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domingo, 24 de noviembre de 2019

Los incendios de Gran Canaria del verano de 2019: a 4 meses vista, la desgracia puede convertirse en oportunidad.

    Los incendios de este agosto pasado en Gran Canaria merecen un seguimiento detallado con respecto a su efecto sobre las especies alóctonas. Ya incluimos una entrada relacionada con este tema en sptiembre, antes de las lluvias que ahora están permitiendo el rebrote de muchas de las especies que pueden ser sometidas a este seguimiento. Tras una visita a la cumbre ya podemos indicar algunas observaciones que pueden abrir nuevas perspectivas sobre el efecto del fuego en las zonas afectadas.
     El rebrote de las plantas autóctonas es muy importante. Se han observado abundantes especies nativas rebrotando: Laurus novocanariensis, Bencomia caudata, Sonchus acaule, Hypericum reflexum, Hypericum coadunatum, etc. Otras especies han sufrido una especie de activación en sus rizomas o tubérculos, y están creciendo con fuerza fuera de su periodo natural, como Neotinea maculata o la helecha Pteridium aquilinum. Pero en lo que respecta a las especies alóctonas, es impresionante el rebrote de los eucaliptos (Eucaliptus del grupo camaldulensis), tanto en los ejemplares gigantes como en otros más jóvenes producto de la expansión natural de la especie.
    También se ha observado el rebrote en los almendros (Prunus dulcis), en Myoporum laetum, en castañeros y nogales, olmos (Ulmus minor), Chesmanthes floribunda y Populus nigra. Pero quizá lo más interesante es la percepción de que las zonas que estaban pobladas por especies de pinos alóctonas: pinos de Monterrey (Pinus insignis), y en menor medida pinos piñoneros (Pinus pinea) y pinos carrascos (Pinus halepensis), deberán ser repobladas, ya que muchos de los ejemplares adultos han quedado calcinados. Es una buena superficie que se encuentra en un área donde la vegetación potencial es el monte verde, por lo que las especies utilizadas en la restauración forestal deberán ser fayas y laureles.
     De hecho, de manera natural, el area comprendida entre Lanzarote-Cueva Corcho-Crespo-Bco. del Andén-Bco. del Pinillo (Valleseco), ya estaba siendo ocupada por una formación densa de Bencomia caudata con laureles dispersos y otros elementos del monte verde. En la zona cercana al punto de inicio del incendio de Valleseco se encontraban poblaciones de Sideritis discolor, Pteris incompleta, Scrophularia calliantha, y otras especies raras en la laurisilva grancanaria. La presencia de brezos en la zona es muy dudosa, dada la continentalidad de la misma, que se plasma en veranos muy soleados y calurosos e inviernos fríos.
    La tragedia del incendio debe convertirse ahora en una oportunidad para transformar estas repoblaciones de pinos alóctonos en monte verde que ayude a la regeneración natural de todo el sector.

     Parte alta del Barranco del Andén. Plantaciones mixtas de Pinus pinea, Pinus radiata, Pinus halepensis y algunos Pinus canariensis. Los pinos quemados totalmente, sin hojas, están muertos, los que mantienen las hojas siguen con vida. Las zonas de pinos muertos podrán y deberán ser repobladas.

    Zona carbonizada de Pinus radiata. Las típicas piñas asimétricas de esta especie quedan en las ramas sin soltarse. No se aprecia ni rebrotes ni plántulas en la zona. Estos pinos caerán y la zona despoblada tendrá que ser replantada para evitar la pérdida de suelo. La designación de las especies empleadas es fundamental para hacer de esta desgracia una oportunidad.

    Al contrario de lo que ocurre con los pinos, los aucaliptos de la zona, a pesar de quemarse totalmente, rebrotan con mucha fuerza.

    Las olmedas quemadas se regeneran tanto con rebrotes de los ejemplares quemados, como por rebrotes de raíz. Sólo en las zonas más quemadas no se aprecia regeneración de los ejemplares adultos. Estas zonas serán difícilmente recuperables, ya que los rebrotes de raíz pueden ahogar las repoblaciones que se puedan realizar.

El almendro también rebrota sin dificultad.

Los castaños, no quemados pero afectados por el calor, cambián su proceso fenológico. Ahora que deberían perder sus hojas y dejar caer sus frutos, reinician la producción de hojas y flores. Veremos cómo afecta este cambio fenológico a su supervivencia.


