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jueves, 1 de agosto de 2013

¿Puede el periodismo hacer otros negocios?

Es una pregunta que me hago a partir de este artículo de Yavuz Baydar que leí en The New York Times gracias a SSE*. Aquí van los tres párrafos que más me interesan:
The problem is simple: one need only follow the money. Turkey’s mainstream media is owned by moguls who operate in other major sectors of the economy like telecommunications, banking and construction. Since only a few large TV channels and newspapers make profits, the proprietors tend to keep them as bait for the government, which needs media managers who are submissive to the will of politicians. 
It is fertile ground for carrot-and-stick policies. The more willing the proprietors are, the more their greed is met. Several of Turkey’s media moguls have been given extensive favors through public-works contracts, including huge urban construction projects in Istanbul. 
It’s not possible to conduct serious journalism in such a polluted system. These conflicts of interest have transformed Turkey’s major newsrooms into prisons: coverage of economic corruption in Turkey today is almost zero. There are a few tiny, brave independent outlets, which break stories that are critical of the government, but these stories are hardly ever picked up by the mainstream media and therefore have little impact.
En Buenos Aires pocos diarios ganan dinero: la mayoría son paraguas de otros negocios o proveedores de prensa del poder. En España la mayor cadena de periódicos y el mayor banco tienen el mismo dueño. En muchos países del mundo los periódicos, incluso los más grandes, pertenecen a grandes holdings de empresas, de medios y de todo tipo de negocios.

Para evitar los paraguas –o la financiación externa de los periódicos críticos– la ley ecuatoriana prohibe a los propietarios de medios hacer otros negocios y no solo a ellos: también a sus parientes más cercanos. No lo prohibe a los medios públicos, que se financian con el dinero del estado (el suyo y el mío).

Aclaro, además, que he tenido que enfrentar esta realidad en Misiones (Argentina) y la cosa terminó mal. Pero aquella vez ganó el periodismo.

Se equivoca Yavuz Baydar (ombudsman del periódico Sabah) en su artículo del NYT. Los que minan la democracia no son los empresarios de medios con sus otros negocios sensibles al poderEl problema es el autoritarismo y la corrupción que campean en las young and struggling democraciesY en el caso que le preocupa Baydar, los que minan la democracia no son los media bosses sino el gobierno turco y algunos empresarios cómplices.