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viernes, 27 de octubre de 2017

Una investigación recientemente publicada incide en el efecto de los conejos sobre la retama del Teide en el Parque Nacional

   Un artículo sobre el efecto de los conejos comunes europeos (Oryctolagus cuniculus) sobre la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) demuestra que, en las zonas donde se excluye este herbívoro, la retama se regenera perfectamente, mientras que en parcelas abiertas a la acción del animal muestran tasas de regeneración muy escasas. Se trata del trabajo titulado Contrasting effects of invasive rabbits on endemic plants driving vegetation change in a subtropical alpine insular environment, publicado en la revista Biological Invasions, probablemente la revista internacional especializadas en este problema más importante. Los autores son Jonay Cubas, José Luis Martín-Esquivel, Manuel Nogales, Severin D. H. Irl, Raquel Hernández-Hernández, Marta López-Darias, Manuel Marrero-Gómez, Marcelino J. del Arco y Juana María González-Mancebo. Estos grupo de científicos pertenecen a la Universidad de La Laguna, Parque Nacional del Teide, CSIC y a la Universidad de Bayreuth en Alemania.
   El trabajo consistió en estudiar una serie de parcelas (30) en las que se analizó la presencia de dos especies vegetales: la retama del Teide (Spartocytisus supranubius), y la hierba conejera (Pterocephalus lasiospermus). Unas parcelas tenían un vallado que impedía la entrada de mamíferos herbívoros, y en otras no. El análisis de la presencia de estas plantas en ambos tipos de parcelas dejó perfectamente claro la diferencia de regeneración de ambas especies vegetales en los dos tipos de parcelas. En aquellos lugares donde los herbívoros estaban presentes las retamas tenían edades medias mucho más altas y había pocos juveniles, mientras que con la hierba conejera posaba lo contrario. Para una mejor comprensión del trabajo realizado es imprescindible leer el artículo.
   La conclusión más evidente que indican los autores es la siguiente:
"Aquí, presentamos el primer estudio detallado que demuestra que la presencia de conejos está directamente relacionada con la disminución de la población de una especie vegetal endémica clave, S. supranubius, que impide su regeneración y rejuvenecimiento en el Parque Nacional de El Teide. Desde una perspectiva de conservación, teniendo en cuenta que la erradicación completa de conejos en toda la isla de Tenerife es muy difícil social y técnicamente, abogamos urgentemente por medidas decisivas para el control de la densidad de conejos, al menos en el Parque Nacional de El Teide, para alcanzar densidades de 0,5 conejos/ha, si el objetivo de conservación es preservar el matorral de cumbre dominado por S. supranubius."
   Nos unimos a la petición de los autores que ya hemos realizado en otras entradas de este mismo blog.
Enhorabuena a los autores por este importante trabajo.

   Las imágenes siguientes ya fueron integradas en una entrada de este blog dedicada a este problema (http://invasionesbiologicas.blogspot.com.es/2017/06/el-problema-de-los-conejos-en-el-parque.html). La primera representa una parcela excluida de la acción de los herbívoros, como la utilizada en el trabajo que presentamos. La segunda ilustra el estado de la misma zona en dos momentos, los años 2000 y 2015, mostrando el declive de la población de retamas en el parque.



viernes, 30 de octubre de 2015

Nuevos usos de las tuneras (Opuntia maxima). El problema del arraigo de muchas especies invasoras.

Ya son muchas las entradas que se han dedicado en este blog al grupo de plantas que en estas islas denominamos tuneras, miembros del género Opuntia (O. maxima, O. dillenii, O. tomentosa, etc.) presentes entre nosotros desde hace casi 500 años, muy conocidas, y en muchas ocasiones consideradas erróneamente como "especies canarias".
También han sido enunciadas las muchas utilidades que tradicionalmente han tenido estas plantas: consumo humano o ganadero, obtención de cochinilla para la obtención de tintes, como cerca para separar terrenos, medicinales de uso humano y veterinario, etc.
Difícil gestión representa la combinación especie invasora+especie útil con arraigo popular.
Hoy volvemos a hablar de estas plantas por la aparición de nuevos usos para estas plantas: por un lado el uso de sus pencas, u hojas modificadas, como materia prima en la confección de utensilios de artesanía, juguetes, adornos, etc.; y por otro la obtención de aceite para uso cosmético.
El primero se ha localizado en varios supermercados de Gran Canaria, mientras que el segundo se está realizando en Marruecos, donde a las tuneras se les denomina higueras de berbería. En las imágenes siguientes pueden observarse los dos nuevos usos de esta planta


