La “denuncia” pierde todo sentido cuando se observa que en las mismas notas a las que se hace referencia, o en otras que este diario dedicó al tema desde el viernes (cuando se conoció la noticia) hasta hoy (cuando se tomó conocimiento de la “denuncia”), se publicaron en reiteradas oportunidades expresiones de similar tenor. En realidad, Página/12 realizó la más extensa cobertura ofrecida por un medio nacional sobre el tema.Luego ofrece una "pequeña muestra de ello". El razonamiento es muy argentino, por cierto, y bien adolescente. Como si Hitler dijera que no es culpable del genocidio porque algunas veces compartió la mesa con judíos. O como el argumento de Jorge Batlle, el presidente del Uruguay que aseguró que todos los argentinos son ladrones, y después intentó desmentirlo diciendo que su mujer es argentina.
Todos. Hasta el autor, dicen que hubo censura. Menos Página/12, que en lugar de demostrarlo, dice que no censuró porque otras veces publicó algo parecido. Luego, hubo censura.
Mire, si no, el comunicado de la Asamblea de los Trabajadores de Página/12, publicado hoy.
La asamblea de trabajadores de Página 12 repudia la censura en los artículos de nuestro compañero Darío Aranda sobre el asesinato del campesino Cristian Ferreyra, militante del Mocase-VC de Santiago del Estero. En dos notas consecutivas, la primera sobre el crimen y la segunda sobre la marcha de repudio, el diario eliminó los párrafos que informaban que el gobernador de la provincia donde se produjo el asesinato se llama Gerardo Zamora, se define como un "radical K" alineado con el gobierno nacional, y que no se pronunció sobre un hecho de innegables connotaciones políticas ni respondió a los llamados del periodista. Esos datos elementales, que con ningún justificativo se pueden dejar de informar a los lectores, fueron eliminados de las crónicas sin avisarle al periodista ni retirarle su firma.Que para colmo aclara sobre la situación laboral de Aranda, que...
...trabaja desde hace siete años como “colaborador”, sin garantías de estabilidad, sujeto al humor de la empresa, con pagos que en el último año promedian poco más de 500 pesos, costeando los viajes de su bolsillo o con la ayuda de organizaciones campesinas.En un post del sábado pasado comparaba el caso de Darío Aranda en Página/12 con el de Claudio Minghetti en La Nación. Ahora que sé un poco más de ambos –sigo lejos de la Argentina– prefiero aclarar que se trataba de un modo de decir y que no se ajusta para nada a la realidad. Minghetti se hizo la víctima después de que La Nación lo eligiera para sacarse lastre y le pagara el 100 % de la indemnización correspondiente. Aranda, en cambio, parece un periodista con todas las letras bien puestas, al que ya le gustaría cobrar las migajas de esa indemnización o de lo que ahora le paga la agencia Télam a Minghetti.
NOTA: Este post está dedicado al comentarista que me preguntó si iba a publicar la respuesta de Página/12. Gracias J.