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Friday, November 16, 2012

La crisis crea otro mercado para los medios

Los resultados de los medios españoles muestran la profundidad de una crisis lejos aún del fin. 2012 confirma su maldición de ser el peor año de los medios y obliga a una profunda reestructuración de un mercado para el que no se vislumbra recuperación hasta bien avanzado 2014.


La crisis de la publicidad se ha llevado por delante más del 60% de los ingresos publicitarios de los diarios y el 50% de los de la televisión.
Pero lo peor es que el único motor de estos años, la publicidad digital, se frena y cambia su estructura aceleradamente. La publicidad digital ya supera a la prensa como segundo mercado, pero sólo crece la publicidad en buscadores, la de bajo coste (redes sociales, RTB, exchanges), el móvil y el vídeo.
Las estimaciones para final de año son acabar con una pérdida de más del 16% del mercado y caídas generalizadas en toda la inversión, incluida la digital.
Todas las televisiones están en pérdidas operativas en el tercer trimestre, incluido el duopolio de Mediaset y Antena 3, donde avanzan las pautas únicas y la redefinición de su enorme oferta de canales para encontrar los segmentos más rentables en los temáticos.


Los diarios sufren además una fuerte erosión de la difusión, de alrededor del diez por ciento este año, que se une a las pérdidas anteriores y roza el 25% de caída total. La audiencia cae hasta 14 millones de individuos pese al aumento de lectores por ejemplar y los diarios digitales empiezan a no compensar esa erosión.

En internet sólo las pantallas móviles y el vídeo tiran del mercado y de la audiencia, tanto en España como fuera. El poder de las grandes marcas crece y el resto del mercado se atomiza, con un crecimiento constante de nuevos medios obligados a ser pequeños y muy eficientes en la gestión de sus recursos.
Las revistas siguen una evolución parecida a la prensa. Incluso la radio, con una resistencia mayor a la crisis, ha encadenado malos resultados este año.
Hasta los grandes digitales como Google o Facebook sienten los problemas de un mercado que cambia definitivamente.

La situación es de una reestructuración profunda del mercado. Los medios están obligados a cambiar radicalmente sus modelos de negocio para sobrevivir. La masificación de las pantallas móviles y la hiperconectividad, unida a la peor crisis económica y de consumo de la era moderna, cambian definitivamente un mercado que ya no evoluciona, sino que ve nacer otro muy diferente.
Las marcas desconfían cada vez más de la publicidad y de los medios como soportes y apuestan por el branded content y el contacto directo con sus clientes: marketing directo, membership (fidelización), exterior, contenidos propios y publicidad no convencional.

Es la crisis de la abundancia. Por primera vez están claros los datos que indican el fin del crecimiento constante. El parón del consumo y la erosión de la atención no dan para más.
El público continúa consumiendo muchos medios, pero la atención se vuelve a concentrar sólo en unos pocos. O, más bien, deja de prestarse suficiente atención para la eficacia del contenido y la publicidad en la mayoría de lo que se ve, y sólo se fija en una dieta determinada por los intereses, el consumo diferenciado en función de soportes, y la ubicuidad de las pantallas.

En España es la crisis definitiva de un modelo de televisión saturado de canales en abierto, pero poco atractivos para la mayoría del público, concentrado en los grandes programas -realities, fútbol, series y cine- y orientado a un consumo bajo demanda de productos de calidad que las cadenas en abierto ofrecen tarde y con demasiadas restricciones para el público más exigente.

Los diarios han dejado hace tiempo de innovar. La prensa se ha rendido a su propia crisis desconfiando más que nadie de sus marcas y sus productos. Una generación de ejecutivos y editores tiene la responsabilidad de no haber puesto en marcha estrategias de audiencia, circulación y comercialización que son ya habituales en otros mercados y que aquí parecen desconocidos. La renuncia al papel comienza en los propios diarios.

Los medios digitales requieren otros productos. La era del volcado y el copia y pega se resiste a morir y el móvil y el digital primero siguen siendo filosofías a menudo mal entendidas, sobre todo por las redacciones de los medios tradicionales. Los medios nativos comienzan a consolidarse y a suplantar a los grandes diarios no sólo en las áreas temáticas y más segmentadas, sino también en las áreas informativas duras, tradicionalmente dominadas por los medios convencionales.
Repetir los viejos modelos y formatos de información, diseño y narrativa ya no funciona. Para la información me atrevo a decir que a medio plazo ningún medio que no sea nativo móvil -smartphones y tabletas- sobrevivirá, porque ese será el soporte básico de las noticias.

Los nuevos modelos de pago no son solución sino se acompañan de nuevas fuentes de ingresos y un nuevo modelo de relación con el usuario, más abierto y participativo, pero también con mayor compromiso mutuo. La prensa, sobre todo, necesita desarrollar estrategias de audiencias y dejar de pensar en el público para comenzar a tomarse en serio a cada lector y cada segmento, no sólo por variables sociodemográficas sino por tipos de consumo y acceso a los contenidos.
Los principales males del fracaso de El País, líder de la nueva prensa nacida en la Transición, son comunes a la mayoría de diarios. Ningún medio se va a fortalecer con las armas de otros completamente distintos. O se empieza por creerse y fortalecer las propias ventajas o el escenario es temible.

Vivimos en la era de los medios contextuales y en una etapa de reinvención de un negocio cada vez más distinto del tradicional. Los medios ya no venden exposición ni contenidos, sino experiencias y públicos compartidas en tiempo real y redistribuidas en diferentes plataformas.
La fragmentación de las pantallas y de las audiencias obliga a diferentes productos y formatos para cada una sin repetir la misma oferta, sino diferenciarla en función del tipo de consumo y el nivel de atención. Lo que pervive es el interés del contenido, la identificación con la marca y el reconocimiento de la relación con los creadores del contenido y los periodistas, obligados a establecer una empatía clara con su público.
El negocio es otro y los medios están obligados a crear nuevos modelos de contenidos, relación y monetización mientras en el caso de los tradicionales se diseña la transición sin comprometer lo nuevo por la necesidad de sostener los ingresos legacy.
Pero ya nadie, ni siquiera los digitales, están libres del cambio de mercado.

Monday, September 10, 2012

INMA Latinoamérica: medios contextuales

Notas para el seminario de INMA Latinoamérica (post anteriores: nuevos modelos y reinventar el negocio)
El presente y el futuro de los contenidos y la información es multiplataforma. La era de la abundancia digital es la época de la fragmentación de soportes y pantallas. Y la audiencia no renuncia a esa abundancia: lo quiere todo y lo mejor, en cualquier momento y lugar, y en el soporte que tiene a mano o que prefiere en ese momento. El mercado con mayor fragmentación de audiencias es también el ecosistema de la fragmentación de soportes y pantallas: del papel a los móviles, de la televisión a las tabletas.

Los medios están obligados a ser contextuales, a responder a los intereses del público en cada momento, en el soporte y con el interfaz más eficaz y con el enfoque de contenidos adecuado a cómo se consumen en ese momento, con qué actitud y situación. En qué momento vital de cada usuario, esté despertándose, en el trabajo, en el transporte o cuando se relaja al final del día.

Eso es periodismo contextual: adaptado a los intereses y situación de cada consumidor, y a los soportes -en su mayoría pantallas- que utiliza.

La disyuntiva no es ser mono o multimedia, hacer la convergencia en la redacción o separar equipos. La elección para los medios es decidir qué contenidos quiere ofrecer, con qué productos, a través de qué soportes, con qué diseño y edición para cada actitud y momento de consumo. Y cuáles son las oportunidades y modelos de negocio que puede explotar en cada momento de la información -o del entretenimiento- y de la audiencia cuando los contenidos ya no se consumen, se viven y comparten en tiempo real, a través del flujo social de las redes.

El ciclo de la información es el de su audiencia cuando compartir, comentar, construir una identidad de dominio público a través de nuestra actividad en las redes. Los productos deben responder a ese ciclo vital y de consumo en tiempo real, social y multisoporte, cada vez más multipantalla.

¿Es necesario estar en todo momento en todas las pantallas con multitud de contenido multimedia? La respuesta es que no. Algunos lo necesitan: los medios generalistas y masivos, o los que tienen en la actualización una de sus esencias. Otros deben escoger qué intereses, en qué momentos, para qué públicos en qué situación. Y ser indispensables para el usuario en ese momento y soporte.

