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viernes, 8 de noviembre de 2019


Título: El noviembre de Kate.
Autora: Mónica Gutiérrez.
Editorial: Roca Editorial, 2016
Páginas: 320.

SINOPSIS.

En vísperas de una tormenta de nieve, un viernes tras la barra de galeón pirata de un bar escondido, un barman recién llegado del Loira espera la llegada de Kate, la chica del extraordinario cabello flotante y las larguísimas bufandas.

Kate vive en un edificio antiguo como su propia tristeza y hace tanto tiempo que se ha dejado llevar por la rutina que ya no recuerda el sentido de los pequeños detalles, la aventura escondida en las sorprendentes pistas cotidianas. Un extraño jardín y una emisora de radio colgada del cielo en una buhardilla de madera constituyen su refugio para ese otoño. Y, sin embargo, aunque en la pequeña ciudad de Coleridge todos ignoren las advertencias de un excéntrico meteorólogo, el tiempo está a punto de cambiar el noviembre de Kate de la mano de un hombre bueno con planes de venganza, un sábado de tortitas y la risa de los argonautas.

Una novela feel good ambientada en Inglaterra.

IMPRESIÓN PERSONAL.

No tengo perdón del dios que sea, el que se os ocurra, porque este libro y otro más de la autora lleva en mi estantería un montón de tiempo, la conozco personalmente y hasta ahora no le había dado una oportunidad. Y tengo que darle las gracias personalmente, porque en tiempos oscuros, Mónica encendió una pequeña bombilla en mi mundo durante el tiempo en que estuve leyendo esta maravillosa y sencilla historia. Y es que Mónica escribe genial lo sencillo, lo cercano, lo que te identifica, lo que tienes más próximo y que te pasa desapercibido. En resumen, lo que hay que valorar y aprovechar porque es tan efímero como nosotros mismos.

Me ha gustado mucho el mes de Kate, me gusta noviembre, me ha gustado Kate y todos los personajes que aparecen en esta preciosa historia, tan sencilla que cambia vidas y las llena de contenido y esperanza. Y me gusta su jardín, cómo es y lo que representa, pequeño, recogido pero lleno de invitaciones a ser compartido por los que valoran lo importante.

Sin duda me ha gustado como escribe Mónica, y, sobre todo, al lugar en que ha conseguido llevarme su Kate y el mundo que la rodea.

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Título: El secreto.
Autor: Alejandro Palomas.
Editorial: Destino, 2019.
Páginas: 256.

SINOPSIS.

Es que como Nazia es mi amiga y desde Navidad vive con papá y conmigo porque es mejor, ahora es mi hermana de acogida, que es como si fuera una hermana de verdad pero sin transfusión y eso quiere decir que nos lo tenemos que contar todo, hasta los secretos más secretos. Aunque el secreto más gordo de todos Nazia no se lo ha contado a nadie porque su madre le dijo que si lo hacía, ella se moriría de pena.

Pero al final, como somos casi hermanos, me lo ha contado.

IMPRESIÓN PERSONAL.

Hay muchos autores y autoras que te emocionan. Eso es evidente. Pero Alejandro Palomas me emociona siempre. No falla. Y eso es muy práctico para mi porque si quiero emocionarme, reírme, llorar, suspirar, exclamar y otros sucedáneos de la emoción, solo tengo que coger cualquiera de sus libros porque sé que en ellos voy a encontrar de eso y mucho más: mensaje, denuncia, llamada de atención, un toque con contenido, incluso en estos libros que la editorial cataloga como juveniles.

Me encanta Guille. Lo adoptaría, sin pensarlo. Esa lógica infantil, tan aplastante, tan llena de bondad y de curiosidad, con tantas ganas de ayudar a los que le rodean, a su modo, con una manera de pensar y de ser que te enamora. Guille vive con Nazia, su amiga pakistaní, y con su padre, que la ha acogido mientras que su familia está en la cárcel. Nazia tiene un comportamiento extraño que, como siempre, los mayores que la rodean interpretan desde su punto de vista y erróneamente. Solo Guille conoce el secreto de Nazia y lo vive como lo que es, un secreto entre hermanos y entre niños.

