El 70% de los usuarios de tabletas -iPad, fundamentalmente- y el 68 por ciento de los de smartphones usan estos dispositivos mientras ven televisión, según un estudio de Nielsen en EE. UU. Es otro dato más que muestra la migración de la televisión a los dispositivos móviles.
En España ese consumo se ha disparado desde el segundo trimestre de 2010. Así se ha llegado a un consumo de 36,4 minutos por usuario en marzo, con una audiencia de 19,2 millones de vídeo en internet (OTT).
El impulso fundamental ha llegado de las tabletas y la explosión de smartphones gracias a las ofertas de las operadoras de telecomunicaciones, como muestran los datos de streaming de las televisiones.
Y falta la popularización de la televisión conectada, que crece tanto a través de las propias pantallas como de las videoconsolas.
El nuevo escenario de consumo personal y en movilidad cambia radicalmente el mercado de los contenidos digitales y empuja una revisión de la distribución y de las ventanas de exhibición que por ahora sólo parece que empuje Fapae, los productores audiovisuales, y las empresas de videoclub online y OTT.
Otro estudio de Nielsen sobre la disposición al pago y las suscripciones por los usuarios vuelve a dar pistas sobre el precio de los contenidos y la viabilidad de los modelos de suscripción para televisión, cine, libros o información.
Los usuarios parecen dispuestos a pagar por música, revistas o cine siempre que no se sobrepase la barrera de los 9,99 dólares. El mercado potencial se duplica por debajo de cinco.
El problema fundamental vuelve a ser para el periodismo frente al entretenimiento. La disposición de los usuarios a pagar por las noticias baja a un 30% por debajo de 9,99, aunque un 24%, una cifra cercana al público de entretenimiento, aceptaría un precio de suscripción mensual inferior a cinco dólares.
Los medios informativos y los kioscos digitales requieren una fuerte redefinición de sus costes y del todo el negocio para responder a un mercado de tan bajo coste.
Dos tercios de los usuarios siguen resistiendose a pagar por la información.
Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
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Friday, May 20, 2011
Thursday, June 24, 2010
Diarios gratis para sostener el negocio de pago
The Times y El Mundo ya son de pago en internet. En las últimas semanas el diario español y el británico han lanzado sus modelos de pago por sus contenidos digitales. Los primeros resultados vuelven a demostrar que la mejor forma de asegurar el negocio del pago por contenidos digitales es mantener una oferta gratis competitiva.
El tráfico de The Times se ha desplomado a los pocos días de sustituir su web gratuita por la de pago.
The Times gratutito
De los más de 1,2 millones de usuarios únicos diarios que registraba en abierto ha descendido a alrededor de 75.000 con registro. Y no todos se convertirán en suscriptores, ya que ahora disfrutan de la promoción de lanzamiento de la suscripción de dos libras semanales por acceso ilimitado a The Times y The Sunday Times.
The Times de pago
Sólo un 6% de los usuarios del viejo Times en abierto han aceptado registrarse. Es previsible que muchos menos se abonen.
Los ingresos pueden ser menores de los 21 millones de libras calculados si lograra igualar la tasa de conversión al pago de Financial Times. Muy por debajo de los necesarios para compensar la caída de ingresos de la publicidad digital, que en 2009 se estima en cerca de 40 millones de libras.
El cierre de las webs de The Times y The Sunday Times al pago también tiene un objetivo de defensa de la difusión en papel de ambos diarios. Habrá que esperar para saber si lo logra.
El Mundo ha elegido un modelo de negocio en el que se mantiene la oferta gratis de elmundo.es y se desarrolla un nuevo producto de pago: Orbyt.
Por ahora los primeros datos son más alentadores que para The Times.
elmundo.es
Elmundo.es mantiene su audiencia de 1,9 millones de usuarios únicos diarios y continúa creciendo. El impacto de su nueva oferta de pago es mínimo o inexistente porque son productos completamente diferentes. Muchos usuarios de pago también seguirán visitando elmundo.es muy pocos abandonarán esta web aunque algunos contenidos de El Mundo y su nueva oferta sólo sean accesibles en el producto de pago.
Orbyt
Orbyt tendría unos 60.000 usuarios únicos diarios -estimación no confirmada por Unidad Editorial-, entre los que deben contarse los suscriptores, 10.000 antes del lanzamiento del iPad en España, una de las plataformas con las que se espera aumentar el pago por contenidos, las cuentas corporativas y quienes se acercan a la home de Orbyt para probarlo.
Con una suscripción de 14,99 euros mensuales, Orbyt no canibaliza el negocio publicitario de elmundo.es -estimado en cerca de 25 millones de euros anuales-, amplía los ingresos de pago de la vieja edición en pdf y permite ampliar la facturación publicitaria con la dirigida específicamente a esta plataforma.
Otra cuestión es su rentabilidad una vez descontados los costes de gestión de la plataforma, del sistema de pago y el gasto de marketing del club de lectores.
Pero además El Mundo le ha ganado a los diarios de News Corporation, propiedad de Rupert Murdoch, en desvincular el sistema de suscripción de Orbyt de la plataforma de Apple, con lo que evita la cuota del 30% de los ingresos de iPad y iPhone.
Los nuevos modelos de negocio de El Mundo y The Times demuestran que los diarios deben seguir siendo abiertos aunque empiecen a cobrar por sus contenidos en internet.
Si los diarios digitales cierran su oferta de pago en internet corren el peligro de ahuyentar a usuarios que llegan a a través de buscadores o de recomendaciones en el flujo social de las redes sociales. Enojarán a los lectores que quieren compartir con otros las informaciones más interesantes y perderán ese marketing e influencia. Y se arriesgan a perder ingresos de una publicidad que sigue necesitando exposición, audiencia e impacto.
El tráfico de The Times se ha desplomado a los pocos días de sustituir su web gratuita por la de pago.
The Times gratutito
De los más de 1,2 millones de usuarios únicos diarios que registraba en abierto ha descendido a alrededor de 75.000 con registro. Y no todos se convertirán en suscriptores, ya que ahora disfrutan de la promoción de lanzamiento de la suscripción de dos libras semanales por acceso ilimitado a The Times y The Sunday Times.
The Times de pago
Sólo un 6% de los usuarios del viejo Times en abierto han aceptado registrarse. Es previsible que muchos menos se abonen.
Los ingresos pueden ser menores de los 21 millones de libras calculados si lograra igualar la tasa de conversión al pago de Financial Times. Muy por debajo de los necesarios para compensar la caída de ingresos de la publicidad digital, que en 2009 se estima en cerca de 40 millones de libras.
El cierre de las webs de The Times y The Sunday Times al pago también tiene un objetivo de defensa de la difusión en papel de ambos diarios. Habrá que esperar para saber si lo logra.
El Mundo ha elegido un modelo de negocio en el que se mantiene la oferta gratis de elmundo.es y se desarrolla un nuevo producto de pago: Orbyt.
Por ahora los primeros datos son más alentadores que para The Times.
elmundo.es
Elmundo.es mantiene su audiencia de 1,9 millones de usuarios únicos diarios y continúa creciendo. El impacto de su nueva oferta de pago es mínimo o inexistente porque son productos completamente diferentes. Muchos usuarios de pago también seguirán visitando elmundo.es muy pocos abandonarán esta web aunque algunos contenidos de El Mundo y su nueva oferta sólo sean accesibles en el producto de pago.
Orbyt
Orbyt tendría unos 60.000 usuarios únicos diarios -estimación no confirmada por Unidad Editorial-, entre los que deben contarse los suscriptores, 10.000 antes del lanzamiento del iPad en España, una de las plataformas con las que se espera aumentar el pago por contenidos, las cuentas corporativas y quienes se acercan a la home de Orbyt para probarlo.
Con una suscripción de 14,99 euros mensuales, Orbyt no canibaliza el negocio publicitario de elmundo.es -estimado en cerca de 25 millones de euros anuales-, amplía los ingresos de pago de la vieja edición en pdf y permite ampliar la facturación publicitaria con la dirigida específicamente a esta plataforma.
