normalidad, pero al rato acabaron enzarzados en una discusión. No se sabía a cuento de qué, pero parecía que discrepaban en torno a un asunto determinado y el intento de encontrar un punto de entendimiento acabó en fracaso. Los ánimos se fueron calentando hasta el punto de que la discusión se convirtió en una acalorada riña. En cierto momento, cuando uno de ellos intentaba levantarse de la silla, la mesa se ladeó y cayeron al suelo el cenicero rebosante de colillas y una de las copas, que estalló en añicos. Kino acudió con la escoba, barrió y les dio otra copa y otro cenicero.
(...)
Una semana después del incidente, Kino se acostó con una clienta. Era la primera mujer con quien tenía relaciones desde que se había separado. Andaría por los treinta, quizá un poco más. No era fácil juzgar si pertenecía o no a la categoría de las mujeres guapas, pero tenía el pelo largo y liso, nariz chata y un aura singular que atraía las miradas. Sus ademanes y su manera de hablar poseían cierta languidez y su semblante resultaba un tanto impenetrable.

Ella ya había estado en el bar otras veces. Siempre acompañada de un hombre de su misma edad. Él lucía gafas de pasta de carey y una perilla puntiaguda, como los antiguos beatnicks. Tenía melena y, dado que no llevaba corbata, seguramente fuese un simple trabajador. Ella solía llevar un vestido fino que resaltaba su hermosa y esbelta silueta. Sentados a la barra, bebían un cóctel o un brandy y, de vez en cuando, se susurraban algo. Nunca se quedaban mucho tiempo. Kino se imaginaba que se trataba de la copa previa al polvo. O quizá de la posterior. No sabía a ciencia cierta cuál. En cualquier caso, algo en la manera de beber de aquellos dos hacía pensar en sexo. Un largo y apasionado polvo. Resultaba extraño lo poco expresivos que eran ambos y, sobre todo, Kino jamás había visto a la chica reírse.

De cuando en cuando, ella se dirigía a Kino. Siempre con algún comentario sobre la música que estaba sonando en ese momento. O hablaban del nombre del músico o de la pieza. Le contó que a ella también le gustaba el jazz y coleccionaba vinilos. "Mi padre solía escuchar este tipo de música en casa. Yo prefiero cosas más modernas, pero me trae muchos recuerdos".

Por su voz no quedaba claro si los recuerdos tenían relación con la música o con su padre. Pero Kino no se atrevió a preguntárselo.

La verdad es que él procuraba no tratar demasiado a aquella chica. Le daba la sensación de que a su acompañante no le hacía mucha gracia que intimasen. En cierta ocasión habían mantenido una conversación un poco larga sobre música (acerca de las tiendas de discos de segunda mano en la ciudad y de cómo conservar los vinilos), y a partir de ese momento el hombre había empezado a lanzarle a Kino miradas frías y recelosas a la mínima ocasión. Kino procuraba guardar las distancias para evitar líos. Entre los sentimientos propios del ser humano, seguramente no haya nada peor que los celos y el orgullo. Y Kino ya había pasado un mal trago en tres ocasiones por culpa de ambos. "Quizá algo en mí desata ese lado oscuro de la gente", había pensado alguna vez.

Pero, una noche, la chica entró sola en el bar. No había más clientes. Caía un pertinaz aguacero. Cuando la puerta se abrió, la brisa nocturna con olor a lluvia se coló en el local. La chica se acodó en la barra, pidió un brandy y un disco de Billie Holiday. "Mejor algo antiguo." Kino colocó en el tocadiscos un viejo elepé de la Columbia que incluía el tema Georgia on My Mind. A continuación, ambos escucharon el disco en silencio. Al acabar, ella le pidió que le diera la vuelta y él obedeció.

Billie Holiday
The Quintessential Billie Holiday
 (Vol. 9 ≈ 1940-1942)

1 - St. Louis Blues
2 - Loveless Love
3 - Let's Do It
4 - Georgia On My Mind
5 - Romance In The Dark
6 - All Of Me
7 - I'm In A Low-Down Groove
8 - God Bless The Child
9 - Am I Blue?
10 - Solitude
11 - Jim
12 - I Cover The Waterfront
13 - Love Me Or Leave Me
14 - Gloomy Sunday
15 - Wherever You Are
16 - Mandy Is Two
17 - It's A Sin To Tell A Lie
18 - Until The Real Thing Comes Along

Billie Holiday (vocalista) acompañada por:
#1 y #2:
Bill Coleman (trompeta), Benny Morton (trombón), Benny Carter (clarinete y saxo alto), Georgie Auld (saxo tenor), Sonny White (piano), Ulysses Livingston (guitarra), Wilson Myers (contrabajo), Yank Porter (batería).
Grabados en Nueva York, el 15 de octubre de 1940
#3 a #6:
Shad Collins (trompeta); Leslie Johnakins, Eddie Barefield (saxos altos); Lester Young (saxo tenor); Eddie Heywood (piano); John Collins (guitarra); Ted Sturgis (contrabajo); Kenny Clarke (batería).
Grabados en Nueva York, el 21 de marzo de 1941.
#7 a #10:
Roy Eldridge (trompeta); Ernie Powell, Lester Boone, Jimmy Powell (saxos altos); Eddie Heywood (piano); Paul Chapman (guitarra); Grachan Moncur (contrabajo); Herbert Cowans (batería).
Grabados en Nueva York, el 9 de mayo de 1941.
#11 a #14:
Emmett Berry (trompeta), Jimmy Hamilton (clarinete), Hymie Schertzer (saxo alto), Babe Russin (saxo tenor), Teddy Wilson (piano), Al Casey (guitarra), John Williams (contrabajo), J.C. Heard (batería).
Grabados en Nueva York, el 7 de agosto de 1941.
#15 a #17:
Emmett Berry (trompeta), Jimmy Hamilton (clarinete), Hymie Schertzer (saxo alto), Babe Russin (saxo tenor), Teddy Wilson (piano), Gene Fields (guitarra), John Williams (contrabajo), J.C. Heard (batería).
Grabados en Nueva York, el 10 de febrero de 1942.
#18:
Emmett Berry (trompeta), Jimmy Hamilton (clarinete), Hymie Schertzer (saxo alto), Babe Russin (saxo tenor), Teddy Wilson (piano), Al Casey (guitarra), John Williams (contrabajo), J.C. Heard (batería).
Grabados en Nueva York, el 10 de febrero de 1942.

****

La chica se bebió con toda tranquilidad tres copas de brandy y escuchó unos cuantos discos antiguos más. Moonglow de Errol Garner, I Can’t Get Started de Buddy DeFranco. Al principio, Kino pensó que habría quedado con el hombre de siempre, pero la hora del cierre se acercaba y el hombre no aparecía. Ella tampoco daba la impresión de estar esperándolo. Prueba de ello era que no había mirado el reloj ni una sola vez. Escuchaba la música, reflexionaba calladamente y daba un sorbo a su brandy. El silencio no parecía incomodarla. El brandy es una bebida a la que le sienta bien el silencio. Uno puede matar el tiempo agitándolo suavemente y contemplando su color o aspirando su aroma. La mujer llevaba un vestido negro de manga corta y una fina rebeca azul marino. Y unos pequeños pendientes con perlas de imitación.


