Título: Donde fuimos invencibles
Autora: María Oruña.
Editorial: Destino, 2018.
Páginas: 416.
SINOPSIS.
El verano está terminando y la teniente Valentina Redondo está contando los días para empezar sus vacaciones. Pero algo insólito sucede en el centro mismo del pueblo costero de Suances: el jardinero del antiguo Palacio del Amo ha aparecido muerto en el césped de esa enigmática propiedad.
El palacio es una de las casonas con más historia de los alrededores, y después de permanecer mucho tiempo deshabitada, el escritor americano Carlos Green, heredero de la propiedad, ha decidido instalarse temporalmente en el lugar donde vivió sus mejores veranos de juventud. Pero la paz que buscaba se verá truncada por el terrible suceso, y aunque todo apunta a una muerte por causas naturales, parece que alguien ha tocado el cadáver, y Carlos confiesa que en los últimos días ha percibido presencias inexplicables a la razón.
A pesar de que Valentina es absolutamente escéptica en torno a lo paranormal, tanto ella como su equipo, e incluso su pareja, Oliver, se verán envueltos en una sucesión de hechos insólitos que les llevarán a investigar lo sucedido de la forma más extravagante y anómala, descubriendo que algunos lugares guardan un sorprendente aliento atemporal y secreto y que todos los personajes tienen algo que contar y ocultar.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Cada vez que leo un libro de María Oruña, me guste más o me guste menos, lo que sí tengo claro es que me queda anclada en la mente la idea y casi la necesidad de volver a Cantabria y a lugares de esa zona que me quedan por recorrer. Y eso me ha vuelto a pasar con este libro. No he visitado Suances pero tarde o temprano habrá que visitarlo y recorrer los lugares, además de otros, que nos nombra la autora en sus obras.
Este es el tercer libro protagonizado por la inspectora de la Guardia Civil Valentina Redondo, tras los casos de Puerto Escondido y Un lugar a donde ir, de tal manera que muchos de los personajes que aparecen en esta nueva entrega ya los conocemos y hemos ido viendo su evolución y como se han ido forjando relaciones entre ellos, en especial, entre Valentina y Oliver que se han conformado como una pareja sentimental muy bien avenida y llena de frescura.
En esta ocasión, la autora nos lleva a la Quinta del Amo, una antiguo palacete de las afueras de Suances en el que está pasando su último verano el escritor Carlos Green, un americano que ha heredado el palacio de una familiar cercana porque Carlos pasaba allí muchos de sus veranos cuando era niño y ha sido siempre un amante y practicante de surf. Carlos ha vuelto a Cantabria a terminar de escribir su libro actual y de paso intentar vender la Quinta antes de regresar a Estados Unidos. Sin embargo, el jardinero aparece muerto en el jardín y aunque parece una muerte natural, la muerte luego del ama de llaves de la Quinta hace que Valentina Redondo empiece a investigar y a prestar atención a los comentarios, algo esotéricos, que hay sobre la gran mansión.
Una novela rápida y sencilla, donde los hechos van ocurriendo secuencialmente con algunas reminiscencias del escritor que nos vuelve a llevar a los años en los que veraneaba en Suances, sus primeros amores, sus amigos y sus primeras aproximaciones a todo lo prohibido. Y también algunos pasajes en los que a través de un profesor universitario y un investigador de hechos paranormales, la autora nos adentra de lleno en el mundo de los espíritus, sin que ello conforme o determine la investigación real que está a llevando a cabo la Guardia Civil. De ahí que parezca que existan varias tramas separadas: la historia que está escribiendo Carlos Green, rememorando su pasado en Suances, la investigación propiamente dicha de Valentina Redondo y las clases magistrales del Profesor Machín, pero en realidad, todas están relacionadas y todas acaban convergiendo y entrelazándose, para llevarnos a un final lleno de lógica y con mucha química de por medio.
Si tuviera que calificar esta novela, diría que es una novela cómoda de leer, sencilla en sus planteamientos como sencilla es la manera de escribir de María Oruña, de tal manera que te hace pasar unos ratos agradables sin que sea necesario quebrarse la cabeza con la lectura. Y desde luego, la ambientación de la novela, me resulta totalmente embriagadora y acorde con la historia que se nos va poniendo a la vista. Unos parajes y unos escenarios dignos de ser visitados, sin ninguna duda.
Este es el tercer libro protagonizado por la inspectora de la Guardia Civil Valentina Redondo, tras los casos de Puerto Escondido y Un lugar a donde ir, de tal manera que muchos de los personajes que aparecen en esta nueva entrega ya los conocemos y hemos ido viendo su evolución y como se han ido forjando relaciones entre ellos, en especial, entre Valentina y Oliver que se han conformado como una pareja sentimental muy bien avenida y llena de frescura.
En esta ocasión, la autora nos lleva a la Quinta del Amo, una antiguo palacete de las afueras de Suances en el que está pasando su último verano el escritor Carlos Green, un americano que ha heredado el palacio de una familiar cercana porque Carlos pasaba allí muchos de sus veranos cuando era niño y ha sido siempre un amante y practicante de surf. Carlos ha vuelto a Cantabria a terminar de escribir su libro actual y de paso intentar vender la Quinta antes de regresar a Estados Unidos. Sin embargo, el jardinero aparece muerto en el jardín y aunque parece una muerte natural, la muerte luego del ama de llaves de la Quinta hace que Valentina Redondo empiece a investigar y a prestar atención a los comentarios, algo esotéricos, que hay sobre la gran mansión.
Una novela rápida y sencilla, donde los hechos van ocurriendo secuencialmente con algunas reminiscencias del escritor que nos vuelve a llevar a los años en los que veraneaba en Suances, sus primeros amores, sus amigos y sus primeras aproximaciones a todo lo prohibido. Y también algunos pasajes en los que a través de un profesor universitario y un investigador de hechos paranormales, la autora nos adentra de lleno en el mundo de los espíritus, sin que ello conforme o determine la investigación real que está a llevando a cabo la Guardia Civil. De ahí que parezca que existan varias tramas separadas: la historia que está escribiendo Carlos Green, rememorando su pasado en Suances, la investigación propiamente dicha de Valentina Redondo y las clases magistrales del Profesor Machín, pero en realidad, todas están relacionadas y todas acaban convergiendo y entrelazándose, para llevarnos a un final lleno de lógica y con mucha química de por medio.
Si tuviera que calificar esta novela, diría que es una novela cómoda de leer, sencilla en sus planteamientos como sencilla es la manera de escribir de María Oruña, de tal manera que te hace pasar unos ratos agradables sin que sea necesario quebrarse la cabeza con la lectura. Y desde luego, la ambientación de la novela, me resulta totalmente embriagadora y acorde con la historia que se nos va poniendo a la vista. Unos parajes y unos escenarios dignos de ser visitados, sin ninguna duda.