Otra cuestión es su rentabilidad una vez descontados los costes de gestión de la plataforma, del sistema de pago y el gasto de marketing del club de lectores.
Pero además El Mundo le ha ganado a los diarios de News Corporation, propiedad de Rupert Murdoch, en desvincular el sistema de suscripción de Orbyt de la plataforma de Apple, con lo que evita la cuota del 30% de los ingresos de iPad y iPhone.
Los nuevos modelos de negocio de El Mundo y The Times demuestran que los diarios deben seguir siendo abiertos aunque empiecen a cobrar por sus contenidos en internet.
Si los diarios digitales cierran su oferta de pago en internet corren el peligro de ahuyentar a usuarios que llegan a a través de buscadores o de recomendaciones en el flujo social de las redes sociales. Enojarán a los lectores que quieren compartir con otros las informaciones más interesantes y perderán ese marketing e influencia. Y se arriesgan a perder ingresos de una publicidad que sigue necesitando exposición, audiencia e impacto.
Monday, June 21, 2010
El País, El Mundo y ABC, hacia la convergencia
Los grandes diarios españoles se han puesto serios con la convergencia y la apuesta por la información digital. El País, El Mundo y ABC han lanzado en los últimos días sus apuestas para la reinvención de la prensa.
Cada uno responde a un estilo, a una intención y a sus propias necesidades. Después de los dos años pasados, la eclosión de la crisis estructural de la prensa con la crisis económica ha forzado a los diarios a apostar por el nuevo escenario de la información y a buscar alternativas para sostener su negocio tradicional mientras se desarrolla el negocio digital, todavía muy por debajo de su importancia en audiencia e influencia.
Diez millones de internautas son lectores frecuentes de prensa digital. Una audiencia menor al 39% de la población lectora de diarios, 15,3 millones de personas, pero la brecha se reduce y los grandes consumidores de información, incluidos los lectores más intensivos de periódicos en papel son lectores en la red.
Las tres grandes cabeceras nacionales tienen el desafío de convertir redacciones tradicionales de papel, condicionadas por la edición cada 24 horas, jerárquicas y a menudo muy compartimentadas en redacciones abiertas y capaces de funcionar en tiempo real. Los ritmos son distintos. También el liderazgo necesario, las herramientas y la hoja de ruta trazada en cada medio.
En El País la convergencia tiene nombre de red social: Eskup. Heredera de la Utoi de Soitu.es, el equipo de Gumersindo Lafuente, Borja Echeverría y Raúl Rivero ha reencarnado la red social informativa de su anterior proyecto en el diario de Prisa.
La intención: convertir a la redacción en una red social. Introducir el flujo social y el tiempo real en la oferta de ElPaís.com y en la propia redacción para emular a las redes sociales cualificadas y ampliar la potencia del periodista como marca personal.
Para el equipo del diario de Prisa es la mejor forma de atraer a la redacción para crear un nuevo producto más vivo que aprovecha la capacidad de una redacción amplia y dotada con especialistas y firmas apreciadas por su público.
La mayor debilidad de la nueva oferta de El País es el modelo de negocio. Pero sus responsables están seguros de que el dinero llegará si se proyecta la influencia y el carácter prescriptor del diario en su oferta digital.
En El Mundo la convergencia es una plataforma de pago de nombre Orbyt. El diario de Unidad Editorial es el primero entre los españoles en desarrollar una plataforma propia para consolidar el negocio de pago de los medios en los nuevos dispositivos y soportes. Orbyt reunirá a todos los medios de Unidad Editorial y se presenta como una plataforma de pago abierta a otros medios.
Orbyt ofrece acceso premium a los contenidos en la web, iPhone o iPad -está prevista la ampliación a otros sistemas-, además de contenidos audiovisuales, comentarios y crónicas actualizadas, archivo y club de lectores con descuentos y promociones.
En el caso de Expansión se incluyen contenidos de otros medios de pago como The Economist o Financial Times, con los que el diario económico tiene acuerdos.
Ofrece además la herramienta de inversión InvestPro, un canal de management y formación, además de todas las publicaciones económicas del grupo.
La apuesta de Unidad Editorial es la más orientada al desarrollo de nuevos modelos de negocio, la mayor urgencia de los medios en el ecosistema digital.
Con las webs de los diarios se mantiene la oferta gratis y de actualización mientras Orbyt apuesta por contenidos, herramientas y un paquete de valor añadido donde la marca y la fidelización entre público y medios son sus claves.
Los últimos datos de Orbyt son de 10.500 usuarios de pago -14,99 euros mensuales o 0,80 diarios- antes del lanzamiento del iPad en España, uno de los soportes prioritarios para promocionar la plataforma.
Los responsables del proyecto han tenido el cuidado de separar la plataforma de pago de Orbyt de iPhone y iPad para evitar el pago del porcentaje del cobro a Apple.
ABC rediseñó su oferta papel y web hace unos días. Es la parte visible de la conversión del viejo diario propiedad de Vocento en una redacción única multimedia tras su fuerte reestructuración. Una revolución tranquila, en palabras de Catalina Luca de Tena, quizá la única que el diario puede afrontar, adecuada a sus recursos, el clima en su redacción, su identidad y las características de su audiencia.
El relanzamiento de ABC es la culminación de un proceso de reducción de personal y reestructuración de toda la empresa largamente postergado desde la compra por Vocento y al fin culminado bajo la égida de José Manuel Vargas, consejero delegado del grupo.
La oferta digital de ABC es conservadora. Mucho esfuerzo en la reconversión de la redacción y un rediseño con la incorporación de más videoblogs y blogs. Un proceso que arrancó en el año 2005, y que ahora se utiliza con mayor voluntad para introducir a la redacción en los nuevos formatos y estilos de internet.
ABC tiene un desarrollo pausado, con una imagen muy de papel, y la promesa de un futuro más digital y de mayor apertura a los lectores.
Tres aproximaciones y tres respuestas diferentes a los desafíos del periodismo y su negocio. En Madrid, los otros dos diarios generalistas nacionales van por detrás en ese proceso ineludible. La Razón mantiene su oferta digital tras el rediseño estilo BBC de 2008 y Público, el más joven de los diarios nacionales y con la redacción más joven, vive contradictoriamente alejado de la apuesta multimedia y multiplataforma que muchos esperaban.
En Barcelona, La Vanguardia y El Periódico van más lentos en este proceso y del líder de los gratuitos, 20 Minutos, se espera un nuevo proyecto para otoño.
Convergencia de redacciones, aumento de la información en tiempo real, inmersión en el flujo social de la web 2.0 y búsqueda de un nuevo modelo de negocio son los ejes de la reinvención de los diarios españoles.
Cada uno responde a un estilo, a una intención y a sus propias necesidades. Después de los dos años pasados, la eclosión de la crisis estructural de la prensa con la crisis económica ha forzado a los diarios a apostar por el nuevo escenario de la información y a buscar alternativas para sostener su negocio tradicional mientras se desarrolla el negocio digital, todavía muy por debajo de su importancia en audiencia e influencia.
Diez millones de internautas son lectores frecuentes de prensa digital. Una audiencia menor al 39% de la población lectora de diarios, 15,3 millones de personas, pero la brecha se reduce y los grandes consumidores de información, incluidos los lectores más intensivos de periódicos en papel son lectores en la red.
Las tres grandes cabeceras nacionales tienen el desafío de convertir redacciones tradicionales de papel, condicionadas por la edición cada 24 horas, jerárquicas y a menudo muy compartimentadas en redacciones abiertas y capaces de funcionar en tiempo real. Los ritmos son distintos. También el liderazgo necesario, las herramientas y la hoja de ruta trazada en cada medio.
En El País la convergencia tiene nombre de red social: Eskup. Heredera de la Utoi de Soitu.es, el equipo de Gumersindo Lafuente, Borja Echeverría y Raúl Rivero ha reencarnado la red social informativa de su anterior proyecto en el diario de Prisa.
