Título: Dile que no la olvido
Autor: Mario J. Les
Editorial: Terraignota, 2017
Páginas: 446.
SINOPSIS.
1939. La derrota republicana en la Guerra Civil Española es un hecho, y grupos de combatientes y hordas de civiles escapan a Francia por temor a las represalias de los vencedores. Lejos de encontrar la ansiada libertad, llegan a un país invadido por los nazis y en el que son repudiados. Marcial Segura y otros muchos compatriotas son capturados por la Wehrmacht y deportados a Mauthausen, el más inhumano campo de concentración del Reich, donde un simple golpe de suerte puede ser clave para la supervivencia.
1945. Días antes de que Mauthausen sea liberado por la infantería estadounidense, las tropas de las SS salen del campo en estampida. Altos jerarcas del nazismo también huyen de los antiguos dominios del Reich con destino ultramar. En pleno corazón de aquella vorágine, la guardiana Klein se halla en paz con su conciencia, sin saber todavía que la odisea que marcará su vida no ha hecho sino comenzar.
Esta es la historia de Marcial, de Joan, de Benito, de Luis y de tantos otros que compartieron hambre y sufrimiento, pero también confidencias y amistad en el infierno austriaco.
Esta es la historia que todos los gobiernos democráticos de nuestro país han despreciado.
Esta es, más allá de los Pirineos, también nuestra historia.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Dile que no la olvido es la tercera entrega de la llamada Trilogía del Holocausto escrita por Mario J. Les, un autor al que conocí de la mano del blog Un lector indiscreto con la primera entrega de la misma, El Plan Bérkowitz, una novela que me sorprendió muy gratamente por su estructura y por la historia que refleja sobre lo acontecido a David y Simeón, hijos y herederos de Eyal Berkowitz, un judío que estuvo en el campo de concentración de Flossembürg. Y su segunda entrega, Sombras tras los cristales, donde conoceremos la historia de los hermanos Kraus, dos niños judíos que también estuvieron presos en Flossembürg y que de adultos inician la búsqueda de una reliquia familiar de gran valor sentimental para ellos. En ambas entregas, junto a los afectados directamente por las barbaridades de la II Guerra Mundial, se mueven cuatro personajes de una nueva generación que no vivió la guerra y que hoy en día desarrollan su labor profesional en una pequeña empresa de comunicación llamada Mendebaldea con sede en Navarra: Alex, su mujer Maialen, el cámara Fran y su novia Lynette. Lo cuatro además de acompañar con su periodismo de investigación a los ancianos supervivientes del holocausto, vienen a representar la esperanza de que es posible un mundo mejor y tolerante con las distintas creencias y culturas.
En general, Mario utiliza una estructura muy particular en sus historias. Suele haber dos tramas o investigaciones que caminan en paralelo con recuerdos del pasado contados o relatados por algún protagonista que lo vivió. Una trama está siempre llevada por los hermanos Berkowitz y sus acompañantes, los Kraus, que son los supervivientes al Holocausto, y las investigaciones que, por otro lado, realizan los miembros de la empresa de comunicación sobre otros aspectos que suelen ser complementarios y en, muchas ocasiones, parte de la historia principal. En esta tercera entrega, volvemos a encontrar una estructura similar a la de los dos anteriores libros aunque de forma invertida. En la dos primeras entregas de la Trilogía viajamos con el equipo más joven a lugares tan sorprendentes como Kenia y Sudáfrica mientras los supervivientes ancianos permanecen en su lugar de origen o viajan al lugar de los campos de concentración y en esta ocasión, serán los protagonistas más jóvenes los que se queden investigando en España, en Cascante concretamente, y Simón y David Berkowitz junto a Leni y Lina Krauss serán los que viajen a Buenos Aires para buscar a una persona muy querida por los Krauss.
Ambas investigaciones me han resultado muy emocionantes porque ambas lo son. Los hermanos Berkowitz y los Krauss están buscando desesperadamente a Nadine Kleim, una mujer que fue guardiana en el campo de Mauthausen, que ayudó en todo lo que pudo desde su puesto a los presos y a los supervivientes después. Una guardiana que tras la liberación del campo de concentración comenzó prácticamente su propio calvario vital y de la que conoceremos su historia narrada por su hijo. Una historia estremecedora y llena de muchas emociones encontradas que te ponen el corazón en un puño.
