Es difícil hablar de introducciones o de invasiones biológicas en el mundo de los hongos, ya que el microscópico tamaño de sus esporas les permite tener una enorme capacidad de dispersión, y se cree que alcanzan enormes distancias. Esto hace que los hongos sean considerados en su mayoría cosmopolitas, y crezcan o no en un ambiente dependiendo de sus necesidades ecológicas (humedad, temperatura, sustrato, etc.). Aún así parece que puede producirse la introducción de especies concretas de manera involuntaria, como parece que ha sido el caso de
Chlorophyllum molybdites (y no chlorophyllum moeybdytef, como figura en la noticia que acompaña esta entrada y en varios sitios donde se hace mención a dicha noticia). Este hongo aparece en lugares muy húmedos, como un césped regado en exceso, y su procedencia es americana. Tampoco es novedosa en Canarias, ya que se conoce en als Islas desde 1992. Salta ahora a la opinión pública tras un informe en el que se indica su peligrosidad. Pero si tras 18 años de estar entre nosotros no ha causado ninguna intoxicación, sacar el tema a la prensa no creo que ayude. Setas y plantas tóxicas las hay a decenas en nuestros jardines (la adelfa, la flor de pascua, etc.), y a nadie se le ocurre ir dándole mordiscos a una de estas especies. Ahí queda la noticia para su análisis.
http://www.laopinion.es/tenerife/2009/09/27/hallan-setas-venenosas-jardines-santa-cruz/245848.html