La intención: convertir a la redacción en una red social. Introducir el flujo social y el tiempo real en la oferta de ElPaís.com y en la propia redacción para emular a las redes sociales cualificadas y ampliar la potencia del periodista como marca personal.
Para el equipo del diario de Prisa es la mejor forma de atraer a la redacción para crear un nuevo producto más vivo que aprovecha la capacidad de una redacción amplia y dotada con especialistas y firmas apreciadas por su público.
La mayor debilidad de la nueva oferta de El País es el modelo de negocio. Pero sus responsables están seguros de que el dinero llegará si se proyecta la influencia y el carácter prescriptor del diario en su oferta digital.
En El Mundo la convergencia es una plataforma de pago de nombre Orbyt. El diario de Unidad Editorial es el primero entre los españoles en desarrollar una plataforma propia para consolidar el negocio de pago de los medios en los nuevos dispositivos y soportes. Orbyt reunirá a todos los medios de Unidad Editorial y se presenta como una plataforma de pago abierta a otros medios.
Orbyt ofrece acceso premium a los contenidos en la web, iPhone o iPad -está prevista la ampliación a otros sistemas-, además de contenidos audiovisuales, comentarios y crónicas actualizadas, archivo y club de lectores con descuentos y promociones.
En el caso de Expansión se incluyen contenidos de otros medios de pago como The Economist o Financial Times, con los que el diario económico tiene acuerdos.
Ofrece además la herramienta de inversión InvestPro, un canal de management y formación, además de todas las publicaciones económicas del grupo.
La apuesta de Unidad Editorial es la más orientada al desarrollo de nuevos modelos de negocio, la mayor urgencia de los medios en el ecosistema digital.
Con las webs de los diarios se mantiene la oferta gratis y de actualización mientras Orbyt apuesta por contenidos, herramientas y un paquete de valor añadido donde la marca y la fidelización entre público y medios son sus claves.
Los últimos datos de Orbyt son de 10.500 usuarios de pago -14,99 euros mensuales o 0,80 diarios- antes del lanzamiento del iPad en España, uno de los soportes prioritarios para promocionar la plataforma.
Los responsables del proyecto han tenido el cuidado de separar la plataforma de pago de Orbyt de iPhone y iPad para evitar el pago del porcentaje del cobro a Apple.
ABC rediseñó su oferta papel y web hace unos días. Es la parte visible de la conversión del viejo diario propiedad de Vocento en una redacción única multimedia tras su fuerte reestructuración. Una revolución tranquila, en palabras de Catalina Luca de Tena, quizá la única que el diario puede afrontar, adecuada a sus recursos, el clima en su redacción, su identidad y las características de su audiencia.
El relanzamiento de ABC es la culminación de un proceso de reducción de personal y reestructuración de toda la empresa largamente postergado desde la compra por Vocento y al fin culminado bajo la égida de José Manuel Vargas, consejero delegado del grupo.
La oferta digital de ABC es conservadora. Mucho esfuerzo en la reconversión de la redacción y un rediseño con la incorporación de más videoblogs y blogs. Un proceso que arrancó en el año 2005, y que ahora se utiliza con mayor voluntad para introducir a la redacción en los nuevos formatos y estilos de internet.
ABC tiene un desarrollo pausado, con una imagen muy de papel, y la promesa de un futuro más digital y de mayor apertura a los lectores.
Tres aproximaciones y tres respuestas diferentes a los desafíos del periodismo y su negocio. En Madrid, los otros dos diarios generalistas nacionales van por detrás en ese proceso ineludible. La Razón mantiene su oferta digital tras el rediseño estilo BBC de 2008 y Público, el más joven de los diarios nacionales y con la redacción más joven, vive contradictoriamente alejado de la apuesta multimedia y multiplataforma que muchos esperaban.
En Barcelona, La Vanguardia y El Periódico van más lentos en este proceso y del líder de los gratuitos, 20 Minutos, se espera un nuevo proyecto para otoño.
Convergencia de redacciones, aumento de la información en tiempo real, inmersión en el flujo social de la web 2.0 y búsqueda de un nuevo modelo de negocio son los ejes de la reinvención de los diarios españoles.
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Thursday, April 22, 2010
¿Puede The New York Times parar las rotativas?
The New York Times ha vuelto a los beneficios después de un 2009 horrible, como el resto de la prensa. En el primer trimestre de 2010 ha ganado 12,8 millones de dólares netos frente a unas pérdidas de 74,5 millones en 2009.
Y el resultado operativo ha sido de 83,3 millones de dólares frente a 16,4 millones en el primer trimestre del año pasado. Sin estar acuciado por tantas deudas, su situación sería mejor.
Pero aún con la mejora, la facturación bajó un 3,2% respecto a 2009 con una caída de la publicidad del 6,1%, mucho menor a la del 14,7% del último trimestre de 2009.
La publicidad digital ha frenado la caída. La facturación publicitaria en internet creció un 18,3% hasta 80 millones de euros frente a una caída en el papel de un 12,3%. La publicidad en internet ya supone el 26% de los ingresos del grupo y el 15,4% de la facturación de los diarios.
Periódicamente se oyen voces preguntándose si The New York Times debe parar las rotativas y dedicarse sólo a la edición digital.
The New York Times no podrá prescindir del papel hasta que alcance al menos el 30% de sus ingresos de internet.
Algunos cálculos:
El coste de los diarios de News Media Group fue de 535 millones de dólares, 240 de ellos, costes de producción.
Excluyendo los otros diarios del grupo y prescindiendo de los costes de producción del papel, el coste operativo de The New York Times rondaría los 200 millones de dólares en el trimestre (800 millones al año).
Con una fuerte reducción de su estructura de gestión, promoción y comercialización de su millón de ejemplares podría conseguir ahorrar otra buena cantidad.
En total, el coste del diario sin toda la estructura de papel podría estar alrededor de 60 millones de dólares mensuales.
En internet los medios digitales del grupo facturaron en este trimestre 90,4 millones de dólares. Excluyendo las guías prácticas About.com, la facturación digital sería de 55,7 millones de dólares, de los cuales se calcula que unos 45 corresponden al diario. NYTimes.com ingresa 15 millones mensuales de publicidad en internet.
Un desfase con los gastos estaría en el entorno de los 50 millones mensuales.
Con el crecimiento de la publicidad en internet, que se ha empezado a recuperar tras la crisis, NYTimes.com podría alcanzar a medio plazo el 30% de su facturación publicitaria de la web. El doble de lo actual: 90 millones de dólares al trimestre o 30 millones al mes.
Ahora supongamos que pone en marcha su modelo de pago, parecido al del Financial Times. Un diario que ha conseguido 126.000 suscriptores. Con algo más del doble de usuarios en internet y tres veces más difusión en papel, The New York Times podría conseguir en la mejor de las proyecciones alrededor de 350.000 usuarios de pago, casi el doble que con Times Select, su anterior intento, cuando llegó a 200.000 suscriptores.
Se calcula que el ingreso por suscriptor al NYTimes.com rondaría los diez a doce dólares mensuales. Con micropagos, pagos diarios y suscripciones corporativas, el diario debería alcanzar un arpu de una tercera parte del conseguido por la televisión de pago norteamericana: alrededor de los 170 dólares anuales. Unos ingresos de pago de 59,5 millones de dólares anuales, casi 5 millones trimestrales.
El diario lograría 35 millones de dólares mensuales si fuese capaz de sostener toda su publicidad digital. La mitad de su coste actual.
Si The New York Times apostase por ser un medio digital debería reducir su estructura y sus costes a más de la mitad.
De sus 3.200 empleados perdería un millar aproximadamente con la rebaja de la estructura de papel comentada anteriormente. El nuevo NYTimes.com no debería sobrepasar el millar de empleados.
Con ese volumen tendría unos costes de alrededor de 33 millones de dólares trimestrales que podrían dejar un beneficio operativo de dos millones de euros, algo menos de la mitad que en este trimestre de principio de recuperación de la crisis.
¿Sería posible una reestructuración semejante? ¿Un margen de negocio sostenible? ¿Un coste social y profesional asumible?
