Cuando me quedé embarazada una de las cosas sobre la que más leía era el momento de volver del hospital con tu bebé en los brazos.
Miraba foros, blogs y todas decían que era un momento mágico, muchas lo inmortalizaban en foto, en vídeo... en definitiva que era un momento único.
El mío no lo fue, cuándo estaba inmersa en ese instante viendo lo que me pasaba y recordando todo lo que había leído sentí que el mundo estaba en mi contra, ahora con perspectiva veo que tan sólo fue mala suerte.
Me dieron el alta un sábado de agosto con un calor infernal, llegamos a casa con mi enano y sentí miedo, miedo a no saber si iba a ser buena madre, miedo a que le pasara algo, a la responsabilidad... en el hospital ya me había dicho que no tenía calostro y que iba a ser muy difícil la lactancia (por no decirme imposible). Antes de irnos al niño le dieron un biberón. Insistieron mucho en que con el calor que hacía tenía que estar muy pendiente de si mojaba o no el pañal (es decir saber si llegaba a mamar algo o no) por el peligro de deshidratación, yo me lo ponía constantemente en el pecho pero el pobre se cansaba de que allí no saliera nada... e hice una cosa de la que me alegraré siempre, mandé a mi marido a por leche a la farmacia y a esterilizar los biberones.
La tarde se pasó como en un sueño, el cansancio, los loquios, los puntos... y llegó la noche, el enano se durmió y haciendo caso a mi madre me eché a dormir y entonces... todo empezó a darme vueltas, me mareaba, sentía que no podía respirar y grité... mi marido vino corriendo, le dije que me encontraba muy mal que no me podía ponerme de pie.
Llamó a mi hermano y me llevó al hospital. En mi casa se quedo mi marido con el enano y fue mi madre a ayudarle.
Llegamos al hospital, no hacía ni doce horas que había salido de allí y volvía a tener una vía puesta en el brazo, me hicieron análisis (anemia brutal, y todos los indicadores disparados), me empezaron a meter suero y otros medicamentos y yo solo pensaba "y mi bebé, ¿y si se despierta?", lloraba, me sentía sola, impotente... mi hermano me tranquilizaba diciendo que estaba con su papá y con la abuela y que todo iba a salir bien. Recuerdo que pensaba "menos mal que hemos comprado leche artificial"...
No recuerdo cuanto tiempo estuve ahi , muchas muchas horas, me hicieron varias analíticas y hasta que no fueron normales no me dejaron salir.
Al volver a casa y ver a mi niño en la minicuna durmiendo placidamente me dio que pensar... el me necesitaba y yo tenía que ser la mamá más fuerte del mundo, y sobretodo no quería volver a separarme de él.