Nada tiene que envidiar a esta historia la que se va desarrollando en paralelo, relatada a los más jóvenes por Marcial Segura, un soldado republicano español, que junto a otros muchos fueron deportados por los franceses desde los campos de refugiados en Francia a campos de concentración nazis como Mauthausen. Su historia contada en primera persona por Marcial resulta muy emotiva pero también tremenda y sobrecogedora. Leer sobre la Escalera de la Muerte o El salto de los paracaidistas en ese campo de dolor y muerte te pone realmente los pelos de punta pero también te emociona la solidaridad y el apoyo mutuo de los republicanos en el campo, su compañerismo, sus sentimientos compartidos de pérdida y de esperanza. Me ha encantado este personaje y me ha encantado su historia, entre otras cosas porque nunca había leído nada sobre el destino de tantos españoles muertos y otros tantos que consiguieron sobrevivir al horror sin una patria a la que volver porque el régimen franquista, tras la liberación de los campos, no los reclamaba como españoles. Mientras el resto de supervivientes regresaban a sus países de origen, los soldados republicanos vagaban sin patria sin un gobierno que los acogiera como los verdaderos héroes que eran. Aún hoy no ha habido gobierno en España que les rinda un sentido y merecido homenaje. En fin, España en estado puro...
Finalmente, reseñar que el autor en esta novela hace una perfecta ambientación del patrimonio e historia de Cascante, su ciudad de residencia, a través de las andanzas de los técnicos de Mendebaldea que residen durante unos días en la ciudad para realizar las entrevistas a Marcial Segura. Una ciudad que merece una visita por lo que he visto en la novela y lo que he investigado por mi propia cuenta.
En conclusión, no puedo más que recomendar esta Trilogía y esta lectura. Una visión diferente de lo acontecido en ese periodo tan tremendo en el que cada persona superviviente es una historia en sí misma digna de ser contada, digna de ser conocida y difundida. Tantas historias como millones de personas afectadas y, por edad, muchas de ellas se perderán sin que se les haya hecho justicia y el reconocimiento que, sin duda, merecen.
En general, Mario utiliza una estructura muy particular en sus historias. Suele haber dos tramas o investigaciones que caminan en paralelo con recuerdos del pasado contados o relatados por algún protagonista que lo vivió. Una trama está siempre llevada por los hermanos Berkowitz y sus acompañantes, los Kraus, que son los supervivientes al Holocausto, y las investigaciones que, por otro lado, realizan los miembros de la empresa de comunicación sobre otros aspectos que suelen ser complementarios y en, muchas ocasiones, parte de la historia principal. En esta tercera entrega, volvemos a encontrar una estructura similar a la de los dos anteriores libros aunque de forma invertida. En la dos primeras entregas de la Trilogía viajamos con el equipo más joven a lugares tan sorprendentes como Kenia y Sudáfrica mientras los supervivientes ancianos permanecen en su lugar de origen o viajan al lugar de los campos de concentración y en esta ocasión, serán los protagonistas más jóvenes los que se queden investigando en España, en Cascante concretamente, y Simón y David Berkowitz junto a Leni y Lina Krauss serán los que viajen a Buenos Aires para buscar a una persona muy querida por los Krauss.
La escalera de la muerte |
Nada tiene que envidiar a esta historia la que se va desarrollando en paralelo, relatada a los más jóvenes por Marcial Segura, un soldado republicano español, que junto a otros muchos fueron deportados por los franceses desde los campos de refugiados en Francia a campos de concentración nazis como Mauthausen. Su historia contada en primera persona por Marcial resulta muy emotiva pero también tremenda y sobrecogedora. Leer sobre la Escalera de la Muerte o El salto de los paracaidistas en ese campo de dolor y muerte te pone realmente los pelos de punta pero también te emociona la solidaridad y el apoyo mutuo de los republicanos en el campo, su compañerismo, sus sentimientos compartidos de pérdida y de esperanza. Me ha encantado este personaje y me ha encantado su historia, entre otras cosas porque nunca había leído nada sobre el destino de tantos españoles muertos y otros tantos que consiguieron sobrevivir al horror sin una patria a la que volver porque el régimen franquista, tras la liberación de los campos, no los reclamaba como españoles. Mientras el resto de supervivientes regresaban a sus países de origen, los soldados republicanos vagaban sin patria sin un gobierno que los acogiera como los verdaderos héroes que eran. Aún hoy no ha habido gobierno en España que les rinda un sentido y merecido homenaje. En fin, España en estado puro...
Cascante |
En conclusión, no puedo más que recomendar esta Trilogía y esta lectura. Una visión diferente de lo acontecido en ese periodo tan tremendo en el que cada persona superviviente es una historia en sí misma digna de ser contada, digna de ser conocida y difundida. Tantas historias como millones de personas afectadas y, por edad, muchas de ellas se perderán sin que se les haya hecho justicia y el reconocimiento que, sin duda, merecen.