Pero no hay que ser rencoroso. Este año está el lío del mundo árabe, la crisis financiera y el calentamiento global, todos ellos asuntos que distraen, tapan o rebajan el Día de la Mujer Trabajadora. Por esta vez, pase. Se lo perdonamos. Pero, mis queridas, desde hoy hasta el próximo 8 de marzo, la prensa tiene un año de tiempo para pensar algo diferente a la misma mismidad de cada año, la mesmice, que dicen el Brasil. Si en 2012 no logran festejar a la Mujer Trabajadora como merece, hágannos un favor: no joroben más y dejen esas celebraciones a El Corte Inglés. Esos sí que saben.
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martes, 8 de marzo de 2011
La Mujer Trabajadora merece mucho más
Hoy es el Día de la Mujer Trabajadora. Uno no entiende bien si es que hay mujeres no trabajadoras que, por tanto, no merecen ser celebradas o cómo es la cosa, pero tá. La intención es lo que cuenta, etc. Los diarios del mundo mundial celebran esta jornada como siempre: haciendo listas. Las Más Influyentes. Las Más Ejemplares. Las Más Más. Y así.
Es un viejo truco de las revistas, ese mismo que ha empleado Tina Brown para su portada/tapa del nuevo Newsweek. Viejo, rancio y mohoso. A uno, las mujeres en general y las trabajadoras en particular le merecen mucho más respeto. ¿Por qué la clasificación anual de Las Más Elegantes de ¡Hola!, o Las Más Sexys de FHM, por ejemplo, son peores o mejores que esas otras? Elaborar una clasificación ¿no es otro modo de tratarlas como trastos? Eso hace la publicidad. ¡Ah, la publicidad! Todos y todas reclaman más lugar –la paridad– para ellas en consejos de administración, gobiernos y otras canonjías. Y ninguno y ninguna dicen nada del sector que más ha contribuido a brutalizar a las mujeres –y a los hombres. Por ejemplo.
Pero no hay que ser rencoroso. Este año está el lío del mundo árabe, la crisis financiera y el calentamiento global, todos ellos asuntos que distraen, tapan o rebajan el Día de la Mujer Trabajadora. Por esta vez, pase. Se lo perdonamos. Pero, mis queridas, desde hoy hasta el próximo 8 de marzo, la prensa tiene un año de tiempo para pensar algo diferente a la misma mismidad de cada año, la mesmice, que dicen el Brasil. Si en 2012 no logran festejar a la Mujer Trabajadora como merece, hágannos un favor: no joroben más y dejen esas celebraciones a El Corte Inglés. Esos sí que saben.
Pero no hay que ser rencoroso. Este año está el lío del mundo árabe, la crisis financiera y el calentamiento global, todos ellos asuntos que distraen, tapan o rebajan el Día de la Mujer Trabajadora. Por esta vez, pase. Se lo perdonamos. Pero, mis queridas, desde hoy hasta el próximo 8 de marzo, la prensa tiene un año de tiempo para pensar algo diferente a la misma mismidad de cada año, la mesmice, que dicen el Brasil. Si en 2012 no logran festejar a la Mujer Trabajadora como merece, hágannos un favor: no joroben más y dejen esas celebraciones a El Corte Inglés. Esos sí que saben.
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lunes, 22 de marzo de 2010
Lo histórico ya es una vulgaridad
lunes, 7 de diciembre de 2009
El Coco-penhague
La técnica del Editorial Conjunto se impone en la promoción del inminente apocalipsis climático: 56 diarios del mundo mundial, desde sospechosos habituales (Guardian, Süddeutsche, Libé, País, Repubblica…) hasta los increíbles The Brunei Times o Cape Argus publican este texto de referencia (sic):
A eso se suman el juicio precipitado y el solemne análisis de barra de bar sobre la "prosperidad", la "extinción", etc. Qué buenos burgueses. Vayan a hablar de "prosperidad y seguridad" al sultán de Brunei, a los refugiados de Darfur o a las víctimas de la Junta birmana.
Al "caos que se avecina" ha contribuido más la crisis financiera y la burbuja inmobiliaria que mil chimeneas. Todo este alarmismo fatal y sensacionalista condensado en editoriales conjuntos no lo vimos en octubre de 2009, cuando el mundo estaba al borde de la suspensión de pagos. Entonces ni se quisieron enterar ni tomaron posición. Y así con cien asuntos más.
¿Por qué será? ¿Porque eso hay que trabajarlo en serio y los gobernantes y mandamases con los que tomamos copas en Davos nos retirarían el saludo y el subsidio?
