lunes, 18 de septiembre de 2017

Plantas introducidas (y algunas invasoras) en Tamadaba. ¡Lo que ha cambiado la política forestal!

   Tamadaba es uno de los entornos naturales emblemáticos de la isla de Gran Canaria. Su riqueza botánica es quizá la mas alta de la isla y una de las mas sorprendentes de todo el Archipiélago Canario. Por esta y otras razones está declarado como Parque Natural, además de formar parte de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria. Viven en sus riscos un buen número de especies endémicas, algunas exclusivas del macizo, como Globularia ascanii, Micromeria pineolens, Sventenia bupleuroides, Sideritis guayedrae, Tanacetum oshanahanii, Teline rosmarinifolia subsp. eurifolia. Para conocer un poco más su asombrosa biodiversidad aconsejamos este artículo de Águedo Marrero, publicado en la revista Rincones del Atlántico (http://www.rinconesdelatlantico.com/num2/tamadaba.html). 
   Pero su aspecto ha cambiado mucho en el último siglo, sobre todo en su zona norte, donde se encontraban una buena cantidad de construcciones, campos de cultivo, pastos, y que hoy están casi olvidados y desaparecidos entre la arboleda. Cuando a mediados del siglo XX se inició la labor de reforestación de la zona, se empleó en su mayoría el pino canario como principal especie arborea, pero no fue la única. Junto al pino canario se plantaron un buen número de especies arbóreas, muchas de las cuales pueden encontrarse aún hoy en el bosque. Muchas de ellas se mantienen en medio del pinar, sin aparentemente impedir su regeneración natural. Son un mal menor, pero otras no sólo se han aclimatado, sino que progresan y pueden empezar a dar problemas al ecosistema natural de Tamadaba.
   Entre las primeras, las especies introducidas que aparentemente no producen alteraciones al medio,    hemos podido localizar en una última visita las siguientes (sin contar las especies propias de los cultivos anteriores a la reforrestación, castaños, nogales, higueras, etc.):
Pinus pinaster; Pinus nigra; Pinus sylvestris; Pinus radiata; Pinus halepensis; Nerium oleander; Pyrus communis; Acer pseudoplatanus; Quercus ilex; Cydonia oblonga; Cupressus sempervirens; Eucalyptus pseudoglobulus y Corymbia ficifolia.
   Entre las segundas, aquellas que progresan y ocupan nuevos territorios, desalojando en ocasiones a la vegetación autóctona o impidiendo se regeneración, hemos visto:
Pinus pinea; Eucalyptus globulus; Cedrus atlantica; Cupressus macrocarpa; y sobre todo Acacia saligna.
   Como curiosidad hay que citar la introducción de especies canarias que no viven de manera natural en ese pinar. Este parece ser el caso de Rhamnus glandulosa, un árbol de la laurisilva canaria, extinto en Gran Canaria y que al parecer se introdujo en Tamadaba, y de Juniperus cedrus, especie que está experimentando una expansión importante en el bosque, donde no es raro ver juveniles de esta especie. De confirmarse, son claros casos de traslocaciones.
   Hoy en día se estudian las especies que se van a utilizar en las reforestaciones, y en muchas ocasiones se emplean ejemplares obtenidos en la propia zona donde se van a realizar las plantaciones (como ocurre en Gu-Guy o Güigüí), pero en aquella época se plantaba sin demasiado control, lo que se tenía. Se hacían pruebas, se experimentaba para ver qué crecía mejor y más rápido. Unas veces por su carácter de plantas alimenticias, otras por simple ornamento. Parece que en algo vamos mejorando.

Dos imágenes de zonas del pinar de Tamadaba altamente invadidas por Acacia saligna (=A. cyanophylla).


 Brotes de raíz de Acacia saligna. Este sistema de reproducción vegetativa le proporciona una rapidez admirable para colonizar nuevos territorios, aunque estén a la sombra de otras plantas, como en este caso los pinos.