Erroll Garner
Serenade To "Laura"

1 - Laura
2 - This Can't Be Love
3 - The Man I Love
4 - Moonglow
5 - I Want A Little Girl
6 - It's Easy To Remember
7 - Goodbye
8 - She's Funny That Way
9 - Until The Real Thing Comes Along
10 - Confessin'
11 - Stormy Weather
12 - I Surrender Dear
13 - I'm In The Mood For Love
14 - All Of Me

#1:
Erroll Garner (piano), Jonh Levy (contrabajo), George de Hart (batería).
Grabado en Nueva York, el 25 de setiembre de 1945.
#2 a #14:
Erroll Garner (piano), John Simons (contrabajo), Albin Stohler (batería).
Grabaciones realizadas en Los Angeles, California, el 29 de marzo de 1949 (#6, #7, #12, #13 y #14) y durante el verano de 1949 (#2, #3, #4, #5, #8, #9, #10 y #11).

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Buddy DeFranco
Cooking The Blues

1 - I Can't Get Started
2 - Cooking The Blues
3 - Stardust
4 - How About You
5 - Little Girl Blue
6 - Indian Summer

Buddy DeFranco (clarinete), Sonny Clark (piano y órgano), Tal Farlow (guitarra), Gene Wright (contrabajo), Bobby White (batería).
Grabado en Los Angeles, California, el 26 de agosto de 1955.

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Al llegar el otoño, la gata desaparece y la casa de Kino comienza a ser rodeada por serpientes. Una noche Kamita  llega al bar y conjetura sobre las causas de lo que está sucediendo:

—Oiga, Kino —dijo en un tono formal después de haber pagado la cuenta—. Es que no puedo evitar lamentar lo que está pasando.

—¿Lo que está pasando? —repitió de manera mecánica Kino.

—El que vaya a tener que cerrar el bar. Aunque sea temporalmente.

Kino lo miró en silencio. ¿Cerrar el bar?

Kamita echó un vistazo al local vacío. Luego miró a Kino y le dijo:

—Creo que todavía no ha comprendido lo que quiero decir.

—No, creo que no le he entendido bien.

—A mí me agradaba mucho este sitio —siguió Kamita en tono de confesión—. Podía leer en paz, la música era buena. Me alegraba de que hubiese un local así en la zona. Pero, por desgracia, parece que muchas cosas se han desportillado.
(...)
—Usted es una persona incapaz de tomar decisiones erróneas por voluntad propia —aseguró Kamita—. Eso lo sé muy bien. Pero en este mundo hay momentos en que no basta con no hacer lo incorrecto. Aunque también haya quien se valga de ese vacío como atajo. ¿Me entiende?

Kino no comprendía.

—No, no lo entiendo —contestó.

—Piense bien lo que acabo de decirle —dijo Kamita mirándolo a los ojos—. Es una cuestión crucial y requiere que reflexione en profundidad. No obtendrá una respuesta tan fácilmente.

—Lo que quiere decirme, Kamita, es que ha surgido un problema grave no por haber hecho algo incorrecto, sino por no haber hecho lo correcto, ¿es eso? Algo relacionado con el local o conmigo.

Kamita asintió.

—Sí, supongo que podría expresarse así, en términos más duros. Sin embargo, no es mi intención echarle toda la culpa a usted. Debí darme cuenta mucho antes. Me despisté. Éste era un lugar acogedor no sólo para mí, sino seguramente para cualquiera.

—¿Y qué puedo hacer ahora? —preguntó Kino.

Kamita guardó silencio y metió las manos en los bolsillos de la gabardina.

—Cierre el local por un tiempo y váyase lejos —dijo al cabo—. En este instante creo que es lo único que puede hacer. Si conoce a algún monje budista con autoridad, también estaría bien que le pidiera que viniese a rezar sutras y pegar talismanes de papel alrededor de la casa. Pero en la época en que vivimos no resulta fácil encontrar a nadie así. De modo que lo mejor será que se vaya de aquí antes de que descargue el próximo aguacero. Perdone que me inmiscuya, pero ¿dispone de dinero suficiente para hacer un viaje largo?
(...)
—Le avisaré cuando yo sepa que ya puede regresar. Mientras tanto, Kino, no se acerque a este lugar. ¿Entendido?

Esa misma noche, Kino hizo la maleta. "Lo mejor será que se vaya de aquí antes de que descargue el próximo aguacero". Había sido un aviso demasiado repentino.

Ni siquiera le habían dado una explicación y no entendía qué sucedía. Con todo, se fiaba de lo que Kamita le había dicho. Pese a la violencia de la historia, por algún motivo no había experimentado recelo hacia él. Cuanto salía por la boca de Kamita poseía una extraña fuerza de convicción, más allá de toda lógica. Metió mudas y las cosas de higiene personal en un bolso bandolera de tamaño medio. Era el mismo que había usado cuando trabajaba para la fábrica de productos deportivos y tenía que salir de viaje de negocios. Sabía perfectamente lo que necesitaría en un viaje largo.

Al amanecer, clavó una nota en la puerta con una chincheta: CERRADO TEMPORALMENTE. DISCULPEN LAS MOLESTIAS. "Lejos", había dicho Kamita. Pero no se le ocurría adónde dirigirse. Ni siquiera sabía si ir hacia el norte o hacia el sur.

Conque, por el momento, decidió emprender la ruta que solía hacer cuando se dedicaba a vender calzado deportivo. Se montó en un autobús nocturno rumbo a Takamatsu, en la prefectura de Kagawa. Su idea era dar la vuelta completa a la isla de Shikoku y luego cruzar a Kyūshū.

En un business hotel cerca de la estación de Takamatsu se hospedó tres días.
(...)
En su cuenta corriente todavía disponía de dinero y, si quería, podría hospedarse en un hotel mejor. Pero en ese momento sentía que aquél le convenía. Cuando uno está quieto en un lugar angosto, no hace falta darle demasiadas vueltas a la cabeza y, en general, todo se halla al alcance de la mano. Para él eso era, contra toda expectativa, digno de agradecer. "Si pudiera oír música, ya sería perfecto", pensó. A veces le entraban unas ganas tremendas de escuchar jazz clásico, a Teddy Wilson, Vic Dickenson o Buck Clayton. Una técnica sólida, acordes simples, el sobrio deleite de tocar por tocar, un optimismo extraordinario. Lo que necesitaba en ese momento era esa clase de música que había dejado de existir. 

Teddy Wilson
The Impeccable Mr. Wilson

1 - I Wanna Be Happy
2 - Ain't Misbehavin'
3 - Honeysuckle Rose
4 - Fine And Dandy
5 - Sweet Lorraine
6 - I've Found A New Baby
7 - It's The Talk Of The Town
8 - Laura
9 - Undecided
10 - Time On My Hands
11 - Who Cares
12 - Love Is Here To Stay

Teddy Wilson (piano), Al Lucas (contrabajo), Jo Jones (batería).
Grabado en Fine Sound Studios, Nueva York, el 13 de setiembre de 1956.