El negocio está en los contenidos, los momentos, el público y sus relaciones. No sólo en los soportes ni la distribución, durante años controlados por los medios y ahora dominio de otros.

El negocio está en el público y su relación con el producto y la marca. Elegir cuál es el momento y soporte adecuado para cada producto y contenido es tan importante como para los anuncios contextuales y las cookies conocer qué publicidad debe dirigir a cada usuario.

Medios para personas en el soporte y la pantalla adecuada.

INMA Latinoamérica: reinventar el negocio

Notas para el seminario de INMA Latinoamérica (post anterior: nuevos modelos)

Cuando la información, los contenidos,  la audiencia, los hábitos de consumo y el acceso a los medios cambian, ¿cómo mantener el mismo negocio?
Uno de los mayores errores de los medios es empeñarse en sostener negocios que ya no funcionan. Frente a la estéril protesta contra el aumento de la competencia, la saturación o la irrupción de nuevos medios con menores costos fijos y que a menudo aprovechan los contenidos de otros, los medios informativos deben desarrollar nuevos modelos de negocio sin encerrarse en los modelos tradicionales: el de doble ingreso por circulación o publicidad o el de una gratuidad insostenible en mercados en crisis o con abundante competencia.
El desarrollo de nuevos negocios en el ecosistema digital requiere planificar y gestionar la abundancia, enfocarse al público fiel y más monetizable. Olvidarse del control del producto y posicionarse en una distribución multiplataforma en un mercado donde la distribución es cada vez más fragmentada, con más fuentes de acceso a los contenidos y donde la página (home o subhomes de secciones) ya no son el soporte más adecuado para una publicidad en migración hacia el stream, el flujo social que determina el nuevo consumo de información.
Cambiar el modelo de negocio es fijarse en los casos de éxito y no confiar en que el negocio de la información migre de los canales tradicionales a los digitales.
Pero los medios tienen fortaleza y experiencia en las que apalancar y desarrollar nuevos negocios. Repaso algunas de las opciones valiosas para el nuevo escenario:
  • Negocio híbrido: aumentar las fuentes de ingresos, las noticias y los contenidos son necesarios, pero no suficientes 
    • Contenidos gratuitos: para aumentar audiencia 
    • Productos de pago: nicho, especializados, plataformas (print/tablet) 
  • Apalancarse en el poder de las marcas tradicionales para hacer crecer los nuevos negocios 
    • Credibilidad 
    • Posición en el mercado 
    • Motores de tráfico y audiencia 
  • Publicidad: nuevos formatos y soluciones publicitarias 
    •  Marketing directo y digital 
    • E-commerce, entradas, reservas, etc. 
    • E-mail marketing, social marketing y venta por resultados: guías, directorios, ofertas, etc. 
    • Construir marketplaces donde vendedores y clientes se encuentren 
    • Plataformas de contenidos y aplicaciones 
    • Proyección en el mercado analógico: eventos, descuentos, fidelización, etc. 
    • Facilitar los contactos entre audiencias y mercado con soportes, contenidos, movilidad y geolocalización: móviles, tabletas, aplicaciones, etc. 
  • Un medio es un club, un lugar donde encontrarse y compartir 
    • Clubes de lectores (fidelización) con beneficios y contenidos para enriquecer la suscripción 
    • Aumentar el valor de la suscripción con otros beneficios más allá de los productos y contenidos 
  • El negocio es la base de datos: usuarios registrados, con sus datos, hábitos de contenidos, pero también de compra, ocio, etc. 
  • Más canales de venta y comercialización 
    • Print, web, apps, eventos, clubes, e-commerce 
    • Productos generalistas (diario), especializados (secciones, revistas) y de nicho (verticales, comunidades, por targets)
  • Enfocarse a cada usuario, no a públicos: buscar y perseguir a los lectores y clientes
    • Segmentación: calidad, popular, especializado, etc.
    • Reedición de contenidos por públicos
    • Multioferta por tipo de acceso y consumo, y por perfil de usuario
  • Contenidos como servicio: acompañar a los usuarios con distinta oferta por intereses y consumo
  • Estrategia multiproducto
    • Productos tradicionales y generalistas como distribuidores de tráfico y audiencia
    • Contenidos de nicho para públicos especializados, más engagement y fidelización
  • Necesidad de una oferta multimedia
    • Productos textuales y gráficos: print, web, edición digital
    • Multimedia: web, apps, móvil
    • Audiovisual: vídeo, móvil, tablets
  • Edición y rentabilización contextual, medios contextuales: reedición y reempaquetamiento de los contenidos y servicios en función del momento de acceso, hábitos de uso y dispositivos empleados
    • Actualización
    • Contenidos en profundidad
    • Ocio y relax (lean back 2.0)
  • El CPM no es negocio
    • No vender espacio ni tiempo
    • Vender soluciones, públicos y acciones (contactos, transacciones, etc.)
    • Reducir la dependencia de la publicidad gráfica
  • La abundancia no se recorta
    • No pensar en volver a los mercados de la escasez
    • Aprovechar los negocios de la abundancia
    • Aumentar el engagement a diferentes productos y negocios con elementos comunes: estilo y marca
  • Las redes sociales no son negocio, son herramientas y mercados
  • Acelerar la migración digital
    • Del negocio tradicional a los nuevos negocios: digitales, movilidad, transacciones, perfiles
    • Aumentar el ARPU de los negocios digitales

Tuesday, August 14, 2012

Schibsted y Axel Springer lideran el negocio de la convergencia

Los diarios padecen los mismos males en todo el mundo desarrollado -desplome de la publicidad y caída de la circulación- pero dos grandes empresas, la noruega Schibsted y la alemana Axel Springer, parecen haber encontrado la mejor forma de crecer acelerando la convergencia digital y transformando su negocio de prensa en un nuevo modelo con más fuentes de ingresos y cinco estrategias fundamentales: acelerar la migración digital, apostar por el móvil, diversificar los ingresos, fortalecer el negocio de clasificados online y desarrollar los productos de marketing digital.


El resultado: Schibsted ha logrado aumentar un 2% sus ingresos en el primer semestre del peor año de la crisis y su negocio digital supone ya el 39% de la facturación y el 62% de los resultados operativos. Axel Springer ha crecido un 6,2% este año, los ingresos digitales suponen el 34% de la facturación y el 36% del margen operativo. Los negocios digitales ya facturan y ganan casi tanto como sus diarios, con el omnipotente Bild y Welt entre ellos.


Los dos coinciden también en tres tendencias. Los diarios con mayor porcentaje de venta al número se defienden mejor que los distribuidos mayoritariamente por suscripción. Las suscripciones digitales comienzan a desarrollarse pero todavía son muy minoritarias: al contrario que en The New York Times, con 509.000; o Financial Times, que con algo más de 300.000 ya supera a la difusión en papel. Y el mayor crecimiento tanto en ingresos como en audiencia llega por los móviles y a mayor distancia por las tabletas.
Schibsted y Axel Springer muestran algunas respuestas a los principales problemas para un nuevo modelo de negocio para la prensa.

En el centro de sus estrategias, tres ideas de las que repito hace tiempo a mis clientes: centrarse en aumentar la rentabilidad por usuario, no recortar la economía de la abundancia con una falsa escasez y planificar la abundancia en un mercado deflacionario con precios a la baja (CPM y GRPs) y aumento de la competencia. La única salvedad a la estrategia de deflación es el encarecimiento del coste de los diarios y las suscripciones en los mercados con una demanda inelástica, poca sensibilidad al precio o margen para aumentar, como en el caso del alemán Bild.
Y todos ellos desarrollan un modelo de medios contextuales: llevar los contenidos donde está la gente, con el formato y el modelo de consumo adecuado para cada momento, dispositivo y actitud. Sin olvidar que las nuevas plataformas y dispositivos son mercados pull (de demanda, donde se elige) y no push (de oferta, donde se recibe).


El gráfico muestra claramente las tres patas del negocio digital de Axel Springer: contenidos, marketing y clasificados. En el caso de los contenidos, de los 175,9 millones de euros del primer semestre, 110,7 corresponden a los diarios y revistas digitales, un 55% más que en 2011. Con 78,8 millones de usuarios únicos, Axel Springer consigue 1,15 euros mensuales por usuario único, una diferencia enorme con los medios españoles, que difícilmente alcanzan los 0,30 euros, o con referentes del periodismo digital, pero no del negocio, como The Guardian.
La diferencia en la comercialización, las acciones y proyectos para aumentar la rentabilización por usuario y la fidelización del público están en el origen de esa diferencia.