Pero el secreto de Nazia, es el secreto de muchas familias con una determinada cultura que aún integrándose en nuestra sociedad llevan escondido un comportamiento que sigue sacrificando a sus hijos.

Os invito a conocer a Guille, a ponerlo en vuestras vidas aunque sea solo leyendo un libro porque harían falta muchos Guilles para que el mundo mejorara.


miércoles, 14 de agosto de 2019

de Alejandro Palomas.


Título: Un amor
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: Destino, 2018
Páginas: 464

SINOPSIS.

En el reducido universo familiar de Amalia y sus tres hijos, Silvia, Emma y Fer, el engranaje se mueve al ritmo desacompasado de las emociones. Es una familia típica, y sobre todo, muy real. Un cosmos cocido al fuego lento de varias entregas que han atado a miles de lectores. Pero llega un día cumbre en sus vidas. Emma se va a casar y todos se sumergen en las tareas y los remolinos de organizar la mejor boda. La noche previa a la ceremonia, una llamada rompe la armonía familiar. Silvia, Emma, Fer y otros parientes se conjuran para poder celebrar a la vez el aniversario de Amalia, que coincide inevitablemente con la fecha de la boda. 24 horas de acelerón emocional que pondrán a prueba a todos y cada uno y al mismo engranaje familiar.

Un nuevo ejercicio de virtuosismo emocional. Una literatura que llega por el plexo y se inocua directamente a los sentimientos. Alejandro Palomas extiende su ya variada paleta de colores para dotar a sus personajes de los matices, sesgos y rasgos que los acercan a los lectores y éstos los reconocemos como a propios en sus particulares universos familiares.

IMPRESIÓN PERSONAL.

Tenía este libro desde el año pasado en la estantería, dedicado por el autor, que nos visito en la Feria del Libro de Badajoz y con el que pude pasar unos valiosos y divertidos minutos. Todavía vivía Rulfo y comentamos como se siente uno cuando pierde a un compañero al que te unen tantos momentos felices y que te quiere tanto como un perro. Alejandro hoy, como yo y tantos otros que amamos a estos leales amigos, lo sabemos bien.

He leído este libro con el corazón encogido. A veces se me hacía pequeño, tan pequeño que los latidos se ralentizaban para permitirme no romper a llorar de golpe de pura pena, de puro sentimiento y de pura nostalgia y, en otras ocasiones, el corazón se hacía presente con latidos potentes y me salían unas carcajadas anónimas que incrementaban, sin duda, esa gran admiración y ese gran cariño que siempre sentiré ya por Amalia. No la conozco pero es tan mía como lo fue y lo sigue siendo mi madre, otra "payasa" de la vida que solo sabía hacer feliz a todo el que la rodeaba a pesar de guardar muchas veces en su interior, un dolor propio o una preocupación que ninguno (y somos muchos en mi casa) eramos capaces de vislumbrar. Amalia es un refugio donde siempre hay fuego para calentarte en los momentos de más frío, un puerto seguro al que acudir cuando la tempestad te supone un riesgo o la calma te amenaza con arrebatarte lo poco que pueda quedarte. Ella lo llena todo poniéndote delante toda una serie de frases desconcertantes llenas de una lógica aplastante, su lógica, de tal modo que te abre otras puertas que tu ni siquiera habías visto y que te ofrecen salidas que no querías encontrar. Amalia siempre te salva y muchas veces lo hace a costa de ella misma porque los suyos son siempre lo primero. Nada, ni siquiera ella misma, se pone por delante de los suyos.

Y, claro, con una Amalia en tu vida (o una Emilia) una siempre se anda  preguntando ¿qué hacer cuando ya no esté? Y yo me lo pregunté también en su día: ¿qué vamos a hacer ahora? Y pasan como han pasado más de veinte años y cada día es un milagro que se repite, pero también un día en el que te sigues sintiendo sola desde que no está, aunque estés rodeada de quienes te quieren. Es un instante, un momento fugaz ante el espejo en el que te reconoces añorando contarle, preguntarle y que el espejo te devuelve con tu sonrisa, una sonrisa que se parece a la suya.