Y el resultado operativo ha sido de 83,3 millones de dólares frente a 16,4 millones en el primer trimestre del año pasado. Sin estar acuciado por tantas deudas, su situación sería mejor.
Pero aún con la mejora, la facturación bajó un 3,2% respecto a 2009 con una caída de la publicidad del 6,1%, mucho menor a la del 14,7% del último trimestre de 2009.
La publicidad digital ha frenado la caída. La facturación publicitaria en internet creció un 18,3% hasta 80 millones de euros frente a una caída en el papel de un 12,3%. La publicidad en internet ya supone el 26% de los ingresos del grupo y el 15,4% de la facturación de los diarios.
Periódicamente se oyen voces preguntándose si The New York Times debe parar las rotativas y dedicarse sólo a la edición digital.
The New York Times no podrá prescindir del papel hasta que alcance al menos el 30% de sus ingresos de internet.
Algunos cálculos:
El coste de los diarios de News Media Group fue de 535 millones de dólares, 240 de ellos, costes de producción.
Excluyendo los otros diarios del grupo y prescindiendo de los costes de producción del papel, el coste operativo de The New York Times rondaría los 200 millones de dólares en el trimestre (800 millones al año).
Con una fuerte reducción de su estructura de gestión, promoción y comercialización de su millón de ejemplares podría conseguir ahorrar otra buena cantidad.
En total, el coste del diario sin toda la estructura de papel podría estar alrededor de 60 millones de dólares mensuales.
En internet los medios digitales del grupo facturaron en este trimestre 90,4 millones de dólares. Excluyendo las guías prácticas About.com, la facturación digital sería de 55,7 millones de dólares, de los cuales se calcula que unos 45 corresponden al diario. NYTimes.com ingresa 15 millones mensuales de publicidad en internet.
Un desfase con los gastos estaría en el entorno de los 50 millones mensuales.
Con el crecimiento de la publicidad en internet, que se ha empezado a recuperar tras la crisis, NYTimes.com podría alcanzar a medio plazo el 30% de su facturación publicitaria de la web. El doble de lo actual: 90 millones de dólares al trimestre o 30 millones al mes.
Ahora supongamos que pone en marcha su modelo de pago, parecido al del Financial Times. Un diario que ha conseguido 126.000 suscriptores. Con algo más del doble de usuarios en internet y tres veces más difusión en papel, The New York Times podría conseguir en la mejor de las proyecciones alrededor de 350.000 usuarios de pago, casi el doble que con Times Select, su anterior intento, cuando llegó a 200.000 suscriptores.
Se calcula que el ingreso por suscriptor al NYTimes.com rondaría los diez a doce dólares mensuales. Con micropagos, pagos diarios y suscripciones corporativas, el diario debería alcanzar un arpu de una tercera parte del conseguido por la televisión de pago norteamericana: alrededor de los 170 dólares anuales. Unos ingresos de pago de 59,5 millones de dólares anuales, casi 5 millones trimestrales.
El diario lograría 35 millones de dólares mensuales si fuese capaz de sostener toda su publicidad digital. La mitad de su coste actual.
Si The New York Times apostase por ser un medio digital debería reducir su estructura y sus costes a más de la mitad.
De sus 3.200 empleados perdería un millar aproximadamente con la rebaja de la estructura de papel comentada anteriormente. El nuevo NYTimes.com no debería sobrepasar el millar de empleados.
Con ese volumen tendría unos costes de alrededor de 33 millones de dólares trimestrales que podrían dejar un beneficio operativo de dos millones de euros, algo menos de la mitad que en este trimestre de principio de recuperación de la crisis.
¿Sería posible una reestructuración semejante? ¿Un margen de negocio sostenible? ¿Un coste social y profesional asumible?
Friday, April 09, 2010
iPad es el nuevo kiosco para los medios
iPad es el nuevo kiosco para los medios. Una evolución del canal de distribución de los contenidos que avanza un paso más en el modelo de otras plataformas de pago como la televisión por cable o satélite.
Como ocurrió con iTunes y el iPod, Steve Jobs lanza ahora a Apple a por el mercado de lo nuevos soportes y la distribución digital.
Y lo hace reproduciendo el viejo modelo de negocio de la prensa, por eso es tan atractivo para los editores, como Ignacio M. Benito, director general de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), otros expertos y yo mismo explicábamos ayer en Público.
El iPad recrea algunos de los elementos clave del negocio tradicional de los medios. Vuelve atar los contenidos a un soporte y a un canal de distribución preferente (aplicaciones), es portátil (como la prensa) pero con suficiente despliegue gráfico y multimedia, permite promover viralmente los contenidos en el flujo social pero limita las posibilidades de compartirlos y, sobre todo, nace redimido del pecado original de la web para el negocio: la gratuidad.
En el iPad hay muchas posibilidades de consumir contenidos gratuitos: todas las que sigue ofreciendo la web, pero el nuevo canal principal de distribución es de pago.
La mayoría de las aplicaciones para el iPad son de pago desde el lanzamiento (datos de Distimo), el 83% frente a un 73% en el iPhone. Y por eso muchos de los editores apuestan por las aplicaciones de pago, mientras otros adoptan un modelo freemium (contenidos gratis limitados) y otros mantienen la gratuidad.
Pero además las aplicaciones del iPad son más caras que en su antecesor iPhone.
La ventaja del kiosco de Apple para los consumidores es que todos los modelos de negocio pueden coexistir en el mismo canal de distribución, aunque pueda ser una desventaja para los medios de pago. En ese sentido se parece más a una plataforma de televisión de pago, donde conviven canales comunes y otros premium o de pago por visión.
Para los editores, la propuesta económica es muy similar al negocio tradicional de la prensa. Acentuada ahora con la promesa de iAd, la nueva plataforma de publicidad móvil para el iPhone y el iPad.
Apple se queda con el 30% de los ingresos de las aplicaciones y con el 40% de los de la publicidad en la nueva iAd. Pero además da a los medios la tranquilidad de controlar mejor la publicidad que ofrecen en sus aplicaciones, a diferencia de otras plataformas. Una promesa importante después de la experiencia de dispersión y la falta de control de la publicidad en internet.
Habrá que esperar a ver si Apple desarrolla o permite funcionalidades de geolocalización y marketing directo en iAd para completar las opciones comerciales.
El coste de la distribución y comercialización es prácticamente igual a la difusión en papel y en el caso de los anuncios, un poco mayor, aunque los descuentos y rappels de los medios tradicionales llevan a muchos de ellos a ingresar una menor proporción del precio de tarifa de sus anuncios.
Pero como subrayó Jobs en la presentación del nuevo sistema operativo iPhone OS 4, en los móviles y las nuevas tablets no se navega tanto como en los ordenadores. Las aplicaciones son el acceso directo a los contenidos y servicios preferidos.
En la era del acceso no se navega ni se busca tanto. Las plataformas tecnológicas y el flujo social son los dos nuevos modos de acceder a los contenidos.
Las plataformas tecnológicas como iPad permiten al distribuidor y a los medios mantener el control de los contenidos. Aunque los medios sufrirán el mismo problema que han soportado con los kiosqueros en los mercados donde hay menos suscripción: el contacto y la gestión de cliente la tiene el distribuidor.
Las plataformas móviles son el verdadero sustituto de la prensa, diarios y revistas. Sin la movilidad, el mercado de la información no es el mismo. El consumo de información siempre ha estado ligado a los desplazamientos, la lectura fuera de casa, de camino al trabajo, mientras se toma un café en el bar. La web no podía competir con esa movilidad hasta hace bien poco gracias a los smartphones y la extensión de la banda ancha móvil. Ahora comienza a ser posible y la perspectiva de la conversión del negocio analógico al digital aumenta.
iPad llega par a ser el primer soporte multimedia y multicontenidos, mucho más allá de los ereaders (Kindle, Sony, Nook, etc.), limitados a ciertos usos y aplicaciones aunque puedan ser más eficientes para algunos, como la lectura prolongada. No sustituirá al teléfono móvil ni al ordenador de escritorio, pero sí a una gran parte de los portátiles y de los smartphones. Pero también a otros soportes físicos.
