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jueves, 25 de julio de 2019

de Virginia Gil Rodríguez.


Título: Clara
Autora: Virginia Gil Rodríguez
Editorial: Autopublicado Amazon, 2019
Páginas: 104

SINOPSIS.

Sí que existe aunque no lo parezca, aunque nadie lo vea. Sí que existe porque duele y quiebra la autoestima de quien lo padece. Como es cauto cuesta identificarlo: no hay gritos ni patadas, no hay puñetazos. Es sigiloso pero aísla y aparta; es peligroso porque no llama la atención. Por eso la madre de Clara no le ha otorgado la importancia merecida, por eso no se lo ha tomado en serio. ¡Si solo parecía ser una simple historia infantil!

¿Cuándo se interviene? ¿Dónde está el límite? ¿Cómo mantener el débil equilibrio entre autonomía y protección? ¿Cuándo empieza el problema a ser más grande que nosotros?

Esta es la historia de Clara que, con nueve años, es fuerza creativa en el agua. Y al agua, a la natación sincronizada, se aferrará para superar un problema de acoso invisible, que transformará su vida. Porque cada problema es una oportunidad para evolucionar. Porque la actitud es la clave para crecer como personas.

IMPRESIÓN PERSONAL.

A veces hay historias que duelen. Y la historia de Clara, una niña de tan solo nueve años, duele. Y duele porque seguramente muchas de nosotras en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido como Clara: solas, aisladas, incomprendidas, invisibles a las personas más cercanas, esas que tienen el deber de protegerte. A veces la independencia que queremos dar a los niños se acaba convirtiendo en indiferencia por lo que les ocurre; nos ocupamos poco de lo que les ocurre, la mayoría de las veces porque no queremos que ocurra nada y nos volvemos ciegos y ciegas y eso hace que los niños y niñas se vuelvan mudos y mudas.

Es un círculo vicioso, sin remedio, hasta que alguien lo rompe. Deberían romperlo los padres, los profesores, los hermanos y hermanas mayores si los hay. Pero muchas veces, esos que están llamados a proteger, se ven con la boca abierta ante suicidios inesperados de niños o jóvenes de poca edad. ¿qué fue lo que no vimos?¿donde estaba mirando yo mientras esto sucedía? Parecía llevar una vida normal y no noté nada.

Y es que lo que le pasa a Clara pasa muy desapercibido. No tiene heridas, ni cardenales, no se la ve llorar ni saca malas notas. Sólo en los entrenamientos de sincronizada en el agua, el lugar en el que se siente más feliz y más libre de todo, Clara empieza a fallar en cosas que tiene de sobra superadas. Pero ese ámbito está fuera del colegio y su entrenadora no conoce la realidad de su día a día. Otra mujer ciega junto a su madre, las amigas de su madre y sus profesoras. Y lo peor es que, siendo conscientes de que a Clara le pasa algo, nadie hace caso porque enseguida lo achacan por sistema a los cambios propios de la edad, a la pre-adolescencia en vez de analizar con la niña en profundidad qué esta pasando y cómo le afecta lo que le está pasando. También nos pasa a las mujeres cuando somos mayores: tendrá la regla, está menopáusica, son las hormonas femeninas, etc. Convertimos la posible explicación de las causas (ficticias la mayoría de las veces), en la solución del problema, que casi siempre es que el paso del tiempo lo soluciona todo. Y no es así en más ocasiones de lo que nos gustaría.

Me ha gustado muchísimo esta pequeña lectura porque Clara triunfa por si sola. No solo gana su espacio sino que gana su lucha contra un mundo que no se cuida de ella y aprende que puede hacerlo porque aprende a valorarse mucho más de lo que la valoran los demás, incluso los que más la quieren. La justicia viene de su mano. Nadie la ayuda, nadie mira y ve lo mismo que ella. Solo ella soluciona su situación y triunfa.

Pero este libro te deja un poso amargo a pesar de la esperanza que Clara te ofrece al final ¿Cuántos niños y jóvenes no lo consiguen?¿cuantos toman decisiones precipitadas antes de pedir ayuda? ¿cuantos llevan en su ser de por vida este miedo a ser excluidos, a sentirse solos? La soledad debería ser solo algo que se elige, y cuando se fuerza, en muchas ocasiones, acaba de forma dramática.

Me ha gustado muchísimo que la autora escriba una novela como esta. Lo que le ocurre es tan cercano que puede ser de gran ayuda a muchas jóvenes y muchos padres y madres se sentirán identificados con sus comportamientos. Creo que es un libro tan fácil de leer y tan próximo a la realidad que debería leerse en colegios e institutos. Solo mostrando la realidad y poniéndose en lugar del otro, se pueden cambiar comportamientos. Y es fácil identificarse y solidarizarse con Clara.


viernes, 8 de junio de 2018

de Virginia Gil Rodríguez.