Como veis parece que no hay más personas (¿personajes?) en este libro que me hayan llamado la atención. Y sí que las hay, como en todas las familias, pero Amalia es como mi madre, centra toda mi atención, mi cariño y todos mis sentimientos mientras leo . Lo siento pero en esto soy bastante sectaria. Silvia, Emma y Fer, y en esta ocasión hasta Rulfo, me resultan simples aderezos. Necesarios claro, pero aderezos al fin y al cabo con los que en más de una ocasión me identifico, sobre todo, con Fer, el narrador, pero en otras me pasan totalmente desapercibidos porque Amalia lo llena todo.

No cuento más de este libro o de Amalia. No merece la pena. Supongo que a cada persona le provocará sentimientos diferentes, incluso, nulos, pero he intentado explicaros los que me produce a mi. Deberíamos poder tener una Amalia en nuestras vidas. Creo que seriamos más felices más tiempo.


jueves, 21 de febrero de 2019

de Alejandro  Palomas.


Título: El tiempo que nos une
Autor: Alejandro Palomas.
Editorial: Booket, 2016
Páginas: 592.

SINOPSIS.

La abuela Mencía convalece junto a su nieta, Bea, que no quiere contar lo que de verdad le duele. Éste es el inicio de El tiempo que nos une, una novela coral de voces femeninas, una saga de mujeres con corazones tan grandes que son capaces de albergar desde el amor más profundo hasta el mayor de los sufrimientos. Entre las cinco protagonistas de la historia los lazos familiares se entretejen hasta formar una red que a veces atrapa, otras abraza y que, sobre todo, protege. Mencía, la matriarca sabia y deslenguada; Lía, que siempre se queda; Flavia, que vive en la ausencia; Inés, madre que sufre y amante que lamenta; y Bea, la más joven, son personajes inolvidables, que callan secretos pero gritan verdades, y que sienten y ríen y lloran.

Con delicadeza y precisión en el lenguaje, Alejandro Palomas construye un universo femenino de relaciones y emociones que nos envuelve. Y es que en El tiempo que nos une, como en la vida, pasan muchas cosas, pero al final lo que importa es quién ha estado navegando a tu lado.

IMPRESIÓN PERSONAL.

Había leído tres libros de este autor: Una madre, Un hijo, Un perro. Pero tenía pendiente este libro en la estantería desde hace tiempo y ahora me queda pendiente Un amor que compre en la última Feria del Libro de Badajoz y que el autor me firmó muy amablemente, tal como es él. Como siempre y por no variar, cogiendo polvo lecturas que merecen mucho más la pena que otras novedades por las que perdemos un tiempo que deberíamos invertir en mayor calidad frente a mayor cantidad y novedad.

El tiempo que nos une es una de esas novelas que debería tener brazos y haberme dado un toque al pasar por el estante en el hombro para recordarme que estaba allí. Gracias a esta novela he conocido por fin a Mencia, una abuela de más de 90 años, carismática, descarada y malhablada que a su edad ya no tiene nada que callar, nada que temer por lo que dice, que pone a los suyos en muchas ocasiones en situaciones embarazosas precisamente por todo lo que dice, pero que defiende a sus "mujeres" a fuego y contra el fuego si es necesario. Una abuela a la que es imposible no querer, de esas que con solo mirarte saben que te ocurre algo y qué es lo que te ocurre, y lo sabe hasta antes de verte, como si tuviera una parabólica para saber en la distancia que ante determinados hechos, tu reacción será de determinada manera y no de otra de tal modo que cuando se produce el encuentro, ella ya ha arbitrado un plan que te saque del problema sentimental o vital que te aqueja. Inteligente y lenguaraz, he llorado con ella (y mucho) en esta novela pero también tengo que reconocer que me he reído a carcajadas en más de uno de sus cortos capítulos.