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Vic Dickenson
The Essential

1 - Russian Lullaby
2 - Keeping Out Of Mischief Now
3 - Sir Charles At Home
4 - Jeepers Creepers
5 - I Cover The Waterfront
6 - Runnin' Wild
7 - Nice Work If You Can Get It
8 - Old Fashioned Love
9 - Everybody Loves My Baby
10 - Suspension Blues

Vic Dickenson (trombón); Ruby Braff [#1 a #5, #8 y #9], Shad Collins [#6 a #10] (trompetas); Edmond Hall (clarinete); Steve Jordan (guitarra); Sir Charles Thompson (piano); Walter Page (contrabajo); Les Erskine [#1 a #5], Jo Jones [#6 a #10] (baterías).
Grabaciones realizadas en Nueva York, el 29 de diciembre de 1953 (#1 a #5) y el 29 de noviembre de 1954 (#6 a #10).

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Buck Clayton
The Chronological Classics 1949 ~ 1953

1 - High Tide
2 - Swingin' At Sundown
3 - Who's Sorry Now
4 - Sugar Blues
5 - Blues In First
6 - Blues In Second
7 - Don's Blues
8 - "Uncle" Buck
9 - Buck Special
10 - Night Life
11 - Perdido
12 - B.C. And B.C.
13 - Sweet Georgia Brown
14 - The World Is Waiting For The Sunrise
15 - Whispering
16 - The Syncopated Clock (Sixty Minute Man)
17 - Smooth Sailing
18 - I Want A Little Girl
19 - Blue Moon
20 - Basic Organ Blues
21 - 'S Wonderful

#1 a #7:
Buck Clayton, Merrill Stepter (trompetas); Don Byas (saxo tenor); Charlie Lewis (piano); Georges Hadjo (contrabajo); Wallace Bishop (batería).
Grabados en París, el 10 de octubre de 1949.
#8 a #13:
Buck Clayton, Bill Coleman, Merrill Stepter (trompetas); Alix Combelle, Armand Conrad (saxos tenores); George Kennedy (saxos alto y barítono); André Persiany (piano); Georges Hadjo (contrabajo); Wallace Bishop (batería).
Grabados en París, el 21 de noviembre de 1949.
#14 a #17:
Buck Clayton (trompeta), Kai Winding (trombón), Peanuts Hucko (clarinete), Bernie Leighton (piano), Morey Feld (batería), Johnny Davis (vocalista).
Grabados en Nueva York, en setiembre de 1951.
#18 a #21:
Buck Clayton (trompeta), Marlowe Morris (órgano), Jerome Darr (guitarra), Les Erskine (batería).
Grabados en Nueva York, el 18 de febrero de 1953.

****

De pronto Kino pensó que quizá Kamita estuviese vinculado de alguna forma al viejo sauce del patio. Aquel sauce lo había protegido a él y a la pequeña casa. Sin llegar a comprender la lógica, cuando esa idea se le ocurrió, sintió que distintos puntos en aquella historia se conectaban entre sí.

Visualizó la silueta del sauce, con el profuso verdor de sus ramas que colgaban casi a ras de suelo. En verano proyectaba su fresca sombra en el modesto jardín. En los días lluviosos, un sinfín de gotas plateadas brillaba en el tierno ramaje. En los días sin viento, se sumergía profundo y callado en sus pensamientos y, en los días con viento, sacudía indeciso su corazón de un lado a otro. Los pajarillos acudían, se posaban con ligereza sobre las ramas ligeramente encorvadas, entablaban charlas con sus trinos agudos y estridentes y al poco se alejaban volando. Cuando las aves alzaban el vuelo, las ramas permanecían un rato meciéndose gozosamente.
(...)
Dado que con el sauce sólo no bastaba, pensó en la delgada gata gris y recordó cuánto le gustaba el alga nori tostada. Se acordó de Kamita, cuando leía absorto en la barra, de los jóvenes corredores de medio fondo que se entrenaban con rigurosas series de repeticiones en las pistas de atletismo, del hermoso solo de Ben Webster en My Romance (en medio sonaban dos scratches. Ras. Ras). Recordar le será de ayuda. Y afloró en su mente la imagen de su ex mujer, con el pelo corto y un nuevo vestido azul. Ante todo, Kino deseaba que ella tuviera una vida sana y feliz en un nuevo lugar. Ojalá su cuerpo no volviera a sufrir heridas. "Porque ella me pidió disculpas y yo las acepté. Tengo que aprender no sólo a olvidar, sino también a perdonar".
(...)
Las ramas del sauce se mecían suavemente con el viento de principios de verano. En una oscura salita situada en lo más hondo de Kino, una mano cálida se alargaba hacia la suya y se posaba en ella. Con los ojos fuertemente cerrados, Kino sintió el calor de su piel, su tierno grosor. Era algo que había olvidado hacía mucho tiempo. Algo de lo que había estado separado largo tiempo. "Sí, tengo una herida, y muy profunda", dijo en voz alta. Y las lágrimas brotaron. En aquella silenciosa y oscura habitación.

Entretanto, la fría lluvia seguía empapando el mundo.

Ben Webster And Harry Edison
Ben And "Sweets"

1 - Better Go
2 - How Long Has This Been Going On?
3 - Kitty
4 - My Romance
5 - Did You Call Her Today?
6 - Embraceable You

Ben Webster (saxo tenor), Harry "Sweets" Edison (trompeta), Hank Jones (piano), George Duvivier (contrabajo), Clarence Johnston (batería).
Grabado en el Columbia 30th Street Studio, Nueva York, el 6 y 7 de junio de 1962.

****

*Hombres sin mujeres*

Este texto es, posiblemente, el relato más desolador de todos, en el que un hombre recibe una llamada a medianoche para anunciarle la muerte de una mujer a la que él conoció en el pasado. Lo terrible de este relato es el modo en que Murakami nos transmite cómo una simple llamada trastoca el orden preconcebido de una persona, con una mala noticia que solo sirve para acrecentar la propia soledad, la convicción de que ciertas pérdidas son irrecuperables. Al final del relato, el protagonista confiesa:

Convertirse en un hombre sin mujer es muy sencillo: basta con amar locamente a una mujer y que luego ella se marche a alguna parte. En la mayoría de los casos (como bien sabrás), son taimados marineros quienes se las llevan. Las seducen con su labia y las embarcan deprisa hacia Marsella o Costa de Marfil. Prácticamente nada podemos hacer frente a ello. También es posible que ellas mismas acaben quitándose la vida, sin haberse relacionado con ningún marinero. Frente a eso tampoco podemos hacer nada. Ni siquiera los marineros pueden.

Sea como fuere, así es como te conviertes en un hombre sin mujer. Todo sucede en un abrir y cerrar de ojos. Y una vez convertido en hombre sin mujer, el color de la soledad va tiñendo hasta lo más hondo de tu cuerpo. Como una mancha de vino que se derrama sobre una alfombra de tonos claros. No importa cuán amplios sean tus conocimientos en labores domésticas, porque eliminar esa mancha será una tarea terriblemente ardua. Quizá el color se vuelva desvaído con el tiempo, pero probablemente la mancha permanecerá hasta que exhales el último suspiro. Es una mancha cualificada y, como tal, también tendrá su derecho a manifestarse en público de vez en cuando. No te quedará más remedio que vivir con la suave transición de su color y con su contorno polisémico.