Informen de cómo se puede ahorrar energía, promover las fuentes renovables y reducir las emisiones de CO2. Desde luego. Pero no sean críos. No es necesario meter miedo ni forzar la ciencia ni el sentido común ("Quince días para cambiar el mundo". ¿En serio? Acabáramos).
PS: Vean hasta dónde llega la irresponsabilidad de algunos medios: los tabloides populares de Dinamarca ni mencionan hoy la cumbre en sus portadas/tapas. Qué vergüenza. La humanidad al borde del abismo y ellos hablando de balonmano femenino.
PS2:
Etcétera. Estas conclusiones no se basan ni en ciencia ni en periodismo, sólo en la credulidad de algunos y el arte de meter miedo 2012. ¿Qué significa "11 de los últimos 14 años han sido los más calientes que se registran"? ¿Que "se registran" desde cuándo? ¿Y entre los últimos 150 años, cómo se comparan esos 11? ¿Es perversión o parte del ciclo climático natural?Si no nos unimos para emprender acciones decisivas, el cambio climático causará estragos en nuestro planeta y, con él, en nuestra prosperidad y nuestra seguridad. Los peligros son evidentes desde hace una generación. Ahora, los hechos han empezado a hablar por sí solos: 11 de los últimos 14 años han sido los más calientes que se registran, el casquete polar del Ártico está derritiéndose y la increíble subida de los precios del petróleo y los alimentos el año pasado nos ofrece un anticipo del caos que se avecina. En las publicaciones científicas, la cuestión ya no es si la culpa es de los seres humanos, sino cuánto tiempo nos queda para limitar los daños. Y, sin embargo, hasta ahora, la respuesta del mundo ha sido débil y desganada.
El cambio climático se ha ido produciendo durante siglos, tiene consecuencias que persistirán para siempre y nuestras perspectivas de controlarlo se van a decidir en los próximos 14 días.
[…] Una subida mayor [de temperatura], de 3 o 4 grados centígrados [antes de 2019] -el mínimo aumento que, siendo prudentes, podemos prever si no se hace nada-, secaría los continentes y convertiría tierras de cultivo en desiertos. Podría extinguirse la mitad de todas las especies, millones de personas se verían desplazadas y el mar inundaría países enteros.
A eso se suman el juicio precipitado y el solemne análisis de barra de bar sobre la "prosperidad", la "extinción", etc. Qué buenos burgueses. Vayan a hablar de "prosperidad y seguridad" al sultán de Brunei, a los refugiados de Darfur o a las víctimas de la Junta birmana.
Al "caos que se avecina" ha contribuido más la crisis financiera y la burbuja inmobiliaria que mil chimeneas. Todo este alarmismo fatal y sensacionalista condensado en editoriales conjuntos no lo vimos en octubre de 2009, cuando el mundo estaba al borde de la suspensión de pagos. Entonces ni se quisieron enterar ni tomaron posición. Y así con cien asuntos más.
¿Por qué será? ¿Porque eso hay que trabajarlo en serio y los gobernantes y mandamases con los que tomamos copas en Davos nos retirarían el saludo y el subsidio?
Informen de cómo se puede ahorrar energía, promover las fuentes renovables y reducir las emisiones de CO2. Desde luego. Pero no sean críos. No es necesario meter miedo ni forzar la ciencia ni el sentido común ("Quince días para cambiar el mundo". ¿En serio? Acabáramos).
PS2:
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Estruendoso silencio informativo sobre el Climagate
Los guardianes de la ortodoxia ocultaron o no quisieron ver la semana pasada este asunto, que dicho de malas y en amarillo es así: ¿es un timo el cambio climático?
Sinopsis de hechos: el contenido de un millar de correos electrónicos robados a la Unidad de Investigación sobre el Clima (CRU) de la Universidad de East Anglia (Norwich, Gran Bretaña) revela que han perdido los datos originales, sus pruebas del cambio climático. Y que sus científicos están tan convencidos de que ese cambio es un hecho cierto (suelen describirlo en plan 2012) que ya cruzaron la frontera entre ciencia y activismo: ¿cocinaron los datos para que encajaran en la teoría del calentamiento global?
Lo ocurrido no es un robo cualquiera. El CRU es el centro de referencia de la cosa. De sus trabajos penden las conclusiones del International Panel on Climate Change (IPCC) de la ONU (también onda 2012). Y las decisiones que los políticos tomarán estos días (o no) en la Cumbre de Copenhague, evento que los medios han bautizado como "la penúltima oportunidad de salvar al mundo", etc.
