En el cole del peque hay una actividad extraescolar que es la Granja Escuela. Es una
excursión pero con la particularidad de que se quedan a dormir dos noches allí.
Al principio se realizaba todos los años,
es decir, con 3, 4 y 5 años los niños iban de visita a la Granja, pero debido a
la crisis ahora tan sólo van una vez por ciclo.
Este año al peque, con sus 4 años, le toca
ir a esta excursión y decir que está entusiasmado con el tema sería quedarse
corto.
No nos hemos planteado no dejarle ir
porque desde el minuto uno que le dio su profesor el papel él tenía muy claro
que quería ir a la Granja, a dormir con los amigos en "una fiesta de
pijamas", a dar de comer a los corderitos y a hacer pan.
Mentiría si dijese que tengo un pellizco
en el corazón porque le veo pequeño pero todas las mamás con hijos mayores que
han pasado por ello me dicen que la experiencia es tan increíble para ellos que
merece la pena. Mi sobrino fue con 4 años y vino muy contento.
La Granja
Escuela a la que van a ir es
una pasada, de lo mejorcito que hay y eso da confianza y me ha sorprendido muchísimo
el número de niños que se han apuntado a la actividad, un porcentaje muy muy
alto, además tenemos la suerte que todos los "muy mejores amigos" del
peque van a ir.
La labor de los profesores me parece muy de agradecer porque
ellos no cobran un extra, ni sacan ningún beneficio, es más, curran dos días y
medio a jornada completísima con muchos niños y aún así te hablan de la
actividad con unas ganas y un entusiasmo bestial.
El cole para los niños que no quieran ir
seguirá funcionando como siempre con profesores de apoyo que se encargarán de
las clases y en el horario habitual.
Estamos tratando mucho el tema en casa
porque no quiero que Eric tenga dudas, él sabe que va a estar dos días sin
vernos, que va a dormir allí y que no va a poder hablar con nosotros. No quiero
que una vez allí se sorprenda por algo de esto y esté triste y su respuesta es
impresionante "mamá me lo voy a pasar genial ya verás"
Toca ir preparando todas las cosas que va
a necesitar y cruzar los dedos para que esos días no llueva ni haga frio.
¡Ya va quedando menos!