En el caso de Schibsted, los clasificados digitales ya superan a la facturación publicitaria del papel y el 14% de los ingresos totales del grupo corresponden a la publicidad de las ediciones digitales de sus diarios. El nuevo paso adelante de Schibsted está en la orientación del negocio hacia las nuevas plataformas.
En el primer semestre del año, diarios como el noruego VG ya consiguen casi el 50% de sus ingresos publicitarios por la audiencia web, pero lo más impresionante es que casi un 26% de la facturación publicitaria está ya en los móviles, pese al peor CPM.
Axel Springer y Schibsted coinciden también en el escaso desarrollo de la suscripción digital. Como ocurre en toda Europa -con la única excepción del global Financial Times- y En España los abonados digitales a los diarios todavía son pocos. Los intentos con diarios de calidad como Welt (17.000 suscriptores digitales) o con locales como Fædrelandsvennen (Noruega) aún ofrecen tímidos resultados.


La suscripción digital sólo supera al papel en el caso del Financial Times. En España, Orbyt ha conseguido 58.000 suscriptores (11% de la difusión) y en Italia los diarios de RCS alcanzan los 71.000, un 9% de su circulación total. Kioskoymás no ofrece datos, pero según algunos editores, la difusión digital no alcanza el 5% en la mayoría de los casos.
Estos datos hacen que pocos grupos europeos y latinoamericanos, a diferencia de Pearson o The New York Times, se planteen a medio plazo un aumento de los ingresos de circulación que los sitúe por encima de la facturación publicitaria.
Schibsted -con la dificultad de volver a rentabilizar 20 Minutos, con pérdidas en España y Francia- y Axel Springer desarrollan una estrategia de convergencia digital integral más acertada y con mayores posibilidades de triunfo.

Monday, August 09, 2010

Neutralidad de la red, no en las plataformas

Google y Verizon han presentado al fin su propuesta sobre la neutralidad de la red. El gran buscador y la operadora de telecomunicaciones defienden una internet abierta y pública, pero excluyen a las redes móviles del principio de neutralidad, al igual que a las nuevas plataformas digitales de servicios avanzados o premium.
La esperada propuesta de los dos gigantes norteamericanos, tras las informaciones de la semana pasada, los acercan más a la postura defendida en Europa por las operadoras de telecomunicaciones y algunos gobiernos como el español. Propuestas encaminadas a asegurar el negocio y el desarrollo de los nuevos servicios móviles de banda ancha y garantizar el funcionamiento de las plataformas digitales en la era de la convergencia.
Los mejores ejemplos son las plataformas de aplicaciones para los móviles (iPhone o Android), la televisión en internet (IPTV como Imagenio o las aplicaciones de internet TV de alta calidad) o los contenidos de alta definición.
Internet tal como la conocemos debería permanecer libre, con acceso abierto a todos los usuarios y sin discriminación de servicios por motivos comerciales, pero el gigante de internet y la operadora defienden el pago para los nuevos servicios digitales o en movilidad.
En definitiva, respetan y se comprometen con los seis principios de la neutralidad de la red de la Federal Communications Commission (FCC), pero excluyen la banda ancha móvil y las nuevas plataformas digitales, lo que han llamado Servicios Online Adicionales:
"Un proveedor que ofrece un servicio de acceso a internet de banda ancha que cumpla con los anteriores principios podría ofrecer cualquier servicio adicional o diferenciado.
Estos servicios deberán ser distinguibles en su alcance y propósito del servicio de acceso a internet de banda ancha, pero podría hacer uso de contenidos de internet, aplicaciones o servicios y que podría incluir una priorización de tráfico.
The FCC podría publicar un informe anual sobre el efecto de estos servicios adicionales e informar inmediatamente si descubre que amenazan significativamente la disponibilidad de acceso a internet de banda ancha servicios o se han ideado o promovido de una manera diseñada para eludir la protección de los consumidores.

Google y Verizon reescriben las propuestas de la Comisión Europea que la comisaria para la Agenda Digital, Neelie Kroes, lanzó para abrir la consulta europea sobre la definición de una internet abierta y la neutralidad de la red.
Los grandes de internet y las telefónicas convergen: sus intereses están en un mercado digital parcelado en diferentes servicios y productos, con precios en función del acceso a una internet abierta y gratuita o a plataformas con contenidos y servicios premium.
Algo así como la aplicación de un gran modelo freemium para el mercado digital: gobiernos, reguladores, telefónicas, grandes medios (especialmente televisiones) y los dominadores del mercado digital, están de acuerdo en que los móviles y los servicios audiovisuales son el futuro de su negocio. Necesitan gran cantidad de banda ancha y un modelo de negocio sostenible, tanto para distribuidores como para productores y comercializadores.
Ese fracaso del negocio para algunos en el mercado de la abundancia digital se intenta ordenar con las nuevas propuestas que fijan una plataforma común y abierta a todos, internet, con acceso abierto a través de los navegadores, diferenciada de nuevas plataformas digitales con acceso prioritario y de alta calidad a contenidos y servicios premium. Plataformas que mejoran la experiencia de usuario más que los contenidos y diseñadas para una mejor protección de los derechos de propiedad intelectual y copyright, además de aumentar sus posibilidades de rentabilización a través de pago y precios superiores al acceso abierto a internet.
El modelo de la IPTV, la televisión en internet a través de banda ancha, y de las aplicaciones para móviles.
Por eso tanto en la propuesta de Google y Verizon como en los documentos y propuestas europeas, tanto del paquete telecom como de la consulta sobre la neutralidad, se pone el acento en la transparencia, información y derechos de los usuarios frente a la libertad de innovación y de ofrecer servicios digitales de alta calidad sin posibilidad alguna de discriminación en las redes. La característica que hasta el momento ha permitido el desarrollo de Google y sus servicios, del vídeo en internet o de la voz IP (Skype y resto de ofertas de telefonía en internet), pero también el surgimiento del streaming gratuito como alternativa de distribución y comercialización de contenidos digitales.
Todo apunta a que esa internet completamente abierta con su mantra de la información es gratis se acaba.
La nueva internet será más parecida a la televisión de pago. Una internet en parcelas con el mercado de la abundancia recortado, como con inteligencia ha conseguido Apple a pesar de las demandas de los defensores de las plataformas abiertas.
La clave será fijar el servicio mínimo y abierto de internet. Un derecho universal ciudadano y para todos -innovadores, emprendedores, empresas, colectivos, asociaciones, etc.-, sin discriminación, para no acabar con la capacidad social, de comunicación, ideas, política, informativa y comercial que ha tenido hasta ahora.
A la FCC y a la Comisión Europea, apoyada en los reguladores nacionales, toca el desafío de garantizar un nuevo servicio universal de acceso y uso de las telecomunicaciones digitales donde no se pierda nada de lo que internet ha hecho ganar a todos a pesar de las pérdidas de algunas industrias y profesionales en una de las mayores revoluciones tecnológicas de la humanidad.
En el caso de Europa, la proyección del estado de bienestar debería llevar a aparejada la construcción de un fuerte servicio público digital de acceso y contenidos (una gran plataforma pública) que garantice los derechos de los ciudadanos, proteja los contenidos y el dominio público, evite la brecha digital y sea un acicate para la innovación tecnológica y comercial de las nuevas redes, plataformas, contenidos y servicios.
De lo contrario, sólo las grandes empresas ganarán con esta separación de internet y los nuevos servicios digitales premium

