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martes, 7 de enero de 2020

Seguimos con la restauración ecológica y las especies exóticas introducidas: las plantaciones del Monumento Natural de Amagro.

    Al contrario de los alcornocales de Osorio, cuyo origen es su plantación como fuente de recursos para el campesino, las plantaciones realizadas en los años 70 en la Montaña de Amagro no tienen más sentido que una política equivocada de "reforestaciones" utilizando especies exóticas. La idea era buena: plantar especies arbóreas y arbustivas para preservar el suelo, quizá con un objetivo hidrológico, relacionado con la extensión de la agricultura intensiva bajo plástico de plataneras, tomateras, etc., que se propagó en aquellas mismas fechas. El error fue el método escogido para la reforestación: el aterrazamiento mediante maquinaria pesada, y las especies utilizadas: especies exóticas, no más resistentes a las condiciones climáticas locales que muchas especies autóctonas. De hecho, las plantaciones recientes de sabinas, acebuches, almácigos, gaydiles, etc., están teniendo similares resultados.

 Parte de las plantaciones de la cara noreste de Amagro

     Las especies exóticas utilizadas fueron varias: Acacia cyclops, la denominada popularmente acacia majorera, Tetraclinis articulata, Pinus halepensis, Cupressus macrocarpa, e incluso algunos pinos canarios.

 Grupo de Tetraclinis articulata (color verde oscuro) y Acacia cyclops (con ramas secas y de color verde amarillento) en la ladera noreste de Amagro.

 Detalle de la inflorescencia femenina de Tetraclinis articulata. No hemos encontrado plántulas ni juveniles de esta especie en la zona, pero se conoce su asilvetramiento en otros puntos de la isla.

 Juvenil de Acacia cyclops. Aunque la acacia majorera parece estar en peor estado que el resto de especies utilizadas en la plantación, su capacidad de dispersión la hace muy problemática.

 Ejemplar de Pinus halepensis. El porte achaparrado de esta y del resto de especies indica las difíciles condiciones de viento que resisten las plantas deen la zona

 Un grupo de cipreses de california, Cupressus macrocarpa.

 Un pino canario en primer término. Su aspecto y el porte habla de las malas condicines en que se encuentra. Curiosamente, este árbol crece en la zona donde abunda Cistus monspelensis, el juagarzo, especie compañera del pinar en otros ambientes de la Isla.

Estas plantas se han mentenido en los lugares con mejores suelos y con orientaciones más adecuadas, dificultando la progresión natural de los mejores terrenos de Amagro y la presencia de especies endémicas en peligro de extinción. Pero en aquellos lugares donde las plantaciones no fueron exitosas, el efecto del aterrazamiento ha ocasionado graves daños a la regeneración natural e incluso ha fomentado lo que se quería evitar, la erosión del suelo.

  Zona aterrazada y erosionada en la cara norte de Amagro. La ladera de la derecha, sin aterrazar y cubierta de tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera), y sin grandes muestras de erosión, prueba la mala elección del método para el mantenimiento del suelo.


Argyranthemum lidii, una especie endémica de Gran Canaria que, junto a otras presentes en Amagro en las zonas de plantaciones (Limonium sventenii, Crambe tamadabensis), son muy raras y se consideran en peligro de extinción.

    ¿Se debe actuar en estas zonas? Sin duda. La erosión y la presencia muy cercana y abundante de especies invasoras, como Pennistum setaceum o Lampropeltis getula, ya dentro del espacio y en progreso, precisan de actuaciones, repoblando con especies autóctonas las cárcavas y espacios erosionados, fomentando las especies en peligro, eliminando las introducidas con potencial invasor.
Se debe actuar con fineza, como un cirujano, sin producir impactos mayores de los que se quieren evitar. Sin olvidar la acción de los conejos, muy intensa en toda la montaña, y de algún asentamiento humano que se han consolidado en los últimos años

lunes, 22 de mayo de 2017

Las especies arbóreas introducidas en el Pinar de Santa Cristina y El Brezal del Palmital (Gran Canaria). Un problema para la restauración del hábitat.

Cuando se plantea una tarea de restauración del hábitat siempre se piensa en reintroducir las especies que formaban dicho hábitat: plantar, soltar fauna, etc., pero no es menos importante eliminar las especies alóctonas que pueden inferir en la correcta restauración. Esto ocurre con mucha normalidad (Tamadaba-Gran Canaria, Corona Forestal-Tenerife, etc.), pero quizá el ejemplo más notable de este hecho puede verse en uno de los espacios naturales protegidos más emblemáticos de Gran Canaria, la Reserva Natural Especial de El Brezal, entre Santa Cristina y El Palmital, en el norte de la Isla. Se trata quizá de la mejor representación de un brezal que existe en la Isla. Este espacio natural se integra por el brezal propiamente dicho, y una serie de zonas más o menos conservadas entre las que destaca el Pinar de Santa Cristina, una zona llana que fue plantada en su día de especies forestales como Pinus pinea, Pinus halepensis, Pinus radiata y Cupressus macrocarpa. Este sector del espacio presenta un gran potencial para regenerar comunidades de monte verde, por lo que ha sido objeto de repoblaciones con especies autóctonas como Arbutus canariensis, Isoplexis chalcantha, Ilex canariensis, Visnea mocanera, Persea indica, etc. Pero esta labor necesaria choca con la enorme capacidad propogativa de las especies introducidas, sobre todo de los pinos Pinus halepensis, Pinus pinea y el ciprés Cupressus macrocarpa. Estos árboles no sólo perjudican la regeneración del brezal, que se produce por sus propios medios, sino que dificulta el desarrollo de las plantaciones. El árbol autóctono que parece tener una mejor regeneración es el madroño canario, pero su grado de desarrollo es menor que el de pinos y cipreses por lo que queda rodeado por los juveniles de éstos y termina muriendo.
Pero el problema no es sólo que las poblaciones de especies introducidas se mantengan en equilibrio y no se vean desplazadas por las autóctonas, sino que incluso se están introduciendo en el brezal más denso, donde es posible encontrar ejemplares de pino y ciprés de varias clases de edad, desde plántulas hasta árboles jóvenes de pocos metros.
Si se mantiene esta dinámica es probable que el brezal natural pueda quedar entremezclado con las especies foráneas, alterando su fisionomía y ecología (suelo, luminosidad en el subvuelo, etc.).
Es necesario, tras lo visto en este espacio natural, considerado Reserva Especial, la eliminación de los árboles introducidos de toda la zona protegida, y mantener campañas de erradicación de ejemplares jóvenes y plántulas durante varios años. Es una labor larga y costosa pero necesaria si queremos mantener la mejor muestra de brezal de Gran Canaria que poseemos en la actualidad.