Todo esto lo contó The Times la semana pasada. Aquí lo explica John Tierney en su blog del NYT. Le llaman Climagate, Climaquiddick…
Por debajo corre el debate científico real, aún abierto: si esos datos reflejan un cambio climático o bien un mero bache meteorológico o bien una parte del ciclo natural del clima.
Aquí se mueve muchísimo dinero, la mayoría público (Tuyo&Mío). Por ejemplo, la superficie de placas solares que un constructor debe instalar en un edificio (y que deberán pagar luego los compradores de esos pisos, claro). O la tarifa eléctrica. O miles de millones en subvenciones. Etc.
¿No es un asunto sobre el que vale la pena informar a diario, mucho y en serio? ¡Es un bombonazo! Es una oportunidad para interesar a muchos legos. Fíjense: robo, peleas, secretismo, rivalidades, dinero público (Tuyo&Mío), miedo social, apocalipsis mundial… Y aparece –no es casual– unos días antes de Copenhague. You never had it so good.
Pues nada. Aquí no nos hemos enterado de nada. Sólo de la doctrina oficial: el calentamiento global existe. Punto. Ayer La Vanguardia llamaba negacionistas a quienes dudan que el cambio climático sea el fenómeno apocalíptico del IPCC. Y cita entre ellos a José María Aznar, Nigel Lawson y otros jubilados de la derechona europea con quienes pocos quieren asimilarse. Ningún científico. Es como ilustrar un reportaje sobre literatura brasileña con Paulo Coelho. Patético.
¿No es esto un modo de sesgar el debate, de desacreditar una postura? ¿Alguien quiere ser negacionista, nombre que nació para agrupar a gentuza que tilda de invención el Holocausto como Le Pen o Irving? ¿Por qué LV no cita, por ejemplo, a Björn Lomborg? Es serio, es joven, es conocidísimo, es accesible: todos los que saben algo sobre cambio climático conocen The Skeptical Environmentalist. Pues no lo cita. Será por ignorancia, por mala voluntad o por despiste o todo a la vez. Qué pena de periodismo.
Y de la polémica del Climagate no dice nada, no vayamos a quedar poco modernos.
En este blog de The New York Times tienen bastante bien ordenado & almacenado material valioso sobre el caso. Está sesgado en favor de los defensores del cambio climático, pero menos.
Y las portadas de algunos diarios la pasada semana son lo menos informativo del mundo mundial: dan por buena la versión más apocalíptica, que aún no ha sido científicamente contrastada o se ponen a contarnos historias de terror climático que se parecen más al hombre del saco que a ciencia.
Barcepundit lo explicaba muy bien el pasado jueves:
Sinopsis de hechos: el contenido de un millar de correos electrónicos robados a la Unidad de Investigación sobre el Clima (CRU) de la Universidad de East Anglia (Norwich, Gran Bretaña) revela que han perdido los datos originales, sus pruebas del cambio climático. Y que sus científicos están tan convencidos de que ese cambio es un hecho cierto (suelen describirlo en plan 2012) que ya cruzaron la frontera entre ciencia y activismo: ¿cocinaron los datos para que encajaran en la teoría del calentamiento global?
Lo ocurrido no es un robo cualquiera. El CRU es el centro de referencia de la cosa. De sus trabajos penden las conclusiones del International Panel on Climate Change (IPCC) de la ONU (también onda 2012). Y las decisiones que los políticos tomarán estos días (o no) en la Cumbre de Copenhague, evento que los medios han bautizado como "la penúltima oportunidad de salvar al mundo", etc.
Todo esto lo contó The Times la semana pasada. Aquí lo explica John Tierney en su blog del NYT. Le llaman Climagate, Climaquiddick…
Por debajo corre el debate científico real, aún abierto: si esos datos reflejan un cambio climático o bien un mero bache meteorológico o bien una parte del ciclo natural del clima.
Aquí se mueve muchísimo dinero, la mayoría público (Tuyo&Mío). Por ejemplo, la superficie de placas solares que un constructor debe instalar en un edificio (y que deberán pagar luego los compradores de esos pisos, claro). O la tarifa eléctrica. O miles de millones en subvenciones. Etc.
¿No es un asunto sobre el que vale la pena informar a diario, mucho y en serio? ¡Es un bombonazo! Es una oportunidad para interesar a muchos legos. Fíjense: robo, peleas, secretismo, rivalidades, dinero público (Tuyo&Mío), miedo social, apocalipsis mundial… Y aparece –no es casual– unos días antes de Copenhague. You never had it so good.