En ese mundo, todo suena de distinta manera. La forma de tener sed es distinta. El modo en que el pelo crece es distinto. La manera de atenderte de los empleados de Starbucks es distinta. Los solos de Clifford Brown también suenan distintos. La puerta del metro se abre de manera distinta. 
(...)
Para los hombres sin mujeres, el mundo es una mezcolanza vasta e intensa, es la otra cara de la Luna en su totalidad.

Clifford Brown And Max Roach

1 - Delilah
2 - Parisian Thoroughfare
3 - Daahoud
4 - Joy Spring
5 - Jordu
6 - The Blues Walk
7 - What Am I Here For?
8 - These Foolish Things
9 - The Blues Walk (alternate take)
10 - Daahoud (alternate take)
11 - Joy Spring (alternate take)

Clifford Brown (trompeta), Harold Land (saxo tenor), Richie Powell (piano), George Morrow (contrabajo), Max Roach (batería).
Grabaciones realizadas en:
Capitol Studios de Hollywood, el 2 (#1 y #2), el 3 (#5) y el 6 (#3, #4, #8, #10 y #11) de agosto de 1954.
Capitol Studios de Nueva York, el 24 de febrero de 1955 (#6, #7 y #9). 

7 de octubre de 2021

Murakami y el Jazz #14


"Sauce ciego, mujer dormida" es un extraordinario volumen de veinticuatro relatos que ofrecen, condensadas, las mejores cualidades de Haruki Murakami. En estos cuentos el autor introduce elementos fantásticos y oníricos, mezcla con calculada ambigüedad el sueño y la vigilia, se sirve de referentes como el jazz o permite que los cuervos hablen, pero, sobre todo, crea personajes inolvidables, enfrentados al dolor o al amor, o vulnerables y necesitados de afecto. Basta un detalle nimio para que algunos de esos personajes se suman en la melancolía tras atisbar de pronto el lado oscuro que ocultan los actos cotidianos. 

Las pistas "jazzísticas" de nuestra búsqueda, que es mucha y variada, se encuentran en tres de los relatos: "Los gatos antropófagos", "Náusea, 1979" y "Viajero por azar". Hay discos claramente identificados y otros que, en nuestro "juego" de ilustrar los textos, requieren una "intervención".

Aquí vamos...


*Los gatos antropófagos*

En este cuento, quien relata (de quien nunca sabemos el nombre) nos cuenta lo sucedido cuando se fue a vivir por un tiempo a una pequeña isla griega con su amante Izumi, una vez que sus respectivos cónyuges descubrieron el adulterio. Se fueron apenas con lo necesario para sobrevivir un par de años y pasaban sus días contemplando el paisaje, leyendo y conversando. A Izumi le gustaba que nuestro relator le leyera los diarios y el disparador del relato es precisamente, un artículo periodístico sobre una anciana devorada por sus tres gatos después de fallecer. 

Una noche, nuestro relator se despierta y nota que Izumi ha desaparecido. Sale a buscarla por el bosque y, reflexionando sobre su alejamiento intempestivo de Japón, razona:

"¿Y dónde está mi auténtico yo?", pensé. "Tu yo real ha sido devorado por los gatos", me susurró la voz de Izumi desde alguna parte. "Aunque tú estés aquí, tu verdadero yo ha sido devorado por los gatos hambrientos. De ti no ha quedado nada más que los huesos". Eché una mirada a mi alrededor. Pero era una alucinación auditiva, por supuesto. En torno a mí, lo único que se veía eran unos matojos de poca altura que crecían en el suelo rocoso, y la pequeña sombra que proyectaban. Era una voz que mi mente había creado a su capricho. Volví a pensar en una gran pistola. Recordé la frialdad del cañón. Imaginé cómo me lo introducía en la boca y apretaba el gatillo. Imaginé cómo explotaba mi cerebro, mis huesos, mis globos oculares. Imaginé la negra paz que me visitaría un instante después.

"¡Basta de pensamientos deprimentes!", me dije a mí mismo. "Te sumergirás en el mar como si quisieras evitar una ola gigantesca y permanecerás agarrado a una roca, conteniendo el aliento. De ese modo la ola pasará de largo. Estás cansado y tienes los nervios alteradísimos. Eso es todo. Atrapa la realidad. Cualquier cosa sirve, pero tienes que asirte a algo real". Me metí la mano en el bolsillo y agarré un puñado de calderilla. Las monedas quedaron al instante húmedas de sudor.

Me esforcé en pensar en otra cosa. Pensé en mi casa soleada de Unoki. Pensé en la colección de discos que había dejado allí. Yo tenía una colección bastante buena de jazz. Me había especializado en pianistas blancos de la década de los cincuenta y principios de los sesenta. Había ido reuniendo pacientemente álbumes de pianistas, desde Lennie Tristano a Al Haig o bien Claude Williamson, Lou Levy, Russ Freeman, André Previn. La mayoría de los discos ya estaban descatalogados y había empleado mucho tiempo y dinero en reunirlos. Había aumentado poco a poco la colección a base de ir recorriendo con la diligencia de una hormiga tiendas de discos, y de ir intercambiando objetos con otros coleccionistas. La mayoría de las piezas que había dejado no eran de primera categoría, ni mucho menos. Pero yo amaba aquel aire íntimo tan especial que se desprendía de aquellos viejos y mohosos discos. Mi humilde justificación era que, si el mundo se compusiera únicamente de cosas de primera calidad, seguro que sería muy insípido. Me acordaba al detalle del diseño de las fundas de cada uno de esos discos. También podía recordar con precisión el peso y el tacto de aquellos discos de vinilo sobre mi mano.

Pero todo eso ha desaparecido ahora. En realidad, fui yo quien lo borró con mis propias manos. Y es probable que no vuelva a escuchar jamás esos discos.

Aquí no se mencionan más que grabaciones de la década de 1950 y 1960 de seis pianistas. A faltas de "pistas" exactas, "intervenimos" con destacadas grabaciones de la época que sugiere el texto:

Lennie Tristano
New York Improvisations

Lado 1
1 - Manhattan Studio
2 - My Melancholy Baby
3 - Lover Man (Oh, Where Can You Be?)
4 - I'll See You In My Dreams
5 - There Will Never Be Another You

Lado 2
6 - Momentum
7 - Mean To Me
8 - All The Things You Are
9 - I'll Remember April

Lennie Tristano (piano), Peter Ind (contrabajo), Tom Weyburn (batería).
Grabaciones realizadas en el Lennie Tristano Studio, 317 East 32nd. Street, Nueva York, durante 1955 y 1956.

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Al Haig
Quartet

1 - Sweet Lorraine
2 - Tea For Two
3 - You Go To My Head
4 - You Stepped Out Of A Dream
5 - Undecided
6 - The Man I Love
7 - Woodyn' You
8 - Stella By Starlight
9 - Someone To Watch Over Me

Al Haig (piano), Benny Weeks (guitarra), Teddy Kotick (contrabajo), Phil Brown (batería).
Grabado en Nueva York, (posiblemente) el 13 de setiembre de 1954.

