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sábado, 16 de noviembre de 2024

El Castigo (Chile, 2022)

Género: Drama / Suspenso / Maternidad
Dirección: Matías Bize
Protagonistas: Antonia Zegers, Néstor Cantillana, Catalina Saavedra
Duración: 80 minutos
Año: 2022

Los tiempos han cambiado y aquello que décadas atrás se daba por sentado hoy está siendo fuertemente cuestionado, particularmente por las mujeres. En este sentido, la maternidad es un temón, no por nada las estadísticas indican que en sociedades donde la mujer se desarrolla, los índices de natalidad disminuyen. Dicho en simple: cuando ellas se educan comienzan a comprender que la vida no se completa necesariamente siendo madre (que es precisamente lo que se le repitió a tantas niñas durante siglos). Y de eso va El castigo, una película que toca con fuerza este tema y se mete con el espectador, instalando preguntas y cuestionando paradigmas. 

La premisa acá es muy sencilla: hay un niño perdido. Eso te lo explican en los primeros treinta segundos de película pues sin preámbulo alguno acá la acción es inmediata. Desde un primer momento la dirección de Matias Bize (de quien yo no sabía desde hace mucho, y me alegra volver a verlo en tan plena forma) nos muestra lo que está sucediendo y nos lo va explicando en el camino, digamos, la relación de pareja que vemos en escena, el vínculo con el niño y en qué contexto este se ha perdido. En ese sentido, El castigo se plantea como una película muy dinámica con una media hora inicial que sabe instalar el suspenso y un desarrollo que poco a poco irá mostrando las cartas, sumergiéndote por completo para llegar a una recta final en donde todo explotará de manera potentísima. Mención aparte por cierto para Antonia Zegers, que acá una vez más está enorme...

El principal mérito de la película está en como juega con nuestra cabeza, como nos instala en una situación en donde el juicio moral hacia el "rol de madre" es evidente para luego hacer el vuelco, instalar preguntas y cuestionar nuestras creencias en torno a que significa la maternidad y paternidad. En definitiva, una película absolutamente necesaria de ver y conversar, con tu pareja o, si es que tienes, con hijos/as adolescentes. 

¿Lo mejor? La dinámica constante y el cuestionamiento de paradigmas que presenta.
¿Lo peor? No necesariamente es algo negativo, pero la película llega en tiempos donde hay mucho cine con una "carga de género", y aquello puede resultar pesado para muchos.
¿Dónde está? En OndaMedia y la tengo en mi Plex.

4.0: Excelente.


Otras películas de Matias Bize:

Otras películas de Antonia Zegers:

sábado, 30 de septiembre de 2023

El Conde (Chile, 2023)

Género: Comedia (muy negra) / Política
Dirección: Pablo Larraín
Protagonistas: Jaime Vadell, Paula Luchsinger, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro, Antonia Zegers, Amparo Noguera.
Duración: 120 minutos
Año: 2023

¿Pinochet un vampiro? ¿En serio? ¿Vamos a banalizar el tema de esa forma?. Pues si, muy muy en serio. 

Aunque antes, un dato relevante a tener en cuenta: Pablo Larraín ya dirigió Tony Manero (2008) y Post Mortem (2010). Es decir, abordó en el pasado tanto el contexto de pobreza durante la dictadura chilena como el golpe de Estado de 1973 recurriendo al drama como elemento principal. Ambas, opinión personal, resultaron ser brillantes, sus mejores películas a la fecha. En esta ocasión, sin embargo, el director ha decidido cambiar el tono y jugar con fuego, realizando una jugada arriesgadísima y compleja: meterse con la figura y legado familiar del dictador Augusto Pinochet, en un tono de comedia liviana. 

Y es que si quieres entrar a estos temas, lo más fácil es plantarte un documental de dos horas o una película tremendamente seria, dura y dramática que denunciase los atropellos a DD.HH + robos y estafas ejercidos en dictadura por Pinochet, Krassnoff y cía. El tema es que siendo sinceros: ¿Quién lo vería? Si quieres llegar a públicos más amplios tienes que salir de la zona de confort, llevar tu película a Netflix y apostar por algo más ligero, al menos en apariencia. Que es lo que ha hecho Pablo Larraín en El Conde, realizar una película denuncia pero todo con una sonrisa cínica en la boca, lo cual está encarnado en el filme de manera perfecta en la figura de Carmen (Paula Luchsinger, en un papel extraordinario y clave), una monja ("fanática religiosa que se sacrifica por la causa") contratada por los hijos e hijas de Pinochet para revisar las cuentas de este y poder al fin, percibir al fin la herencia que consideran les corresponde por justicia. 

