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viernes, 10 de enero de 2014

DE MIRIAM LAVILLA

Para empezar me gustaría primero mencionar que salvo para algún regalo gracioso, no suelo consumir libros de humor. Este libro llegó a mis manos a través del sorteo y lectura conjunta que Laky de Libros que hay que leer organizó el mes pasado. Digo esto, porque creo que aún tiene más valor que haya disfrutado con un tipo de libro que no suelo leer porque no me suelen resultar graciosos, tan poco graciosos como los humoristas de cualquier tipo que puedes ver en los programas de televisión. Sin embargo, empecé sonriendo y he llegado con soltura a tener más de una carcajada con él, lo cual ya tiene mérito.

Resumen. (Editorial)


Ariel es un pobre infeliz que arrastra un pasado sentimental completamente desastroso. Tiene tal repertorio de fracasos amorosos en su haber que asustaría al más valiente. Aunque no sólo él, sus amigos también. Lo cual le ha llevado a creer que el tira y afloja en materia amorosa es lo normal. Esto, lejos de desalentarle, ha hecho que busque a la fémina que le haga feliz con más ansia si cabe; ya sea para un ratito o para el resto de su vida. Intentona tras intentona verás cómo el iluso se ve envuelto en mil y una relaciones delirantes con mujeres de todo tipo que le llevarán por el camino de la amargura: La amiga, la Diosa, la siamesa, la ninfómana, la trepa, la rara, la amita de su casa, la madura, la adolescente, el brazo tonto de la ley, la tarántula, la indecisa… Y un sin fin más de personajes desternillantes que te harán reír a carcajadas. Después de todo, mandar a hacer gárgaras a la princesa y quedarse con la rana quizá no sea tan mala idea. 

“Aceptamos Lagarta como Princesa de Cuento” llega como la guía imprescindible para el hombre de hoy en día que, como su protagonista, aún anda preguntándose qué hizo mal. Aunque esta historia no sabe de sexos. Si tienes sentido del humor y sabes reírte de ti mismo disfrutarás hasta su última página. 

IMPRESIÓN.


Bueno, leyendo mi introducción no hace falta ser un lince para pensar que el libro me ha gustado mucho, me ha divertido más y ha relajado mi mente del devenir diario, además de que me he visto en plenas Navidades con tres hombres en casa, analizando algunos de sus comportamientos en relación con los que aparecen en el libro.

Evidentemente, siendo un libro de humor, hay que advertir que muchas de las situaciones que se plantean son sumamente exageradas en relación tanto con el comportamiento del protagonista y sus amigos "machos" como por los de las mujeres que van apareciendo en la vida de Ariel. Por ejemplo, en el caso de su madre, podemos identificar comportamientos reales de muchas madres que conocemos (incluso yo misma) pero estos comportamientos están, bajo mi punto de vista llevados al extremo para elevar el matiz de humor que rodea todo el libro. Igual ocurre con otros casos de tipos de mujer como con la "tarántula", la ama de casa o la ninfomana. En estos casos, incluso el comportamiento de Ariel es excesivamente pasivo y bisoño pero en conjunto resulta gracioso.

Pero cuando me he reído y divertido a tope ha sido con el reconocimiento de situaciones reales como el montaje de los muebles de IKEA o lo que le ocurre con la "trepa" o con su propia amiga Isabel. Al respecto de ésta, llama la atención que sea precisamente una mujer la "asesora espiritual" de Ariel, con las experiencias femeninas tan nefastas que va teniendo durante el desarrollo de su vida sentimental.

Incluso la situación de los "hombres" del libro, sus amigos de toda la vida, a pesar de ser igual de desastres que Ariel, resultan graciosos en los momentos claves en que aparecen en el conjunto de la historia. Desde luego, lo de estos chicos no es precisamente atinar con las féminas que eligen como posibilidad de futuro en común.

Por otro lado, la lectura se me ha hecho sencilla y ágil precisamente por ir tratando de forma separada cada "tipo de lagarta" que va entrando en la vida de Ariel. Eso me ha ayudado a compaginar la lectura con otras actividades sin tener ese estrés que a veces tengo por ver como termina una historia que me intriga, sino que me ha parecido una secuencia de escenas divertidas que he podido paladear y digerir sin prisas.

En conclusión, el libro me ha gustado bastante, me ha divertido, me ha relajado y creo que no está nada mal que de vez en cuando y en clave de humor seamos capaces de reconocer y reconocernos en situaciones realmente ridículas, y eso para los dos sexos, aunque creo que en la vida real se dan más "lagartas" que Arieles en sentido amplio.
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