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Claude Williamson
Trio

1 - June Bug
2 - Jersey Bounce
3 - Moonlight in Vermont
4 - I'll Remember April
5 - The Last Time I Saw Paris
6 - Blue Notoriety
7 - Embraceable You
8 - Have You Met Miss Jones?
9 - Hallelujah

Claude Williamson (piano), Don Prell (contrabajo), Chuck Flores (batería).
Grabado en Hollywood, California, el 19 de enero de 1956.

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Lou Levy Quartet
Jazz In Four Colors

1 - Tune Up
2 - Without You
3 - Wail Street
4 - Star Eyes
5 - The Lady Is a Tramp
6 - The Gray Fox
7 - Button Up Your Overcoat
8 - Imagination
9 - Gal in Calico
10 - Indiana (Back Home Again in Indiana)

Lou Levy (piano), Larry Bunker (vibráfono), Leroy Vinnegar (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabaciones realizadas en Los Angeles, California, el 31 de marzo y el 2 de abril de 1956.

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Andre Previn And Russ Freeman
Double Play!

1 - Take Me Out To The Ball Game
2 - Who's On First?
3 - Called On Account Of Rain
4 - In The Cellar Blues
5 - Batter Up
6 - Double Play
7 - Safe At Home
8 - Fungo
9 - Strike Out The Band

André Previn (piano), Russ Freeman (piano), Shelly Manne (batería).
Grabaciones realizadas en Contemporary's Studio, Los Angeles, el 30 de abril y el 11 de mayo de 1957.

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*Náusea, 1979*

Este cuento relata una conversación entre dos hombres mientras charlan en un bar. Uno de ellos, que no puede evitar seducir y tener relaciones con todas las novias y esposas de sus amigos, le cuenta al otro un hecho fabuloso. Durante cuarenta días, en una época de su vida, no pudo evitar vomitar todo lo que comía o bebía. Todo ello estaba vinculado a una llamada misteriosa que recibía a diario de alguien que tan solo pronunciaba su nombre. Pasados estos cuarenta días y cuando su situación estaba llegando a un punto límite las llamadas cesan y también las náuseas. El narrador, a instancia de su amigo, no lo achaca directamente a su agitada vida afectiva, pero todo parece indicar lo contrario, aunque nada se puede demostrar. Nos cuenta:

Pudo darme la fecha exacta en que le empezaron las náuseas gracias a que era una de las contadísimas personas que poseen la rara capacidad de llevar un diario, sin olvidar un solo día, a lo largo de un dilatado periodo de tiempo. Los vómitos se iniciaron el cuatro de junio —un día de sol— y terminaron el catorce de julio —nublado— del mismo año. Él era un joven ilustrador con el que colaboré en una ocasión en un trabajo para una revista.

Al igual que yo, coleccionaba discos antiguos. Además, tenía la afición de acostarse con las novias y las esposas de sus amigos. Debía de ser dos o tres años menor que yo. A lo largo de su vida se había acostado con muchas. Cuando lo invitaban a casa, y mientras ellos se acercaban a la bodega del barrio a comprar cerveza o se tomaban una ducha, él hacía el amor con sus mujeres. Solía hablarme de ello.

—Pues un polvo rápido tampoco está tan mal, ¿sabes? —me contó una vez—. Sin quitarte apenas la ropa, así, deprisa y corriendo. Hay tendencia a alargarlo cada vez más, con preámbulos y otras historias. Así que no está mal variar de vez en cuando. Es muy divertido enfocarlo desde otra perspectiva, no creas.

Él no practicaba sólo el sexo acrobático, por supuesto. También disfrutaba con el sexo normal, ejecutado despacio, con calma. Pero lo que le gustaba era hacerlo con las novias y esposas de sus amigos.

—Yo no creo que me esté portando mal, que les esté poniendo los cuernos a mis amigos ni nada por el estilo. Al acostarme con ellas, tengo una sensación de enorme intimidad. Como de estar en familia. Total, no es más que sexo. Y, si no se llega a saber, no le haces daño a nadie.

—¿Nunca te han descubierto hasta ahora?

—No, claro que no —me dijo con extrañeza—. Estas cosas, si no tienes el deseo subliminal de que te pillen, no llegan a saberse nunca. Debes andarte con cuidado, claro. Y no empezar con insinuaciones, coqueteos ni nada por el estilo. Es muy importante dejarlo todo muy claro desde el principio. O sea, que aquello es un juego lleno de intimidad, y que tampoco pretendes ir más lejos ni herir a nadie. Obviamente, tiene que decirse con tiento, buscando las palabras adecuadas.

Me costaba creer que aquello pudiera funcionar con tanta facilidad, pero él no era un tipo fanfarrón que se inventara historias, así que debía de ser cierto.

—En realidad, eso es lo que desea la mayoría de las mujeres. La mayor parte de sus maridos o de sus novios son mucho mejores que yo. O son más guapos, o son más inteligentes, o tienen el pene más grande. Pero eso, a ellas, no les importa. Ellas se conforman con que su pareja sea, hasta cierto punto, un tipo formal, cariñoso, alguien con quien puedan entenderse. Lo que buscan es un hombre que se interese por ellas más allá del marco estático de "novia" o de "esposa". Ése es el principio fundamental. Claro que, luego, hay distintas motivaciones secundarias.

—¿Como por ejemplo?

—Por ejemplo, el resentimiento hacia una infidelidad del marido, el aburrimiento, la satisfacción del ego cuando siente que interesa a otros hombres aparte del suyo. Ese tipo de cosas. Eso yo lo capto a la primera ojeada. No se trata de conocimientos o de técnica. Es un talento innato. Algunas personas lo poseen y otras no.

Él no tenía novia fija.

Tal como he dicho, los dos éramos coleccionistas y, a veces, cogíamos nuestros discos, nos juntábamos y hacíamos algún trato. Ambos coleccionábamos discos de jazz de la década de los cincuenta y primera mitad de los sesenta, pero, como estábamos especializados en áreas ligeramente distintas, siempre surgía alguna posibilidad de trato. Yo me centraba en las bandas de jazz blancas de la Costa Oeste y él coleccionaba discos de la última época de músicos como Coleman Hawkins o Lionel Hampton. Así que, si él tenía Victor, de Pete Jolly Trio, y yo Mainstream Jazz, de Vic Dickenson, no era difícil que se produjera algún intercambio provechoso para ambos. Nos pasábamos un día entero tomando cervezas y estudiando la calidad de los discos o de las interpretaciones y, muchas veces, cerrábamos el trato.
 
Fue después de uno de esos encuentros cuando me habló de sus náuseas. Estábamos en su apartamento, bebiendo whisky y escuchando discos. De hablar de música pasamos a hablar de whisky y esto nos llevó a las borracheras.