Pues nada. Aquí no nos hemos enterado de nada. Sólo de la doctrina oficial: el calentamiento global existe. Punto. Ayer La Vanguardia llamaba negacionistas a quienes dudan que el cambio climático sea el fenómeno apocalíptico del IPCC. Y cita entre ellos a José María Aznar, Nigel Lawson y otros jubilados de la derechona europea con quienes pocos quieren asimilarse. Ningún científico. Es como ilustrar un reportaje sobre literatura brasileña con Paulo Coelho. Patético.
¿No es esto un modo de sesgar el debate, de desacreditar una postura? ¿Alguien quiere ser negacionista, nombre que nació para agrupar a gentuza que tilda de invención el Holocausto como Le Pen o Irving? ¿Por qué LV no cita, por ejemplo, a Björn Lomborg? Es serio, es joven, es conocidísimo, es accesible: todos los que saben algo sobre cambio climático conocen The Skeptical Environmentalist. Pues no lo cita. Será por ignorancia, por mala voluntad o por despiste o todo a la vez. Qué pena de periodismo.
Y de la polémica del Climagate no dice nada, no vayamos a quedar poco modernos.
En este blog de The New York Times tienen bastante bien ordenado & almacenado material valioso sobre el caso. Está sesgado en favor de los defensores del cambio climático, pero menos.
Y las portadas de algunos diarios la pasada semana son lo menos informativo del mundo mundial: dan por buena la versión más apocalíptica, que aún no ha sido científicamente contrastada o se ponen a contarnos historias de terror climático que se parecen más al hombre del saco que a ciencia.
Barcepundit lo explicaba muy bien el pasado jueves:
Y mientras en todo el mundo civilizado la polémica lleva unos diez días en los papeles y en las pantallas, España sigue básicamente ajena a ella. […] En varios medios muy destacados (La Vanguardia es el primer ejemplo que me viene a la cabeza) no ha habido ni una sola línea. "Informan" como si no hubiese pasado absolutamente nada. Otros, como El Mundo y El País, aterrizan hoy, y básicamente para dar voz a los cientifi-trileros. Lo cual es curioso: sus lectores van a leer una defensa de […] un asunto del que casi no van a tener idea porque esos mismos periódicos no habían informado de ello.The Economist remacha: que la ortodoxia política no silencie la discusión científica:
Luego se extrañan cuando venden menos.
This newspaper believes that global warming is a serious threat, and that the world needs to take steps to try to avert it. That is the job of the politicians. But we do not believe that climate change is a certainty. There are no certainties in science. Prevailing theories must be constantly tested against evidence, and refined, and more evidence collected, and the theories tested again. That is the job of the scientists. When they stop questioning orthodoxy, mankind will have given up the search for truth. The sceptics should not be silenced.Y eso es lo que han hecho los medios en la Península: censurar a los escépticos. El negacionismo del negacionismo. Fatal.
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jueves, 26 de noviembre de 2009
viernes, 20 de noviembre de 2009
Vuelve el apocalipsis demográfico
Suenan de nuevo los clarines del apocalipsis demográfico. ¡Campaña a la vista! El mensaje es el de siempre: el mundo necesita menos gente –gente pobre, claro.
Hace dos semanas, The Economist canonizaba la baja natalidad y el control de población como factor de desarrollo en uno de sus leaders y en un largo –y argumentado– briefing. Esta semana es Le Monde quien lleva en portada el enésimo informe pesimista de la ONU sobre la cosa. Enseguida entrarán en juego La Repubblica, Süddeutsche Zeitung y el resto de sospechosos habituales. Se admiten apuestas.
El control de población es un asunto sobre el que el periodismo mantiene una de esas sospechosas unanimidades que cancelan la actitud profesional de contrastarlo y comprobarlo todo. Le Monde, por ejemplo, titula en condicional. Pues vaya.
Sorprende la facilidad con que ganan portadas los partidarios del control de población (de la pobre, la más indefensa, repito) y la ferocidad con que se maltratan y desprecian las soluciones alternativas.
Es tan setentero todo esto.
Hace dos semanas, The Economist canonizaba la baja natalidad y el control de población como factor de desarrollo en uno de sus leaders y en un largo –y argumentado– briefing. Esta semana es Le Monde quien lleva en portada el enésimo informe pesimista de la ONU sobre la cosa. Enseguida entrarán en juego La Repubblica, Süddeutsche Zeitung y el resto de sospechosos habituales. Se admiten apuestas.
