Título: Primera clase.
Autor: Miguel Ángel Furones
Editorial: Suma de letras, 2014
Colección: Conspicua
Páginas: 140.
Resumen oficial.
Aunque la música todavía suene, la última nota ya está escrita
Alberto, el director de la Sinfónica de Chicago, decide abandonarlo todo y regresar a España. En el avión conoce a David, hijo de una alta ejecutiva de IBM que en esos momentos está volando de Londres a Bangkok para reunirse con su amante.
Belén y Alicia pasan la tarde juntas. Por los altavoces del salón de su casa se escucha la voz de Marco, aferrado a un re menor furioso, sin concesiones. Es El Mesías de Haendel.
Hilary, la soprano, Janet, la mezzo. Todos los personajes se irán sumando de forma inexorable, aprisionados por esa grabación del Oratorio que Alberto dirigiera algunos años atrás.
Primera Clase es una novela narrada sobre una partitura. Las notas no pueden cambiarse. Alguien toma una decisión: volar a Madrid. Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo.
Impresión personal.
Lo cierto es que no me extraña nada que al autor de Primera clase sea un "creativo" y un famoso publicista. Sus características, no sé si personales, pero desde luego sí profesionales están marcadas en esta cortísima novela. Como buen publicista la historia, perdón, las historias que parece que te va contando te embaucan desde el primer momento y quieres saber más de lo que dicen y piensan los personajes y de los personajes mismos. Es capaz de escribir en mensajes cortísimos un contenido profundo y extenso que te obliga a parar y pensar antes de pasar al cortísimo capítulo siguiente. Pero lo cierto es que no necesitas más para imaginar e ir quedando prendada de la historia. Enlaza las situaciones y los personajes en actuaciones similares en lugares diferentes (tomando el mismo vino, escuchando la misma música y en el mismo momento, leyendo el mismo libro, ...) de una forma magistral, lo que hace que vayas sintiendo con mayor profundidad los lazos que existen entre ellos. Y, además, nos manipula, como buen publicista, y nos engaña elegantemente de tal manera que no se lo puedes echar en cara porque eres tu la que te has dejado engañar y él ha sido más listo que tu. Un final que no es el que esperabas; me había ido preparando para otro pero el suyo me gusta más y me ha hecho sonreír por dejarme engañar y por su llamada a la esperanza.
Primera clase es un libro que puedes leer de una "sentada" en una tarde o en par de tardes. Un libro corto con unos capítulos muy rápidos y escritos con un lenguaje sencillo pero culto. Aunque ya podéis intuir que el libro me ha gustado bastante, le pongo dos pegas que son muy personales y que otros lectores no tendrán. Primero, pues eso, que me parece muy corto. Me da pena que unos personajes y unas historias tan bien entrelazadas no sean más largas. Es cierto que "lo bueno, si breve dos veces bueno" pero yo me he quedado con ganas de saber más de sus vidas, de lo que les ha llevado a la situación actual, de su pasado, etc.
La otra pega que le pongo no sé si es responsabilidad del autor o de la editorial pero no puedo entender esta manía que tenemos actualmente de poner cosas en inglés sin nota a pié de página con la traducción. Alguien debe pensar en este país que todos los españoles somos bilingües español-inglés o que si no ya es hora. En el libro cada vez que se habla de la obra de Haendel que se está escuchando se menciona el título en inglés. No influye en la lectura pero es molesto.
Salvando estas dos pegas que otros lectores no tendrán sin duda, Primera Clase es una lectura agradable, interesante y desde luego muy musical. He ido escuchando El Mesías de Haendel mientras lo leía y me ha encantado la experiencia y eso que yo no soy de escuchar música clásica, pero creo que me acercaba más a los personajes con la música que sin ella.
Efectivamente, como personaje principal, aunque todos los son un poco, tenemos a Alberto Satrustegui, el famoso Director de la Orquesta Sinfónica de Chicago, un hombre atrapado por su vida sentimental y por aquellos que intervienen en ella. Perfeccionista y gran profesional lo abandona todo antes de que un posible escándalo sobre su homosexualidad sacuda su vida o tenga que seguir haciendo concesiones a su amante Marco, tenor, a costa de su profesionalidad como Director de la Orquesta.
Junto a él, David, un joven estudiante que regresa para las vacaciones con su madre Norah a Madrid. Un joven atractivo y esperanzado que parece tener toda la vida por delante.
Por otro lado, tenemos a Norah, una mujer triunfadora profesionalmente que va a dar un gran paso casándose con Eduardo, un hombre que abandonó a su familia y un futuro profesional exitoso y se fue a vivir a Thailandia. Dos personajes con un pasado doloroso y solitario, cada uno a su manera, que han encontrado el modo de recomenzar juntos, dándose una segunda oportunidad para ser felices.
Y finalmente, Alicia y Belén, madre e hija, que suelen pasar los sábados juntas en casa, una situación que a las dos les reporta una seguridad que a la larga se vislumbra quebradiza por todas la verdades que se han ocultado a lo largo de los años.
Todos ellos personajes entrelazados por el pasado y por el presente de la historia en tres escenarios diferentes: dos aviones volando a larga distancia y un piso donde el tiempo de los vuelos se mueve al mismo ritmo. Cada capítulo del libro viene encabezado por esos escenarios: IB-725 y BA-009, los dos vuelos y Madrid, el piso donde están Belén y Alicia. Todos escuchando el Mesías de Haendel dirigido por Alberto Satrustegui; en cada escenario se va leyendo La falsa pista de Henning Mankell y se bebe el mismo vino.
Primera clase es, en conclusión, una novela coral donde en muy pocas páginas el autor consigue fotografiarnos a una serie de personajes, ponernos en antecedentes sobre de dónde vienen y que esperan respecto de su futuro, todo sazonado por la música, la lectura, un buen vino, una buena dosis de intriga y un epílogo determinante pero tranquilizador.