Para los medios es un nuevo canal complementario que ayuda en un negocio 360º que debe ser multiplataforma, móvil y social.
La mayor parte de los consumidores seguirán prefiriendo los medios gratuitos. Pero los más selectivos se abonarán a los contenidos de pago para no perder tiempo navegando y acceder de la forma más cómoda y directa a contenidos de calidad o con alto poder de marca.
Y otra vez se puede ofrecer una publicidad relevante, con más impacto y CTR que el resto de formatos digitales, menos invasiva y aumentando su efectividad frente a la saturación de la web o la televisión. Y en un mercado de publicidad en movilidad que crece por encima del resto, tanto en España (13% para este año, según ZenithVigía).
Por eso el lanzamiento del iPad concita tanta atención en los medios y puede llegar a convertirse en otra revolución de la comercialización de contenidos digitales como en su día fue el iPod para la música.
Como ocurrió con iTunes y el iPod, Steve Jobs lanza ahora a Apple a por el mercado de lo nuevos soportes y la distribución digital.
Y lo hace reproduciendo el viejo modelo de negocio de la prensa, por eso es tan atractivo para los editores, como Ignacio M. Benito, director general de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), otros expertos y yo mismo explicábamos ayer en Público.
El iPad recrea algunos de los elementos clave del negocio tradicional de los medios. Vuelve atar los contenidos a un soporte y a un canal de distribución preferente (aplicaciones), es portátil (como la prensa) pero con suficiente despliegue gráfico y multimedia, permite promover viralmente los contenidos en el flujo social pero limita las posibilidades de compartirlos y, sobre todo, nace redimido del pecado original de la web para el negocio: la gratuidad.
En el iPad hay muchas posibilidades de consumir contenidos gratuitos: todas las que sigue ofreciendo la web, pero el nuevo canal principal de distribución es de pago.
La mayoría de las aplicaciones para el iPad son de pago desde el lanzamiento (datos de Distimo), el 83% frente a un 73% en el iPhone. Y por eso muchos de los editores apuestan por las aplicaciones de pago, mientras otros adoptan un modelo freemium (contenidos gratis limitados) y otros mantienen la gratuidad.
Pero además las aplicaciones del iPad son más caras que en su antecesor iPhone.
La ventaja del kiosco de Apple para los consumidores es que todos los modelos de negocio pueden coexistir en el mismo canal de distribución, aunque pueda ser una desventaja para los medios de pago. En ese sentido se parece más a una plataforma de televisión de pago, donde conviven canales comunes y otros premium o de pago por visión.
Para los editores, la propuesta económica es muy similar al negocio tradicional de la prensa. Acentuada ahora con la promesa de iAd, la nueva plataforma de publicidad móvil para el iPhone y el iPad.
Apple se queda con el 30% de los ingresos de las aplicaciones y con el 40% de los de la publicidad en la nueva iAd. Pero además da a los medios la tranquilidad de controlar mejor la publicidad que ofrecen en sus aplicaciones, a diferencia de otras plataformas. Una promesa importante después de la experiencia de dispersión y la falta de control de la publicidad en internet.
Habrá que esperar a ver si Apple desarrolla o permite funcionalidades de geolocalización y marketing directo en iAd para completar las opciones comerciales.
El coste de la distribución y comercialización es prácticamente igual a la difusión en papel y en el caso de los anuncios, un poco mayor, aunque los descuentos y rappels de los medios tradicionales llevan a muchos de ellos a ingresar una menor proporción del precio de tarifa de sus anuncios.
Pero como subrayó Jobs en la presentación del nuevo sistema operativo iPhone OS 4, en los móviles y las nuevas tablets no se navega tanto como en los ordenadores. Las aplicaciones son el acceso directo a los contenidos y servicios preferidos.
En la era del acceso no se navega ni se busca tanto. Las plataformas tecnológicas y el flujo social son los dos nuevos modos de acceder a los contenidos.
Las plataformas tecnológicas como iPad permiten al distribuidor y a los medios mantener el control de los contenidos. Aunque los medios sufrirán el mismo problema que han soportado con los kiosqueros en los mercados donde hay menos suscripción: el contacto y la gestión de cliente la tiene el distribuidor.
Las plataformas móviles son el verdadero sustituto de la prensa, diarios y revistas. Sin la movilidad, el mercado de la información no es el mismo. El consumo de información siempre ha estado ligado a los desplazamientos, la lectura fuera de casa, de camino al trabajo, mientras se toma un café en el bar. La web no podía competir con esa movilidad hasta hace bien poco gracias a los smartphones y la extensión de la banda ancha móvil. Ahora comienza a ser posible y la perspectiva de la conversión del negocio analógico al digital aumenta.
iPad llega par a ser el primer soporte multimedia y multicontenidos, mucho más allá de los ereaders (Kindle, Sony, Nook, etc.), limitados a ciertos usos y aplicaciones aunque puedan ser más eficientes para algunos, como la lectura prolongada. No sustituirá al teléfono móvil ni al ordenador de escritorio, pero sí a una gran parte de los portátiles y de los smartphones. Pero también a otros soportes físicos.
Para los medios es un nuevo canal complementario que ayuda en un negocio 360º que debe ser multiplataforma, móvil y social.
La mayor parte de los consumidores seguirán prefiriendo los medios gratuitos. Pero los más selectivos se abonarán a los contenidos de pago para no perder tiempo navegando y acceder de la forma más cómoda y directa a contenidos de calidad o con alto poder de marca.
Y otra vez se puede ofrecer una publicidad relevante, con más impacto y CTR que el resto de formatos digitales, menos invasiva y aumentando su efectividad frente a la saturación de la web o la televisión. Y en un mercado de publicidad en movilidad que crece por encima del resto, tanto en España (13% para este año, según ZenithVigía).
Por eso el lanzamiento del iPad concita tanta atención en los medios y puede llegar a convertirse en otra revolución de la comercialización de contenidos digitales como en su día fue el iPod para la música.
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Wednesday, March 03, 2010
El Mundo lanza su plataforma de pago
El Mundo en Orbyt. Así se presentará hoy la nueva plataforma de pago en internet de El Mundo. Una apuesta por aumentar el negocio de pago con fuentes de financiación que amplíen el ya tradicional en internet.
El diario dirigido por Pedro J. Ramírez ofrecerá a partir del lunes por 14,99 euros una nueva plataforma para consultar todas sus ediciones en pdf y preparada para las nuevas plataformas como el iPad.
Una ampliación de los contenidos de pago ya existentes en elmundo.es a la que se suma un club de lectores, una de las fórmulas de pago por contenidos exploradas por otros diarios como The Times o The Daily Telegraph.
Ese club de lectores permitirá acceder a documentación, interactuar con la redacción -al estilo del primigenio Factual- y beneficiarse de promociones, descuentos y otras ofertas.
El principio de la implatación de un negocio 360º, imprescindible para el futuro de los medios.
¿Será Orbyt la respuesta?
La edición en pdf no ha sido ni será un gran negocio, pero es un primer paso que si avanza al ritmo de las nuevas plataformas de acceso a la información, será una de las nuevas vías de comercialización.
Los clubes de lectores vinculados a ofertas, ecommerce y otras iniciativas de marketing directo son imprescindibles para compensar los bajos precios y escaso rendimiento de la publicidad digital.
La explotación de un negocio de pago por estas vías tiene la ventaja de no penalizar el acceso al medio digital y no perder, por tanto, ninguna de sus oportunidades. Poco a poco iremos viendo clubes de lectores en casi todos los medios. Y los que no se den prisa perderán una buena oportunidad.
orbyt
El diario dirigido por Pedro J. Ramírez ofrecerá a partir del lunes por 14,99 euros una nueva plataforma para consultar todas sus ediciones en pdf y preparada para las nuevas plataformas como el iPad.
