Cuando plantamos nuestras orquídeas en maceta, la base del sustrato son las cortezas de pino, de distinta granulometría, pero conviene mezclarlas con algunos otros materiales, como los que vamos a ver en esta entrada.
CORTEZA DE PINO:
Es la parte fundamental de todos los sustratos y debe suponer en torno al 70% del total de la mezcla. Es un medio ideal para las raíces de las orquídeas que permite que extiendan cómodamente sus raíces, dándoles una buena sujección manteniéndolas aireadas y sin encharcarse. Si recoges tú mismo las cortezas en la naturaleza, debes dejarlas envejecer un tiempo al aire libre, lavarlas bien y desinfectarlas antes de su uso, para que pierdan parte de los taninos y resinas que contienen y eliminar organismos patógenos.
En función del tamaño de las raíces de las plantas se usan distintas granulometrías: Pequeño de 5 a 15 mm. Medio de 20 a 45mm y Grandes: trozos de tamaño superior. Como con los riegos se degrada, conviene trasplantar las plantas cada 2 años máximo, para evitar que se vaya comprimiendo y pueda pudrir las raíces. Puedes comprarla en bolsas grandes a granel, en los centros de jardinería, viene limpia y de tamaño regular y sale más económica. Sus propiedades ayudan a evitar desarrollos de hongos por ejemplo. Antes de usarla mójala y déjala secar un poco. No conviene regar las plantas recién trasplantadas los primeros días, basta con la humedad que aporta la corteza mojada previamente.
Conviene mezclarla con algunos otros componentes para ayudar a mejorar el drenaje en unos casos, a mantener la humedad en otros o a complementar ciertos aportes, por ejemplo de calcio.
MUSGO SPHAGNUM:
También llamado Musgo de Turbera. (Lée la entrada sobre el uso de los musgos). Se usa sobre todo deshidratado y lo puedes encontrar fácilmente a la venta. Sirve para airear el sustrato y retener la humedad, ya que tiene un gran poder de absorción del agua. Aporta cierta acidez pero no es un nutriente. Permite espaciar los riegos y aporta defensas biológicas a las plantas. Utilízalo en pequeñas proporciones (no más del 10%) y siempre humedécelo antes de incorporarlo al sustrato. Ten cuidado, pues retiene mucho agua y en plantas propensas a la pudrición de raíces puede estropearlas. Para las plantitas pequeñas, recién desenfrascadas, es ideal y puedes utilizarlo como único sustrato.
ARLITA:
También llamada Arcilla Expandida. Es un producto que se obtiene tratando la arcilla a altas temperaturas, consiguiendo que sea muy porosa y ligera. La encontrarás a la venta en cualquier centro de jardinería. Retiene cierta humedad, pero sobre todo garantiza un buen drenaje del exceso de riego. Es conveniente poner uno o dos cms. en el fondo de la maceta con este fin. Lávala antes de usarla y añadirla al sustrato.
FOAM:
El poliestireno
expandido (EPS) es un material plástico, derivado del poliestireno. Es inerte, no se pudre, ni forma mohos. Es ideal para airear el sustrato y facilitar el drenaje. Puedes comprar placas y cortarlas, o simplemente recoger los trozos que suelen acompañar los embalajes de electrodomésticos por ejemplo, o los envases alimentarios. Luego lo cortas en trozos adecuados al tamaño de las raíces de la orquídea a plantar. Hay otros tipos de materiales plásticos similares, pero este es uno de los más manejables y fáciles de cortar. Se le conoce también por los nombres de: Durapax, Thermopor, Isopor, Tecnopor, Fon, Poliexpan, Unicel, Poliespuma, Expuma-flex, etc. Echa un buen puñado a la mezcla del sustrato.
CARBÓN VEGETAL:
Es un material rico en carbono, procedente de la combustión lenta sin oxígeno de varios tipos de madera. Asegúrate que el que compras no llevas aditivos (como algunos utilizados para encender fácilmente las barbacoas). Es frágil y poroso. Lávalo bien antes de utilizarlo. Es un buen absorbente, aunque mucho menos que el carbón activado que se usa en medicina, para filtros de acuarios, etc. Da al compost una ligera acidez y es un buen fungicida. Elimina tóxicos y absorbe las sustancias químicas que pueden dañar las raíces. Úsalo en pequeñas cantidades como complemento del sustrato.