Junto a ella, cuatro mujeres más. Dos de sus hijas, Flavia y Lía y sus dos nietas, Inés y Bea. Cinco mujeres de generaciones diferentes unidas por unos lazos que solo la muerte puede romper, unos lazos que sujetan cuando parece que todo se rompe, incluso la vida de un hijo, de un nieto, de un hermano; lazos que te agarran a la vida para seguir luchando incluso cuando parece que no merece la pena vivirla de fea que se pone y hasta ponen una nota de color para que la veamos más bonita de lo que en realidad es en algunos momentos. Y Mencia sabe tirar lazos a sus mujeres, hacer lazadas de colores cuando necesitan ver la vida de otro color y también fustigar con los lazos cuando lo que necesitan alguna de ellas es que las hagan despertar y salir de la cueva en que están metidas. Les riñe y desaprueba sus maneras de afrontar los problemas, le habla y las consuela pero también traza estrategias y estratagemas, diría yo, para que reaccionen cuando todo lo demás falla.

Me han encantado estas cinco mujeres, pero, sobre todo, me ha encantado Mencia. Su fuerza, su coraje, ese convencimiento tan asentado en su alma de que no puede abandonar este mundo hasta que no vea a sus mujeres recompuestas y mirando de frente al futuro y esas mujeres alrededor de la abuela, una mujer que por si misma es el centro de todas ellas por derecho propio.

El tiempo que nos une es un libro de sentimientos, de los mas profundos, de los que más duelen pero también de los que más curan y de los más esperanzadores. Un libro que te llega tan hondo que tus propios sentimientos fluyen a la vez que los de las protagonistas porque te hacen participe de su dolor, de su miedo, de su esperanza y hasta de sus momentos felices y de sus risas. Por eso he llorado y he reído a partes iguales, pero he terminado con Mencia muy en paz con la vida y con el tiempo recorrido y que me queda por andar. Ojala no se me olvide!!!


jueves, 6 de agosto de 2015

de Alejandro Palomas.


Título: Un hijo
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: La Galera, 2015
Páginas: 288

Resumen oficial.

Guille es un niño sonriente y aparentemente feliz, pero solo hace falta rascar un poco para sospechar que esconde un misterio. Guille es un niño introvertido con una sonrisa permanente, y es un lector empedernido con mucha imaginación. Solo tiene una amiga. Hasta aquí, todo en orden. 

Pero tras esta máscara de tranquilidad se esconde un mundo fragilísimo, como un castillo de cartas, con un misterio por resolver. El rompecabezas lo configuran un padre en crisis, una madre ausente, una profesora intrigada y una psicóloga que intenta armar el puzzle que está en el fondo. 

Una novela coral que respira sentimiento, ternura, vacíos, palabras no pronunciadas y un misterio sobrecogedor.

Impresión personal.

Los que habitualmente pasáis por aquí sabéis que me encanta la magia. Pero no la magia de esos  artistas que hacen trucos con cartas, palomas o conejos. Esa magia no es más que un resto de la magia de verdad, la que se siente en los bosques cuando una se sienta a escuchar, o la que se vislumbra cuando te fijas en la niebla o como le pasa a Guille, cuando mira hacia los tejados y puede ver a Mary Poppins con los deshollinadores cantando una canción. Yo soy como Guille, no solo me gustaría ser Mary Poppins sino que a ratos me encantaría ser Peter Pan o también Eragón montando a Saphira. Alejandro consigue con su historia que me identifique plenamente con un niño (¡a mi edad!) que es capaz de soñar cada día para cuidarse a sí mismo, a su amiga y a su padre.

Un hijo no es la historia de un niño extraño, curioso o ejemplar. Tampoco es la historia de un niño que esconda nada. Un hijo es el drama de una serie de personajes, la mayoría adultos que son y están ciegos. A unos, el dolor no les deja ver la realidad, la suya propia y la del ser más querido que tienen cerca, y se refugian en un mundo ficticio donde se sienten salvadores aunque en realidad es de ellos mismos de quien pretenden salvarse. Otros, se refugian en ritos y costumbres fuera de lugar porque odian renunciar al control que ejercen sobre los más débiles. Y, como en otras ocasiones, otros intentan, esta vez con acierto, desentrañar una madeja infantil que les muestre la historia real de unos niños que se esconden tras la magia de un cuento, unos dibujos o una canción.

