Título: Yo que tanto te quiero
Autora: Marta Querol
Editorial: Cersa, 2015
Páginas: 448.
SINOPSIS.
Lucía, una niña de doce años, acaba de vivir la última guerra de Elena Lamarc, su madre. Es la primera de muchas otras que ahora le toca librar a ella. Hija de un matrimonio roto cuando no existía el divorcio, se convierte en moneda de cambio entre sus padres y en el mayor peligro para los intereses de una ambiciosa mujer.
A través de intrigas empresariales, traiciones familiares y las vicisitudes de una misteriosa carta como hilo conductor, Yo, que tanto te quiero es un profundo y realista análisis sobre las relaciones familiares, el sentimiento de culpa, el chantaje emocional y la toxicidad del amor mal entendido.
Una novela sin concesiones que, con un ritmo trepidante y una prosa elegante y cuidada, nos pasea por la época fascinante y convulsa de la Transición con la música de los ochenta como banda sonora.
Yo, que tanto te quiero es el emocionante homenaje de una hija a una madre que no supo cómo amarla, la pieza clave de un rompecabezas que comenzó en El final del ave Fénix.
IMPRESIÓN PERSONAL.
No he leído las dos entregas anteriores de esta Trilogía, con lo cual seguramente, mi visión sobre este libro puede resultar parcial para todos aquellos que la hayan leído al completo. No obstante, la historia que, en primera persona, nos cuenta Lucía Company Lamarc se puede leer de forma independiente y refleja el crecimiento y evolución de una Lucía desde sus escasos ocho años durante treinta años de su vida y la relación tan convulsa y dañina que tuvo que mantener con sus progenitores: Elena Lamarc, su madre y Carlos Company, su padre.
La verdad es que no lo he pasado bien leyendo lo que Lucía me contaba sobre lo que le iba pasando a lo largo de los años en que trascurría su triste vida. Y digo triste, porque Lucía es la víctima, como otras muchas, de un matrimonio roto en el que los padres utilizan como arma arrojadiza a sus hijos. Carlos y Elena están separados en esa España en las que el divorcio aún no es posible. Lucía vive con su madre, Elena y más que vivir, lo que hace es malvivir y sobrevivir. En Elena confluyen esos dos refranes o dichos españoles tan mencionados por todos como son "quien bien te quiere, te hará llorar" y "hay amores que matan" porque no puede ser una madre más tóxica y cruel para su hija. Si es cierto que muchos niños tienen problemas psicológicos por las barbaridades que muchas veces escuchan de sus padres, Lucía desde luego es el caso más palpable que yo he visto en cuanto a la relación vital que mantiene con su madre, mejor dicho, que mantiene su madre con ella. Es difícil hacer tanto daño con la palabra como hace Elena a su hija Lucía y también es difícil que ambas se quieran tanto como se quieren a pesar de ello y de no ser capaces de expresarlo de una forma sana y satisfactoria para ambas a pesar de vivir en la más absoluta infelicidad y repetirla día a día, sin intentar nunca otra manera de relacionarse.
En la otra parte, la relación que mantiene Carlos con su hija cada semana cuando les toca pasar un tiempo juntos. Una relación mucho más tranquila, una especie de tregua en la vida de Lucía a pesar de que esta tranquilidad se basa en la cobardía de Carlos tanto hacia su ex-mujer como hacia su compañera actual, Verónica, otra "víbora" que amenaza a Lucía en las sombras y que no tardará en manifestarse.
La historia de Lucía es una historia familiar, de esas familias llenas de secretos peligrosos, ira y rencor, celos y ganas de venganza, de culpa y culpables y de amor que no se sabe dar ni cuando darlo. Es una novela muy bien escrita que me ha llegado con cada párrafo. Seguramente por ello he sufrido tanto leyéndola porque como digo, la autora utiliza la primera persona y es Lucía quien nos va desgranando lo que le va pasando con sus padres, lo que siente en cada situación y de qué manera todo ello la va perfilando y convirtiéndola en la mujer que es. Con ella visitaremos Valencia durante todo el periodo de la Transición española, la llegada de la democracia, el divorcio, el 23-F, etc. y la música de aquellos años que las que tenemos cierta edad recordamos con cierta nostalgia. Una época tan convulsa como apasionante y llena de cambios, que no tienen nada que envidiar a los que acontecen hoy en día.
En definitiva, me ha gustado muchísimo esta novela. La historia de Lucía te llega fácilmente al corazón, la comprendes y la compadeces y acabas deseando que a pesar de todo lo vivido pueda llegar a ser feliz rompiendo con ese bucle en el que viven sus padres. Y me ha gustado especialmente, como esa historia me la ha contado la autora. un estilo elegante y cercano que ha conseguido engancharme.