Tuesday, May 04, 2010

Apple recorta el mercado de la abundancia

Coto al mercado de la abundancia. Apple no quiere oír ni hablar de precios bajos para la publicidad. Anunciarse en iPhone o iPad con su nueva plataforma publicitaria iAd costará un mínimo de un millón de dólares anuales (760.000 euros) con un modelo mixto de por impresiones y clics que elevará el precio (CPM) de la publicidad a entre 30 y 45 dólares, bastante más de lo que se paga actualmente por los anuncios en móviles.
Apple quiere grandes marcas con buenos anuncios. Inversión elevada y precios altos para atraer a los mejores proveedores de contenidos y desarrolladores a la plataforma comercial de su nuevo dispositivo, iPad. Un lanzamiento con un millón de unidades vendidas, que se suman a los 85 millones de usuarios de iPhone y iPod Touch.
El iPad está pensado para asegurar el consumo de contenidos, mantener controlada la distribución vinculada a su soporte y atraer a clientes de perfil alto, con gran capacidad de gasto y abiertos a pagar por los contenidos.
Acabar con la abundancia digital y volver a un mercado controlado y con precios altos para evitar un derrumbe económico como el provocado por Google con su dominio de las estrategias de publicidad barata.
Apple no quiere enfrentarse al dilema de Google: aumentar la cantidad de inventario y seguir bajando los precios o apostar por un mercado de más calidad con menos publicidad pero más cara.
Su respuesta le ha llevado a enfrentarse con los medios e incluso a financiar negocios con dumping para sostener el monopolio de la abundancia, como ha hecho con YouTube y el negocio audiovisual en internet.
Pero el tiempo ha demostrado que sólo los contenidos de calidad y con capacidad de fidelización y producción continuada, los profesionales, generan suficiente rentabilización.
La economía de la abundancia se ocupa de los bienes cuya producción es inmaterial o cuando el coste de la copia es marginal. No es el caso de los contenidos profesionales, informativos o de entretenimiento, que necesitan de una gran inversión para su realización.
La digitalización de la producción y distribución ha reducido los costes, pero los ingresos han caído en exceso. Tanto que no son capaces de pagar la creación y producción de contenidos de calidad.
Steve Jobs pertenece a otra generación y a otro negocio. Apple siempre ha sido para minorías. Gracias a esa exclusividad sostuvo su negocio hasta la llegada del iPod. Entonces encontró su otra gran fórmula: vincular los contenidos al soporte y crear un canal de distribución cómodo, atractivo y ventajoso para el cliente y los productores.
Se convirtió en la clave del negocio de la música porque las discográficas perdieron el control del precio y el canal de distribución. Ahora intenta lo mismo con los medios audiovisuales, los ebooks y algunas grandes marcas informativas con el iPad. Incluso mejorando las condiciones de otros comercializadores como Amazon.
La venganza de la abundancia se cierne sobre todos. Google sigue siendo el gran mayorista, la puerta de acceso a los contenidos, pero está amenazado por los dos nuevos modelos de acceso: las aplicaciones para móviles y televisión (widgets y webs adaptadas), y las redes sociales.
Cuando se calcula que los usuarios de internet móvil superarán a los de escritorio y PC entre 2013 y 2014, la exportación del sistema de gestión de los móviles sin neutralidad de la red, el nuevo control de los contenidos en las aplicaciones, de la identidad y navegación de los usuarios por las redes sociales cambia completamente el ecosistema abierto de la abundancia digital de la vieja internet.
Es también otra lección de la crisis. Evitar las burbujas y no confiar en el crecimiento infinito, ni de los contenidos ni del negocio.
Por eso también Google empieza a dar otra respuesta a su dilema aumentando los precios de la publicidad -como la inversión mínima en YouTube: 175.000 euros al día en home- y prometiendo otra estrategia de negocio para los móviles. Colabora con los diarios en la búsqueda de nuevas herramientas publicitarias y de pago para la información y trata de aumentar sus vías de negocio.
La siguiente fase es la presentación de una alianza con los fabricantes de televisiones como Sony para lanzar un sistema operativo de televisión basado en Android y llamado Dragonpoint.
Sony es líder en la comercialización de televisiones conectadas a internet, donde Yahoo lleva ventaja a Google con sus widgets y Apple ha convertido el iPhone y sobre todo el iPad en un éxito para el streaming audiovisual como Netflix o Hulu.
Google, como el resto del mercado, saben que la convergencia de la televisión e internet gracias a la banda ancha cambiará completamente los hábitos de los usuarios, los negocios y el sistema de distribución.
Los analistas esperan que la Google TV amplíe el acceso a los desarrolladores de aplicaciones y a los proveedores de contenidos, pero en la televisión en cualquier pantalla el contenido de prime time gana. Aunque siempre son bienvenidas las opciones y la fragmentación con la multiplicación de cadenas crea públicos más segmentados.
Una internet sin neutralidad de la red, con un modelo híbrido y cada vez más cercano a la televisión, con pago por acceso (operadoras, aplicaciones) y donde el consumo incorpora la interactividad de los usuarios gracias a las herramientas sociales.
Un mercado donde la abundancia digital volverá a estar gestionada por los grandes de la tecnología, las telecomunicaciones y los contenidos con una oferta ciudadanos premium.

Tuesday, February 02, 2010

Un pacto para enlazar y por el derecho de cita

Google pide la ampliación del derecho de cita de información y trabajos de actualidad para evitar la persecución de los medios informativos.
Es su respuesta -y la de quienes defendemos una sociedad de la información más abierta y justa- en la Subcomisión de Propiedad Intelectual del Congreso a las presiones para cobrar por enlazar.
Una ampliación necesaria para acabar con la guerra entre medios, buscadores, agregadores de noticias y servicios de press clipping.

La regla de oro de una nueva ética del enlace debería ser permitir la cita de información cuando amplía los contenidos públicos; reconoce, atribuye y enlaza a la fuente original; y aumenta el valor y el acceso de la información para los ciudadanos: con más contenido, selección o herramientas.

Un pacto para enlazar donde enlazadores y enlazados cumplan los principios del uso justo (en la doctrina del copyright) y el derecho del cita del artículo 33 de la Ley de Propiedad Intelectual.
Los internautas y las empresas de internet se comprometen por este pacto a no hacer abusiva la cita hasta llegar a la copia, además de reconocer y enlazar siempre a la fuente original de los contenidos.
Los propietarios de los derechos reciben el reconocimiento, la reputación y los usuarios provenientes de la economía del enlace sin renunciar ni a su autoría ni a la propiedad de sus contenidos. Renuncian a una remuneración económica garantizada por la ley a cambio de una contraprestación en atención, público e interés para la publicidad.
De esta forma unas compañías pagan a otras con la misma moneda que todas usan en una economía digital donde la selección entre la abundancia es uno de los mejores valores.
Esa ética o código del enlace se aplica por igual a todos los enlaces y sólo excluye aquellos productos que no cumplan el mismo grado de apertura y acceso a los contenidos. Una condición similar a la de las licencias Creative Commons o copyleft que obliga a respetar las mismas garantías y derechos de la obra original en las obras derivadas (reciprocidad).
Quedan excluidos de este pacto y obligados a pagar las licencias o contraprestaciones correspondientes todos aquellos servicios o contenidos que utilicen contenidos en obras no puestas a disposición del público general: por ejemplo el caso de las revistas de prensa para empresas o políticos.
También las nuevas herramientas como las aplicaciones para móviles o dispositivos de uso personal y que trasladan los contenidos de los medios directamente al usuario. Los modelos de negocio basados en la distribución y comercialización de la información y los contenidos a través de plataformas de acceso. Aplicaciones de iPhone, iPad, Android, Blackberry, etc.
En los fundamentos de esta ética y contraprestación del enlace está la consideración de la información como un procomún. Un bien que pertenece a todos y cuya producción es inviable sin la colaboración y el uso de recursos y bienes públicos. En definitiva, el derecho a la información de todos los ciudadanos consagrado por las leyes, la Constitución (artículo 20) y la Declaración de Derechos Humanos (art. 19).

Sunday, December 27, 2009

Reiniciar la cultura

Cuando Jesús Rocamora me pidió un artículo para Público sobre la cultura en la primera década del siglo XXI, la idea apareció clara: ha sido la década de la cultura libre, el iPod, las consolas y, sobre todo, de la apropiación de la cultura y el entretenimiento por el público. Pocos momentos en la historia con un cambio de paradigma tan importante como en estos años que van de la explosión de las descargas al lanzamiento de iTunes hasta la popularización del copyleft y las licencias flexibles hasta el ebook.

Pero no todo es revolución. En el sustrato de tantos cambios subyacen viejas corrientes y la mayor crisis de la industria del entretenimiento desde que Adorno y Horkheimer hicieran su crítica en los años cuarenta del siglo XX.

De la cultura de masas a la era del acceso, la participación y el control 2.0 en diez años para una cultura libre por la que aún hay mucho que luchar. Diez años para reiniciar la cultura.
El artículo:

Pasar los dedos suavemente por una rueda o una pantalla para acceder a todo lo deseado. Cultura iPod. Un clic para llegar al contenido. Cultura p2p. Máquinas de memes, la unidad de transmisión cultural, surcando el ciberespacio para ser compartidas. Cultura red. Con Wikipedia el conocimiento se hizo inmediato y gratuito para fingirnos sabios. Cultura wiki. La rebelión contra los abusos de la propiedad intelectual y la industria trajo las licencias abiertas, el copyleft y Creative Commons. Cultura libre.