Estos casos nos regresan a la difícil tarea de gestionar unas plantas que, a la vez que son especies invasoras y que afectan de manera importante al medio insular canario, nos proporcionan numerosos recursos, unos tradicionales y otros de nuevo cuño. ¿Nos aprovechamos de estos recursos o intentamos erradicar la planta y se prohiben sus usos? Difícil. Quizá cosas distintas en distintos sitios, aunque eso no deja de ser un parche.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Interacciones entre especies exóticas y autóctonas: el quid de la cuestión

   Es interesante fijarse en el modo en que las especies introducidas, invasoras o no, interaccionan con otras especies, ya sean autóctonas o no. Este hecho es quizá el punto más importante que hace de una especie introducida, una invasora. Aunque ya se ha hablado en este blog de algún ejemplo de esta relación y de su efecto sobre la capacidad invasora de determinadas especies: Acacia farnesiana-conejo europeo, lagartos canarios-Opuntia spp. (ver http://invasionesbiologicas.blogspot.com.es/2010/12/las-especies-exoticas-como-ingenieros.html), traemos aquí dos nuevas muestras de la importancia de esta relación.
   El primero nos la ofrece Esperança Alomar desde La Palma, y se trata de la avispa autóctona, Ancistrocerus haematodes, perforando las flores de Arbutus unedo, un árbol de origen mediterráneo asilvestrado en Tenerife y Gran Canaria y que hibridiza con el endémico madroño canario (Arbutus canariensis), para poder alcanzar el néctar de su interior, al que no tiene acceso por su tamaño. Esta forma de acceder a la recompensa sin hacer el trabajo de ayudar a la polinización no debe ser lo pretendido por la especie vegetal de origen mediterráneo, por lo cual pierde ocasión de fecundar sus flores, crear frutos y propagarse. En este caso la interacción es negativa para la especie introducida.
   El segundo ejemplo ha sido captado en Gran Canaria, en concreto en el Jardín Botánico Viera y Clavijo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Allí viven desde hace años, en semilibertad, varios ejemplares del pato criollo, Cairina moschata, los cuales han logrado reproducirse con éxito en esa zona. Pues bien, se ha detectado, tal como muetran las imágenes que acompañan a esta entrada, que los polluelos de este pato, así como seguramente también los adultos, se alimentan de los frutos del uvero de mar, Coccoloba uvifera, un pequeño árbol caribeño muy frecuente en los jardines de las costas canarias. ¿Podrán estos patos ser los vectores que permitan el asilvestramiento del uvero de mar? Lo veremos con el tiempo, pero es sin duda un caso claro de interacción positiva entre estas dos especies exóticas en Canarias.

 Ancistrocerus haematodes perforando la flor de un madroño mediterráneo (Arbutus unedo)

 Aspecto de las flores de Arbutus unedo tras la acción de la avispa. Estas flores podrán ser visitadas por varios potenciales polinizadores sin cumplir esta función reproductiva. Esta imagen y la anterior están en esta entrada gracias a la generosidad infinita de Esperança Alomar. Gracias.

 Adulto de Cairina moschata conduciendo a sus crías por los senderos del Jardín Botánico Viera y Clavijo hasta su lugar de alimentación.

Adulto y crías alimentándose de los frutos rojos, maduros, de Coccoloba uvifera.
Detalle de un patito "atacando" una baya de Coccoloba uvifera. ¡Que aproveche!

sábado, 30 de abril de 2011

Nicandra physalodes. Una bonita planta introducida con muy malas intenciones.

Ya se ha apuntado en ocasiones en este mismo blog, que la importancia de una introducción no radica en el número de individuos que logren colonizar el hábitat, sino en la capacidad de dichos ejemplares para modificar las características del mismo y transformarlo. Un único individuo de Carpobrotus edulis modifica más el ambiente donde crece (impidiendo el crecimiento de otras plantas, compitiendo por los polinizadores, propagándose rápidamente, etc.) que muchas plantas de Verbena supina (por ejemplo). Este es el caso de las plantas tóxicas o con efectos nocivos para los animales, y este es el caso de Nicandra physalodes, la manzana del Perú, o la planta "shoofly" (vetemosca), como la llaman los anglosajones.
Nicandra physalodes es una planta anual o bianual que llega a alcanzar un poco más de un metro de altura, originaria de Sudamérica. En Canarias se ha encontrado en todas las islas excepto El Hierro y Fuerteventura, y hasta el momento recibe la consideración de introducida, no de invasora (cf. aquí). En Gran Canaria es muy común en la zona noreste, desde los 200 a los 500 m sobre el nivel del mar (San José del Álamo, Tamaraceite, Arucas, etc.). Crece sobre todo en bordes de pistas y carreteras, pero decir esto en el norte de Gran Canaria es decir que puede encontrarse en cualquier sitio, a pocos metros de bosquetes de acebuches (Olea cerasiformis), palmerales, etc. Pero su efecto no está en su capacidad de ocupar el espacio, que no es mucha, sino en la toxicidad de toda la planta, rica en alcaloides, como en casi todas las Solanáceas, familia botánica a la que pertenece el género Nicandra (ver aquí). Además, dado su efecto insecticida, esta especie puede modificar el ecosistema selecionando polinizadores y/o dispersores de sus semillas, afectando a la capacidad de progresión de la vegetación autóctona. Pocos ejemplares, y a cierta distancia de los núcleos mejor conservados tienen efectos importantes sobre la capacidad de regeneración de los ecosistemas.
Pero en el caso de Nicandra physalodes tampoco hay que descartar su potencial invasor, ya que en muchas partes del Planeta recibe esta consideración de especie invasora (Hawai, Japón, China, Estados unidos, Portugal, etc.) (confirmar en
http://www.hear.org/pier/species/nicandra_physalodes.htm