Título: La pintura de la voz
Autora: Virginia Gil Rodríguez
Editorial: Autopublicada Amazon, 2018
Páginas: 136.

SINOPSIS.

¿Has pensado alguna vez lo que ocurriría si dejásemos de escribir a mano? 

Si en un libro las letras son imprescindibles, en esta historia cobran un protagonismo especial. Hay letras que corretean, letras que conversan, letras en apariencia sin alma y letras que solo piden ser abrazadas. Hay también una escritora perdida entre prisas y pantallas y una abuela en un pueblo detenido en el tiempo. 

La pintura de la voz evoca el poder de la escritura manuscrita, la importancia del contacto personal, el amor incondicional entre una nieta y su abuela. 

La pintura de la voz nos invita a recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos; a rememorar que ningún lugar está lejos.

IMPRESIÓN PERSONAL.

"No estamos tan lejos" es el primer pensamiento que se me vino a la mente cuando comencé a leer este nuevo libro de Virginia Gil. Zoe, una joven escritora de éxito, entra a diario en una especie de bar a ¿desayunar?, un lugar donde todos los días están las mismas personas ensimismadas sobre sus aparatos electrónicos, donde cada uno ocupa su lugar y donde ninguna pieza se modifica de un día a otro como si en vez de personas fuera completos robots diseñados para no interactuar jamás. Ni siquiera la relación que mantiene Zoe con su madre es fluida y propia de lo que debería ser una relación familiar y a su abuela que vive en un pueblo llamado Hilario, hace tiempo que no va a visitarla. Le falta tiempo y le falta interés. Lo importante ha quedado relegado a favor de lo urgente por muy infeliz que nos haga.

¿No os suena todo? Sobre todo, en las grandes ciudades muchas de estas imágenes se repiten: cafeterías con gente, todos con las cabezas agachadas ante su móviles y tablets, solitarios realizando rutinas, con prisas y, sobre todo, sol@s muchas horas del día. Y lo peor, mucha gente escribiendo mal, muy mal, comiéndose letras para ajustarse a programas que obligan a resumir mensajes y palabras, escribiendo palabras sin vocales y/o con símbolos de tal modo que al final las palabras desaparecen. Incluso, cuando se examinan, he leído decenas de exámenes escritos por opositores que escriben del mismo modo a como si estuvieran escribiendo un whatsapp.

Ante esta situación de pérdida de la letra escrita, la nueva Presidenta Mundial da la voz de alarma para que se produzca un retorno y que la población recupere esta forma de expresión. El problema está en encontrar a alguien que pueda enseñar de nuevo a escribir. Zoe tiene a su abuela en Hilario, un pueblo que se ha negado a que la tecnología entre allí y aún se practica la escritura escrita a mano.

Virginia nos trae una historia preciosa con mensaje y advertencia que me ha encantado. Una historia, que como se muestra en la novela de corte distópico, muy bien pudiera llegar a pasar si llegamos a obviar algún día que nuestros niños dejen de aprender a escribir a mano y directamente les enseñamos el manejo de las máquinas electrónicas. Y nos dibuja este futuro, a través de un cuento que nos lleva al pasado de la abuela de Zoe, Ode que le cuenta a su nieta la historia de Olek, el protector de las letras.

Virginia, por tanto, nos trae dos historias en una, entrelazadas, que la abuela de Zoe le va contando a su nieta mientras vuelve a practicar la escritura hecha a mano. Mientras hace caligrafía le va contando un cuento precioso sobre la familia de Olek y las letras, un cuento amable que consigue que Zoe comprenda la importancia de mantener determinadas costumbres que fomentan las relaciones personales y familiares, los sentimientos y las tradiciones y en la base de todo están las palabras escritas a mano y el saber conciliar de forma inteligente tecnología y el resto de cuestiones que nos dan la verdadera felicidad. Intentar no confundir una simple herramienta de progreso con lo que realmente nos hace felices, y ello se basa en la comunicación oral y escrita con el resto de nuestros congéneres.

En definitiva, nos encontramos con una doble historia de final feliz tan preciosa como su portada; tan llena de contenido como cada una de las frases que contiene. Una novela que denota un gran amor por las letras.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

de Virginia Gil Rodríguez.


Título: En el corazón de París
Autora: Virginia Gil Rodríguez
Editorial: Autopublicada en Amazon, 2017.
Páginas: 128.

