Y siempre son los mismos argumentos rebatidos una y mil veces, y siempre con una lluvia de comentarios en las redes, en los periódicos. Y todos repiten lo mismo: que si las cabras son muy útiles, que si son un patrimonio cultural, que lo hacen por dinero, que si el ecosistema canario está acostumbrado a ellas, que las capturen de otra manera, etc., etc., y todo esto aliñado con insultos a los políticos, con descalificaciones a los que no opinan igual, con frases del tipo "los verdaderos destructores somos las personas", etc., etc. ¿Para cuándo la gente será capaz de leer una noticia y opinar de forma sosegada y con fundamentos? Está claro que a nadie le gusta matar cabras, y que lo que menos le interesa a un político en estos tiempos es meterse en estos follones. Hasta ahora nadie había enfrentado este problema precisamente por ese miedo, y ahora, por la razón que sea, se quiere intentar algo para frenar el efecto de las cabras silvestres, salvajes, sobre nuestro ecosistema, y ocurre esto. Es de locos. No nos miremos tanto el ombligo, otras sociedades han realizado el mismo esfuerzo que empezamos nosotros. ¿Por qué no aprendemos de los demás? ¿Y por qué miramos mal al gestor que intenta solucionar un problema y no al mal ganadero que suelta las cabras sin control para que se coman el patrimonio de todos y así ganar dinero sin molestia? Desde el inicio de la ganadería en Canarias existían los pastos comunales y el pastor cuyas ovejas se saliesen de esta zona perdía el ganado, se quitaban o se mataban, según fuese posible. ¿Qué nos pasa ahora que nos escandalizamos cuando alguien mata una cabra o una paloma todo esto delante de un plato de chuletas? ¿Qué ocurrirá cuando nos digan que también es necesario controlar las poblaciones de conejos?
Recuerden siempre que se trata de cabras guaniles, de las que no se aprovecha nada, ni tampoco son las que mantienen limpio el monte. Para ello puede emplearse ganado organizado, pero eso es otra cosa. No confundir nunca estar a favor del control de las cabras guaniles con estar en contra de la ganadería ordenada y gestionada. Todos estamos a favor de la ganadería. Las cabras no sobran, es más se debería potenciar la ganadería como forma de gestión del paisaje, contra incendios, o para otras labores.
Como las cosas no han cambiado desde las últimas batidas de septiembre y noviembre de 2015, haré por primera vez en este blog, repetiré la entrada que ya se publicó el 19 de noviembre pasado. Por si sirve de algo.
"En
las últimas semanas se han estado realizando en algunos lugares de Gran
Canaria (Inagua, Tamadaba, Guguy) promovidas por el Cabildo Insular de
la isla, una serie de actuaciones para el control de las cabras
cimarronas o guaniles. Estas actuaciones se han llevado a cabo por
especialistas venidos desde la Península y relacionados con el control
de herbívoros en el Coto de Doñana. La forma de realizar el control
sobre estos animales, que suelen estar en zonas inaccesibles,
verticales, donde llegar es misión imposible, es situarse en un oteadero
y disparar sobre ellos utilizando rifles de precisión. De esta manera,
se han abatido unas 77 cabras, de las más de 200 que se cree que habitan
en estos riscos.
Estas
batidas se realizan después de varios intentos de recoger el ganado
mediante apañadas, con la colaboración de pastores, saltadores y
técnicos de diversos organismos, y tras el ultimatum de la Unión
Europea, que indicó al cabildo que no habría más dinero dentro del
programa LIFE si no se eliminaban estos herbívoros que llevaban al
traste las repoblaciones efectuadas con tanta dificultad y tanto gasto
económico.
Estas
reacciones pueden dividirse en dos grupos principales: los que están a
favor de la actuación del Cabildo insular, y los que están en contra.
Los
primeros se basan en lo tantas veces comentado en este blog. Las cabras
asilvestradas, cimarronas o guaniles producen daños muy importantes en
la flora insular. Viven en las zonas con un mayor número de endemismos,
no porque las cabras estén allí, sino por su carácter rupícola,
geologico y por su edad de formación (son las zonas más antiguas de la
isla con 14 millones de años). Estos daños han sido contrastados en
trabajos científicos y son comprobables por cualquiera que conozca estas
especies y que camine estos riscos. La actuación se esperaba desde hace
tiempo y debería repetirse mas adelante. Está claro que este blog se
alinea claramente en esta postura.
Grupo de cabras posiblemente guaniles en Guayedra (foto tomada de Plantas de mi Tierra, gracias Juanillo)
Las
opiniones de los que están en contra se reflejan en los comentarios que
pueden leerse en la prensa que ha publicado esta noticia, y se pueden
resumir en los siguientes puntos:
- Sería mejor recogerlas o capturarlas vivas.
- Totalmente cierto, sería la mejor opción, pero se ha intentado
muchas veces y resulta imposible. La orografía de la zona que habitan
hace el intento inútil y peligroso para los que lo intenten.
- Las cabras están en los montes desde hace mucho tiempo. La
deforestación no es su culpa y las plantas canarias están ya adaptadas a ellas.
