Hablar de invasiones biológicas y de la isla de Fuerteventura es sin duda hablar de la cabra. El paisaje vegetal actual de la isla majorera es resultado del efecto combinado de la actividad deforestadora del hombre y de la enorme presión que ejerce este animal sobre la totalidad de las especies vegetales del lugar. La cabra, traída a las Islas desde el inicio de su colonización humana, lleva más de 1000 años afectando a la vegetación: depredando sobre la mayoría de especies y favoreciendo otras que no come. En Fuerteventura, las condicion
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es climáticas, la deforestación causada por el hombre en su afán de utilizar la madera y de ganar tierra cultivable, junto a esta acción del rumiante, han dado lugar a un paisaje que dista mucho del que tendría la isla antes de la llegada del ser humano: bosques de tarajales y palmeras en los valles y barrancos, acebuchales en las montañas por encima de 400-500 m s.m., cardonales en las laderas bajas, tabaibales dulces hasta la costa, formaciones de saladar y de arenales, etc. (para más información
http://www.rinconesdelatlantico.com/num2/fuerteventura2.html, o el libro
Patrimonio Natural de la isla de Fuerteventura, coordinación y edición de Octavio Rodríguez Delgado, editado por el Cabildo de Fuerteventura, Centro de la Cultura Popular Canaria, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial en 2005). En estos textos pueden leerse citas como la de Leonardo Torriani, un ingeniero militar italiano que visita la isla en el siglo XVI y dice que en la isla había:“60.000 cabras y ovejas juntas, 4.000 camellos, 4.000 burros, 1.500 vacas y 150 caballos de monta, además de otros infinitos caballos”
A pesar de todo esto, todavía hoy es posible ver en todas las cumbres de Fuerteventura (Jandía, Cardón, Betancuria hasta Tindaya) acebuches (
Olea cerasiformis), almácigos (
Pistacia atlantica) y lentiscos (
Pistacia lentiscus) totalmente ramoneados, pegados al suelo. Si se eliminase la presión de la cabra, en pocas décadas estos supervivientes lograrían retornar a su porte arbóreo y producir semillas para repoblar los montes de la isla.
Hasta que no se decida controlar las poblaciones silvestres de este animal, la regeneración natural de la vegetación y las especies más amenazadas de la isla (
Salvia herbanica, por ejemplo) estarán en peligro.
Pero este no es el único problema de Fuerteventura con respecto a las invasiones biológicas. En futuras entradas se señalarán algunos más.
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Ejemplar de acebuche de casi 2 m de ancho pero que no levanta 10 cm del suelo, totalmente ramoneado por el ganado. Morro Velosa (Betancuria)
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Vista desde la Degollada de Las maretas, zona de Los mojones, 400 m s.m.