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sábado, 10 de agosto de 2019

Invasoras por el Mundo: Grecia

    No hay nada mejor para subir nuestra autoestima que ver lo mal que están en otros sitos. En realidad esta costumbre muy arraigada no sirve para nada, e incluso es negativa, ya que hace que nos confiemos, nos relajemos y empeore el problema. Pero es imposible viajar, tener los ojos abiertos y no darse cuenta de que el problema de las especies invasoras es general y existe una muy distinta percepción del mismo.
    En un viaje a Grecia ocurre esto, el problema de las invasiones biológicas le asalta a uno en la calle, en los yacimientos arqueológicos, en los desplazamientos por carretera. Y se nota que el país no está para encargarse adecuadamente de este problema, tiene muchos otros más urgentes que solucionar. Traemos aquí los casos más interesantes con los que nos hemos topado en un corto viaje por el país.
    Entre las plantas que vimos y que están produciendo daños no sólo en los ecosistemas, sino en la agricultura y las propias ciudades, hay muchos nombres que nos son familiares: Nicotiana glauca, Opuntia ficus-indica, Acacia farnesiana, Arundo donax, etc. Pero otras nos son desconocidas en las Islas, y esperemos que siga siendo así. Ordenamos este repaso según los ambientes donde se presentan las diferentes especies encontradas, pero la primera debe ser la que conideramos más problemática: Solanum elaeagnifolium.


    Esta especie de origen americano está extendida por gran parte del mundo, incluída la Península Ibérica, donde se ha encontrado en Aragón, Jaen, y zonas de la costa levantina. Es considerada infestante de cultivos y bordes de carreteras y caminos en el Norte de África. En Grecia la hemos visto en Atenas y la isla de Salamina, en campos de cultivo, como mala hierba, y en zonas antropizadas. Sus necesidades ecológicas son similares a las que se presentan en Canarias, por lo que es una planta a tener muy en cuenta controlando que no se introduzca en las Islas. Su presencia tiene consecuencias económicas muy importantes.

Acrópolis de Atenas. Tanto las ruinas arqueológicas como la propia ciudad son exponentes claros de la acción de las especies invasoras en la ciudad.

Nicotiana glauca trepando por el muro de la acrópolis. Uno de los muchos nombres que recibe esta planta en Canarias, rompemuros, debería advertir a las autoridades la nefasta acción que esta planta realiza. Es frecuente en toda la ciudad y, lamentablemente, en los yacimientos arqueológicos.

Ailanthus altissima, el árbol del paraiso. Muy frecuente en toda la ciudad y también entre los distintos yacimientos. Aquí la vemos en el templo de Asclepio. Sus raices proliferan entre los muros y suelos del yacimiento. Es frecuente ver juveniles y plántulas de este árbol en toda la ciudad.

Acacia farnesiana. Muy frecuente en toda la ciudad, en parques e incluso creciendo en las aceras y calles en mal estado.


El bosque mediterráneo. Dominado por Pinus halepensis, Pistacia lentiscus, Cupressus sempervirens, Juniperus phoenicea, Ceratonia siliqua, etc. En las imagenes, arriba la costa oeste de la isla de Salamina y debajo zonas próximas a Saunio, en el extremo sur de Ática. En estos ambientes, salpicados en la costa por casas, carreteras, son frecuentes las plantas procedentes de jardines mal ordenados.

 Xanthium strumarium, frecuente en las costas antropizadas.
   
Opuntia robusta a los pies del Templo de Poseidón, creciendo sobre este promontorio cubierto por monte mediterráneo (Quercus coccifera, Pistacia lentiscus, etc.)

 Opuntia microdasys, en Salamina. Este gran núcleo crece en un risco próximo a la costa. Probablemente se trate de una dispersión por aves. Crece en la pared rocosa junto a Capparis spinosa, Sedum sediforme y un enorme grupo de especies leñosas típicas de estas formaciones.

 Opuntia ficus-indica. En Grecia hay un movimiento importane para aprovechar las cualidades de esta planta. No suele adentrarse en los ambientes naturales.

 Parkinsonia aculeata, muy frecuente en los bordes de carreteras. Se propaga con gran facilidad a partir de semillas.
 
 Datura innoxia. Como en Canarias, crece en cultivos y jardines poco cuidados.

    Una de los principales focos de la introducción de especies en Grecia es el lamentable tratamiento de los restos de podas y basuras. En las carreteras que surcan las costas de Salamina y Ática es posible ver cada poco trecho, basuras y restos vegetales que pueden ser el origen de múltiples introducciones en el medio.





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