Una ampliación de los contenidos de pago ya existentes en elmundo.es a la que se suma un club de lectores, una de las fórmulas de pago por contenidos exploradas por otros diarios como The Times o The Daily Telegraph.
Ese club de lectores permitirá acceder a documentación, interactuar con la redacción -al estilo del primigenio Factual- y beneficiarse de promociones, descuentos y otras ofertas.
El principio de la implatación de un negocio 360º, imprescindible para el futuro de los medios.
¿Será Orbyt la respuesta?
La edición en pdf no ha sido ni será un gran negocio, pero es un primer paso que si avanza al ritmo de las nuevas plataformas de acceso a la información, será una de las nuevas vías de comercialización.
Los clubes de lectores vinculados a ofertas, ecommerce y otras iniciativas de marketing directo son imprescindibles para compensar los bajos precios y escaso rendimiento de la publicidad digital.
La explotación de un negocio de pago por estas vías tiene la ventaja de no penalizar el acceso al medio digital y no perder, por tanto, ninguna de sus oportunidades. Poco a poco iremos viendo clubes de lectores en casi todos los medios. Y los que no se den prisa perderán una buena oportunidad.
orbyt
Monday, February 22, 2010
¿Cuántos suscriptores web sostendrán un diario?
El consumo de contenidos de pago es bajo en España. Además, el público gasta más en los sistemas y plataformas de acceso, como la banda ancha, los móviles o la televisión de pago. El gasto medios de los ciudadanos en consumo cultural fue de 372,2 euros en 2007 según el último dato disponible, que puede haber aumentado hasta unos 410 euros en 2009.
Según la Encuesta de Hábitos Culturales, los españoles gastan una media de 44 euros en publicaciones periódicas al año, un 12% del gasto total. El ingreso por usuario en la televisión de pago ronda los 40 euros al mes, igual que el gasto en telefonía móvil. En acceso a internet cada persona gasta 47,5 euros al año.
Diferentes estudios de consumo de los diarios indican que el lector sólo aprecia alrededor de un 20% del contenido. Una relación valor/precio de 20 céntimos diarios, seis euros mensuales que podrían llegar hasta alrededor de 7,6 euros si contamos los domingos.
¿Suficiente para un gran diario nacional?
Tomemos como hipótesis un gran diario nacional con unos ingresos de 240 millones de euros anuales. Calculemos que ya logra el 10% de internet: 24 millones. Los ingresos de papel se dividen en un 60% para la publicidad y un 40% de la venta de ejemplares: 129,6 millones de publicidad y 86,4 de la venta de ejemplares.
Si los beneficios son de un ocho por ciento (en tiempos de crisis), el coste del diario rondaría los 220 millones.
Un gran diario podría convertir el 20% de sus compradores al pago en el mejor de los casos, lo que rebajaría los ingresos de papel a 69 millones de euros.
Si puede sostener la publicidad en papel con esa caída de ejemplares, los ingresos serían de 198,6 millones. Cerrar internet al pago acarrearía un descenso de la facturación publicitaria digital de al menos otro 30%, de 24 millones a 16,8. Unos ingresos totales de 215,4 millones.
La reducción de costes con la disminución de la tirada podría ser de unos 10 millones de euros entre papel, impresión y distribución, un coste de 210 millones que crecería al menos hasta 212 con la necesidad de implementación, gestión y promoción del modelo de pago.
Para sostener la rentabilidad habría que facturar 229 millones, un 4,5% menos que con el anterior modelo de negocio. Sería necesario lograr 13,6 millones de ingresos de pago anuales. Un total de 30,4 millones de ingresos en internet y un aumento de casi el 27% de los ingresos digitales.
Acarrearía una fuerte caída de los usuarios únicos, pero exigiría un crecimiento de la cuota de ingresos por internet hasta el 13,3% de la facturación, medio punto por encima de la proporción del mercado de internet en el total publicitario, pero bastante más de lo que suelen conseguir los diarios en internet.
A un precio de diez euros mensuales se necesitarían 114.000 usuarios. Si se rebaja hasta el 12% del gasto anual con contenidos, los ingresos por usuario deberían ser de 50 euros anuales y se necesitarían 272.00 usuarios. Con un precio intermedio de 7,90 euros al mes serían necesarios 144.000 usuarios.
¿Es posible llegar a esa cantidad? La respuesta que están valorando muchos responsables sólo tiene por el momento una guía: el Financial Times, un diario que ha conseguido 121.000 suscriptores de pago con una difusión en papel de 400.000 ejemplares.
Un objetivo que parece difícil de conseguir con la competencia y el mercado actual, pero que está en la mesa de muchos y que explica la opción por modelos de pago sólo en plataformas de acceso como los móviles o los lectores digitales.
Según la Encuesta de Hábitos Culturales, los españoles gastan una media de 44 euros en publicaciones periódicas al año, un 12% del gasto total. El ingreso por usuario en la televisión de pago ronda los 40 euros al mes, igual que el gasto en telefonía móvil. En acceso a internet cada persona gasta 47,5 euros al año.
Diferentes estudios de consumo de los diarios indican que el lector sólo aprecia alrededor de un 20% del contenido. Una relación valor/precio de 20 céntimos diarios, seis euros mensuales que podrían llegar hasta alrededor de 7,6 euros si contamos los domingos.
¿Suficiente para un gran diario nacional?
Tomemos como hipótesis un gran diario nacional con unos ingresos de 240 millones de euros anuales. Calculemos que ya logra el 10% de internet: 24 millones. Los ingresos de papel se dividen en un 60% para la publicidad y un 40% de la venta de ejemplares: 129,6 millones de publicidad y 86,4 de la venta de ejemplares.
Si los beneficios son de un ocho por ciento (en tiempos de crisis), el coste del diario rondaría los 220 millones.
Un gran diario podría convertir el 20% de sus compradores al pago en el mejor de los casos, lo que rebajaría los ingresos de papel a 69 millones de euros.
Si puede sostener la publicidad en papel con esa caída de ejemplares, los ingresos serían de 198,6 millones. Cerrar internet al pago acarrearía un descenso de la facturación publicitaria digital de al menos otro 30%, de 24 millones a 16,8. Unos ingresos totales de 215,4 millones.
La reducción de costes con la disminución de la tirada podría ser de unos 10 millones de euros entre papel, impresión y distribución, un coste de 210 millones que crecería al menos hasta 212 con la necesidad de implementación, gestión y promoción del modelo de pago.
Para sostener la rentabilidad habría que facturar 229 millones, un 4,5% menos que con el anterior modelo de negocio. Sería necesario lograr 13,6 millones de ingresos de pago anuales. Un total de 30,4 millones de ingresos en internet y un aumento de casi el 27% de los ingresos digitales.
Acarrearía una fuerte caída de los usuarios únicos, pero exigiría un crecimiento de la cuota de ingresos por internet hasta el 13,3% de la facturación, medio punto por encima de la proporción del mercado de internet en el total publicitario, pero bastante más de lo que suelen conseguir los diarios en internet.
A un precio de diez euros mensuales se necesitarían 114.000 usuarios. Si se rebaja hasta el 12% del gasto anual con contenidos, los ingresos por usuario deberían ser de 50 euros anuales y se necesitarían 272.00 usuarios. Con un precio intermedio de 7,90 euros al mes serían necesarios 144.000 usuarios.
¿Es posible llegar a esa cantidad? La respuesta que están valorando muchos responsables sólo tiene por el momento una guía: el Financial Times, un diario que ha conseguido 121.000 suscriptores de pago con una difusión en papel de 400.000 ejemplares.
Un objetivo que parece difícil de conseguir con la competencia y el mercado actual, pero que está en la mesa de muchos y que explica la opción por modelos de pago sólo en plataformas de acceso como los móviles o los lectores digitales.
Tuesday, January 26, 2010
The Guardian: primero periodismo, luego el negocio
Preocuparse del periodismo, no de los modelos de negocio, para no caer en la parálisis o errar en los desafíos de los medios. Es el consejo de Alan Rusbridger, director de The Guardian, y su principal objeción a los modelos de pago en internet.