Ya casi al final del cuento, el "vomitador y amante compulsivo" recuerda exactamente cuándo terminaron sus nauseas, qué hacía entonces y qué disco estaba escuchando con precisión:

—Para ser exactos... Espera un poco... Para ser exactos, el último vómito fue el día catorce de julio a las nueve y media de la mañana, devolví tostadas, una ensalada de tomate y leche. Y la última llamada tuvo lugar esa misma noche a las diez y veinticinco minutos, y yo, en aquellos momentos, estaba escuchando Concert by the Sea, de Erroll Garner, y tomándome un Seagram VO. ¿Qué? ¿Qué me dices? Eso de llevar un diario es útil, ¿verdad?

—Pues, sí. Mucho —asentí—. Entonces, tanto las llamadas como las náuseas se cortaron en seco, ¿no?

—Sí, en seco. Como en Los pájaros de Hitchcock, una buena mañana abres la ventana y todo ha pasado. Ni los vómitos ni las llamadas volvieron a repetirse. Yo recuperé peso hasta los sesenta y tres kilos y dejé colgados dentro del armario el traje y los pantalones. De recuerdo.

—¿Con la voz del teléfono sucedió lo mismo?

Él hizo un leve movimiento con la cabeza de izquierda a derecha. Y me dirigió una vaga mirada.

—No —contestó—. La última llamada, sólo ésa, fue distinta de las demás.

Primero mencionó mi nombre. Como siempre. Pero luego el tipo me dijo: "¿Sabes quién soy?", y guardó silencio durante unos instantes. Yo también callaba. Ambos permanecimos unos diez o quince segundos sin pronunciar palabra. Luego colgó. Y sólo se oía cómo comunicaba el teléfono.

Las pistas jazzísticas de este cuento son vagas por genéricas (en los casos de Coleman Hawkins, Lionel Hampton, "bandas de jazz blancas de la Costa Oeste") y "engañosas" en el caso de Pete Jolly y Vic Dickenson. Quizá se deba al "juego murakamiano" de inventar discos inexistentes o a errores de traducción. Lo cierto es que no existe un disco titulado "Victor" de Pete Jolly, ni tampoco uno titulado "Mainstrean Jazz" de Dickenson. Lo que sí es cierto es que Pete Jolly grabó interesantes discos en formato trío para el sello RCA Victor y hay uno de Dickenson titulado simplemente "Mainstream".
Aparte de dichos discos, elegimos dos grabaciones tardías de Hawkins y Hampton, para cumplir la premisa de "discos de la última época" de ambos.
En el caso de Coleman Hawkins no puede ser más extrema: se trata de su última grabación, realizada en 1966, pero que recién vio la luz en 1974, cinco años después de su muerte. 
En el caso de Lionel Hampton, también es de su última época: tan sólo registró cinco discos más antes de morir en 2002.
En cuanto a los grupos del "West Coast Jazz" es abrumadora la lista posible para nuestra "intervención". Los lectores de nuestro blog saben que tres proyectos anteriores cubrieron exhaustivamente la discografía fundamental del movimiento jazzístico de la costa oeste. Por eso, esta vez, presentamos una magnífica colección de grabaciones protagonizada por la flor y nata de aquel prolífico y creativo estilo, desde una colección de interesantes sesiones, la mayoría de ellas nunca antes en editadas en formato de disco compacto. 
Finalmente, Murakami vuelve a introducir el Concert By The Sea de Erroll Garner. Si bien ya lo mencionó en el libro anterior, esta vez volveremos a incluirlo, pero desde la edición que el sello Columbia preparó en formato de triple disco compacto, en el que puede apreciarse la totalidad del concierto, cosa que no muestra el LP original.

Coleman Hawkins
Sirius

Lado 1
1 - The Man I Love
2 - Don't Blame Me
3 - Just A Gigolo
4 - The One I Love (Belongs To Somebody Else)
5 - Time On My Hands (You In My Arms)

Lado 2
6 - Sweet And Lovely
7 - Exactly Like You
8 - Street Of Dreams
9 - Sugar (That Sugar Baby O' Mine)

Coleman Hawkins (saxo tenor), Barry Harris (piano), Bob Cranshaw (contrabajo), Eddie Locke (batería).
Grabado en Nueva York, el 20 de diciembre de 1966.

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Lionel Hampton
Mostly Blues

1 - Bye Bye Blues
2 - Someday My Prince Will Come
3 - Take The "A" Train
4 - Blues For Jazz Beaux
5 - Walkin' Uptown
6 - Honeysuckle Rose
7 - Mostly Blues
8 - Limehouse Blues
9 - Gone With The Wind

Lionel Hampton (vibráfono); Joe Beck (guitarra); Bobby Scott (piano); Bob Cranshaw [#1 a #5], Anthony Jackson [#6 a #9] (contrabajos); Grady Tate [#1 a #5], Chris Parker [#6 a #9] (baterías).
Grabaciones realizadas en Clinton Studios, Nueva York, el 10 de marzo (#1 a #5) y el 8 de abril (#6 a #9) de 1988.

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The Pete Jolly Trio
When Lights Are Low

1 - Skating
2 - Ah-Moore
3 - When Lights Are Low
4 - Groovin' With Gus
5 - Unconcerned
6 - Whistle While You Work
7 - Broadway
8 - My Old Flame
9 - Jordu
10 - That Old Feeling
11 - Five Brothers
12 - Thou Well

Pete Jolly (piano), Jules Bertaux (contrabajo), Robert Neal (batería).
Grabaciones realizadas en Los Angeles, el 6, 12 y 19 de junio de 1956.

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Vic Dickenson & Joe Thomas
Mainstream

1 - Sweethearts On Parade
2 - I Can't Believe You're In Love With Me
3 - Undecided
4 - Crazy Rhythm
5 - The Lamp Is Low
6 - Blues For Baby

#1, #2, #4 y #6:
Joe Thomas, Johnny Letman (trompetas); Dicky Wells (trombón); Buddy Tate (saxo tenor); Buster Bailey (clarinete); Herbie Nichols (piano); Everett Barksdale (guitarra);  Bill Pemberton (contrabajo); Jimmy Crawford (batería).
Grabado en Nueva York, el 27 de octubre de 1958.
#3 y #5:
Vic Dickenson (trombón), Buck Clayton (trompeta), Hal Singer (saxo tenor), Herbie Hall (clarinete), Al Williams (piano), Danny Barker (guitarra), Gene Ramey (contrabajo), Marquis Foster (batería)
Grabado en Nueva York, el 28 de octubre de 1958.

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Erroll Garner
The Complete  Concert  By The Sea

*CD 1*
1 - Announcer: Jimmy Lyons
2 - Night And Day
3 - Spring Is Here
4 - I'll Remember April
5 - The Nearness Of You
6 - Where Or When
7 - Sweet And Lovely
8 - Lullaby Of Birdland
9 - Mambo Carmel
10 - Teach Me Tonight
11 - Will You Still Be Mine
12 - I Cover The Waterfront
13 - Bernie's Tune
14 - How Could You Do A Thing Like That To Me?
15 - It's All Right With Me

*CD 2*
1 - Announcer: Jimmy Lyons
2 - They Can't Take That Away From Me
3 - Autumn Leaves
4 - S'Wonderful
5 - Laura
6 - Red Top
7 - April In Paris
8 - Caravan
9 - Erroll's Theme / Announcer: Jimmy Lyons

*CD 3*
1 - I'll Remember April
2 - Teach Me Tonight
3 - Mambo Carmel
4 - Autumn Leaves
5 - It's All Right With Me
6 - Red Top
7 - April In Paris
8 - They Can't Take That Away From Me
9 - How Could You Do A Thing Like That To Me?
10 - Where Or When
11 - Erroll's Theme
12 - Post Concert Interview

Erroll Garner (piano), Eddie Calhoun (contrabajo), Denzil Best (batería).
Grabado en vivo en el Sunset Center, Carmel, California, el 19 de setiembre de 1955.