 Detalle de los filodios (pseudohojas) y flores de Acacia saligna.


 Grupo de ejemplares de Cedrus atlantica de diferentes clases de edad, desde los árboles de 5-6 m hasta arbustos de 1 m escaso de altura. Estos árboles forman rodales, algunos bastante extensos en la cara norte del pinar de Tamadaba.


 Detalle de las acículas y ramas de esta especie de gran valor ornamental y perfectamente aclimatada en Tamadaba

Grupo heterogéneo de Cupressus macrocarpa. Igual que puede verse en otras zonas de la Isla (ver por ejemplo el pinar de Santa Cristina; http://invasionesbiologicas.blogspot.com.es/2017/05/las-especies-arboreas-introducidas-en.html), este comportamiento nos muestra la potencialidad invasora de este árbol.


 Varios ejemplares de la adelfa, Nerium oleander, pueden encontrarse en el seno del pinar de Tamadaba. Creemos que se trata en todos los casos de individuos plantados, ya que su propagación en estos ambientes totalmente alejados de los que le son propios es altamente improbable. Además gran parte de las adelfas encontradas pertenecen a variedades de jardín que han perdido la capacidad de producir semillas

 De gran valor paisajístico, un grupo de encinas muy grandes y ancianas. Quizá las mayores de la Isla. Aunque producen vástagos, la lentitud de su propagación no plantea problemas al bosque que lo rodea.

 Hojas y sámaras de Acer pseudoplatanus, un arce del que existen unos pocos ejemplares jóvenes en la zona. Su juventud parece indicar que este tipo de introducciones no se limitó a los años 50-60 del pasado siglo, sino que hasta relativamente pronto han continuado. Esperemos que ya no se produzcan.

 Ejemplar joven de Juniperus cedrus creciendo en el borde del cantil en Barranco Oscuro, a unos 800-900 m de altitud. Los ejemplares adultos de este especie son frecuentes en el pinar, y no es difícil encontrar otros más jóvenes en todo este sector norte del pinar. Estas traslocaciones pueden generar problemas si no se controla su procedencia, ya que es importante preservar la diversidad genética de las escasas poblaciones naturales grancanarias de esta especie.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Malas noticias sobre la presencia de la culebra real de California en Gran Canaria

   Estos último días nos sobresaltaba la noticia de que ya se habían superado las capturas de Lampropeltis getula californiae, la culebra real de California, de todo el año pasado (confirmar en https://www.canarias7.es/siete-islas/gran-canaria/la-captura-de-serpientes-supera-ya-el-record-del-ano-pasado-IY2100468). Pero no es sólo que aumenten las capturas, que podría deberse a un aumento de la presión sobre la especie, una mejora de los mecanismos de captura, etc., es que además aumenta la superficie en donde se producen estas capturas. Además de los dos núcleos iniciales, Amagro y los barrancos de La Solana, San Roque, etc., entre Telde y Valsequillo, hoy puede hablarse de otro núcleo en el Barranco de la Data, en el sur de la isla, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, y no sería muy descabellado hablar de un cuarto núcleo en Marzagán. Además hay que darse cuenta de los muchos puntos de captura entre Valsequillo y Tenteniguada, o los que aparecen en las carreteras de Santa Brígida a San Mateo, hasta la captura de un ejemplar a 1500 m s.m. en los Llanos de Ana López. Todas estas capturas se han realizado en carreteras, con lo cual es posible que en toda esta zona estén ya viviendo ejemplares de esta especie. 
    No estaría mal realizar algún muestreo en estas zonas para conocer la verdadera dimensión del problema. Es posible que la densidad de capturas de los núcleos iniciales esté en relación con el esfuerzo en su búsqueda, la cantidad de trampas, etc., y no sea una muestra de la verdadera densidad de la culebra en Gran Canaria.
   Además de esta entrada, es momento ya de modificar la imagen del encabezamiento de este blog, y añadir a la culebra. Ocupará el lugar del picudo rojo que puede darse por desaparecido en la Isla. 