El control de población es un asunto sobre el que el periodismo mantiene una de esas sospechosas unanimidades que cancelan la actitud profesional de contrastarlo y comprobarlo todo. Le Monde, por ejemplo, titula en condicional. Pues vaya.
Sorprende la facilidad con que ganan portadas los partidarios del control de población (de la pobre, la más indefensa, repito) y la ferocidad con que se maltratan y desprecian las soluciones alternativas.
Es tan setentero todo esto.
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martes, 17 de noviembre de 2009
Demagogia baratita
Mañana quiero otra comparando la pasta/plata que nos gastamos o se gastan en guerras (misiones de paz incluidas), en vacunas extraordinarias contra gripes ordinarias, en derechos del fútbol y pay-per-view, en monarquías rancias, en subvenciones a los amigos, conocidos y saludados, en apuestas deportivo-benéficas. Etcétera. Por favor.
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lunes, 9 de noviembre de 2009
Más sobre el periodismo de sospecha
MB* elogia en un comentario a este post la columna de la Defensora del Lector de El País de ayer. Trata del reportaje "Desmontando a la monja-bulo", donde se desmitifica a la benedictina Teresa Forcades. Esta monja, en un vídeo titulado Campanas por la gripe A, expone sus dudas y críticas a la gestión de la gripe A en España e insinúa que la campaña oficial de vacunación es parte de una posible conspiración de la industria farmacéutica.
Dice la Defensora:
Posdata para los piratas de Periodismo Digital: la etiqueta Periodismo de sospecha no es de uno. Es de El País. Vean referencia acá abajo.
El País y el periodismo de sospecha en Paper Papers 1/11/09
Periodismo sin sospecha en El País 1/11/02
Dice la Defensora:
El reportaje ha provocado un alud de cartas. […] [A]bundan en una idea que la psicóloga clínica Olga Fernández Quiroga expresa así: "El artículo contiene todas y cada una de las acusaciones que los autores vierten contra la doctora Forcades: apariencia de seriedad, medias verdades y descalificaciones".No hay más preguntas, su señoría. Gracias, Defensora y MB*.
[…] el artículo contiene errores de forma y contenido que empañan el resultado. El titular es profundamente descalificador. Y no es el discurso de Forcades lo que se califica de bulo, sino a la propia monja, a la persona. […]
Un titular tan desafortunado predispone contra Teresa Forcades, pero también descalifica al propio artículo porque muestra una beligerancia y un apriorismo que casan mal con la objetividad. La comparación con Mary Poppins contribuye al menoscabo y juicios de valor como "parece seria" y "seguramente actúa con buena intención", le dan un tono que algunos lectores consideran displicente. […]
Expresiones como "afirma que se especializó en Medicina" introducen una sombra de duda, cuando es un dato comprobable, pues el currículo de Forcades es público e incluye un doctorado en Teología y un master en Salud Pública. […]
El vídeo se ha convertido en la voz disidente frente a un discurso oficial que se ha impuesto, como un pensamiento único, por encima de dudas razonables, y que ha ahogado las voces que criticaban, por alarmista y onerosa, la gestión de la pandemia. Voces también científicas […]. En todo caso, de la misma manera que no se puede desmontar un discurso oficial mezclando datos ciertos con especulaciones, el periodismo riguroso tampoco puede desmontar supuestos bulos con descalificaciones. Para defender la verdad, no bastan las buenas intenciones.
Posdata para los piratas de Periodismo Digital: la etiqueta Periodismo de sospecha no es de uno. Es de El País. Vean referencia acá abajo.
El País y el periodismo de sospecha en Paper Papers 1/11/09
Periodismo sin sospecha en El País 1/11/02
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domingo, 1 de noviembre de 2009
El País y el periodismo de sospecha
Es una de las grandes especialidades de ese diario: periodismo que apenas prueba o informa de nada pero que hace pensar de todo. Cocina delicada: exige componer certeramente insinuaciones, dobles sentidos, medias verdades, calificativos y, por supuesto, fuentes anónimas A-Las-Que-Es-Imposible-Identificar-Por-Temor-A-Represalias, etc.
Las víctimas suelen ser personas o instituciones que contrarían, molestan o desafían sus expectativas y prejuicios ideológicos y, sin embargo, son eficientes o llevan buena vida o son socialmente apreciadas.
Es decir, deberían ser malas, pues no encajan en la línea del diario y/o el prejuicio del periodista… pero resulta difícil o imposible demostrarlo. Empieza entonces la siembra de suspicacias sin pruebas, sin fuentes y sin datos. El prejuicio se erige en norma de juicio.