Como en Una Madre, creo que esta vez tampoco conseguiré olvidar nunca a Guille. Ni siquiera sé si me ha enseñado algo, como en su día lo hizo Momo, pero he conseguido sentir como él. He soñado con él y su historia me ha dolido, no por su pérdida, sino por la responsabilidad que asume como si de Mary Poppins se tratara. Sólo espero que el viento del norte no se lo lleve de mi memoria, que nadie me lo arrebate porque siempre es bueno tener un Guille en nuestras vidas que nos recuerde que, a veces, los sueños existen y hasta se cumplen si ponemos empeño en ello. Y cuando eso no pasa siempre podemos recurrir a Mary Poppins...

Alejandro Palomas escribe sintiendo y por eso lo que escribe consigue transmitírtelo sin coraza, a pecho descubierto como si él mismo o tu o cualquiera fuera Guille, o su padre, o su psicóloga. Nadie te es lejano ni extraño en la historia; nadie te chirría ni desentona. Escribe tal cual somos, ignorantes, egoistas, rudos y cerrados, curiosos y también capaces de rectificar y de amar aquello que más hemos odiado. Guille tiene la fuerza de lo simple, del sentido común que siempre olvidamos. Es la lógica del amor porque el amor no se inventa, se siente sin más. Y Guille ama, ama lo que tiene cerca y no quiere perder. Sin vergüenza, sin miramientos y sin condiciones.

Como Una Madre, volveré a leer algún día esta sentida historia, seguramente cuando sienta que necesito una Mary Poppins a mi lado que me enseñe a ordenar los cajones de mi vida con una sonrisa y una canción. Seguramente, Guille volverá con ella a mi mente y podré recuperar la ilusión que haya podido perder.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

de Alejandro Palomas.


Título: Una madre.
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: 
Colección: Nuevos tiempos.
Páginas: 

Resumen oficial.

El retrato de una ciudad acogedora y esquiva a partes iguales, de una familia unida por los frágiles lazos de la necesidad y del amor y la mirada única de una mujer maravillosa en un momento extraordinario.

Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja.

Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su entrega particular una red de hilos invisibles con la que une y protege a los suyos, zurciendo los silencios de unos y encauzando el futuro de los otros. 

Sabe que va a ser una noche intensa, llena de secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por vivir. Sabe que es el momento de actuar y no está dispuesta a que nada la aparte de su cometido.

Un cartel luminoso que emite mensajes desde una azotea junto al puerto, una silla en la que desde hace años jamás se sienta nadie, una Barcelona de cielos añiles que conspira para que vuelva una luz que parecía apagada, unos ojos como bosques alemanes y una libreta que aclara los porqués de una vida entera… 

Una madre no es solo el retrato de una mujer valiente y entrañable, y de los miembros de su familia que dependen de ella y de su peculiar energía para afrontar sus vidas, sino también un atisbo de lo que la condición humana es capaz de demostrarse y mostrar cuando ahonda en su mejor versión.

Impresión personal.

Creo que ésta es la reseña más difícil que he hecho hasta ahora y llevo un buen rato intentado hacerle frente, por no contar los días que llevo retrasando ponerme con ella. Una madre de Alejandro Palomas no es una historia cualquiera que lees en tercera persona y de la que puedes mantenerte distante. Por mucho que a veces lo intentas para que no te afecte tanto, creo que resulta inevitable formar parte a tu manera y en tu contexto de esa madre, que seguro que es parte de la nuestra.

Una madre consigue hacerte pasar por miles de estados de ánimo. Me he sorprendido riéndome a carcajadas con mi familia al lado mirándome sorprendida porque es difícil que yo me ría con un libro o con películas. Soy de las que suelo huir de los "chistosos" más porque lo paso mal yo, porque no me hacen gracia, a veces ninguna gracia, que porque la persona en cuestión no tenga una gracia que yo no le encuentro. Sin embargo, me he reído muchísimo con esta madre tan "payasa" sin buscar serlo, con un humor tan fino a veces pero tan esperpéntico en otras ocasiones que me ha hecho pasar unos ratos inolvidables. Desde luego Alejandro tiene una maestría con el humor increible. Incluso, en momentos trascendentales, de problemas reales de alguno de los miembros de la familia donde parece que no procede otra cosa más que la seriedad de todos, él consigue que esa madre con gran inteligencia interprete el problema de forma real pero hiperbólica, tal y como en muchas ocasiones son nuestros problemas, amplificados sin necesidad.