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Modern Sounds From California
Historic Recordings 1954 ~1957

*CD 1*
1 - Scarf Dance
2 - Ballade
3 - Lover Man
4 - Safari
5 - Arcadia
6 - Hooray For Hollywood
7 - Santa Anita
8 - The Blinfold Test Nº1
9 - Here's Pete
10 - Santa Monica
11 - No Love, No Nothing
12 - The Blinfold Test Nº2
13 - Burbank Bounce
14 - Van Nuys Indeed!
15 - Culver City
16 - The Blinfold Test Nº3
17 - Tempo De Sylva
18 - Tomjean
19 - Stranger In The Rain
20 - Kentucky Blues Grass

*CD 2*
1 - Skip To Me Loot
2 - Speak Easy
3 - I'm Forever Counting Geigers
4 - Id
5 - The Goof
6 - Here's Pete
7 - Beverly Hills
8 - The Sidewalks Of New York
9 - Blue Moon
10 - I May Be Wrong
11 - Smog A La Mode
12 - California Zephyr
13 - Lady Like
14 - Midnight Sun
15 - Two Part Contention
16 - I'll Never Say Never Again Goodbye
17 - Larrisa
18 - Jazz For Gene

CD1 #1 a #4:
Shorty Rogers (trompeta),  Milt Bernhart (trombón), Bud Shank (saxo alto y flauta), Bob Cooper (saxo tenor y oboe),  Jimmy Giuffre (saxo barítono), Pete Jolly (piano), Curtis Counce (contrabajo), Irv Kluger (batería). 
Grabado en Hollywood, el 14 de setiembre de 1954.
CD1 #5 a #8:
Harry Edison (trompeta), Herb Geller (saxo alto), Bob Enevoldsen (trombón a válvulas), Lorraine Geller (piano), Joe Mondragon (contrabajo), Larry Bunker (batería).
Grabado en Hollywood, el 30 de diciembre de 1954.
CD1 #9 a #12:
Conte Candoli (trompeta), Buddy Collette (saxo alto y flauta), Jimmy Giuffre (clarinete, saxos tenor y barítono), Gerry Wiggins (piano), Howard Roberts (guitarra), Curtis Counce (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabado en Hollywood, el 30 de diciembre de 1954.
CD1 #13 a #16:
Conte Candoli (trompeta), John Graas (fliscorno), Charlie Mariano (saxo alto), Marty Paich (piano), Monty Budwig (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabado en Hollywood, el 30 de diciembre de 1954.
CD1 #17 a #20:
Conte Candoli (trompeta), Bob Enevoldsen (trombón a válvulas), Bob Hardaway (saxo tenor), Marty Paich (piano), Tony Rizzi (guitarra), Max Bennett (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabado en Hollywood, el 15 de enero de 1955.
CD2 #1 a #4:
Stu Williamson (trompeta); Herb Geller (saxo alto); Jack Montrose, Buddy Collette (saxos tenores); Bob Gordon (saxo barítono); Marty Paich (piano); Curtis Counce (contrabajo); Chico Hamilton (batería).
Grabado en Hollywood, el 17 y el 18 de marzo de 1955.
CD2 #5 a #8:
Don Fagerquist (trompeta), Bob Enevoldsen (saxo tenor y trombón a válvulas), Buddy Collette (flauta y saxos alto y tenor), André Previn (piano), Curtis Counce (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabado en Hollywood, el 19 de enero de 1956.
CD2 #9 a #11:
Bud Shank (flauta y saxo alto), Buddy Collette (clarinete y saxo barítono), John Doe (guitarra), Red Mitchell (contrabajo), Mel Lewis (bateria).
Grabado en Hollywood, el 24 de junio de 1957.
CD2 #12 a #15:
Bob Cooper (saxo tenor y oboe), Art Pepper (saxo alto), Claude Williamson (piano), Monty Budwig (contrabajo), Stan Levey (batería).
Grabado en Hollywood, el 8 de julio de 1957.
CD2 #16 a #18:
Conte Candoli, Stu Williamson (trompetas); Frank Rosolino (trombón); Charlie Mariano (saxos alto, tenor y barítono); Pete Jolly (piano y acordeón); Leroyp Vinnegar (contrabajo); Shelly Manne (batería).
Grabado en Hollywood, el 15 de julio de 1957.

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*Viajero por azar*

Este cuento, compuesto por tres relatos independientes, no tiene nada de ficción. Así lo presenta Murakami al comienzo:

Yo —Murakami— soy el autor de estos relatos. Las historias están, en su mayor parte, escritas en tercera persona, pero el narrador debe, en primer lugar, presentarse a sí mismo. De pie ante el telón, como en una antigua obra de teatro, va a pronunciar unas palabras introductorias, hacer una reverencia y retirarse. Intentaré ser breve. Permítanme, pues, abusar de su paciencia.

La razón por la cual he decidido mostrarme ahora es porque creo que es mejor que narre directamente unos "extraños sucesos" que me ocurrieron en el pasado. A decir verdad, mi vida es rica en este tipo de acontecimientos. Algunos de ellos poseen una significación especial y han ocasionado algún cambio, más o menos importante, en mi vida. Otros son insignificantes, triviales, y no han tenido la menor influencia —o, al menos, eso creo yo—.

Uno de los relatos refiere a cómo la casualidad propicia la reconciliación entre un hermano y una hermana, enemistados durante diez años. Pero son los dos restantes donde figuran las "pistas" jazzísticas que buscamos. 
En la primera, cuenta Haruki:

De 1993 a 1995 viví en Cambridge, en el estado de Massachussets. Estaba en la universidad como escritor residente y escribía una larga novela titulada Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. En el Charles Hotel de Cambridge hay un club de jazz llamado Regattabar donde ofrecen a menudo conciertos de música en vivo. Es un club de jazz que tiene las dimensiones justas, con un ambiente muy tranquilo. En él suelen tocar músicos de renombre y no es demasiado caro.

En una ocasión actuaba allí el pianista Tommy Flanagan y su trío. Aquella noche, mi mujer tenía algo que hacer y fui a escucharlo solo. Tommy Flanagan es uno de mis pianistas de jazz preferidos. La mayoría de las veces aparece como acompañante y su interpretación es cálida y profunda. Tan refinada como estable. Sus solos posen una gran belleza. Me aposenté en una mesa al lado del escenario y me dispuse a disfrutar de la música mientras me tomaba una copa de Merlot californiano. Sin embargo, si se me permite expresar francamente mi parecer, aquella noche su interpretación distaba mucho de ser apasionada. Quizá no se encontrara en las condiciones físicas idóneas. O quizá fuera todavía demasiado pronto y no se había metido en el tema. No era, en absoluto, una mala actuación, pero carecía de ese algo que es capaz de transportar el corazón de quien la escucha a un lugar distinto. También se podría decir que le faltaba un toque de magia. Yo lo escuchaba pensando: "Ése no es Tommy Flanagan. Pero seguro que, de un momento a otro, nos muestra lo que sabe hacer".