2001. Comienza el reinicio de la cultura cuando la globalización se hundió con las Torres Gemelas. Cultura basura, reciclado y sin narrativa lineal como Don DeLillo había avanzado en Submundo. Napster cerró acosado por las discográficas pero el P2P se expandió con Kazaa o BitTorrent. Jimmy Wales y Larry Sanger crearon Wikipedia. Apple lanzó el iPod. Un año antes explotó la burbuja puntocom y la exuberancia irracional se transfiguró en economía de la abundancia. Un nuevo ecosistema de contenidos e información que sólo existe, tiene valor y es útil cuando es empleado, difundido y mejorado por el público. Criterio P2P. La muerte del autor de Barthes convertida en la sociedad de autores de la red social. Cultura viral.

T. W. Adorno ríe en su tumba. En el mundo digital triunfa su tesis: cuando la industria domina la cultura, el resultado es puro consumo. Bienvenidos al todo gratis y la rebelión contra la industria del entretenimiento: el público se apropia de las obras. La exuberancia de la cultura de masas crea la ansiedad del hiperconsumo. Cuando todo está a nuestra disposición en la pantalla necesitamos una economía de la afectividad para recuperar su valor. Criterio P2P contra la superproducción de la industria cultural, pero la afectividad no se traduce sólo en pago, sino en más consumo.

Somos lo que la cultura nos hace y repetimos mitos el año de la muerte de Lévi-Strauss. Eres la biblioteca de tu iPod –pronto de tu e-book- en una sociedad de nómadas digitales, individualistas interconectados en busca de tribu donde reconocerse. A menudo bajo la divinidad de una marca. Nuestras películas, música y libros favoritos son nuestro perfil en las redes sociales. La cultura se parte en memes desde que MySpace se convirtió en plataforma de autoedición para la música y el cine aprendió que una descarga aventaja a un minicine en la cultura de bolsillo. Y que sólo el 3-D y el gran espectáculo nos devolverán a las salas cuando la televisión se muda a internet.

La sociedad del conocimiento es por ahora la del ocio, donde el entretenimiento bastardea la cultura. El hiperconsumo es el ADN de la vida líquida en busca de la identidad en bits y contactos. Buscamos gratificación instantánea en la era del acceso. No esperamos al calendario de estrenos y comercialización de las distribuidoras y los grandes medios. Con tanta abundancia las formas de acceso crecen y el contenido converge en un nuevo control 2.0, los dueños de las puertas digitales y el cloud computing. La larga cola digital no ha acabado con el imperio de los hits, de Madonna y U2 a Michael Jackson, El código da Vinci, Harry Potter, Larsson, los Soprano, Perdidos o El señor de los Anillos y las sagas de vampiros.

Los libros han resistido con miles de títulos y más lectores que nunca cuando el turismo invadió los museos. El ebook llega mientras en las bibliotecas digitales se echa de menos el dominio público y las obras huérfanas se pudren descatalogadas. El mínimo común cultural se impone. Autores, industria y público enfrentan el diario dilema del ordenador: ¿suspender, apagar o reiniciar?

Wednesday, December 23, 2009

Un nuevo sistema operativo social y económico

El Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en internet ha impulsado como nunca el debate sobre los ciberderechos y la propiedad intelectual. Un grupo de autores y juristas como Belén Gopegui, Ignacio Ramonet, Rosa Regás, Carlo Frabetti, Isaac Rosa, Carlos Martínez, Carlos Sánchez Almeida, Constantino Bértolo o Álex de la Nuez promueven un nuevo manifiesto En defensa de una red libre.
"Se trata de entender el P2P como una gran biblioteca común y no como, una vez más, servicios en streaming donde sean las discográficas o las editoriales o las nuevas empresas de la Web quienes decidan qué suena, se lee, se imagina", proclaman para sostener una defensa de los derechos de autor independiente de la industria y considerar internet como un derecho e "incluirlo dentro de lo público, como la educación o la sanidad".
"No se trata de que los autores cambien de amos", explican, sino defender la cultura libre "inserta en un movimiento colectivo que vaya más allá de las rentas de un tipo u otro de empresario".
Y por ello se preguntan "si el gobierno tiene algún interés, aunque sea mínimo, en investigar nuevos modelos". Una demanda apoyada por muchos que defendemos que la clave del desarrollo de la cultura, la ciencia y la innovación no es su gratuidad, sino la ampliación del dominio público, el acceso a los bienes comunes, a los intelectuales y creativos, a la información y los contenidos de todos. En esa defensa coincido con los autores del nuevo manifiesto.
Pero es necesario ir más allá para lograr un nuevo consenso más plural y aceptable por una mayoría. Incluso superar las diferencias y las antinomias ideológicas, económicas y políticas en una sociedad poscapitalista y posideológica.
La clave esencial para superar gran parte de los problemas del acceso al conocimiento y los contenidos, de la crisis de la propiedad intelectual y de los derechos de autor, y mejorar las formas actuales de producción es fomentar, reconocer y fortalecer el procomún.
Los procomunes (commons) son los bienes que pertenecen a todos, a la colectividad de unos mismos intereses, comprometida con su enriquecimiento y legado, y que aprovecha esos bienes en una cadena de valor para crear otros. En definitiva, esos bienes de los que todos somos usuarios, clientes y accionistas.
La mayoría de la cultura, la ciencia y el conocimiento pertenecen a los procomunes. Es un ecosistema de contenidos y conocimiento que sólo existe, tiene valor y es útil cuando es empleado, difundido y mejorado por la sociedad.
Una nueva redefinición del espacio y los bienes públicos, pero también de los modelos de propiedad y producción hasta la economía P2P (según el viejo ensayo de Michel Bauwens), el capitalismo 3.0 de Peter Barnes o la sociedad del protocolo, reseñada por David Brooks.
Desafíos para crear un nuevo sistema operativo para la política 3.0, una verdadera democracia 3.0 apoyada en una economía 3.0 para la era de la abundancia aunque, como siempre, muy mal repartida.
La economía de la abundancia se ocupa de los bienes cuya producción es inmaterial o cuando el coste de la copia es marginal. Los bienes materiales siguen siendo escasos y su economía y gestión es bien distinta.
Algunos ejemplos son la música, la ciencia, la información o los medicamentos. Todos necesitan un esfuerzo importante y tienen costes de creación, investigación o desarrollo, pero su producción y distribución son muy baratos. A su vez muchas personas, tradición, conocimiento o invenciones anteriores influyen enormemente en su creación y adquieren mayor valor cuanto más empleados y consumidos son: la información que crea una base común de visión ciudadana de la actualidad, la música que une a tanta gente, los desarrollos científicos compartidos por otros y aplicados o los remedios contra las enfermedades.
La cultura y el entretenimiento están en el ecosistema del procomún. El sistema comercial actual no recompensa con justicia a los autores, deja en manos de grandes empresas una gran parte del sistema y los bienes culturales, los ata a un sistema comercial muchas veces injusto con la pluralidad y la riqueza, y restringe el acceso de los ciudadanos.
Por eso, como clama el manifiesto, es hora de que los gobiernos y los políticos se atrevan a discutir nuevas ideas y a facilitar, legalizar o promover nuevos modelos de creación, gestión y distribución.
Esa es la tarea abordada por la Comisión Europea y ahora de nuevo en marcha en la Comisión de Propiedad Intelectual del Congreso, que tiene la obligación de mejorar el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual y la confusión, inseguridad y obsolescencia jurídica creada desde entonces.
El procomún es la clave. Internet debe ser un derecho. Pero ese derecho tiene que aplicarse de diferentes formas en la tecnología de la Red y sus códigos (abiertos, estándares, neutrales), su gobernanza (gestión global, transparente, participativa), sus métodos y elementos de acceso, y sus contenidos.
El acuerdo sobre esos derechos, una legislación que reconozca y proteja plenamente los derechos de acceso y colaboración (copyleft, Creative Commons, dominio público), el estímulo a la economía 3.0: producción P2P, ciencia y cultura abiertas, negocios abiertos, gratuitos o no, economía del don y de la afectividad, etc. Y también, como no, la ampliación del dominio público y la ampliación del acceso a los contenidos, cultura, ciencia, innovaciones, etc. financiadas y desarrolladas con dinero público.
La economía 3.0 debe ser más abierta, participativa y plural (me atrevería a decir que justa y, por supuesto, social) que la actual. Muchos elegirán el desarrollo de negocios y riqueza más social, otros seguirán más volcados en los beneficios y la comercialización.
Cambiar el sistema operativo de la política y la economía es imprescindible para lograr esos nuevos consensos y construir las plataformas de acceso, contenidos e información que una sociedad del conocimiento necesita. Ciudadanos con más derechos efectivos y mayor poder de elección en una política y una economía con más alternativas y transparencia.