SINOPSIS.

Si May y su pequeño mundo, de En la Calle Mayor, llegaron a emocionarte, te alegrará emprender a su lado un viaje por el corazón de París, desde Notre-Dame a la Isla San Luis. Reaparecerán algunos de los personajes que despertaron sonrisas en esa pequeña calle de una ciudad amurallada, y descubrirás a muchos otros que avivarán nuevos sentimientos en la capital de la luz. 

¿Tienen las palabras un poder oculto? ¿Qué secretos encierra París para May? ¿Podrá reencontrarse con su padre? ¿Y ese gato tan misterioso que surge de la nada y se deja ver a lo largo de toda la historia?

May te invita a vivir una nueva aventura en la que tú también puedes ser protagonista.
Una historia que te incita a adéntrarte por las calles de una de las ciudades con más encanto del mundo: París.

IMPRESIÓN PERSONAL.

El año pasado me encontré con un deiicatessen literario escrito también por Virginia Gil Rodríguez, En la calle Mayor, un librito pequeño que llena tanto como si tuviera más de mil páginas: delicado, original, tierno y lleno de fantasía, honestidad y deseo. El deseo de una niña, May, de encontrar a su padre perdido de forma misteriosa en un parque de Hondarribia. En esta búsqueda, May lo intenta esta vez, nada más y nada menos que, en Paris, una ciudad a la que viaja acompañada por su hermano Leo y su profesora, la señorita Ona y otra serie de personajes de su propia calle que viajan a la vez que ella hacia la ciudad de la luz.


May ha ganado un premio literario. Un premio que en realidad supone una seria advertencia y un peligro hacia los jueces de la MALF, unos señores vestidos de un oscuro tan oscuro como sus propias mentes controladoras que se niegan a que nadie invente nuevas palabras o nuevos significados para las mismas. Y May es una amenaza porque su mundo de fantasía se traslada al papel con vocablos que encierran  nuevas formas de escribir las palabras. Como siempre, la eterna historia del poder contra todo aquello que pueda suponer un peligro para el status quo. Ya comenté en la novela anterior, que a veces May y su mundo me recordaba a Momo en algunas ocasiones. En esta nueva entrega de las aventuras de May, estos jueces tan tétricos, me han recordado también mucho a los Hombres Grises de Momo, esa lucha permanente entre la inocencia más pura de una niña y el sistema ya preestablecido por los adultos que la han perdido.


A May la acompaña en esta ocasión su hermano Leo, que es la pregunta constante hecha persona y su señorita Ona, una mujer de la que descubriremos algunas cosas de su pasado y de su relación con París, una ciudad perfilada desde un punto de vista sugerente y original. Con ellos visitaremos algunos escenarios curiosos y genuinos mientras de nuevo, como en la novela anterior, un gato muy especial parece que los siguiera a todas partes como si los estuviera protegiendo.


La verdad es que me encanta la forma en que Virginia nos hace llegar sus mensajes de adulto utilizando la personalidad y las fábulas de unos personajes tan curiosos. Cómo para explicarnos el poder que tienen las palabras, tanto para sanar como para dañar, se sirve de unos niños que preguntan y se asombran por todo y unos adultos que ante sus preguntas se replantean muchos aspectos de sus vidas.

"- Odio los "pero"- se queja Lur que ha participado y desea saber algo más.
- ¿Por algún motivo en concreto? - pregunta la maestra.
- Ehhhhh- balbucea- no sé explicarlo.
- Inténtalo a tu manera.
- Porque los "peros" borran siempre lo que se dice antes."

En definitiva, En el corazón de París es una novela llena de fantasía e imaginación en el seno de un París visto desde otro punto de vista por unos personajes llenos de razones, cada cual las suyas, que se dejan llevar por la inocencia y la verdad que anida en el alma de los niños. Una pequeña delicia en un París lleno de magia.


martes, 26 de abril de 2016

de Virginia Gil Rodríguez.



Título: En la Calle Mayor.
Autora: Virginia Gil Rodríguez.
Editorial: Createspace Independent Publishing Platform. Amazon
Páginas: 128

Resumen oficial.

En la Calle Mayor de una ciudad y amurallada, sucederán hechos sorprendentes. May ve como su padre, un escritor frustrado, desaparece ante sus propios ojos en circunstancias misteriosas. Desde ese momento su vida cambia. 

Su madre, con la que la relación es silenciosa aumenta las horas de trabajo en el hospital, y ella tiene que ocuparse de Leo, su hermano pequeño. May deja de hablar con todo el mundo salvo con Leo. 