viernes, 1 de septiembre de 2017

Especies introducidas del género Quercus en Canarias. Robles, encinas y alcornoques en el Barranco de los Cernícalos (Telde, Gran Canaria)

El Barranco de los Cernícalos es uno de los espacios naturales emblemático de Gran Canaria. Incluido en la Reserva Natural Especial de Los Marteles, este barranco alberga la mejor sauceda de Gran Canaria, y quizá de Canarias, y la mejor representación de un acebuchal en todas las Islas. En su seno crecen especies vegetales endémicas y raras en la isla, como Anagyris latifolia o Canarina canariensis. Es sin duda una de las visitas más recomendables en la geografía grancanaria.
Uno de los muchos alicientes que tiene el barranco es encontrar en sus inicios los ejemplares más grandes y antiguos de la isla de tres árboles introducidos en Canarias, el roble Quercus robur, la encina, Quercus ilex y el alcornoque, Quercus suber. No es el único sitio donde crecen estas especies, pero sí el único que conocemos donde podemos ver las tres especies juntas y con una representación tan importante, en calidad y cantidad de ejemplares.
   Las tres son especies introducidas, pero sólo el roble y el alcornoque parecen ser capaces de propagarse por sí mismas con alguna facilidad. Pueden verse plántulas de ambos árboles a lo largo de toda la zona.
   Otras especies del género que se han introducido en Gran Canaria son Quercus cerris (ver http://invasionesbiologicas.blogspot.com.es/2016/12/quercus-cerris-el-roble-turco-un-nuevo.html) y Quercus rubra, plantado en algunos jardines de la Isla, pero en ninguno de estos casos se ha documentado su asilvestramiento.
   La densidad de estos árboles en la zona inicial del acebuchal es muy importante, tal como puede verse en las imágenes que acompañan a esta entrada. Sería importante controlar estas poblaciones y favorecer los acebuches de la zona. Es muy probable que, si no se controlan la proliferación de alcornoques en ese sector del barranco, la población llegue a convertirse en estable y pueda dificultar la regeneración del impresionante bosque termófilo del barranco.


Imágenes de la ladera de solana del Barranco de Los Cernícalos. Los grandes árboles con troncos casi negros son alcornoques o encinas 

Zona del Barranco de Los Cernícalos donde pueden verse estos árboles con normalidad.

 Tronco de Quercus robur, con profundas grietas.

 Tronco de Quercus ilex, agritado pero más liso que el anterior.

 Típico tronco del alcornoque, Quercus suber, formando el corcho.

 Bellotas de Quercus ilex, a la izquieda, más anchas y achatadas, con caperuzas más grandes, y de Quercus suber a la derecha, más alargadas y delgadas con la caperuza más pequeña. Estos caracteres son muy variables, por lo que no nos servirán para diferenciar ambas especies.
 
 Hojas de Quercus ilex. Los ejemplares que pueden verse en Los Cernícalos pertenecen a Quercus ilex subsp. rotundifolia (= Q. rotundifolia).

 Hojas de  Quercus robur. Esta especie es caducifolia, mientras que las otras dos mantienen siempre hojas en sus ramas.

 Hojas de Quercus suber, más grandes, menos duras y con bordes dentados. Cuando las hojas pertenecen a plántulas o rebrotes de raíz o base del tronco, los dientes son más pronunciados y la hoja más pequeña y dura.
  
Composición con hojas de las tres especies mencionadas. Las hojas del roble pueden ser más grandes, pero la escasa puviometría de a parte baja del barranco donde vive, no permite que sena tan grandes como las que podemos encontrar en otros lugares de la Isla (Osorio, Valleseco, Barranco de la Virgen)

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Las especies invasoras en el año internacional de la Biodiversidad