Hace apenas dos años algunos diarios de la Argentina, solo con la idea de conseguir los beneficios que por otras vías no conseguían, resolvieron agruparse en una nueva entidad que les resolviera eficazmente esas necesidades. Nos son periódicos del interior ni de Buenos Aires, no son chicos ni grandes, no son progobierno ni contragobierno. Son diarios convencidos de dos cosas:
1. No hay libertad de prensa sin salud económica.
2. Están dispuestos a defender la libertad de
Clarín y de cualquier empresa periodística a ser amigo o enemigo del gobierno, pero también están cansados de compartir sus desventuras cuando son enemigos y de no disfrutar de sus privilegios cuando son amigos.
El anuncio del jueves pasado fue el uno de los hechos más auspiciosos para la libertad de prensa en la Argentina en los últimos... 50 o 100 años.
A causa del periodismo combativo que algunas empresas de medios han opuesto al periodismo militante de las amigas del poder político,
ADEPA y ADIRA se volvieron solo capaces para declamar y reclamar derechos, pero incapaces para conseguirlos. Y han arrastrado al resto de la industria al borde del abismo.
Al final resultó que nada más y nada menos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner -la perseguidora de periódicos- ha hecho más por la libertad de prensa que lo que sus detractores de la industria esperaban. Ha propuesto al congreso una ley para rebajar la presión impositiva sobre los diarios con la excusa legítima de su condición de patrimonio cultural y otra que les permite canjear sus deudas fiscales con publicidad en sus páginas. Y no les ha pedido nada a cambio.
Aquí el decreto 852/2014.
Si a alguien se debe el decreto de la presidenta que da aire para respirar a casi todos los diarios medianos y pequeños de la Argentina es a AFERA, al
lobby constante de sus integrantes y a su presidente, Gustavo Isaack (diario
Ámbito Financiero de Buenos Aires).
Mientras ADEPA, AEDBA o ADIRA no entiendan la salud económica como presupuesto indispensable para la libertad, no atinarán nunca a cumplir sus objetivos de representación de la industria o de custodios de la libertad de prensa. Y mientras la industria siga dividida en facciones histéricas, será débil e incapaz de conseguir los derechos que declaman.
NOTA: El autor de este post es director del diario
El Territorio, miembro de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), de ADIRA (Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina) y de AFERA (Asociación Federal de Editores de la República Argentina). AEDBA es la Asociación de Editores de Diarios de la ciudad de Buenos Aires.
NOTA 2 (10 de junio): Para no dar lugar a malentendidos corregí la versión del 7 de junio en la que hiperbólicamente decía que Cristina Fernández era quien más había hecho por la libertad de prensa en la Argentina (para colmo aclaraba que era una hipérbole).