En otras Entradas hemos hablado de varias especies botánicas de Dendrobium y también de algún híbrido comercial. Los del tipo nobile son unos de los más frecuentes en los centros de jardinería donde llaman la atención por la profusión de sus grandes y hermosas flores de vistosos colores que cubren toda la planta.
El género de los Dendrobium comprende unas 1.200 especies epifitas originarias de todas las regiones asiáticas llegando a Australia, Nueva Zelanda y las Islas del Pacífico. Podemos encontrarlos en todos los entornos, desde el nivel del mar hasta más de 3.000 metros, lugares cálidos, fríos, secos, lluviosos y un largo etc. Dendrobium nobile Lindl. es una especie epifita simpodial del Sureste Asiático y cuya hibridación comercial masiva, nos permite llenar de color nuestras casas a precios muy económicos. Sus pseudobulbos son como largas cañas, de distinto grosor según el cultivar y de hoja caduca, por lo que no debemos asustarnos cuando entren en reposo y las pierda.
Sus grandes flores nacen directamente de los tallos en pequeños grupos de 2 a 3 y los cubren completamente durante varias semanas. En muchos cultivares son fragantes. Procura no mojarlas al regar o vaporizar y retíralas a medida que se vayan secando para evitar hongos.
Algunos aficionados los consideran de fácil cultivo y otros bastante difíciles, sobre todo por la dificultad en conseguir que en años sucesivos vuelvan a florecer y a cambio sólo consiguen numerosos keikis. Ello es consecuencia de la ausencia de un reposo adecuado con diferencias de temperatura de entre 8 y 10 grados entre el día y la noche y de la falta de luz intensa, necesaria en ese período.
Las normas básicas para un buen cultivo pasan por darles en primavera y verano una luz media, temperaturas cálidas (lo ideal es tenerlos en el exterior sin sol directo), abundantes riegos, alta humedad (80%), abonados semanales o quincenales con mayor aporte de nitrógeno y desde mediados del verano y el otoño bajar la proporción de nitrógeno y aumentar la de fósforo y potasio y luego durante el período de reposo darles la mayor luz posible, suspender los riegos al mínimo sustituyéndolos por vaporizaciones, dejar de fertilizar, bajar la humedad y aumentar la ventilación y temperaturas frías, garantizando la citada diferencia entre la diurna y la nocturna.
Admiten un rango de 5 a 28 grados e incluso aguantan temporalmente los 0 grados si están secos. Por lo que si en tu zona el invierno es suave, pueden permanecer en un balcón cubiertos de la lluvia y prácticamente secos. Lo más sencillo es cultivarlos en macetas estrechas, lo justo para el cepellón pues les gusta tener las raíces apretadas. El sustrato estándar a base de cortezas, garantizando el drenaje es suficiente, aunque algunos añaden algo de turba rubia y sphagnum, pero hay que tener en cuenta que no soportan el sustrato encharcado y menos en el período de reposo, por lo que a priori no es recomendable. Trasplanta cuando termine la floración, cada 2 ó 3 años o cuando el sustrato esté descompuesto, utilizando una maceta sólo ligeramente mayor.
Al trasplantar puedes dividirla en grupos de varios pseudobulbos. También puedes separar y plantar los keikis si se han producido e, incluso, puedes sacar esquejes cortando los tallos en trozos que tengan 2 ó 3 nudos al menos y colocarlos tumbados sobre sphagnum húmedo y tapar con un plástico transparente situándolo en un lugar cálido (haz toda la operación en un entorno limpio y con herramientas desinfectadas). Se producirán nuevos brotes que puedes replantar cuando tengan suficientes raíces.