En el camino, Larraín no deja a títere con cabeza. Trata a la familia de Pinochet por lo bajo de idiotas, sin vergüenzas, interesados y flojos. Tal cual, sin pelos en la lengua. Al dictador como un ente maligno mediocre y arribista que, al ser nadie en la Francia de fines 1700 decidió emigrar hacia a un país escondido latinoamericano que nadie conocía para "liberarlo del comunismo", al torturador Miguel Krassnoff lo relega a un rol de lacayo sirviente del dictador, a Lucia Hiriart la trata de una pobre mujer amargada que oculta su mediocridad entre perfumes y joyas. ¡Hasta a la iglesia católica le llega algún palo!. Y así, todo con una sonrisa en la boca...

Años atrás, el mismo director falló por realizar una caricatura light del plebiscito chileno en No (2012) y también por entregar un ladrillo pesadísimo en Neruda (2016), esta vez ha ido en búsqueda del equilibrio. En ese camino, seguro el filme de todas formas resultará algo incomprendido pues es "demasiado ligero" para quien busca política dura y "demasiado lento" para quienes buscan un blockbuster rápido de seguir. Larraín ha corrido serios riesgos al osar mezclar cosas que en teoría no deberían mezclarse, metiendo imágenes, líneas y simbolismos potentes por montón. El resultado es glorioso. 

¿Lo mejor? El tono "en broma pero en serio" que empapa absolutamente a toda la película. 
¿Lo peor? La relación Carmen/Krassnoff me pareció algo débil o poco clara. A ratos parece que ella tiene el control pero de pronto lo pierde. Es confuso. A ese duelo creo se le podría haber sacado mayor partido. 
¿Dónde verla? Está en Netflix.

Nominada a los Premios Oscar como Mejor Fotografía.

4.5 : Brillante.


Otras películas de Pablo Larraín:

jueves, 14 de septiembre de 2023

La Memoria Infinita (Chile, 2023)

Género: Documental
Dirección: Maite Alberdi
Protagonistas: Paulina Urrutia, Augusto Góngora.
Duración: 90 minutos
Año: 2023

Tenía mis aprensiones en torno a este documental. Principalmente por Maite Alberdi, quien  estuvo detrás de las cámaras de El agente topo (2020), un filme de notables intenciones (el sensibilizar en torno a la vejez y lo que significa vivir en casas de ancianos) pero que acabó quedándose en la búsqueda de la lágrima fácil a causa de un guión de poco peso y confusas intenciones. Me temía que con La memoria infinita ocurriese algo parecido, a encontrarme con una historia que buscase hacernos llorar con imágenes dolorosas pero sin un guión de peso, más considerando que este abordaría el proceso de degeneración mental de Augusto Góngora (a causa del Alzheimer), es decir, la tentación de caer en "el morbo por el morbo" era grande. 

Tras verlo, sin embargo, no me ha quedado otra comerme cada uno de los prejuicios.  

El principal mérito que he encontrado en La memoria infinita es que precisamente corrige donde El agente topo se quedaba corto. Es decir, lejos de mostrarnos y quedarse en el complejo cotidiano de Augusto Góngora, en compañía e incansable cuidado de su mujer Paulina Urrutia, el filme realiza un marcado homenaje a la historia del periodista. Primero, honrando su labor periodística, yendo y viniendo constantemente, mostrándonos su trabajo en dictadura dando voz a poblaciones marginadas, desarrollando un periodismo de resistencia al régimen, así como su dedicación al mundo de la cultura en televisión abierta en el Chile de los años noventa. Pero también, y en paralelo, nos mostrará una hermosa historia de amor y compañerismo, recorriendo recuerdos de la pareja durante estos últimos veinte años, los cuales contrastarán con el duro presente en la lucha con el inevitable avance de la enfermedad.

De esta manera resulta muy difícil no empatizar desde diferentes aristas con lo que vemos en pantalla, más considerando lo notable del trabajo de edición, que nos sensibiliza al extremo pero con un objetivo siempre claro, un objetivo político pero también filosófico. Es que, ¿quién no ha presenciado la realidad de algún familiar o amigo/a en estado de cuidado durante su vejez?, ¿quién no ha temido el terminar sus días así, debiendo ser atendido?. Y principalmente, ¿quién no le ha dado vueltas al dilema de la muerte? ¿qué ocurre cuando dejamos de estar acá? El filme aborda este tema contestando desde lo obvio, pero que solemos olvidar: nuestra vida es lo que hacemos, nuestra existencia estará plasmada en imágenes, grabaciones y principalmente en la memoria de quienes quedan. 