Creímos cosas que se creen porque alguien, en algún rincón de nuestras historias, nos dibuja mapas del tesoro con pistas falsas. Luego, cuando esos mapas nos llevan al cofre prometido, saltan los candados y con ellos la sorpresa. Con el tiempo aprendemos que los mapas son de quien los dibujan, no de quien los persigue, y que en la vida sonríe más quien mejor dibuja, no quien más empeño pone en la búsqueda. 

Pero no penséis que Una Madre es un libro de humor. Ni en sueños. También he llorado y mucho con él, en parte por el libro y en parte por eso que os decía al principio, de que es difícil obviar tu propia vida y la de los tuyos mientras lo lees. Una Madre es un libro escrito por una persona, seguro que muy profunda, sobre una persona/personaje que tiene un fondo tan hondo que nunca alcanzas a desentrañarlo. Y Alejandro casi lo consigue pero ¿cuántos de nosotros somos capaces de analizar con tanta soltura y a la vez complejidad lo que pasa por la cabeza real de los que nos rodean? La mar de las veces conocemos lo que le pasa a los miembros de nuestra familia, y los felicitamos, los consolamos, los animamos según toque pero ¿cuántos conseguimos saber realmente qué hay detrás de cada acontecimiento? ¿qué significa para los nuestros? ¿cómo son de felices o como de desgraciados por las cosas que les pasan o que nunca les llegan a pasar? Realmente, poco. Conocemos y vivimos los hechos, incluso los compartimos, pero sentirlos con nosotros y casi como nosotros, sólo lo hacen nuestras madres, cada una a su manera y además...no se suelen equivocar.

Eso es Amalia, una madre, que puede ser la de cada uno, si no al ciento por ciento, sí en algunas circunstancias, en algún tiempo pasado o presente, en algún momento. Una madre que disfruta (¿y cómo?) de ver a todos sus hijos juntos un día de nochevieja, a sus seres queridos, a todos aquellos que le son imprescindibles comiendo sus platos sean éstos como sean. Realmente, la cena, el cumpleaños de turno, el aniversario o lo que sea no es más que una excusa para juntarse y reconocerse cada vez sólo mirándose los unos a los otros. Y Amalia conoce a cada uno, no sólo por fuera, lo que les sucede, sino cada arista interna, cada escape, cada agujero en el alma que no deja de doler a pesar de que ella está llena de agujeros también.

Los problemas mayores de cada uno los tiene Amalia perfectamente identificados aunque no te lo parezca. Amalia te sorprende y sorprende a los suyos y esa sorpresa continua es imprescindible para todos. Es el centro principal de sus vidas, el nexo de unión. En mi caso, mi madre era la teja de mi tejado, un tejado que intentas arreglar cada día pero que aún, sobre todo, cuando llueve hace aguas. A veces, mucha agua. Amalia también enseña a los suyos a tapar agujeros para seguir adelante mientras merezca la pena seguir. A veces la vida no sigue. A veces, muchas veces, la vida recomienza y nosotros hemos cambiado de papel en la escena.

- Yo daría la vida por poder abrazar a mi madre una sola vez, una sola, y por poder decirle que lo he conseguido, que he salido de lo que he salido y que me falta su mirada para saber que lo he hecho bien. Daría todo lo que tengo hija -dijo con una voz triste-. Todo menos a vosotros tres, porque sin vosotros, sin tus hermanos y sin ti, no me quedaría nada que dar y tampoco nada que esperar. Y eso no. Vivir sin tener nada que esperar, no.

¿Recomiendo esta lectura? Para mi ha sido una novela de diez sobre diez y la volveré a leer. No la he guardado en la estantería ni pienso hacerlo; la he dejado en la mesilla cerca de mi cabecera para tenerla cerca a modo de silla de las ausencias.


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