Rusbridger lo tiene claro, por ahora no han hecho más que hacer caer en el olvido a los medios que lo han intentado -como El País-, con excepción de los especializados y los que muy a menudo la suscripción es pagada por la empresa de los suscriptores: caso de la información económica.
El director de The Guardian recuerda que la tendencia a la gratuidad de la información nació mucho antes de internet, con las cíclicas guerras de precios de la prensa. La última y más notoria, la capitaneada por Rupert Murdoch en Gran Bretaña.
Y no olvidemos que los diarios gratuitos cumplen el mes que viene diez años de existencia en España con el lanzamiento de Madrid y Más, promovido por José Antonio Martínez Soler y Arsenio Escolar (hoy, 20 Minutos). Pero mucho antes existían ya infinidad de revistas y medios gratuitos, locales y sectoriales, muchos de ellos de bastante calidad. Por no hablar de la radio y la televisión.
Su problema siempre ha sido el mismo de internet: cómo rentabilizar lo que no se vende directamente.
Rusbridger devuelve el debate a las disyuntivas donde de verdad debe estar, más allá de la economía del pago, una solución de corto plazo -más "un pálpito" que "una apuesta", en sus propias palabras- impulsada por una crisis económica superpuesta a una crisis estructural del periodismo y su modelo de producción.
1. La dicotomía abierto frente a cerrado. La mayoría de los diarios han aprendido que el futuro está en ser medios abiertos, a la tecnología, al público, a la propia información.
The New York Times estruja el cerebro de sus profesionales para dar con un modelo de pago por intensidad (también llamado parquímetro, metered model) sin penalizar el enlace, la redistribución y el marketing viral, como tampoco la indexación en buscadores. Los responsables del diario promete que no habrá enlaces de pago para las redes sociales.
Y eso a pesar de la amenaza universal para cobrar por enlazar lanzada por editores, medios y empresas de contenidos de todo el mundo.
La respuesta: no "reducir acceso e influencia". El responsable de The Guardian defiende que "no se puede controlar la distribución o crear escasez sin acabar aislado del nuevo e interconectado mundo".
Más allá de su respuesta, hay una todavía más importante: el periodismo florece con más democracia y cuando el espacio público es más amplio.
La gran paradoja del negocio de los medios es parcelar la realidad y privatizarla hasta el punto de hacer irrelevante su periodismo y alejarlo de los intereses de la sociedad.
Una maldición sufrida durante muchos años. Y la crisis del periodismo moderno no es la única. Se ha repetido a lo largo de la historia y siempre han aparecido medios y periodistas -con diversos apellidos: populistas, muckrackers, underground, ciudadanos, etc.- para revertir esas tendencias economicistas y privatizadoras con aires nuevos.
2. Nosotros vs. ellos o autoridad frente a participación. Una crisis de la mediación y la posición del periodismo que no es ajena a otros cambios importantes de una sociedad cada vez menos homogénea e integrada. Sociedades donde el individualismo posmoderno es la raíz de nuevos colectivos y grupos donde los intereses comunes son más fuertes que el bien común. Un nuevo modo de interrelación social, política y de representación de la propia identidad tan bien expresada por los grupos de las redes sociales.
Pero también la necesidad del periodismo de contar con el público, de convertir los medios y a los periodistas en redes sociales informativas donde desde el reporterismo a la distribución pasando por el marketing incorporen los sistemas virales y el comportamiento de las redes.
Si los modelos de negocio responden a esas disyuntivas, encontrarán más pistas para decidir cuáles son los métodos y canales de ingresos y rentabilización más adecuados para cada medio. En función de su contenido, objetivos, público y organización.
Existe una tercera disyuntiva que el director de The Guardian apunta pero no acaba de desarrollar:
3. Plataformas de acceso frente a flujo social.
En la primera se basan los modelos de negocio tecnológicos, basados en las soluciones tecnológicas: de los servicios de banda ancha a los móviles y sus aplicaciones, las plataformas de televisión de pago o tiendas como iTunes y sus aparatos asociados.
La segunda es la de las redes sociales, los agregadores, los contenidos y plataformas abiertas, los procomunes, el servicio público y también, en definitiva, la apuesta por la visibilidad y la influencia sobre la rentabilización con barreras de pago.
Estas tres disyuntivas conforman la pulsión entre el modelo de propiedad tradicional de los contenidos y la información frente a los nuevos modelos abiertos y de servicio público.
La apuesta/intuición de The Guardian es confiar en el crecimiento de los 28,65 millones de euros que ingresó en 2008 por publicidad digital hasta un nivel que haga sostenible el negocio del periodismo.
Para los no especialistas, eso es algo menos del coste anual de un diario de tamaño medio en España: un diario local fuerte, un gratuito nacional o un diario nacional todavía pequeño. Muy lejos del coste de The Guardian y su división digital, más de diez veces superior, 330 millones de euros, y todavía sólo un diez por ciento de su facturación total.
Esa brecha enorme entre ingresos y gastos de los medios es la que empuja a Financial Times, Rupert Murdoch o a The New York Times a desarrollar modelos de pago que ayuden a acortarla.
The Wall Street Journal con su millón de suscriptores y sus 170 millones de euros de facturación digital, 40% de pago, animan a NYTimes.com a lograr un aumento similar de sus más de cien millones de ingresos publicitarios.
¿Se conformará con los 117.000 suscriptores de FT.com? Difícil, hay quien le augura alrededor de dos millones de usuarios de pago.
Pese al éxito con el que es promocionado su sistema, los ingresos de Financial Times cayeron un 13% en 2009 y sus suscriptores son una baja proporción respecto a sus 1,4 millones de usuarios registrados y sus 9,8 millones de usuarios únicos. Una tasa de conversión bajísima en ambos casos.
Pero ese es el futuro que espera al pago por información en internet.
O se mejora la facturación con un concepto de negocio 360º y se reinventan las redacciones y los costes de la producción de información, o sólo se puede confiar en la recuperación de la publicidad y su conversión a internet como uno de los soportes de mayor rentabilidad y efectividad publicitaria.
The Guardian confía en sostener su influencia con periodismo -clásico y del nuevo- y rentabilizar mejor sus 37 millones de usuarios únicos mensuales. Muchos más que hace un par de años y con más lectores en internet en Estados Unidos que Los Angeles Times. Y todo por 34.000 dólares de marketing gracias a lo barato del precio de los anuncios contextuales.
Por eso The Guardian prefiere apostar por sus API para liderar el mercado de la información distribuida y los datos vinculados. Mientras otros piensa más en el modelo de negocio, los chicos/as de Rusbridger desarrollan nuevas formas de periodismo con servicios como World Government Data, que aprovecha el impulso del último año en el gobierno abierto para crear un buscador y un directorio que aprovecha los datos públicos de los gobierno de Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Gran Bretaña.
Eso es pensar en periodismo, como defiende el director del viejo diario inglés, pero también en nuevas formas de servir al público y de reconstruir el negocio de los contenidos.
"Avanzamos hacia la idea de convertir la organización periodística en una mutualidad". Una estructura institucionalizada con la audiencia para los medios sociales, abiertos y participativos.
No sé si los 200.000 euros que The Guardian ha logrado por ahora con su aplicación para iPhone a 2,75 euros serán de gran ayuda. Pagan el desarrollo, al menos, pero no los contenidos. Pero está claro que el diario y sus responsables piensan en periodismo y tecnología.
Tienen experiencia en la mutualidad periodística, al fin y al cabo el Scott Trust, sus dueños, ya participaba en cierta medida de ese carácter de empresa volcada en el servicio más que el ánimo de lucro, que no desprecia, por otra parte.
Veremos cómo les va el negocio ahora que piensan en deshacerse de sus medios locales, irremediablemente arruinados, y de sus radios. Pero sus ideas responden al grito de su legendario director, CP Scott, "¡Qué oportunidad para un diario!" cuando se apuesta el periodismo de calidad, abrirlo, socializarlo y aprovechar la tecnología para enriquecer el espacio público, la conexión con la audiencia y su participación en un diario al que seguir considerando un referente.