Me temía el encontrarme con una documental acerca de "lo terrible que es el Alzheimer" pero me he encontrado con muchísimo más. He visto en pantalla un homenaje a la obra en vida de una persona, también una invitación a sensibilizar respecto a su proceso de degradación pero por sobre todo, una celebración al amor, al compañerismo. Desde aquellos lugares, La memoria infinita resulta ser un ejercicio necesario de vivenciar, sentir y porque no decirlo, sufrir. 

¿Lo mejor? El que la película lejos de ir a la lágrima fácil, regale largos pasajes a la obra en vida de Augusto Góngora. 
¿Lo peor?  Por buscarle algo, el que por momentos (al comienzo me ocurrió) cuesta creer la espontaneidad de la intimidad que se ve en pantalla, considerando que hay una cámara filmando.
¿Dónde está? Por ahora, yo la vi a la antigua: en el cine. 

Nominada a los Premios Oscar como Mejor Documental.

4.0 : Excelente.


lunes, 13 de junio de 2022

Serie: 42 Días En La Oscuridad (Chile, 2022)

Género: Policial / Suspenso
Dirección: Rodrigo Fluxá, Enrique Videla, Claudia Huaiquimilla, Gaspar Antillo
Protagonistas: Pablo Macaya, Claudia Di Girolamo, Daniel Alcaíno, Aline Kuppenheim, Gloria Munchmeyer, Amparo Noguera, Nestor Cantillana.
Duración: 6 Capítulos (45 minutos)
Año: 2022

Las series son las nuevas telenovelas. Por ende, me cuestan. Inevitablemente cada vez que comienzo una choco contra el muro de la industria, que me alarga innecesariamente un argumento hasta el hartazgo, abriéndote sub tramas o sacándote nuevos personajes con el evidente objetivo de llevar el trámite hasta las 4, 5 o 6 temporadas como mínimo. Entonces, ¿qué me pasa? Que me salgo. Incluso muchas veces ni siquiera lo intento. Las series simplemente no son para mi, sin embargo, hay algunas (muy pocas) que si he logrado ver, principalmente esas que duran pocos capítulos, como es el caso de la chilena 42 días en la oscuridad, cuya breve extensión me ha permitido terminarla y escribir al respecto. 

Esta serie aborda un caso que en Chile tuvo bastante repercusión una década atrás: el asesinato en el sur del país de Viviana Haeger en 2010. El guión ha sido creado por Rodrigo Fluxá (autor de Usted sabe quien, libro dedicado al caso) en cooperación de Claudia Huaiquimilla y Gaspar Antillo, quienes han sabido construir una narrativa que cuenta con más aciertos que fallos. Los cuales paso a mencionar. 

Ante todo, este thriller policial funciona. De hecho, lo mejor de la (mini) serie está en sus primeros tres capítulos, donde se nos habla de la desaparición en extrañas circunstancias de una mujer de familia acomodada, el drama familiar que se desata y el como la policía local aborda el caso, dejando a entrever una cantidad enorme de negligencias por parte de esta (las cuales finalmente lejos de esclarecer, complicaron un montón el asunto). Destaca la fotografía de la serie y contextualización, efectivamente muy chilena, tanto en el lenguaje (si, los extranjeros no entenderán una palabra) como en los ambientes que se muestran (hay harta calle, sopaipilla, te, completos y lluvia, mucha lluvia). Todo esto está llevado de gran forma, no vemos una caricatura de la pobreza ni de la riqueza, que es lo que habitualmente realiza el cine o las telenovelas, sino que se aprecian lugares comunes del pueblo sureño chileno, lo cual enriquece enormemente el trámite para quienes somos de acá.

Las actuaciones también ayudan, destacando un Pablo Macaya enorme en su rol de un abogado desesperado en búsqueda de la verdad (y el recuperar un prestigio profesional perdido, digámoslo), Daniel Alcaino personificando de manera excepcional a un singular padre de familia, apuntado por la sociedad pero inocente para la justicia, y Claudia Di Girolamo transmitiendo dolor en cada una de sus apariciones. En el reparto encontraremos todo el jet set teatral chileno, así como también en la banda sonora, pero cabe destacar el que no hay sobre actuación y nadie luce más allá de lo necesario, lo cual suma. Finalmente, otro aspecto a resaltar es el que la serie intenta (por ahí por el quinto capítulo) abrir diferentes teorías, sembrando la incertidumbre sobre un caso que, más allá de cualquier veredicto, estará eternamente abierto.