Friday, September 25, 2009

Cómo han cambiado los blogs el periodismo

La productora YP me pidió un artículo sobre los blogs y el periodismo para su biblioteca en construcción. La reflexión parte de qué son los blogs, cómo se han utilizado en el periodismo, la actitud de los medios ante ellos y sus raíces en el periodismo y la filosofía del activismo cívico tradicional.
A partir de ahí propongo una evolución que pasa por la consolidación del flujo social como eje de internet, la información y su distribución en tiempo real y el desafío de la redacción, los periodistas y la propia información como redes sociales.

Tuesday, September 22, 2009

La era del acceso

Vivimos repletos de contenidos y servicios en internet: la nube o cloud computing. Los más populares son gratuitos como los álbumes de fotos, vídeo, o los editores de documentos y blogs. Otros son de pago, como la mayoría del software como servicio. El streaming desplaza a las descargas para consumir música o televisión (Spotify, Hulu, webs de las televisiones, etc.). El flujo social y la plataforma de acceso definen qué contenidos y cómo son consumidos por los usuarios digitales.

El problema ya no es llegar a los contenidos y disponer de software, sino encontrar lo más valioso y útil. La abundancia sustituye a la escasez como ley del mercado digital y gestionar los contenidos requiere una economía de la afectividad donde los usuarios valoran lo que reciben y están dispuestos a compartir.

Level 26 es una serie de libros sobre la caza de un asesino en serie por un agente del FBI. La obra de Anthony E. Zuiker, creador de CSI, es también una película y una web donde los usuarios forman una red social a través de códigos para encontrar datos sobre la trama, leer blogs sobre casos reales, etc. Su autor lo llama una diginovela, pero está convencido de que si las series de televisión no hacen algo parecido en los próximos años fracasarán.

La afectividad requiere usuarios activos y comprometidos con causas que puedan compartir. Es la forma de evitar la llamada tragedia de los comunes, los recursos malgastados cuando son de todos. Para evitar su colapso conviene oír consejos como los de Jared Diamond: crear grupos cuyos miembros se comunican en busca de intereses comunes y son capaces de producir recursos y gestionarlos de común acuerdo. Podría ser una definición de los bienes procomunes en la era de las redes sociales.

El método sirve para divertirse, pero también hacer más eficientes los recursos e intercambiar ideas, contenidos o criterios. Con ese principio funcionan proyectos como Spotify al proveer de música lo más barata posible (derechos de streaming) a los usuarios utilizando recursos de sus propios ordenadores (lecciones del P2P) con un modelo de negocio freemium (en parte gratis) para que los consumidores intensivos paguen. O Apps.gov, una iniciativa de la Casa Blanca para aumentar la productividad, colaboración y eficiencia de los recursos, las administraciones y los contenidos públicos con el empleo del cloud computing.

En la era del acceso los ciudadanos necesitan bienes comunes (procomunes) con los que no depender sólo de empresas. Es hora de aumentar el servicio público para crear un nuevo estado de bienestar digital no limitado por la radiotelevisión.

Columna en Público

Wednesday, July 08, 2009

Gratis, de Chris Anderson

Chris Anderson publica su obra Free, gratis en ebook y audiobook. Ejemplo y prueba del marketing viral y cómo funciona la economía de la afectividad.

FREE (full book) by Chris Anderson

Thursday, May 21, 2009

Navaja P2P

El mayor juicio contra un creador de programas de intercambio de archivos (P2P) se celebra cuando se presentan tres millones de firmas contra el canon digital y mientras la ministra de Cultura inicia una ronda de reuniones para solucionar problemas de la industria del entretenimiento.
Un lío más sencillo de lo que parece.
La demanda de 13 millones de euros contra los programas de Pablo Soto muestra la confusión y los intereses de la guerra de las descargas, perdida por ahora por la industria en los tribunales y entre los usuarios. Apliquemos el viejo principio de la navaja de Ockham para entender la complejidad con la explicación más sencilla.
Si los clientes pueden acceder a un producto más barato o gratis lo consumirán donde lo encuentren. En un mercado saturado por la propia industria, la abundancia hace perder valor. Los consumidores intensivos buscan hasta encontrar lo que desean. La tecnología lo permite y lo hace sencillo, así que la gente la usa. La mayoría prueba mucho para comprar o ser fiel sólo a sus preferidos. Cuando la música, el cine o las series son omnipresentes es difícil convencer a los usuarios de que no pueden descargarlas. Si la industria no ofrece la distribución adecuada para sus productos cuando la tecnología lo permite, muchos los consumirán donde los encuentren. El empaquetado industrial a veces no convence y se prefiere una canción o un episodio de una serie a comprar un CD o una temporada completa, como reveló iTunes. En un mundo globalizado, ¿por qué esperar a las famosas ventanas, el calendario de estrenos, cuando ya están disponibles en otros países o espacios? Si se cobra un canon digital por copia privada, incluso las que no se hacen, se justifica la universalización de la copia.
Es la navaja P2P. Si la industria del entretenimiento la aplicase y modernizara su servicio a los clientes nos ahorraríamos guerras de intereses. Los autores lograrían remuneraciones más justas, los innovadores no temerían a los juzgados y los ciudadanos mejorarían su acceso y su consumo de ocio y cultura. Pero es más fácil pleitear y perseguir a cambiar el negocio.

Columna en Vocento y otros medios

Wednesday, May 20, 2009

Google y los diarios buscan nuevas herramientas para la información

Mapa histórico de medios

Los diarios vuelven a cargar contra Google News y los agregadores. La Asociación Europea de Periódicos (ENPA) protesta contra la introducción de publicidad en el buscador de noticias porque creen que competiría con los diarios. Pero otros se preocupan más de si los algoritmos de Google o las recomendaciones de los usuarios en Twitter o Facebook o Menéame valoran adecuadamente las exclusivas y la calidad de información.
Cada vez más usuarios llegan a los contenidos de los medios digitales a través de buscadores, agregadores y redes sociales. En la era de la abundancia informativa la economía del enlace es cada vez más poderosa. Y con ella llegan muchos problemas para los medios, incapaces a menudo de retener a sus lectores ni de mantenerlos suficiente tiempo en sus páginas para rentabilizar una publicidad cada vez vendida a menor precio por los grandes comercializadores de internet.
Mientras la prensa europea protesta por la competencia publicitaria de los agregadores basados en noticias ajenas, en Estados Unidos los grandes medios luchan por llegar a un acuerdo con Google que sostenga el negocio de todos. ¿Cómo? Buscando nuevas fórmulas de distribución efectiva de los contenidos a través de nuevos algoritmos informativos y otro interfaz para las noticias cuando la cabecera de un diario ya no es lo más importante para encontrar información, como aseguró la vicepresidenta de Google Marissa Mayer (pdf) en una reciente declaración en el Senado norteamericano.
Buscadores, agregadores, redes sociales son las herramientas fundamentales para moverse entre la información en la era de la abundancia y el enlace, como defendió Arianna Huffington (pdf), fundadora del agregador The Huffington Post, el más exitoso en Estados Unidos.
Unos pelean por las barreras de acceso o de pago. Otros tratan de mejorar el acceso de los usuarios a sus contenidos. En ese sentido van las conversaciones de Google con diarios como The Washington Post, una colaboración para "mejorar las formas de crear y presentar las noticias online", según los responsables del diario. Un nuevo Google News con más funcionalidades en función de los criterios de los usuarios.

Dos ejemplos:
Una búsqueda en Google.co.uk sobre el escándalo de los gastos de los diputados británicos revelados por The Daily Telegraph no sitúa a este diario como la principal fuente informativa. Y tampoco si la búsqueda se hace sobre Google News en Gran Bretaña.
El Telegraph mejorará su tráfico estos días, pero habrá que ver si consigue rentabilizar sus exclusivas tanto como con su venta de ejemplares: 220.000 diarios más sobre su difusión habitual en cuatro días.
Los problemas de las búsquedas y las exclusivas se repiten. Si en España se busca por caso Gurtel, por ejemplo, tanto el buscador general como Google News no priman a El País como el diario que desencadenó la información.