- Las cabras pueden estar en Canarias desde la llegada del hombre a
las islas, pero no por eso las plantas han podido adaptarse a su acción
depredadora. La evolución no funciona así, la necesidad no produce el
órgano. La presencia de herbívoros produciría la selección de aquellas
plantas más resistetes y la extinción de aquellas plantas que no
soportaran el ramoneo
- Efectivamente, la deforestación no es producida por las cabras, pero
su acción impide la regeneración natural o las reforestaciones.
- Siempre ha habido cabras y nunca se ha extinguido una planta
por eso, nunca ha sido un problema
-
No sabemos si la presencia de las cabras ha podido estinguir alguna
especie, ya que no dejan restos que podamos analizar. Sí sabemos que
ratas, ratones, y el propio ser humano han extinguido en Canarias varias
especies de vertebrados, micromamíferos, reptiles, aves, etc.
Seguramente con las plantas sucedió igual.
- Lo peor es que se ha tenido que traer gente de fuera para
carzarlas.
- No son cazadores, son técnicos especialistas en realizar esta función, con experiencia probada.
- Hay intereses ocultos en esto: subvenciones, reforestación
con frutales
-
La temida y conocida mano negra. Esta actuación se ha llevado en última
estancia y tras la petición unánime de técnicos, biólogos,
conservacionistas, y cualquier persona ligada al trabajo de preservar la
naturaleza. Que cobran lo mismo si están en un monte trabajando que
sentados en sus casa viendo la tele
- Se dejan muertas en el campo
- En la mayoría de los casos es imposible recoger las piezas, y la
labor necesaria para ello sería igualmente costosa y peligrosa. Cuando
un cazador mata un conejo o una perdiz y no lo puede recuperar también
se queda en el campo y no pasa nada. Independientemente de si es
apropiado desde el punto de vista sanitario, para el medio es un
beneficio.
- ¿Cuánto costó la batida?
-
Siempre será menos de lo que nos gastaremos volviendo a reforestar, sin
contar que la pérdida de una especie es algo que no tiene precio.
- Más daño hace el rabo de gato
-
No sé si más. pero también hace mucho daño, y es otro problema que debería abordarse, pero sin abandonar ningún objetivo.
- La cabra pinalera es una raza autóctona en peligro de
desaparecer
-
Siendo una idea poco contrastada, en realidad las cabras de estos riscos
son cabras domésticas que se han asilvestrado, igual que lo hacen los
conejos y gatos, cuando pasan algunas generaciones sin domesticar.
Tendrán condiciones distintas pero genéticamente son derivadas de las
primeras. Si desaparecieran y se quisieran reintroducir (cosa bastante
loca), bastaría con soltar cabras domésticas y en unos cuantos años ya
tendríamos otra vez, estas mismas cabras en los riscos. Además no creo
que se puedan erradicar todas (por desgracia), la cuestión es que baje
la presión que ejercen sobre la flora del lugar y el efecto que hace su
pisoteo sobre los riscos y suelos (degradación nitrificación, etc.)
- La carne se podría utilizar
-
No tiene control sanitario, así que no se puede comer.
- Si lo hubiera hecho otro partido….
-
Los técnicos siempre han pesando en esta opción, y la han realizado
cuando no han tenido más remedio, en última estancia. No es una orden
política, en cualquier caso es una decisión valiente, ya que se suponía
la reacción que se ha producido.
- Es maltrato animal,
-
Si lo es matar una vaca o un cerdo para utilizar su carne, sí.
- Las instituciones matan
animales y a los particulares no les dejan “matar un mirlo"
-
Efectvamente, las instituciones velan por el beneficio de todos, y en
ocasiones tienen que realizar labores que un particular no podría hacer,
por un bien mayor: quemas prescritas, tala de árboles, y control de
herbívoros.
- Las cabras forman parte del paisaje
-
Como las tuneras y piteras, pero el paisaje no es siempre lo que debe
protegerse, en algunos lugares debe prevalecer la conservación del
patrimonio natural frente al paisaje humanizado
- Las repoblaciones no prosperan porque no se plantan las
especies adecuadas y por que no se realiza un seguimiento de las mismas
- Eso
puede pasar en ocasiones, pero en los últimos años se plantan especies
que ya viven en la zona, es decir, se refuerzan poblaciones naturales. Y
si ven los árboles jóvenes ramoneados o comidos por las cabras,
claramente esa repoblación no fracasó por la falta de seguimiento o por
la especie empleada.
En
definitiva, las opiniones son eso, opiniones, y no deberian ser
verdades absolutas. Más cuando estas opinioones están vertidas por
personas que desconocen en gran parte las razones o la historia del
hecho. Desde nuestros sillones de la ciudad, pedimos que no se maten
cabras mientras exijo que se preserve la biodiversidad y critico a los
técnicos que se juegan la vida por los riscos. Hace falta mucha
educación ambiental para que el público entienda por qué se llevan a
cabo determinadas acciones. En las noticias publicadas se dejan claras
algunas de estas cuestiones, pero el lector, con sólo leer el titular ya
tiene una idea formada, tiene prejuicios, y se cree con capacidad para
imponer su visión frente a la de especialistas o técnicos que han
dedicado su vida a estos menesteres.
¡Cuánto daño hacen los debates televisivos!