Título: Hotel Silencio
Autora: Auður Ava Ólafsdóttir
Editorial: Alfaguara, 2019.
Páginas: 184.
SINOPSIS.
«Emocionante, excéntrica y oscuramente divertida.»
Sunday Times
Su mujer lo ha abandonado. La demencia de su madre no hace más que avanzar. Acaba de descubrir que su hija no es su hija biológica. Visto que solo su particular habilidad para las reparaciones y las chapuzas domésticas sigue teniendo algo de sentido, Jónas decide agarrar su caja de herramientas y hacer un viaje solo de ida a un país extraño y devastado por la guerra para desaparecer y darle un fin definitivo a esta triste existencia. Pero los desperfectos en el Hotel Silencio en el que se aloja comienzan a requerir sus atenciones, y también lo hacen los huéspedes, y los habitantes de la ciudad, y su plan aplaza una y otra vez. Así, con mucho humor y sutileza, Ólafsdóttir deja claro que las heridas particulares, vengan de donde vengan, solo cicatrizan en común.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Hace muchos años que tengo en mi estantería un libro de esta autora llamado La mujer es una isla. Me lo regalaron unas chicas islandesas que suelen venir en "manada" todos los veranos por mi pueblo, porque Zafra e Islandia están hermanados a través de una islandesa, Consul Adjunta de España en Islandia, que recaló durante una año en Zafra y donde realizó el COU. Se enamoró de mi pueblo y de Exremadura y cuando llegó a su cargo actual, cada verano 30 jóvenes islandeses/as vienen a pasar su verano a mi pueblo en una especie de Erasmus local que aporta un beneficio mutuo a islandeses y segedanos/as. Dos de esas islandesas han recalado siempre en casa de mi hermana de modo que su cultura nos es muy cercana y de ahí mi afición a la novela que procede de ese país tan extremo.
Quedando aún pendiente la lectura de ese libro que tengo en la estantería para más adelante, vi la reseña de este otro y me encantó la portada y la temática tan curiosa que refleja la sinopsis, de modo que la compañera bloguera que la había reseñado me dio la sorpresa de regalármela. Desde aquí mil gracias a la administradora del blog Cada vez que te leo por tan estupendo regalo.
Me ha gustado mucho Hotel Silencio. Es un libro peculiar que relata la historia de Jonás, un hombre de mediana edad, cuya mujer lo acaba de dejar y aunque mantiene una buena relación con su única hija, descubre que tampoco es su hija biológica, y ante una perspectiva de llevar una existencia solitaria, sin apenas relaciones personales, decide suicidarse. No hay nada que analice a su alrededor que le de un motivo para continuar seguir viviendo, ni siquiera la relación que mantiene con su vecino más cercano, pero tampoco quiere que su hija se enfrente a su muerte por suicidio y que este sinsabor la acompañe de por vida. Por ello, decide irse a un país en guerra donde la situación de paz temporal es tan pasajera que seguro que allí consigue que lo maten de forma anónima sin que su hija nunca vuelva a saber de él.
El libro se divide en dos partes bien diferenciadas. Una primera en la que podemos conocer a Jonás, a su curioso vecino y a su hija. Podemos ver sus pensamientos en primera persona, su vida y todo lo que se le va pasando por la cabeza hasta que toma la decisión de morir y de como piensa acometer esto sin causarle un dolor de por vida a su hija. Es una parte muy directa en la que el lector no se explica por mucho que él lo vaya justificando como con lo que tiene, puede llegar a esa solución tan drástica. En esta parte, pareciera que el protagonista vaya contestando cada una de las preguntas que al lector se le van ocurriendo para entender su decisión.
La segunda parte es totalmente inesperada y sumamente curiosa. Jonás marcha definitivamente a morir a un país en guerra, plagado de minas antipersonas por donde apenas se puede caminar sin que uno sufra el riesgo de morir o de quedar lisiado para toda la vida. En ese país se aloja en el Hotel Silencio, un pequeño hotel venido a menos, rodeado de una total devastación en los edificios colindantes, con una playa a la que solo se puede ir sin salirse de un sendero estrecho para no pisar las minas y lo mismo que ocurre con el bosque que tienen al lado, al que la población no va ni a coger leña para no saltar por los aires en cualquier momento. Pero, Jonás, aún no lo había dicho, es un manitas, uno de esos hombres apañados que todos queremos tener en casa, un arreglatodo, un chapucilla que llega al país cargado de una pequeña caja de herramientas y un taladrador ¿curioso no? Con esa escasez de aperos, la autora nos traza, casi de un modo cómico, como Jonás se va volviendo imprescindible en una ciudad en la que no hay de nada: las luces no encienden, las cañerías están atascadas y echan barro, no hay ducha, los enchufes no funcionan y el cableado está deteriorado. Con su pequeño taladro y sus cuatro herramientas Jonás consigue hacer la vida de los supervivientes mucho más cómoda simplemente porque puede conseguir que vuelvan a lavarse o a vivir con un poco de luz eléctrica, de tal manera que su idea inicial de morir a los pocos días de llegar allí se van diluyendo.