Poco a poco olvida las horas compartidas de lectura en las rodillas de su padre, y empieza a comunicarse con él a través de su diario, sin obtener respuesta explícita. 

Una tarde, su madre descubre un libro en el escaparate de la librería de la Calle Mayor y una fuerza desconocida le invita a adentrarse en la tienda. El libro habla de ángeles, de la magia de la vida. El libro es una invitación a utilizar esa magia para transformarse. Pero no todo ocurrirá de la manera esperada. Porque la vida nos tiene reservado exactamente lo que necesitamos y no lo que creemos necesitar. O eso es al menos lo que dicen el zapatero y la librera, los dos sabios espirituales de la Calle Mayor. 

Impresión personal.

Me ha encantado ¿qué queréis que os diga? Y es que no podía ser de otra manera. Esta novelita de algo más de cien páginas tiene todos los ingrediente para que esté junto con mi Historia Interminable y mi Momo de Michael Ende en los lugares de cabeza de mi estantería.

Los que me conocéis un poco, sabéis que a mi (¡con mis años!) me encanta la fantasía y si es fantasía con mensaje entre líneas aún mejor. No puedo resistirme  a seres mágicos, viejas gruñonas (con verruga o sin ella), viejos sentenciosos y niños inocentes y algún que otro "malo" perdedor que suele ser, al fin y al cabo, digno de lástima.

De todo eso podemos encontrar En la Calle Mayor de Hondarribia. Niños inocentes y soñadores como May, Leo o Ryo; vecinos que sin apenas tener nada sienten que lo tienen todo y son felices en su pequeño mundo como la peculiar librera Mel o el Sr. Pol de la zapatería; los que corren y corren sin saber adonde van y ni se paran a pensar adonde les gustaría ir y con las prisas se pierden lo importante de la vida y, sobre todo, el tiempo que ésta les puede durar como el Sr. Pris; los gruñones y quejosos respecto a casi todo lo que les rodea, incapaces de encontrar una brizna de ilusión y esperanza en lo que tienen o lo que podrían conseguir como la Sra. Munch y la Sra. Ula; los que, simplemente, ya no esperan nada y sólo desean desaparecer, descansar como Ian o el Sr. Munch; y los dignos de lástima porque su maldad no es más que miedo o envidia como Set o la Srta. Pía.

Todos ellos forman parte de esta Calle Mayor tan mágica, donde unos niños a través de sus deseos más potentes, llenos de necesidades intangibles, ven como aquello que desean, de algún modo, se va cumpliendo dándoles la esperanza que necesitan pero, también la enseñanza de que a veces desear algo para ti supone dañar a quien no se desea o pasarse en la proporción de lo que se desea con tanto ahínco y volverse en contra.

May es una niña desgraciada y silenciosa por lo desgraciada que se siente. Ha perdido a su padre, nadie la cree y su madre, para mantenerla a ella y a su hermano, no puede dedicarle el tiempo que requieren. Por eso May desea que casi todo cambie en su vida: que su padre regrese, que su madre trabaje menos y les dedique el tiempo necesario como otras madres, que la Sra. Munch deje de gritarles, que Set y la Sra. Pía, su maestra, dejen de acosarla y de meterse con ella y quiere, sobre todo, ser capaz de hablar y hacerse oír. De momento, sólo escribe lo que siente en un diario dirigido a su padre.

A través de un libro "mágico", May realiza un curioso "trabajo de campo" para la escuela preguntando a la gente de su calle qué les gustaría pedirle a un "ángel" para ser más felices. Una encuesta curiosa que no deja de sorprender a May porque ve que no todo el mundo desea algo; que a veces, lo deseado no es realmente lo que necesitamos sino, al contrario, nos puede hacer más infelices y que hay que luchar por lo que se desea empezando por expresarlo.

En la Calle Mayor me ha recordado mucho a la Historia Interminable. La librería de Mel bien podría simular aquella vieja librería del Sr. Koreander y la acción de un libro como "Pon un ángel a trabajar" muestra la interacción del libro con sus lectores de forma similar.
"Creo que los libros son más que libros. Que son amigos y maestros. Pero no hablo de los de texto que os meten con calzador. Me refiero a los libros que uno elige; de los libros que le eligen a uno"
Sinceramente, os recomiendo este libro. Es una delicia estupendamente escrita, desde el cariño a la literatura y a todos esos lugares a los que nos transporta cuando leemos. También es un canto a la vida y a la magia que tiene la de cada uno de nosotros. Una magia que, a veces, nos ofuscamos en esconder entre banalidades y nimiedades sin relevancia sobre el conjunto.



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