No todo será perfecto eso si. En el cuarto capítulo la serie perderá algo de ritmo, pegándose unos saltos temporales importantes y también dejando algunas cuerdas sin atar, aunque estos serán detalles para un trámite que funciona en general bastante bien y se disfruta sin problemas. Para narrar una historia que presentaba tantas aristas, el resultado es notable. 

¿Lo mejor? La identidad que presenta, lejos de las caricaturas. También el que realiza un esfuerzo por centrarse en el drama familiar y no tanto en el morbo de la situación.
¿Lo peor? Que pierde algo de ritmo pasando el cuarto capítulo.
¿Dónde está? La vi en Netflix.

3.5 : Muy buena.

lunes, 1 de marzo de 2021

Los Perros (Chile, 2017)

Género: Drama político
Dirección: Marcela Said
Protagonistas: Antonia Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Sieveking, 
Duración: 90 minutos
Año : 2017

Si, otra película más acerca de la dictadura militar chilena. O más bien una acerca de los hijos e hijas de esta, familiares descendientes de los poderosos que quedaron a cargo de Chile a partir de 1990. Algunos de estos estuvieron involucrados en violaciones a derechos humanos pero jamás pagaron por sus crímenes, manteniéndose siempre protegidos por aquellos que "se encargaron del trabajo sucio". De esto va Los perros de Marcela Said, a quien hay que reconocerle el mérito de no abordar el tema mediante verdades absolutas si no más bien moverse con sutileza, incluso corriendo el riesgo de aburrir a más de alguno con el exceso de poesía. 

Me ha gustado el como la directora nos muestra a los ricos siempre lejos de la vida de los corrientes, asunto que se explicita incluso desde lo geográfico, con constantes tomas en altura, desde donde se ven las luces del Gran Santiago abajo, a distancia. Ahí la historia se centrará en la figura de Mariana Blanco (Antonia Zegers), abriendo de inmediato un nuevo flanco para la película: la temática de género, con crítica incluida al patriarcado. Conocemos así a una mujer que se sabe intocable (lo denota desfachatado actuar) y que vive en su particular burbuja, una en donde no es más que una niñita rica que debe callar entre todos los hombres que la rodean. Su única entretención será el tomar clases de equitación con un ex militar (Alfredo Castro) y someterse a diario a un tratamiento de fertilidad para ser madre a los 42 años de edad. De pronto ciertas luces comienzan a mostrarse, a su profesor lo persigue la justicia por antiguos casos de violaciones a derechos humanos y algunas preguntas la acecharán, mientras en paralelo comenzará a rebelarse frente a su fracasado matrimonio. Y bueno, desde ahí el gran dilema: ¿Romper o no con la inercia y el peso de la herencia cultural? 

Intentará por tanto Marcela Said situar a la protagonista entre ambos frentes: el ser parte de un entorno cívico militar cómplice  de los atropellos de la dictadura pero a la vez víctima de la violencia de su mundo. Ahí, hay mucho talento en la interpretación de Antonia Zegers, quien logra que su personaje genere desprecio y compasión a la vez. 

Hay detalles, sin embargo, donde la película no logra cuajar todas sus aristas. La relación, por ejemplo, entre Mariana y su profesor de equitación desperdicia absolutamente el potencial erótico que esta tenía, por otro lado, el palo que la cinta le da a la cara más hipócrita y animal de los hombres (representada en la figura de un policía de investigaciones que a media película aparece) luce completamente forzado, y finalmente la figura de los perros de Mariana aparece como un tema totalmente abierto a la interpretación del espectador, lo cual es lamentable pues la película no explota dicha figura (el como los civiles utilizaron a los militares como perros, usándolos en algún momento de la historia para luego desecharlos). 

En definitiva, Los perros intenta abordar varios frentes y en esa labor acaba perdiendo fuerza a momentos. Eso si, es una película valiente al abordar el tema de los cómplices civiles de la dictadura chilena, poner el dedo sobre la impunidad aún existente en el país y reflexionar respecto a lo lejos que estamos como país de la reconciliación. 

¿Lo mejor? El pesimismo de las conclusiones que la película instala. 
¿Lo peor? No logra cuajar del todo el tremendo potencial que tenía, solo lo insinúa.