Me ha encantado esta novela. La forma de escribir de la autora y como me ha ido llevando por los distintos estados de ánimo del protagonista desde los más bajos y destructivos ante una soledad anunciada a esa tranquilidad vital que da el volver a sentirse útil y apreciado en un lugar la gente es feliz con tan poca cosa ante lo tremendo de su situación y de sus carencias vitales. Una excelente novela, sin duda.
Quedando aún pendiente la lectura de ese libro que tengo en la estantería para más adelante, vi la reseña de este otro y me encantó la portada y la temática tan curiosa que refleja la sinopsis, de modo que la compañera bloguera que la había reseñado me dio la sorpresa de regalármela. Desde aquí mil gracias a la administradora del blog Cada vez que te leo por tan estupendo regalo.
Me ha gustado mucho Hotel Silencio. Es un libro peculiar que relata la historia de Jonás, un hombre de mediana edad, cuya mujer lo acaba de dejar y aunque mantiene una buena relación con su única hija, descubre que tampoco es su hija biológica, y ante una perspectiva de llevar una existencia solitaria, sin apenas relaciones personales, decide suicidarse. No hay nada que analice a su alrededor que le de un motivo para continuar seguir viviendo, ni siquiera la relación que mantiene con su vecino más cercano, pero tampoco quiere que su hija se enfrente a su muerte por suicidio y que este sinsabor la acompañe de por vida. Por ello, decide irse a un país en guerra donde la situación de paz temporal es tan pasajera que seguro que allí consigue que lo maten de forma anónima sin que su hija nunca vuelva a saber de él.
El libro se divide en dos partes bien diferenciadas. Una primera en la que podemos conocer a Jonás, a su curioso vecino y a su hija. Podemos ver sus pensamientos en primera persona, su vida y todo lo que se le va pasando por la cabeza hasta que toma la decisión de morir y de como piensa acometer esto sin causarle un dolor de por vida a su hija. Es una parte muy directa en la que el lector no se explica por mucho que él lo vaya justificando como con lo que tiene, puede llegar a esa solución tan drástica. En esta parte, pareciera que el protagonista vaya contestando cada una de las preguntas que al lector se le van ocurriendo para entender su decisión.
La segunda parte es totalmente inesperada y sumamente curiosa. Jonás marcha definitivamente a morir a un país en guerra, plagado de minas antipersonas por donde apenas se puede caminar sin que uno sufra el riesgo de morir o de quedar lisiado para toda la vida. En ese país se aloja en el Hotel Silencio, un pequeño hotel venido a menos, rodeado de una total devastación en los edificios colindantes, con una playa a la que solo se puede ir sin salirse de un sendero estrecho para no pisar las minas y lo mismo que ocurre con el bosque que tienen al lado, al que la población no va ni a coger leña para no saltar por los aires en cualquier momento. Pero, Jonás, aún no lo había dicho, es un manitas, uno de esos hombres apañados que todos queremos tener en casa, un arreglatodo, un chapucilla que llega al país cargado de una pequeña caja de herramientas y un taladrador ¿curioso no? Con esa escasez de aperos, la autora nos traza, casi de un modo cómico, como Jonás se va volviendo imprescindible en una ciudad en la que no hay de nada: las luces no encienden, las cañerías están atascadas y echan barro, no hay ducha, los enchufes no funcionan y el cableado está deteriorado. Con su pequeño taladro y sus cuatro herramientas Jonás consigue hacer la vida de los supervivientes mucho más cómoda simplemente porque puede conseguir que vuelvan a lavarse o a vivir con un poco de luz eléctrica, de tal manera que su idea inicial de morir a los pocos días de llegar allí se van diluyendo.
Me ha encantado esta novela. La forma de escribir de la autora y como me ha ido llevando por los distintos estados de ánimo del protagonista desde los más bajos y destructivos ante una soledad anunciada a esa tranquilidad vital que da el volver a sentirse útil y apreciado en un lugar la gente es feliz con tan poca cosa ante lo tremendo de su situación y de sus carencias vitales. Una excelente novela, sin duda.