Las demandas para mejorar el algoritmo de Google son antiguas, pero hasta ahora el buscador había sido muy opaco con los medios sobre sus criterios.
Parece que algo está cambiando en la actitud del Gran Buscador. Google necesita a los diarios, grandes productores de información y páginas web para sostener su propio negocio. Por eso les pide que se conviertan en plataformas y mejoren los formatos y la distribución de su información.

Las redes sociales y el flujo de contenido compartido en Facebook o Twitter se está convirtiendo en una fuente alternativa y valiosa de llegar a la información donde el criterio social, los contenidos compartidos y la distribución viral son las claves del nuevo negocio de los medios. Y quizás también de las nuevas plataformas de acceso a los contenidos. Ahí está el negocio de Google. Los buscadores sustituyeron a los portales y las redes virales podrían hacer lo mismo con ellos.
La colaboración entre Google y los diarios no es desinteresada. Los dos necesitan nuevos algoritmos para facilitar el acceso y rentabilizar la información. Puede que la crisis y el desarrollo de internet consiga acercar a dos viejos enemigos que se necesitan, antes y ahora.

Para Soitu.es

Tuesday, April 28, 2009

Olvidemos la obsesión de Cebrián

Seguramente Juan Luis Cebrián perdió una gran parte de la visión periodística que un día le llevó a hacer de El País un diario que ha marcado a un par de generaciones cuando se encontró "obsesionado con presentar resultados" cada tres meses, como ha dicho esta mañana en una conferencia.
Cebrián ha diseccionado con agudeza algunos problemas de la prensa y los medios en la entrevista que Andrés Rodríguez le hace en Esquire. El consejero delegado de Prisa duda de la viabilidad de los diarios porque son un producto del siglo XIX que se hizo fuerte en el XX con la democracia representativa y convirtiéndose en un poder. Una idea que ha repetido hoy.
Cebrián entrega al editor de Esquire algunas jugosas citas sobre los medios, Pedro J. Ramírez, la lucha de El Mundo y El País, y el futuro de la prensa en la era de internet.
Aquí es donde la visión que un día tuvo se nubla. Cebrián se pregunta por qué los jóvenes buscan en la Wikipedia en lugar de en la Enciclopedia Británica. Y esa sola pregunta muestra una incomprensión del funcionamiento de internet, de sus dinámicas y fuerzas estructurales, y de la forma en la que los internautas consumen contenidos e información.
Ninguna enciclopedia puede competir con la Wikipedia en actualización, contenidos adaptados a la cultura digital y popular de nuestros días. Pero tampoco en su estructura, edición adaptada al medio, apertura y selección de fuentes para sus artículos.
Lo mismo les ocurre a los diarios. Por eso muchos lectores prefieren otros medios, de los blogs a los agregadores.
Cebrián piensa que internet es una "economía de demanda". Pero el paradigma ha cambiado mucho más en la estructura económica de los medios, no sólo en la industrial e informativa.
Internet es una economía de la abundancia. Y ahí es donde los diarios han sufrido la venganza de una superproducción que ha convertido a la mayor parte de la información en un commodity sin diferenciación ni valor.
Ni cualitativo ni subjetivo.
Y así ha llegado el colapso del negocio con la multiplicación de una oferta tan infinita que sólo quienes son capaces de gestionarla con tecnología (buscadores, agregadores) o criterios compartidos (redes sociales) en un sistema distribuido y desjerarquizado son capaces de encontrar nuevos modelos de relación y negocio en una economía de la afectividad.
El problema es el periodismo. Deteriorado en muchos casos, desbordado en otros. Pero todavía más su negocio, porque su economía cambia completamente y pasa del control de los medios (las empresas, el poder) a los usuarios, conscientes o no de ese sutil control 2.0 ejercido por quienes manejan sus datos, contenidos y las tecnologías que les permiten gestionar el ciberespacio.
El consejero delegado de Prisa se queja de que en internet "los márgenes son muy inferiores". "Un site informativo de éxito en Internet tiene márgenes de explotación del 4%. Un periódico o una radio tiene un margen del 25% o del 30%. Es imposible competir, pagar bien la mano de obra intelectual, enviar corresponsales...", asegura Cebrián.
Los nuevos medios necesitan estructuras más eficientes y flexibles en un sistema donde lo que sobra no son los corresponsales, los enviados especiales o los grandes periodistas. Sobra estructura, gastos suntuarios, sueldos enormes de directivos que a menudo no aportan valor, y también inversiones erradas impulsadas por la obsesión de crecer más allá del meollo del negocio.
De ahí viene la mayoría de la deuda de los grandes grupos de comunicación, como la de Prisa, que no proviene de El País ni de la Ser, sino de la opa de Digital Plus y los gastos de la expansión.
Los medios facturan mucho menos en internet por esa disfunción de la economía de la abundancia. En el caso de El País se da una de las peores diferencias entre los euros analógicos y los céntimos digitales.
Pero no es el caso de todos los medios.
Grupos como Schibsted (20 Minutos) o Pearson (Financial Times) tienen rentabilidades mucho más altas en sus medios digitales, en ocasiones con un margen de ebitda mayor que en el papel, aunque la distancia de facturación continúe siendo grande.
"Vivimos un cambio de modelo, no una crisis", dice Cebrián. Sin duda. Y la solución posiblemente llegará en pensar de nuevo el negocio de la información, desde abajo, para recuperar contenido propio, de calidad, atrayente en la economía de la atención -lo único escaso- y luego crecer.
Pero no al revés. Downsizing, decrecimiento, como ahora se dice, es lo que necesita el periodismo para volver a los orígenes y desde ahí reinventarse.
El periodismo no se salvará desde las grandes corporaciones mediáticas. Esas parecen haber agotado su tiempo. Otras vendrán. Los negocios nacen, se desarrollan y mueren. La información y su necesidad siempre existirá. Pero es hora de hacerla y financiarla de otra forma. Más sencilla, humilde, abierta, participativa e incorporando las ventajas de la tecnología y las nuevas relaciones entre los contenidos y las personas que posibilita.
Ese es el cambio de modelo del que debemos aprender porque hasta ahora la economía de la abundancia nos ayuda a describir el mercado, pero no a gestionar con eficiencia y rentabilidad los medios digitales.

Friday, April 24, 2009

La venganza de la abundancia informativa

La revista El Noticiero de las Ideas (Fundación Vocento) me pidió un artículo que publica este mes sobre la crisis de los medios y las ideas y características sociales, económicas y tecnológicas de su crisis y cómo mirar hacia el futuro.

La venganza de la abundancia informativa La venganza de la abundancia informativa Juan Varela

Tuesday, April 21, 2009

Criterio P2P

El hiperconsumo alcanza su culmen en el P2P y la gratuidad. La industria del entretenimiento se queja de las descargas, pero recibe lo que ha creado. En la economía de la abundancia, con más música, libros, películas, etc. de lo que se puede consumir, la cultura participativa y la tecnología han inventado una herramienta para hacer accesibles los contenidos, seleccionarlos y compartirlos.
¡Menos mal que existe el P2P! La sociedad de consumo debe consumir a toda velocidad. Para ser uno mismo y para coincidir con otros, como explicó Zygmunt Bauman. El ansia por eso que llaman cultura y deberían llamar entretenimiento aprieta: hay tanta producción que no damos abasto. Consumir es "parirse a uno mismo con placer y no con dolor", palabras de Gilles Lipovetsky. Pero llegó el P2P, la forma más eficiente y barata –casi gratis- de compartir obras e ideas.
De cultura de masas a comunidad de intereses. Placer sin límite con filtro humano colectivo: criterio y derechos del consumidor contra el capitalismo de la abundancia. Esa es la amenaza del P2P. Unido a la web 2.0 perfecciona la distribución y anula al mediador: terror en la industria. Las descargas no son el problema de los autores. Son el de la industria porque la tecnología y la distribución social la obligan a cambiar. La distribución compartida esquiva el mando de quienes someten a los autores con contratos leoninos basados en la misma propiedad intelectual con la que cargan contra los fans, los que no paran de gastar en suscripciones, compras, conciertos, impuestos, merchandising, etc. de lo que les gusta.
Pero ni a ciegas ni varias veces (pay per view, DVD o CD, publicidad…). Alto. Cuando los contenidos saturan, televisión, radio, DVD, ordenadores, móviles, etc., las obras son simples cosas. Sólo ambiente, como explicó Adorno al señalar que una obra de arte es su primera copia. Ahora esas copias pueden ser gratis o mucho más baratas. De la copia vive el copiador y distribuidor. Pero el bien cultural es la obra, no el distribuidor. Contra ese control en precio, tiempos u criterio de la cultura de masas se rebela el P2P y la cultura libre.
El P2P clasifica el contenido en dos tipos: el sólo gratis y el valioso, los que reclaman difusión viral y son pegajosos (Jenkins, Gladwell). El criterio vuelve al consumidor. Decide qué merece la pena pagar y qué no. Ese es el pacto a reconstruir entre autores y público. Con la tecnología y la economía de la afectividad entre unos y otros está el nuevo negocio y el futuro de la cultura.