  Cambios fenológicos aparecen también en especies autóctonas, como la helechera o helecha, Pteridium aquilinum, arriba, que debería estár ahora marchitándose y en cambio el incendio ha provocado la formación de frondes. Abajo, varios ejemplares de la orquídea Neotinea maculata, que normalmente produce hojas en enero o febrero. Frecuente ahora en zonas quemadas superficialmente.

Sería interesante analizar estos cambios fenológicos que produce el fuego en especies criptófitas, tanto en especies nativas como en alóctonas.

viernes, 11 de julio de 2014

Las especies introducidas como problema en la reintroducción de especies en peligro: el caso de Los Chorros (Firgas-Gran Canaria)

Uno de los principales problemas con que topan las introducciones de especies en peligro de extinción es sin duda la prolliferación de especies introducidas e invasoras en el mismo ambiente donde se plantean estas reintroducciones. Esta cuestión es claramente perceptible en cualquier lugar donde se produce un trabajo de este tipo, pero cobra especial relevancia en la laurisilva o monte verde canario, dado su enorme grado de alteración y la gran dificultad de encontrar lugares donde repoblar con especies arbustivas endémicas y en peligro. Un claro ejemplo de lo apuntado se produce en la zona de Los Chorros, en la parte alta del municipio grancanario de Firgas. En esta zona se han plantado la mayor parte de las especies endémicas de Gran Canaria, propias del monte verde, y con serio peligro de desaparecer, dadas sus pequeñas poblaciones naturales: Isoplexis chalcantha, Sideritis discolor, Sambucus palmensis, Scrophularia calliantha, Ixanthus viscosus, Gesnuinia arborea, etc.
Todas estas plantas se encuentran debajo de un bosquete de árboles alóctonos: Populus alba, Ulmus minor, Quercus robur, Quercus ilex, etc.
Muy cerca, en las laderas más soleadas, prolifera Lantana camara. En los bordes de los eucaliptares, pistas y carreteras próximas, abunda Paraserianthes lophanta. Los propios eucaliptos (Eucaliptus globulus y Eucaliptus camaldulensis, mayoritariamente), y el castaño (Castanea sativa) caracterizan el paisaje, y no son raros los pinos, tanto Pinus canariensis, como Pinus radiata.
Muy cerca, en la carretera de Los Chorros a Teror, es espectacular, sobre todo en esta época del año, la presencia de una población de Gonospermum canariense, partiendo de un núcleo de individuos cultivados, pero totalmente asilvestrada y en franca expansión.
Ojalá que estas plantaciones tengan éxito y en pocos años podamos encontrar nuevas localidades de estas especies autóctonas en las proximidades, pero no estaría mal, a  la vez que se fomenta la existencia de estas espcies, se trabajase en un cambio de hábitat, eliminando, poco a poco, las espcies alóctonas y sustituyéndolas por especies arbóreas nativas, pero sin entrar como un elefante en una cacharrería, como suele ser frecuente en algunas actuaciones forestales.
La recuperación de especies sirve de poco si no se corresponde con una recuperación de los hábitats donde viven estas plantas. Si la recuperación del oso pardo depende de la regeneración del bosque cantábrico y la del lince depende del bosque mediterráneo y de los conejos que alberga, la salvación de Sambucus palmensis, Sideritis discolor, etc., etc., depende de la calidad y cantidad de su hábitat en Gran Canaria.


  Sideritis discolor e Isoplexis chalcantha, dos de las especies reintroducidas en la zona de Los Chorros (Firgas-Gran Canaria)


 Paraserianthes lophanta.


 Zona de la reintroducción. Los árboles de gran tamaño, verde oscuro, son Quercus robur, los más bajos son Ulmus minor. A la derecha se aprecian los castaños en flor.


 Cauce del Barranquillo de los Chorros, el mismo donde se asienta la reintroducción, poblado de Populus alba y Ulmus minor. En la parte superior de la imagen se aprecia el granadillar con brezos propio de la zona.

 Población de faro, Gonospermum canariense, endemismo palmero y herreño, introducido en Gran Canaria.

 Detalle de la inflorescencia de Gonospermum canariense.

Planta juvenil de Gonospermum canariense.

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Las especies invasoras en el año internacional de la Biodiversidad