Le tocó el turno al monasterio de Clarisas de clausura de Lerma, que ha pasado de 23 a 134 monjas y novicias en 25 años. Un récord, por lo visto. El País Semanal dedica más de 4.200 palabras a desvelar “el secreto mejor guardado de la Iglesia”, como dice la primera frase del reportaje.
Ya. Un secreto que se deja escribir en casi 27.000 caracteres (con espacios)… no debe ser tan secreto. El mismo autor asegura que el monasterio
Una sola de las fuentes es identificada. Una sola entre 134 monjas ha hablado con el autor, quien cuenta, además, que las superioras se niegan a atenderle. Se pregunta uno si, en estas condiciones, el retrato del monasterio puede ser siquiera aproximado, algo profesional.
Tampoco es difícil adivinar el sesgo del reportero. Cuando explica que sor Verónica, la superiora milagrosa del convento, tomó los hábitos a los 18 años, agrega: “Era casi una niña”. Claro. Si te haces monja a los 18 eres casi una niña. Pero si quieres abortar a esa edad eres madura. Y es que, más adelante, otro sacerdote anónimo dice de ella: “Cuando entró en el convento tenía ideas propias. No era una tontita”. ¿En qué quedamos?
El resto es técnica conocida. Consiste en cocinar dudas en el lector indefenso combinando aquellos ingredientes (insinuaciones, dobles sentidos…), de modo que se hace sospechosa a la víctima mientras se procura que no quede así escrito literalmente. Conseguir el efecto sin que se note el cuidado.
Un modo rudimentario de hacerlo es asociar la entidad o persona intachable con otras a la que el consenso social o el prejuicio de los míos tiene estigmatizadas. Automáticamente, aquella entidad queda contaminada por ese estigma.
Es el patrono cavernícola que llamaba comunista al empleado que pedía trato justo. O los comunistas que calificaban de socialfascistas a los socialistas. Unos y otros abonaban los prejuicios de su entorno, los dirigían contra sus enemigos y se beneficiaban del rechazo que generaban esas falsas etiquetas.
Así es aquí también. ¿A usted qué le parece una entidad “apoyada por el Vaticano, mimada por los monseñores, financiada por los poderosos y jaleada por los movimientos neoconservadores”? Un horror ¿no? Parece que haya regresado la Inquisición de caricatura decimonónica. Pues así se describe el monasterio de Lerma. ¿Qué les habrá parecido Lerma a los lectores de El País Semanal? Exacto: un horror comparable a Les Caves du Vatican de Gide.
El uso de calificativos, expresiones y tópicos cargados peyorativamente pero con aparente sentido objetivo es otro método típico del periodismo de sospecha. Unas muestras del reportaje:
Este periodismo suspicaz deja indefectiblemente al lector con la mosca tras la oreja. Acaba pensando que hasta lo más recto o noble refleja una postura torcida disfrazada de integridad (“Ojo con ella”, dice el autor de la Superiora).
Ciertamente, estas monjas son una diana clásica: siguen la ortodoxia católica y no encajan en el prejuicio: no son caraduras, hipócritas, encubridoras, iluminadas o pederastas. “Son urbanas y con estudios. Ninguna es inmigrante”, explica el reportaje.
¿Molestan el monasterio y sus monjas al autor del reportaje o a El País? Porque las trata como versión moderna y católica de las Brujas de Salem. ¿Es eso lo que pretende o sólo lo parece?
A los periodistas de la sospecha le cuesta aceptar la rectitud o el esfuerzo por comportarse bien. Les parece imposible. Dice de ellos un amigo: imaginan el mal antes que nada, lo presuponen sin prueba alguna. Y cita a un clásico: Cuando descubren claramente el bien, escudriñan para examinar si hay además algún mal oculto. Lástima.
Las víctimas suelen ser personas o instituciones que contrarían, molestan o desafían sus expectativas y prejuicios ideológicos y, sin embargo, son eficientes o llevan buena vida o son socialmente apreciadas.
Es decir, deberían ser malas, pues no encajan en la línea del diario y/o el prejuicio del periodista… pero resulta difícil o imposible demostrarlo. Empieza entonces la siembra de suspicacias sin pruebas, sin fuentes y sin datos. El prejuicio se erige en norma de juicio.
Le tocó el turno al monasterio de Clarisas de clausura de Lerma, que ha pasado de 23 a 134 monjas y novicias en 25 años. Un récord, por lo visto. El País Semanal dedica más de 4.200 palabras a desvelar “el secreto mejor guardado de la Iglesia”, como dice la primera frase del reportaje.