Columna en Público

Tuesday, April 07, 2009

El colapso de la abundancia

Todos contra Google. Revuelta en contra de los monopolizadores del universo digital. Cuando todo es accesible a un clic prácticamente nada vale nada y la crisis llega a todos sin que se sepa cómo salir. Internet ha multiplicado el acceso a los contenidos y convierte a muchos en gratuitos. El coste cero de la copia y de la distribución prometía una era del conocimiento cuando la economía y el consumo crecían. La publicidad lo financiaba todo. Pero cuando la crisis frena los anuncios y su precio baja tanto que ya no se cambian duros digitales por pesetas analógicas, sino por céntimos, entonces el mercado de la abundancia se ahoga. Es de quienes más algoritmo producen, no de los creadores y productores de contenido.
¿Es posible mantener la economía de la abundancia digital?
Google es el blanco perfecto por su dominio del mercado de las búsquedas y la publicidad. Pero las radios digitales, los sitios de almacenaje de documentos y archivos, el P2P… todos están en el objetivo de quienes buscan dinero para crear. Desde los músicos británicos que demandan a YouTube derechos de autor por sus vídeos, a los diarios que quieren cobrar por Google News, hasta las televisiones que reclaman a las webs de vídeo, todos quieren una parte de una tarta pequeña e hiperfragmentada.
La publicidad no salva de la crisis cuando el mercado digital comienza a ser importante. Los anunciantes y sus gestores digitales, con Google a la cabeza, son los beneficiados. El precio cae y no resisten ni los contenidos de mayor calidad. La publicidad es capaz de seguir el comportamiento y vender los anuncios creados para el público de los medios más exclusivos en otras webs a un precio más barato. El mercado es de quienes permiten encontrar el contenido y son capaces de gestionar la publicidad en las búsquedas y en las propias webs. A más tráfico, más usuarios, más páginas vistas, más negocio. Son los mayoristas de la abundancia.
El resto ve como escapa de sus manos el control de sus productos y vive atenazado por el dilema de mantener su visibilidad en la web o ser de nuevo opaco y servir a unos pocos que valoran su marca y contenidos con publicidad más cara y productos freemium o de pago. Pero la competencia aterra. Por eso se empieza a reclamar un nuevo pacto para una redistribución de la economía digital –los derechos de autor y el precio de la publicidad- para lograr una era de responsabilidad como la que la nueva regulación pactada por el G-20 quiere imponer en el mercado financiero de la abundancia.
Un freno al capitalismo sin regulación de la web.

Columna en Público

Wednesday, April 01, 2009

Diarios aptos para Twitter

La redacción del Telegraph siguiendo Twitterfall

The Guardian, sólo en Twitter después de 188 años de papel. "Los expertos dicen que cualquier noticia puede resumirse en 140 caracteres". Es una inocentada de las que se repiten el 1 de abril en muchos países. Pero podría ser cierta y no andaría tan descaminada. Twitter se adueña del G-20. La reunión del G-20 arranca y los medios británicos se han lanzado ávidos a Twitter –como soitu.es- para la cobertura en directo de la cumbre contra la crisis de los países industrializados.



Twitter es una gran herramienta de comunicación, como dijo hace poco Jack Dorsey, uno de los creadores, en España. Pero no es sólo eso. La herramienta de microblogging que ha derrotado al tumblelogging es mucho más poderosa de lo que sus creadores avizoran y se está convirtiendo en un medio social. Una forma de cubrir la información en tiempo real y de convertir al público en una red social alrededor de la información.
Las webs de los grandes medios británicos: The Daily Telegraph, The Times, The Guardian o Sky News, repican con las cajitas de Twitter incrustadas en sus páginas a través de diversas herramientas. Twiteos para seguir una de las citas informativas más importantes del siglo con periodistas más volcados a esos pequeños mensajes nunca mayores de 140 caracteres, como los SMS que los inspiraron, en lugar de a las viejas crónicas que preparan sus compañeros sobre la cita de los poderosos.
Internautas de todo el mundo siguen la cita, con sus participantes, protestas y medios a través de esta herramienta que está instaurando el imperio de los microformatos para lograr un hueco, aunque sea breve, en la era de la abundancia informativa.
Twitter es la herramienta ideal para los hiperconectados, los usuarios más intensivos de internet, los móviles y los medios digitales. Confían en ella porque a la instantaneidad y la brevedad une las virtudes de la comunicación interpersonal, la portabilidad (se accede a ella desde ordenadores o móviles) y el filtro humano.

A los medios les permite además potenciar la participación distribuida: la posibilidad de sumar los comentarios y contenidos de los usuarios a sus propias informaciones a través de las redes sociales. De esa forma consiguen que sus contenidos y su marca viajen y se potencien a través de internet con una distribución en red que acaba con la vieja cultura del producto empaquetado y entero. Los medios se desagregan y distribuyen en red.
Twitter y el microblogging son una de las mejores formas de gestionar el excedente cognitivo digital –el fortalecimiento de la capacidad de los usuarios para recibir mensajes y redistribuirlos- en la era de la abundancia de medios e información. Es hipnótico cuando lo más escaso es la atención y los medios informativos no consiguen aumentar el tiempo dedicado a las noticias por los lectores.

Clic. 140 caracteres para resumir cualquier información. Clic. Microperiodismo. Clic. Vuelta a los viejos despachos de agencia o de corresponsales de la era del telégrafo. Clic. La posibilidad de suscribirte a los contenidos de la gente y los medios que más te interesan. Clic. Otros siguiendo tus palabras y enlaces y comentándolas o redistribuyéndolas. Clic. Y todo de forma sencilla, libre, gratis y con la posibilidad de personalizar los colores e imágenes de tu página. Clic. Imbatible.
"La vida que vivimos está erosionando nuestra capacidad de una profunda, sostenida y perceptiva atención", alerta Maggie Jackson en un reciente libro que nos acusa de estar permanentemente distraídos por la multitarea, la comunicación digital y las redes sociales. Pero muchos creen que esa permanente conexión fortalece nuestra personalidad gracias a la relación social, aunque sea virtual, en la era de la identidad líquida y en continua construcción (Zygmunt Bauman).

En la economía de abundancia (de la información o de la economía virtual que nos ha traído a la actual crisis), la cultura de lo breve triunfa.

En España el tiempo medio dedicado a las webs informativas está entre cuatro y cinco minutos por visita, según OJD, pero otras mediciones lo sitúan entre los 15 y los 45 minutos mensuales, una media de lectura inferior a los tres minutos en el mejor de los casos.
En países como Estados Unidos el tiempo dedicado a los diarios digitales se sitúa entre 15 y 30 minutos mensuales, con muchos diarios muy por debajo, tanto por menor frecuencia de visitas como por menos lectura.
¿Cuánto y qué se puede leer en ese tiempo? Un tuiteo. Un titular. Y la mayoría de las ocasiones para una gran parte de los consumidores de medios es suficiente. Como lo ha sido siempre para quienes siempre se han conformado con hojear los diarios.
Ahora, además, es social. Ahí está el atractivo de agregadores híbridos como Topix, Daylife, o Newser, que unen los criterios de los algoritmos, los periodistas y los usuarios para reempaquetar información de forma breve pero con gran capacidad de profundización a través de los enlaces.
Como en Twitter, donde las urls cortas permiten utilizar algunos de esos 140 caracteres para enlazar a otros. Por eso la publicidad, el marketing y los medios se enamoran de una herramienta que ha crecido un 1.400% en el último año.
¿Qué estás haciendo?, pregunta su cabecera. @Twitter, Tuiteando.