Dirección: Halina Reijn.
Protagonistas: Nicole Kidman, Harris Dickinson, Antonio Banderas.
Duración: 120 minutos
Año: 2024
Bendita sea la novia del torero. Los tristes que se ríen de la tristeza. Los calvos que se quitan el sombrero, ante la dignidad y la belleza... Benditos sean.
El caso es que Emilia Pérez es una película que posee varios méritos. Primero, es un musical bastante poco ortodoxo, es decir, olvídense de Disney. Esto NO ES La la land, Frozen o Chicago. Y desde ahí el filme marca una línea divisoria con un público más tradicional que difícilmente aceptará canciones tan incorrectas donde las frases no parecen entrar y quienes interpretan evidentemente no son cantantes profesionales. Desde acá, sin embargo, aplaudo la osadía. Me descoloca y la agradezco. Acierta también en su tono de "telenovela", armando un culebrón que posee varios giros melodramáticos (algunos funcionan mejor que otros, verdad sea dicha), y también ha sido valiente al intentar abordar asuntos socialmente sensibles, desde la transexualidad al caso de los desaparecidos en manos del narcotráfico, mexicano en este caso. En este sentido la película corre el riesgo todo el tiempo de caer en el panfleto propagandístico, siendo esta una decisión consciente por parte de la dirección (va muy al choque en este sentido en cuanto a formas), lo cual ciertamente también explica el odio que el mundo conservador ha vomitado sobre la película.
Ahora, párrafo aparte merece la situación de Selena Gómez. Mucho se ha hablado y criticado (con justa razón) su espantoso español a lo largo de la película. Y si, es horrendo. Y ahí la dirección también falla pues no costaba nada reforzar su carácter de extranjera dándole algunas líneas en inglés, por ejemplo. Lo mismo con la canción "Bienvenida", que es un absoluto desastre, ¿Por qué no hacerla directamente en inglés? ¿Para que forzar un español tan mal hablado? Llama la atención que profesionales hayan tomado una decisión tan irresponsable y ya solo por esto, la dirección no merece ser premiada.
De todas maneras, haciendo el suma y resta, Emilia Pérez funciona y es una (muy) buena película pero también una que comete errores no forzados. A destacar las actuaciones del dúo que protagoniza (Zoe Saldana está tremenda todo el rato) y la valentía de ir al choque en varios sentidos, en términos de forma y fondo el filme es atrevido, lo cual tiene mérito. Lamentablemente tanta nominación a premios inevitablemente juega con las expectativas del espectador, que se sentará esperando casi una obra maestra pero que tal como en el caso mencionado de Titanic, no lo es.
Género: Drama.
Dirección: Andrea Arnold
Protagonistas: Nykiya Adams, Barry Keoghan, Franz Rogowski.
Duración: 110 minutos
Año: 2024
"La vida no siempre está vacía".
Otra directora que comienza a dar que hablar (aunque lamentablemente algo tarde). Me refiero a Andrea Arnold que a sus sesenta y tres años dirige su quinta película, un emotivo (y notable) drama que si bien se enmarca en un contexto de pobreza y gira en torno al concepto del abandono, lejos de buscar la lágrima fácil construye una historia que oscila entre el drama y la comedia, con dosis de poesía y realismo mágico. Toda una experiencia a la que vale la pena sumergirse.
El relato se centrará en Bailey, una niña inmersa en una familia completamente disfuncional, en cuidado de un padre demasiado joven para ser padre, separado, adicto y bueno, todo lo que diríamos "un tiro al aire". Su madre tampoco vivirá una mejor situación por su lado. Bailey ha debido criarse sola llena de rencores y confusiones, lo cual se acentúa dado su inminente entrada a la adolescencia. Digamos que se encuentra en esos momentos bisagra en donde puedes de un momento a otro perderte en la vida. Será, sin embargo, la aparición en su vida de un misterioso personaje quien le ayudará a atravesar un viaje introspectivo, el cual presenciaremos desde su mirada de infante.
En cuanto a las formas, estamos ante una de esas películas en donde no todo resulta tan comprensible ni evidente, lo cual seguro distanciará a muchos. Llega un momento en que cuesta distinguir que es real y que no dentro de lo que estamos viendo. Qué es un simbolismo y qué representa. Ayuda a llevar el trámite el que la fantasía que la directora nos propone es cruelmente simpática, llena de momentos divertidos que se sostienen sobre la figura de un fantástico Barry Keoghan, fuera de una banda sonora dinámica e imposible de no amar, la cual incluye a bandas británicas que van desde Blur, Coldplay, Fontaines DC hasta Sleaford mods. La música eso si, lejos de ser un mero adorno ayuda también al argumento, con líneas que no están puestas ahí porque si ("Cuando los días parecen caer. Simplemente déjalos ir..." - afirma el coro de la noventera 'The universal') si no que complementan el concepto de aquello que se quiere expresar en pantalla. Todo un acierto.
Paternidades no planificadas que desembocan en el abandono de menores, esto en un contexto de personas a quienes el Estado no logra llegar. De todo eso y más habla esta película interesante, diferente y atractiva. Cine por el que sigue valiendo la pena seguir creyendo.