3.0: Buena, se deja ver.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Post Mortem (Chile, 2010)

Género: Drama / Política 
Dirección: Pablo Larraín
Protagonistas: Alfredo Castro, Amparo Noguera, Antonia Zegers, Jaime Vadell, Marcelo Alonso
Duración: 100 minutos
Año : 2010

No debe ser nada fácil construir una película en torno al golpe de Estado ocurrido en el Chile de 1973, el cual derivaría en 17 años de dictadura para el país, sin caer en los clichés y la emocionalidad barata (para muestras, Machuca de 2004 o la más reciente Colonia Dignidad de 2015). Sin embargo, en ese complicado terreno se internó diez años atrás el chileno Pablo Larraín, entregando una película cuya mirada está puesta en la del ciudadano común, ese a quien el contexto político le pasaba por el lado, por más increíble que parezca. 

Y así como en su anterior película, Tony Manero (2008), Larraín vuelve a retratarnos a un personaje solo y enfermo, en este caso Mario Cornejo (nuevamente personificado por un notable Alfredo Castro), un trabajador del Servicio Médico Legal que vive obsesionado con su vecina Nancy (Antonia Zegers), bailarina de un club nocturno. Mario la persigue, intenta conquistar y fantasea con ser su novio, esto en medio de una situación política a punto de estallar pero de la que él realmente pareciese no enterarse. El director además nos muestra al entorno de Mario, al Doctor Castillo (Jaime Vadell) y su auxiliar Sandra (Amparo Noguera), ella y él partidarios del gobierno de Salvador Allende Gossens, aunque el primero debe calmar su fervor revolucionario una vez ocurrido el golpe de Estado mientras que la segunda se ve superada por todo lo que deberá presenciar. 

La dirección de Pablo Larraín retrata por tanto, con muchísima elegancia el drama de Chile en 1973, en ese sentido, Post mortem es una tragedia que posee el mérito de transmitir en cada uno de sus minutos, en cada diálogo, aquella sensación de oscuridad absoluta y desolación. También desde la fotografía la película transmite, ahí se nos muestra una ciudad oscura y silenciosa, que pareciese temer su destino y a una serie de personajes que sufren en primera persona el quiebre democrático, algunos llevando el dolor en sus propios trabajos y otros debiendo pasar a la clandestinidad, como Nancy, su pareja (Marcelo Alonso), su padre y hermano, quienes son perseguidos tras el golpe. Todo esto, bajo la insensible mirada de Mario.

El ritmo del filme es pausado y, digámoslo, tristePor lo mismo, no es una película para cualquier momento. Provocadora e incómoda de comienzo a fin, representa junto a Tony Manero el momento más brillante en la carrera de Pablo Larraín

El director insistiría a futuro con otros períodos de la historia política reciente chilena, habiendo abordado la fractura y la pesadilla con las dos mencionadas, dos años más tarde apuntaría a la reconstrucción en No (2012). Aquello, sin embargo, será motivo de futuras reseñas, yo cierro acá (por ahora) este mini ciclo dedicado a las tres primeras películas de Pablo Larraín, a quien seguro retomaré más temprano que tarde acá en mi querido blog...

¿Lo mejor? El retrato de un quiebre dramático, la absoluta desolación y tristeza que transmite la película, sin tener que ser evidente.
¿Lo peor? Que efectivamente si no te pilla en un buen momento, no la vas a soportar a causa de su ritmo lento.

4.0 : ¡Excelente!


Otras películas de Pablo Larraín:

sábado, 31 de octubre de 2020

Tony Manero (2008, Chile)

Género: Drama / Político 
Dirección: Pablo Larraín
Protagonistas: Alfredo Castro, Paola Lattus, Héctor Morales, Amparo Noguera
Duración: 100 minutos
Año : 2008

Segunda parte del mini ciclo dedicado a Pablo Larraín. A tan solo dos años de su debut con "Fuga", película que pese a sus buenas ideas acaba cerrando mal y dejando un inevitable mal sabor, el director chileno parece haber aprendido la lección y decide dar rápidamente un giro a su carrera. Abandona por tanto el cine tipo novela y se centra en la narrativa histórica, viaja a los años ochenta y construye una película en torno al Chile de la dictadura de Augusto Pinochet, el punto es que lo hace con una maestría enorme, con un talento y una altura impresionante que hace olvidar el mal sabor del debut de un plumazo. 