Ya. Un secreto que se deja escribir en casi 27.000 caracteres (con espacios)… no debe ser tan secreto. El mismo autor asegura que el monasterio
“está replet[o]. Acoge cada fin de semana a centenares de jóvenes peregrinos en autobuses fletados por parroquias y colegios religiosos […]. Sus puertas siempre están abiertas para los buenos cristianos”.O la Iglesia no sabe guardar secretos o el autor no sabe que un secreto es “cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta”. O tal vez no es un "buen cristiano".
Una sola de las fuentes es identificada. Una sola entre 134 monjas ha hablado con el autor, quien cuenta, además, que las superioras se niegan a atenderle. Se pregunta uno si, en estas condiciones, el retrato del monasterio puede ser siquiera aproximado, algo profesional.
Tampoco es difícil adivinar el sesgo del reportero. Cuando explica que sor Verónica, la superiora milagrosa del convento, tomó los hábitos a los 18 años, agrega: “Era casi una niña”. Claro. Si te haces monja a los 18 eres casi una niña. Pero si quieres abortar a esa edad eres madura. Y es que, más adelante, otro sacerdote anónimo dice de ella: “Cuando entró en el convento tenía ideas propias. No era una tontita”. ¿En qué quedamos?
El resto es técnica conocida. Consiste en cocinar dudas en el lector indefenso combinando aquellos ingredientes (insinuaciones, dobles sentidos…), de modo que se hace sospechosa a la víctima mientras se procura que no quede así escrito literalmente. Conseguir el efecto sin que se note el cuidado.
Un modo rudimentario de hacerlo es asociar la entidad o persona intachable con otras a la que el consenso social o el prejuicio de los míos tiene estigmatizadas. Automáticamente, aquella entidad queda contaminada por ese estigma.
Es el patrono cavernícola que llamaba comunista al empleado que pedía trato justo. O los comunistas que calificaban de socialfascistas a los socialistas. Unos y otros abonaban los prejuicios de su entorno, los dirigían contra sus enemigos y se beneficiaban del rechazo que generaban esas falsas etiquetas.
Así es aquí también. ¿A usted qué le parece una entidad “apoyada por el Vaticano, mimada por los monseñores, financiada por los poderosos y jaleada por los movimientos neoconservadores”? Un horror ¿no? Parece que haya regresado la Inquisición de caricatura decimonónica. Pues así se describe el monasterio de Lerma. ¿Qué les habrá parecido Lerma a los lectores de El País Semanal? Exacto: un horror comparable a Les Caves du Vatican de Gide.
El uso de calificativos, expresiones y tópicos cargados peyorativamente pero con aparente sentido objetivo es otro método típico del periodismo de sospecha. Unas muestras del reportaje:
–“gélido zaguán [del convento]”, “basto hábito”, “fría celda”En fin. Algunas de estas perlas son topicazos del subgénero novelita comecuras que hizo fama a caballo de los siglos XIX y XX. Da pena verlas impresas en ese couché.
–“[el convento] que había albergado tras sus barrotes […] sería su hogar y su tumba”
–“aislada del mundo por muros y rejas”
–“El tiempo se había detenido cuatro siglos antes en el monasterio”
–“importan monjas sin papeles […] para evitar el cierre de conventos habitados por ancianitas”,
–“curillas de alzacuellos y bocadillo”
–“mezclan los ritos más conservadores […] con la atractiva mística […] y una puesta en escena […] algo infantil, surgida de su brillante mente de coreógrafa. […] Verónica domina”.
–“No son crías incultas provenientes del entorno rural en busca de subsistencia. […]. No son monjitas de escasa teología, pastas y agua de limón,”
–“la comunidad [es] ‘una olla de grillos intelectual difícil de gobernar’ […] dada la disparidad de los movimientos neocon que la nutren”
–“En la Iglesia nadie entiende nada de nada. Lerma ha roto sus esquemas”.
–“[…] mujeres, las convidadas de piedra durante siglos de la Iglesia católica”.
–“Verónica tiene mucho poder. Ojo con ella"
–“Todos los eclesiásticos consultados […] alaban la explosión vocacional de esta comunidad: "Es una obra de Dios". A continuación desconfían […]. Otros ven gato encerrado”.
–“Sor Verónica tampoco hace nada por explicarlo”.