http://www.invasive.org/browse/tax.cfm?fam=457&genus=Nicandra

http://invasive.m-fuukei.jp/sdetail.php?g=Nicandra&s=physalodes

lunes, 13 de diciembre de 2010

Las especies exóticas como ingenieros del ecosistema.

Últimamente está cobrando fuerza la idea de que, en un ecosistema, no todas las especies son igualmente importantes. Existen algunas que, por una u otra razón, tienen una mayor importancia en el medio: piénsese en el pino canario dentro del pinar, o el de un conejo en un hábitat mediterráneo continental. Casi todas las especies del sistema se relacionan con la especie "ingeniera". Esta especie crea y mantiene el hábitat. Sirva como ejemplo el ya referido papel del conejo común europeo (Oryctolagus cuniculus) en los ecosistemas mediterráneas peninsulares, que se explica perfectamente en el trabajo "El papel del conejo como especie clave multifuncional en el ecosistema mediterráneo de la Península Ibérica", de Delibes-Mateos y Gálves-Bravo (ver en http://www.revistaecosistemas.net/pdfs/617.pdf). De ahí que, por ejemplo, sea necesario preservar este animal para conservar las poblaciones de sus depredadores, de las especies vegetales que dispersa, o contralarlo para evitar la excesiva depredación sobre algunas plantas. (El esquema que acompaña esta entrada, extraído del trabajo de Delibes y Gálves, ofrece una idea visual de la complejidad del entramado de relaciones interespecíficas que pasan por este mamífero).Pero ¿qué pasa cuando una especie ingeniera funciona como invasora? En Canarias tenemos una buena cantidad de ejemplos. En el mundo vegetal, quizá la especie invasora que mejor realiza este papel de modificar el ecosistema y adaptarlo a sus necesidades sean las tuneras: Opuntia maxima, Opuntia dillenii, etc. Son fuertes competidoras para el resto de vegetales, ofrecen polen y frutos comestibles en abundancia a polinizadores y frugívoros, modifican el suelo donde crecen, etc. También son ingenieras especies como la trebolina (Oxalis pes-caprae), e incluso el propio conejo, que actúa en multitud de sentidos ya sea depredando sobre especies autóctonas o no, dispersando especies autóctonas como las retamas (Retama rhodorhizoides), o exóticas como el aromero (Acacia farnesiana), erosionando y modificando la estructura del suelo, etc.
Este tipo de especies invasoras, las que funcionan como ingenieras de ecosistemas o que pueden mantener relaciones ecológicas complejas con un gran número de otras especies, son de mucha importancia en el control y gestión de las invasiones biológicas.

Tunos de Opuntia maxima depredados por un ave. Los frutos carnosos de las tuneras son quizá un mejor reclamo para los frugívoros que las secas acebuchinas o las támaras de las palmeras.

Hojas de Oxalis ramoneadas por conejos. Las hojas y bulbos de la trebolina ayudan a mantener las poblaciones de conejo pero a su vez evitan que éste deprede sobre la vegetación autóctona.

Semillas de Retama rhodorhizoide, autóctona de las Islas Canarias, ingeridas y dispersadas por el conejo europeo. ¿Es mejor dispersador de esta planta que los animales autóctonos que realizan esta misma operación, como el lagarto endémico de las Islas, Gallotia spp.?


En esta imagen una letrina de conejo europeo en la que se aprecian semillas de Acacia farnesiana. La interacción entre estas dos especies alóctonas facilita la expansión de ambas (cf. en http://www.bentham.org/open/tofscij/articles/V002/SI001tofscij/86TOFSCIJ.pdf)

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Las especies invasoras en el año internacional de la Biodiversidad