Sin necesidad de recurrir a ningún recurso forzado (no hay escenas para llorar ni otras para reír) "Tony Manero" es pura crudeza, acá Pablo Larraín expresa todo lo que quiere decir respecto a la dictadura sin ser explícito en nada.  Muestra a un país triste y en depresión, pero por sobre todo ignorante. Tremendamente ignorante. Conocemos así a un grupo de pobladoras que giran en torno a la figura de Raúl Peralta (un extraordinario Alfredo Castro), un pobre tipo cuyo único afán en la vida es imitar al personaje de John Travolta en la película Saturday night fever. Peralta acude al cine e intenta imitar los diálogos de Tony Manero, se aprende los pasos de baile del personaje para llevar adelante un show barato para un grupo de borrachos en un bar del barrio y se prepara al mismo tiempo para participar en un concurso de imitadores en "El festival de la una" (un clásico programa de televisión que existió en el Chile de dictadura). Al mismo tiempo, sin embargo, conocemos otra faceta del protagonista, la del psicópata violento capaz de hacer cualquier cosa con tal de saciar su ego. Raúl Peralta es el egoísmo hecho carne, un ser humano despreciable. En su círculo, eso si, Peralta es un ídolo. Y es que así de patética es la pobreza. 

De esta forma, "Tony Manero" toca muchísimas aristas con una sutileza que impresiona. Nos habla del cotidiano de la pobreza, sin caricaturas ni exageraciones, también se hace cargo de la ignorancia que se desarrolló en el Chile en dictadura, de la televisión como método de disociación de la realidad, y principalmente de como un contexto violento y de extrema desigualdad es capaz de generar a personajes enfermos como los de Raúl Peralta. 

Con una ambientación sucia y triste, la película resulta a momentos deprimente e incómoda de revisar, aunque también necesaria. En esta, Pablo Larraín encuentra muy pronto a la mejor versión de si mismo como director, asunto que se confirmará un par de años más tarde con la filmación de "Post mortem". 

¿Lo mejor? Lo política que es la película sin tener que recurrir jamás a ningún recurso forzado que sensibilice al espectador.
¿Lo peor? ¿Por buscarle algo? Que a ratos inevitablemente la película se vuelve pesada en su ritmo.

4.5 / 5  : ¡Brillante!


Otras películas de Pablo Larraín:

viernes, 16 de octubre de 2020

Fuga (2006, Chile)

Género: Drama 
Dirección: Pablo Larraín
Protagonistas: Benjamín Vicuña, Gastón Pauls, Francisca Imbodem, Alfredo Castro, María Izquierdo, Willy Semler
Duración: 110 minutos
Año : 2006

He querido re ponerme al día con el director chileno Pablo Larraín, cuyas películas recuerdo haberlas visto prácticamente todas al momento de sus respectivos lanzamientos pero me pareció un sano ejercicio el volver a ellas y ver que me pasaba diez o quince años después. 
El caso es que cronológicamente correspondía comenzar con su debut como director en 2006. Hablo de "Fuga", una excelente idea llevada muy mal a cabo, una película que denota falta de experiencia y manejo de un joven Larraín que acaba viéndose superado ante el desafío de hacer florecer su historia en pantalla. Ahí, "Fuga" deja la sensación de no cuajar correctamente, dejando al espectador con gusto a poco tras su cierre.  

La película dividida en tres actos. En su primera media hora conocemos al protagonista de esta historia (Montalbán, encarnado por Benjamín Vicuña, que con todas sus limitaciones cumple bastante bien) y su particular drama. Un joven director de orquesta, tocado emocionalmente (y con justa razón) que desea llevar adelante una obra dolorosa y personal. En paralelo se nos muestra a un músico argentino (Gaston Pauls), situado temporalmente en el presente (ahí entendemos que la historia de Montalbán es una especie de mito ocurrido tiempo atrás) persiguiendo los rastros de dicha obra, intentando reconstruirla para hacerla pasar por propia. Hasta ahí, todo bastante bien y atractivo. 

El caso es que el asunto se saldrá de control por lo que Montalbán acabará internado en un psiquiátrico, donde transcurrirá el segundo acto del filme, uno que no logra profundizar como debe y se sostiene más bien gracias a uno de los locos del lugar (notable Alfredo Castro), quien aporta toda la profundidad y dinámica que no se logra con Montalbán. Llegaremos así a un final que pretende atar los cabos pero donde el guion hace aguas como colador con situaciones que no se explican y un final repleto de sin sentidos. 