Situación de la Reserva Natural Especial de El Brezal
 
 Zona A: Llano donde se plantaron las especies forestales aludidas (Pinus spp y Cupressus macrocarpa) y que viene siendo regularmente reforestada con especies autóctonas (Ilex, Arbutus, Persea, etc.)
Zona B: Fayal-Brezal natural (con línea discontinua se señala la zona ampliada en la imagen siguiente)

 Imágenes de detalle de la zona del brezal señalada con línea discontinua. Es la zona de contacto entre el brezal y las zonas plantas con árboles alóctonos. En la imagen superior en la actualidad (2015) y en la inferior en 2002. Puede comprobarse la mayor densidad actual de puntos rojos, que indican la presencia de un árbol (pino o ciprés) entre el brezal.

 Ejemplares jóvenes de Pinus halepensis cubriendo y ahogando repoblaciones de especies autóctonas (madroños canarios, fayas, etc.)

 En primer término un ejemplar juvenil de Isoplexis chalcantha, procedente de la regeneración natural a partir de ejemplares plantados. A su lado, detrás, un ejemplar juvenil de Pinus pinea.

 
Plántulas y juveniles de Pinus pinea. Las plántulas de todos los árboles forestales alóctonos son muy frecuentes en la zona.

 Ejemplares jóvenes de Ciprés (Cupressus macrocarpa) en la zona del Pinar de Santa Cristina, en el borde superior del brezal natural.




 Ejemplar muy joven de ciprés. Todavía las hojas no se han trasformado en las escamas que serán al madurar. Las plántulas de esta especie son muy frecuentes incluso en el interior del brezal.

Visión del brezal natural. En primer término, y por encima de brezos, granadillos, etc., aparece la copa de un ciprés joven.

Por debajo de las copas, el ciprés no se distingue fácilmente del resto de integrantes del brezal. Es el tronco recto de color oscuro que cruza la imagen hacia el centro de la misma.

sábado, 25 de julio de 2009

Los complejos de invasión. Interacciones entre especies invasoras.

Últimamente está cobrando interés la hipótesis de los complejos de invasión (ver Invasiones Biológicas, págs. 77-87, http://digital.csic.es/bitstream/10261/5272/1/invasionesbiologicas.pdf, en nuestra biblioteca). Se trata de una idea que se basa en las interacciones que las especies invasoras realizan entre sí y que ayudan a facilitar la invasión. Así la presencia de una especie invasora se ve reforzada por las condiciones creadas por otras. Este caso es muy frecuente entre plantas y animales (ver en este mismo blog los casos de Asclepiadáceas y mariposas monarcas, http://invasionesbiologicas.blogspot.com/2009/04/la-accion-de-las-especies-invasoras-en.html). Pero también es posible entre plantas. Un caso curioso lo representa el llamado "Pinar de Santa Cristina", en Guía, municipio de Gran Canaria. Se trata de una zona del norte de la isla, hoy integrada en el Espacio Natural Protegido del Brezal del Palmital, pero que fue sometido a plantaciones de pinos foráneos y de otras especies exóticas, desde los años 60-70: Pinus halepensis, Pinus radiata, Pinus pinea, Eucaliptus globulus, etc. Estas especies arbóreas han creado unas condiciones muy particulares en toda la zona, que han hecho posible que en este mismo pinar crezcan especies exóticas que en el resto de Canarias y de la Isla son raras: Hypericum perfoliatum, Cynara humilis y Lavandula stoechas, entre otras. Estas plantas son comunes en las zonas aclaradas bajo el dosel de los pinos, mientras que en los trozos de terreno donde el brezo está más denso son muy raras. Sin duda la presencia de los pinos foráneos ha fomentado el crecimiento de estas otras plantas. El conjunto asemeja a la vegetación de los pinares acidófilos de Extremadura o el oeste andaluz. Hoy, todo el entorno está siendo sometido a trabajos de eliminación de los pinos foráneos y a la plantación de especies de laurisilva y fayal-brezal, intentando regenerar la vegetación natural.

Por su orden, las imágenes que acompañan esta entrada son de: Hypericum perfoliatum, plántula de Pinus halepensis, Cynara humilis, ejemplar adulto de Pinus pinea y Lavandula stoechas



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Las especies invasoras en el año internacional de la Biodiversidad