MANTILLO DE HOJAS:
Lée la entrada sobre su preparación en compost y la lista de plantas que se benefician de su uso. Básicamente se usa el de hojas de roble, aunque también sirven las del alcornoque, encina, castaño o haya, que deben compostarse hasta su transformación en un humus ligero, bien descompuesto, proceso que dura al menos un año. Añadir generosamente a las orquídeas terrestres, pero siempre mezclado con materiales drenantes como la Arlita o el Foam y con un puñado de arena gruesa lavada.
Aporta acidez al sustrato, lo aligera y airea y facilita nutrientes a este tipo de plantas que suelen crecer en el suelo de los bosques entre el mantillo que se forma de manera natural por la caída y descomposición de las hojas. Anímate a prepararlo, es sencillo y sólo hace falta un poco de paciencia.
TROZOS DE CORCHO:
Es una material que se obtiene de la corteza del alcornoque (Quercus suber). Puedes cortar trocitos de corteza en función del tamaño de las raíces, o simplemente, utilizar los tapones de las botellas de vino, cava o champán. Lávalos bien y haz trozos adecuados a la planta. Es un material que no se degrada casi por lo que dura mucho, ayudando a que el compost no se comprima, lo que le hace un buen material para que las raíces respiren y drene el agua sobrante.
CÁSCARAS DE NUECES:
Guarda las cáscaras y pártelas del tamaño que te interese. Por ejemplo yo las uso en trozos grandes para añadir al compost de las orquídeas en cesta como Stanopheas o Embreas. Sirven también las de almendra y las de piñones. Si has trasplantado algún paphiopedilum, habrás visto que con frecuencia los productores incluyen cáscaras de piñones en el sustrato. Son materiales de lenta degradación que oxigenan el sustrato e impide que se compacte. Aportan nutrientes cuando se van degradando a las orquídeas terrestres, aunque puedes utilizarlas en cantidades pequeñas a todas las mezclas.
CÁSCARAS DE HUEVOS:
Es otro material que puedes conseguir fácilmente. Guarda las cáscaras y déjalas secar, luego las mueles en un mortero y listas para usar. Posée un 94% de carbonato de calcio y es ideal para las plantas que viven en terrenos calizos (alcalinos), como muchos Paphiopedilum y Cymbidium. También puedes usar, si prefieres Dolomita, es un carbonato de calcio y magnesio que puedes mezclar con el sustrato en pequeñas cantidades, de 1 a 4 gramos por litro, aproximadamente.
PIEDRA VOLCÁNICA:
Ideal como sustrato para Hofmansegellas y Laelias rupícolas. Estas plantas que en su hábito natural viven directamente sobre planchas de piedra y entre pequeñas grietas de las mismas, no necesitan ningún otro material para su crecimiento, salvo un ligero abonado de vez en cuando (algunos expertos recomiendan añadir un pequeño clavo de hierro al compost que se oxidará y beneficiará a la planta). La piedra volcánica es un material inerte, poroso y relativamente ligero, que puedes encontrar fácilmente a la venta porque se utiliza mucho para decoración en jardinería. Lávala bien antes de utilizarla. Puedes utilizar también trozos de granito, lo puedes encontrar fácilmente en muchos lugares y sólo tienes que trocearlo y lavarlo bien.
OTROS MATERIALES:
PERLITA: Proviene de rocas silíceas, tratadas con procedimientos térmicos. Es ligera y estéril. Oxigena el sustrato y retiene humedad. Su pH es de 7-7,5
VERMICULITA: Es mica expandida a altas temperaturas, de color amarillento. Absorbe mucho agua por lo que hay que usarla en las proporciones adecuadas. Su pH está en torno al 7.
MEZCLA DEL SUSTRATO:
Un ejemplo del aspecto de un sustrato mixto, adecuado para la mayoría de las orquídeas. Ten en cuenta que el tamaño de las raíces determinará el de los materiales a utilizar. Recuerda también que hay plantas que no soportan la cal y otras que la necesitan. Ten en cuenta también que las orquídeas terrestres tienen unos requisitos diferentes en cuanto a la mezcla del sustrato y debes incorporar mantillo de hojas o algún tipo de turba y arena a la mezcla. Muy importante siempre, todas las mezclas tienen que garantizar aireación a las raíces y un excelente drenaje.