Un primer acto atractivo e interesante, un segundo que se sostiene totalmente gracias a Alfredo Castro (quien incluso tiene espacio para mediante un monólogo profundizar en su personaje) y un final donde el guión parece perder el control sobre la historia, marcan a la primera película de Pablo Larraín, quien aquí se muestra superado por su propia obra pero claramente aprendería la lección para en unos pocos años entregar sus (a gusto personal) dos mejores películas a la fecha. "Fuga" merece ser revisada pese al paso de los años. Visualmente es atractiva, cuenta con un puñado de actuaciones notables y está muy bien situada en el Santiago de dos décadas atrás, lamentablemente el guion tropieza al andar y aquello acaba por restarle demasiado.

¿Lo mejor? La idea es excelente y en general, pese a sus fallos, entretiene.
¿Lo peor? Que no logra estar a la altura de su potencial.

2.5 : Te arriesgas.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Cabros De Mierda (2017, Chile)

Género: Drama    
Dirección: Gonzalo Justiniano    
Protagonistas: Natalia Aragonese, Daniel Contesse, Elias Collado.
Duración: 120 minutos
Año : 2017



El horror de la dictadura chilena (1973-1990) ha sido retratado por el cine en múltiples ocasiones y desde distintas miradas. Esta es una más, una que ha intentado desde las entrañas mismas de lo popular entregar una visión respecto a la violencia y terror por el que tuvo que pasar parte del país por aquellos años. Se nos muestra por tanto la historia de Samuel, un estadounidense que llega a la población “La Victoria” a evangelizar, internándose poco a poco en la realidad de su gente, en el día a día, las persecuciones, temores, silencios y la resistencia puesta al régimen. En este camino conocerá a Gladys (fenomenal Natalia Aragonese), una joven fuerte y luchadora que convive con su madre, hija, más otras mujeres y niños que por distintas razones no cuentan con sus padres. Poco a poco Samuel irá conociendo el concepto de comunidad en la convivencia con la población pero de igual forma vivenciará el miedo en primera persona.

La historia es cruda, con momentos duros que plasman de buena forma lo que la dirección ha querido mostrar, sin embargo, de igual forma la película peca en su falta de ritmo, sobretodo durante su primera mitad (en los 60 minutos iniciales), con un serie de escenas que se extienden demasiado y un ir y venir entre Samuel y Gladys que avanza demasiado lento. 

Ahora, dentro de lo positivo, fuera de la crudeza del relato, sobretodo el lo visual (la violencia de la dictadura está bien representada), las actuaciones son un punto fuerte, fuera de sus dos notables protagonistas, la figura de un niño (Elias Collado) cumple al enternecer la pantalla en cada una de sus apariciones, aportando una necesaria baja de tensión frente a una historia que todo el tiempo se muestra densa. 

“Cabros de mierda” (La francesita, fuera de Chile) es una película triste y dolorosamente necesaria, que deja la sensación de que con un poco más de ritmo en su narrativa podría haber llegado más lejos.

¿Lo mejor? La crudeza del relato en su hora final. 
¿Lo peor? Su primera mitad, la presentación del contexto es demasiado lento.
¿Donde la encuentro? Https://vimeo.com/235464617 (clave: cabroschile2018)


3.0: Buena, se deja ver.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Araña (Chile, 2019)

Género: Drama    
Dirección: Andrés Wood   
Protagonistas: Marcelo Alonso, Mercedes Morán, María Valverde, Felipe Armas 
Duración: 120 minutos
Año : 2019 


De regreso uno de los grandes directores del cine chileno. Y vuelve mejor que nunca, demostrando una madurez importante a la hora de narrar, asunto que ya se había adelantado en ”Violeta se fue a los cielos” (2011). Y si en ocasiones anteriores Andrés Wood había abordado al Chile quebrado a partir del golpe militar ocurrido en 1973, cuando lo hizo el resultado, mirado con quince años de distancia, me parece algo caricaturezco (Machuca, 2004) e instalado en el pasado, a diferencia de esta ocasión,  donde el director ha decidido impactarnos trayendo esa historia a nuestro presente, de manera tan cruda como audaz. 