Sin embargo, por más que transcurría el tiempo, la interpretación no remontaba. Conforme se acercaba el final, yo me iba impacientando y me decía: "¡No quiero que acabe de este modo!" Esperaba que su interpretación me ofreciera algo que pudiera recordar. Y, de seguir de aquel modo, sólo me dejaría una impresión muy tibia. O quizá nada en absoluto. Además, tal vez no volviera a tener otra oportunidad de escuchar a Tommy Flanagan en directo (de hecho, no la he tenido). Entonces se me ocurrió de repente. "Si tuviera la ocasión de pedirle a Tommy Flanagan que tocara dos melodías más, ¿cuáles elegiría?" Después de pasarme un rato dándole vueltas al asunto, opté por Barbados y Star-Crossed Lovers.

La primera es de Charlie Parker; la segunda, de Duke Ellington. Hay algo que quiero aclarar para los que no sean entendidos en jazz y es que ninguna de las dos melodías son muy conocidas. La primera se puede escuchar a veces, aunque es una de las obras más discretas que dejó Charlie Parker, y, en cuanto a la segunda, creo que la gente diría: "Ésa, yo no la he oído en mi vida", A lo que yo me refiero es, en resumen, a que elegí melodías muy "sobrias".

Por supuesto que tenía una razón para escoger, en mis peticiones imaginarias, esas melodías tan "sobrias". Y es que Tommy Flanagan había grabado, en el pasado, una impresionante interpretación de ambas melodías. La primera está incluida en el álbum llamado Dial J.J.5 (grabado en 1957), donde Tommy Flanagan estaba al piano con la banda de J.J. Johnson, y la segunda aparece en el álbum Encounter! (grabado en 1968), donde él forma parte del quinteto bicéfalo Pepper Adams & Zoot Sims. A lo largo de su extensa carrera, Tommy Flanagan ha interpretado y grabado como acompañante incontables melodías, pero eran los solos, inteligentes y frescos pese a su brevedad, que se encontraban en aquellas dos piezas los que se habían contado siempre entre mis favoritos. Por lo tanto, me hubiera parecido un sueño que las interpretara entonces ante mis ojos. Yo mantenía la vista clavada en él imaginando cómo bajaba del escenario, se dirigía directamente a mi mesa y me decía: "Hace rato que tengo la sensación de que quieres pedirme que toque algo, así que pídeme dos melodías". Por supuesto, las perspectivas de que mis sueños se hicieran realidad eran nulas.

Sin embargo, Flanagan, al final de la actuación, sin decir una palabra, sin lanzar una mirada hacia mí, interpretó las dos melodías, ¡una después de la otra! Primero, la balada Star-Crossed Lovers; luego, una (versión) uptempo de Barbados. Con la copa de vino en la mano, me quedé sin palabras. Supongo que los amantes del jazz me comprenderán, pero es que las posibilidades de que eligiera al final de una actuación esas dos piezas, una detrás de la otra, de entre un número de melodías de jazz tan alto como estrellas hay en el cielo, eran increíblemente pequeñas. Y, además, éste es otro punto interesante de la historia, que la suya fuera una interpretación tan maravillosa y llena de encanto.

The J. J. Johnson Quintet
Dial J. J. 5

1 - Tea Pot
2 - Barbados
3 - In A Little Provincial Town
4 - Cette Chose
5 - Blue Haze
6 - Love Is Here To Stay
7 - So Sorry Please
8 - It Could Happen To You
9 - Bird Song
10 - Old Devil Moon

J.J. Johnson (trombón), Bobby Jaspar (saxo tenor y flauta), Tommy Flanagan (piano), Wilbur Little (contrabajo), Elvin Jones (batería).
Grabaciones realizadas en el Columbia 30th Street Studios de Nueva York, el 29 de enero, el 31 de enero y el 14 de mayo de 1957.

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Pepper Adams
Encounter!

1 - Inanout
2 - Star-Crossed Lovers
3 - Cindy's Tune
4 - Serenity
5 - Elusive
6 - I've Just Seen Her
7 - Punjab
8 - Verdandi

Pepper Adams (saxo barítono), Zoot Sims (saxo tenor), Tommy Flanagan (piano), Ron Carter (contrabajo), Elvin Jones (batería).
Grabado en Nola Sound Studios, Nueva York, el 11 y el 12 de diciembre de 1968.

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Finalmente, la segunda "pista" aparece en la segunda historia:

El segundo acontecimiento tuvo lugar en un periodo de tiempo parecido y también está relacionado, ¡cómo no!, con el jazz. Una tarde, yo estaba buscando discos en una tienda de segunda mano que se encuentra cerca del conservatorio Berklee. Rebuscar por las estanterías llenas de viejos LP es uno de los pocos placeres por los que vale la pena vivir. Aquel día encontré un viejo LP de Pepper Adams llamado 10 to 4 at the 5 Spot grabado por Riverside. Era una grabación de un concierto de música en vivo del apasionado quinteto de Pepper Adams, que incluía la trompeta de Donald Byrd, en el club de jazz Five Spot de Nueva York. 10 to 4 significa "las cuatro menos diez" de la mañana. O sea, que se apasionaron tanto en la actuación que prosiguieron hasta el amanecer. El disco era un original y el estado en que se encontraba era excelente, como si fuera nuevo. Creo que me costó unos siete u ocho dólares. Yo tenía la versión japonesa del disco, pero lo había escuchado tanto que estaba muy rayado y, además, encontrar un original en buen estado a aquel precio era, si se me permite la exageración, un pequeño milagro. Compré el disco sintiéndome el hombre más afortunado de la tierra y, al salir de la tienda, me crucé con un hombre joven que me dijo:

Hey, you have the time? [¿Qué hora es?]

Eché un vistazo al reloj y le respondí automáticamente:

Yeah, it's 10 to 4.

Al decírselo, me di cuenta de la coincidencia y tragué saliva. ¡Uf! ¿Qué diablos estaba ocurriendo a mi alrededor? ¿Estaba el dios del jazz —suponiendo que hubiera algo parecido en el cielo de Boston— guiñándome un ojo y dedicándome una sonrisa? "¿Qué, lo pillas?". [Yo, you dig it?]

Pepper Adams Quintet
10 To 4 At The 5 Spot

1 - 'Tis (Theme)
2 - You're My Thrill
3 - The Long Two-Four
4 - Hastings Street Bounce
5 - Yourna

Pepper Adams (saxobarítono), Donald Byrd (trompeta), Bobby Timmons (piano), Doug Watkins (ontrabajo), Elvin Jones (batería).
Grabado en vivo en el Five Spot Cafe, Nueva York, el 15 de abril de 1958.