Cientos de veces hemos hablado del ritmo frenético en el que
vivimos, las prisas, el día a día sin parar, las miles de obligaciones a las
que tenemos que hacer frente que nos hacen sentir sin tiempo y agobiados...
Hay veces que nos pararnos a pensar y
recordamos el pasado con añoranza, recordando lo bien que nos lo pasamos en la
playita, en el pueblo en el verano o incluso remontando nuestros veranos de la
infancia sin preocupaciones ni obligaciones. Es
bonito sí, pero es pasado.
Nos levantamos los lunes deseando ver
llegar la tarde del viernes, nos enfrentamos a septiembre con la ilusión del
Puente de la Hispanidad o con las inminentes Navidades o incluso nos sorprendemos
maquinando las próximas vacaciones de verano. Es
ilusionante sí, pero es futuro.