De esta forma, el Wood realiza un enlace presente-pasado, contándonos la historia de un grupo de miembros de la organización nacionalista Patria y Libertad, su actuar como oposición violenta durante el gobierno de Salvador Allende Gossens (entre 1970 y 1973) y el como estos personajes se reencuentran en el Chile actual, mostrándonos que ha sido de ellos y como se desenvuelven en 2018. Ahí el filme diferencia claramente entre aquel ser que fue evidentemente utilizado y se perdió nadie sabe donde tras toda esa historia (encarnado por Marcelo Alonso) y aquellos que supieron instalarse en posiciones de riqueza y poder durante el Chile democrático (los personajes de Mercedes Morán y Felipe Armas), quienes además nos presentan una historia de amor enfermiza, forjada en torno al odio, con intereses creados entre medio y una sensación constante de incredulidad frente a lo que se ve (nunca terminas de dudar en torno a la protagonista y sus reales intenciones). En sentido, el relato de Wood es inteligente y crudo, sórdido y dramáticamente cercano. He sufrido como chileno al reconocer en la película elementos patentes, tanto ese nacionalismo enfermizo y presente en parte de la nación así como una casta de personajes de la aristocracia chilena que desarrolló su poder y riqueza en torno a la absoluta impunidad, sin pagar un costo siquiera respecto a los actos cometidos cuarenta años atrás. 

Mediante un elenco actoral impecable, con el desarrollo de personajes secundarios potentes, una narrativa dinámica y atractiva, “Araña” se enmarca como la película mejor lograda de un Andrés Wood que no ha necesitado de ninguna escena de melodrama fácil para buscar emocionarnos ni impactarnos, más bien ha esbozado ideas incómodas y las ha instalado en pensamiento de manera astuta y sutil. Que decir, enorme.


¿Lo bueno? La escena final y aquello que representa. Maravillosa. 
¿Lo malo? Hay situaciones de la película que son algo forzadas (ejemplo, "el escape del manicomio")
4.0 : ¡Excelente!

Otras películas de Andrés Wood:
2011: Violeta se fue a los cielos

domingo, 27 de noviembre de 2016

Allende en su laberinto // 2014 (Chile)

Género: Drama verídico/histórico
Dirección: Miguel Littin
Protagonistas: Daniel Muñoz, Aline Kuppenheim 
Duración: 90 minutos
Año : 2014


Dos años hice esperar a está película. Supongo que la figura de Salvador Allende Gossens representa demasiado en mi vida como para arriesgarme a ver un ejercicio poco logrado o caricaturesco del personaje. En esta idea también debe haber pesado la imagen (poco creíble, digámoslo) del gran Daniel Muñoz encarnando al "Compañero Presidente" (lo admito, algo similar me ha ocurrido con Luis Gnecco haciendo de Neruda). 

El caso es que finalmente la he visto, sentado solo en mi sillón he repasado la pedagógica mirada de Miguel Littin frente a los hechos ocurridos en el Palacio de La Moneda la mañana del 11 de Septiembre de 1973. Sin medias tintas, el director abre el filme instalando un discurso : "los Estados Unidos apoyaron y propiciaron el golpe de Estado contra Salvador Allende". Es decir, el presidente fue acorralado por afuera, traicionado, y abandonado por dentro. Desde ahí Littin construye su película intentando en todo momento generar un equilibrio entre el político de convicciones y el ser humano. Lanzándose a la épica pero logrando muy pocos momentos realmente perturbadores o emocionantes. 

En ese sentido, "Allende en su laberinto" se plantea como una película dinámica, que desde el primer minuto se muestra ansiosa por narrar muchas historias y no pierde oportunidad para hacerlo. Sin embargo, en este punto Littin juega al límite con la credibilidad, fantaseando con situaciones sin mucha lógica. Allende habla solo, lanza lineas hacia la imagen de su abuelo, en pleno bombardeo piropea a una guardia de palacio o juega ajedrez con colaboradores mientras recuerda junto al "Perro Olivares" sus viejas campañas presidenciales. Faltó que se sirviese un whiskey mientras caían las bombas y la figura habría estado completa. 

El resultado entretiene pero en casi todo momento se muestra conservador, falto de sutilezas, con situaciones muy evidentes, algunas forzadas e incluso clichés (Spoiler: el joven que muere en los brazos de Allende). Incluso aquellos instantes donde se aborda la relación entre Allende y su secretaria personal ("La Payita"), parecen ser escenas de telenovela. 

Daniel Muñoz realiza un esfuerzo notable por convencer, cabe reconocer que en medida que la película avanza este se empodera del papel (cuesta creerle en un comienzo) siendo el guión y enfoque el principal problema que se observa en los 90 minutos de cinta. Sin sorpresas y una épica no lograda, "Allende en el laberinto" no logra dar vida de manera adecuada a un hecho traumático como fue el golpe de Estado de 1973. 

2.5 // Te arriesgas.