–“[…] voz potente y mirada inquisitorial […]”
–“sor Blanca. Que interpreta el papel de poli malo. […] una gran actriz secundaria; ejecutiva, correosa y obstinada […]”
–“Bajo la hábil dirección espiritual de Verónica,”
–“desfile de jóvenes cabizbajas y ataviadas con una especie de uniforme de hospicio de preguerra”
–“Blanca comenzó a mover sus hilos”.
Rouco, que controla todo lo que pasa en la Iglesia española […] la Facultad de Teología de San Dámaso (la más reaccionaria […]). Y ordenó a las parroquias […]. Algo similar hizo la reaccionaria diócesis de Getafe […]”.
–“El nuevo monasterio ha supuesto un paso de gigante en su ambición”.
–“Al caer la tarde, las novicias corretean por la huerta ataviadas con batas grises y tocas blancas mientras juegan al fútbol, al baloncesto o al escondite por prescripción facultativa de sor Verónica”.
–“Mientras se alejaba de Lerma degustando las trufas de chocolate de las clarisas, el cardenal […]”
–“[…] sor Verónica salta como una pantera […]”
Este periodismo suspicaz deja indefectiblemente al lector con la mosca tras la oreja. Acaba pensando que hasta lo más recto o noble refleja una postura torcida disfrazada de integridad (“Ojo con ella”, dice el autor de la Superiora).
Ciertamente, estas monjas son una diana clásica: siguen la ortodoxia católica y no encajan en el prejuicio: no son caraduras, hipócritas, encubridoras, iluminadas o pederastas. “Son urbanas y con estudios. Ninguna es inmigrante”, explica el reportaje.
¿Molestan el monasterio y sus monjas al autor del reportaje o a El País? Porque las trata como versión moderna y católica de las Brujas de Salem. ¿Es eso lo que pretende o sólo lo parece?
A los periodistas de la sospecha le cuesta aceptar la rectitud o el esfuerzo por comportarse bien. Les parece imposible. Dice de ellos un amigo: imaginan el mal antes que nada, lo presuponen sin prueba alguna. Y cita a un clásico: Cuando descubren claramente el bien, escudriñan para examinar si hay además algún mal oculto. Lástima.
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lunes, 21 de septiembre de 2009
Primavera endogámica
¡Qué suerte que tienen en Ecuador! Es que no hay nada más cursi que el Día de la Primavera (hoy en el hemisferio sur). Ni hay nada más endogámico: todas las radios, todos los diarios, todos los programas de TV dicen las mismas bobadas. Para muestra tengo estás tapas de cuatro revistas domincales de diarios del Asunción del año 2003. Ese año el 21 cayó en domingo y no hubo modo de evitar este estropicio:
martes, 28 de abril de 2009
Son sólo unos días
Pero el malestar creció hoy con el cierre de la escuelas a nivel nacional.
Y ya desde hace días parar una ciudad como ésta, enorme y festiva, no ha sido cualquier cosa.
viernes, 24 de abril de 2009
Volvé Lanata
Un lugar común (lorca) bien rebuscado en Crítica de antier. Yendo de la cama al living es un gran tema de Charly García que no merece convertirse en lugar común.
"Volvé Lanata, que te perdonamos" (Luis D'Elía)
"Volvé Lanata, que te perdonamos" (Luis D'Elía)
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miércoles, 25 de marzo de 2009
Santito de Clarín
Va este santito de Clarín, de cuando Kirchner y Solá eran amigos
Me acordé que todavía tengo unos cuantos en mi colección privada cuando vi este en Página 12 del viernes pasado:
Me acordé que todavía tengo unos cuantos en mi colección privada cuando vi este en Página 12 del viernes pasado:
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martes, 24 de marzo de 2009
martes, 3 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
Hay santos para regalar
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El santo que perdió
Ampliamos colección. J* [se] manda desde Roma (¡Impresionante!) esta foto de la canonización de Pérez Touriño, el perdedor de las elecciones gallegas de ayer.
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sábado, 7 de febrero de 2009
Todos son santos
Menos los editores/proxenetas del post anterior. Los demás, todos tienen aureola. Como lo prometí ayer mismo, les presento a algunos de ellos...
Hay más...
Todos son santos, en Paper Papers, 6/2/09
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Todos son santos, en Paper Papers, 6/2/09
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viernes, 6 de febrero de 2009
Ya le pusieron aureola
Ni cortos ni perezosos, ya los fotógrafos enfocaron a Obama con aureola. Pero cuando la guardo en mi colección, descubro que no es la primera. Si hay un lugar común socorrido en la fotográfía es la aureola. Ya les mostraré las que tengo...
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lunes, 19 de enero de 2009
Verde que no se te ocurre otra cosa
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