Rusbridger lo tiene claro, por ahora no han hecho más que hacer caer en el olvido a los medios que lo han intentado -como El País-, con excepción de los especializados y los que muy a menudo la suscripción es pagada por la empresa de los suscriptores: caso de la información económica.
El director de The Guardian recuerda que la tendencia a la gratuidad de la información nació mucho antes de internet, con las cíclicas guerras de precios de la prensa. La última y más notoria, la capitaneada por Rupert Murdoch en Gran Bretaña.
Y no olvidemos que los diarios gratuitos cumplen el mes que viene diez años de existencia en España con el lanzamiento de Madrid y Más, promovido por José Antonio Martínez Soler y Arsenio Escolar (hoy, 20 Minutos). Pero mucho antes existían ya infinidad de revistas y medios gratuitos, locales y sectoriales, muchos de ellos de bastante calidad. Por no hablar de la radio y la televisión.
Su problema siempre ha sido el mismo de internet: cómo rentabilizar lo que no se vende directamente.
Rusbridger devuelve el debate a las disyuntivas donde de verdad debe estar, más allá de la economía del pago, una solución de corto plazo -más "un pálpito" que "una apuesta", en sus propias palabras- impulsada por una crisis económica superpuesta a una crisis estructural del periodismo y su modelo de producción.
1. La dicotomía abierto frente a cerrado. La mayoría de los diarios han aprendido que el futuro está en ser medios abiertos, a la tecnología, al público, a la propia información.
The New York Times estruja el cerebro de sus profesionales para dar con un modelo de pago por intensidad (también llamado parquímetro, metered model) sin penalizar el enlace, la redistribución y el marketing viral, como tampoco la indexación en buscadores. Los responsables del diario promete que no habrá enlaces de pago para las redes sociales.
Y eso a pesar de la amenaza universal para cobrar por enlazar lanzada por editores, medios y empresas de contenidos de todo el mundo.
La respuesta: no "reducir acceso e influencia". El responsable de The Guardian defiende que "no se puede controlar la distribución o crear escasez sin acabar aislado del nuevo e interconectado mundo".
Más allá de su respuesta, hay una todavía más importante: el periodismo florece con más democracia y cuando el espacio público es más amplio.
La gran paradoja del negocio de los medios es parcelar la realidad y privatizarla hasta el punto de hacer irrelevante su periodismo y alejarlo de los intereses de la sociedad.
Una maldición sufrida durante muchos años. Y la crisis del periodismo moderno no es la única. Se ha repetido a lo largo de la historia y siempre han aparecido medios y periodistas -con diversos apellidos: populistas, muckrackers, underground, ciudadanos, etc.- para revertir esas tendencias economicistas y privatizadoras con aires nuevos.
2. Nosotros vs. ellos o autoridad frente a participación. Una crisis de la mediación y la posición del periodismo que no es ajena a otros cambios importantes de una sociedad cada vez menos homogénea e integrada. Sociedades donde el individualismo posmoderno es la raíz de nuevos colectivos y grupos donde los intereses comunes son más fuertes que el bien común. Un nuevo modo de interrelación social, política y de representación de la propia identidad tan bien expresada por los grupos de las redes sociales.
Pero también la necesidad del periodismo de contar con el público, de convertir los medios y a los periodistas en redes sociales informativas donde desde el reporterismo a la distribución pasando por el marketing incorporen los sistemas virales y el comportamiento de las redes.
Si los modelos de negocio responden a esas disyuntivas, encontrarán más pistas para decidir cuáles son los métodos y canales de ingresos y rentabilización más adecuados para cada medio. En función de su contenido, objetivos, público y organización.
Existe una tercera disyuntiva que el director de The Guardian apunta pero no acaba de desarrollar:
3. Plataformas de acceso frente a flujo social.
En la primera se basan los modelos de negocio tecnológicos, basados en las soluciones tecnológicas: de los servicios de banda ancha a los móviles y sus aplicaciones, las plataformas de televisión de pago o tiendas como iTunes y sus aparatos asociados.
La segunda es la de las redes sociales, los agregadores, los contenidos y plataformas abiertas, los procomunes, el servicio público y también, en definitiva, la apuesta por la visibilidad y la influencia sobre la rentabilización con barreras de pago.
Estas tres disyuntivas conforman la pulsión entre el modelo de propiedad tradicional de los contenidos y la información frente a los nuevos modelos abiertos y de servicio público.
La apuesta/intuición de The Guardian es confiar en el crecimiento de los 28,65 millones de euros que ingresó en 2008 por publicidad digital hasta un nivel que haga sostenible el negocio del periodismo.
Para los no especialistas, eso es algo menos del coste anual de un diario de tamaño medio en España: un diario local fuerte, un gratuito nacional o un diario nacional todavía pequeño. Muy lejos del coste de The Guardian y su división digital, más de diez veces superior, 330 millones de euros, y todavía sólo un diez por ciento de su facturación total.
Esa brecha enorme entre ingresos y gastos de los medios es la que empuja a Financial Times, Rupert Murdoch o a The New York Times a desarrollar modelos de pago que ayuden a acortarla.
The Wall Street Journal con su millón de suscriptores y sus 170 millones de euros de facturación digital, 40% de pago, animan a NYTimes.com a lograr un aumento similar de sus más de cien millones de ingresos publicitarios.
¿Se conformará con los 117.000 suscriptores de FT.com? Difícil, hay quien le augura alrededor de dos millones de usuarios de pago.
Pese al éxito con el que es promocionado su sistema, los ingresos de Financial Times cayeron un 13% en 2009 y sus suscriptores son una baja proporción respecto a sus 1,4 millones de usuarios registrados y sus 9,8 millones de usuarios únicos. Una tasa de conversión bajísima en ambos casos.
Pero ese es el futuro que espera al pago por información en internet.
O se mejora la facturación con un concepto de negocio 360º y se reinventan las redacciones y los costes de la producción de información, o sólo se puede confiar en la recuperación de la publicidad y su conversión a internet como uno de los soportes de mayor rentabilidad y efectividad publicitaria.
The Guardian confía en sostener su influencia con periodismo -clásico y del nuevo- y rentabilizar mejor sus 37 millones de usuarios únicos mensuales. Muchos más que hace un par de años y con más lectores en internet en Estados Unidos que Los Angeles Times. Y todo por 34.000 dólares de marketing gracias a lo barato del precio de los anuncios contextuales.
Por eso The Guardian prefiere apostar por sus API para liderar el mercado de la información distribuida y los datos vinculados. Mientras otros piensa más en el modelo de negocio, los chicos/as de Rusbridger desarrollan nuevas formas de periodismo con servicios como World Government Data, que aprovecha el impulso del último año en el gobierno abierto para crear un buscador y un directorio que aprovecha los datos públicos de los gobierno de Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Gran Bretaña.
Eso es pensar en periodismo, como defiende el director del viejo diario inglés, pero también en nuevas formas de servir al público y de reconstruir el negocio de los contenidos.
"Avanzamos hacia la idea de convertir la organización periodística en una mutualidad". Una estructura institucionalizada con la audiencia para los medios sociales, abiertos y participativos.
No sé si los 200.000 euros que The Guardian ha logrado por ahora con su aplicación para iPhone a 2,75 euros serán de gran ayuda. Pagan el desarrollo, al menos, pero no los contenidos. Pero está claro que el diario y sus responsables piensan en periodismo y tecnología.
Tienen experiencia en la mutualidad periodística, al fin y al cabo el Scott Trust, sus dueños, ya participaba en cierta medida de ese carácter de empresa volcada en el servicio más que el ánimo de lucro, que no desprecia, por otra parte.
Veremos cómo les va el negocio ahora que piensan en deshacerse de sus medios locales, irremediablemente arruinados, y de sus radios. Pero sus ideas responden al grito de su legendario director, CP Scott, "¡Qué oportunidad para un diario!" cuando se apuesta el periodismo de calidad, abrirlo, socializarlo y aprovechar la tecnología para enriquecer el espacio público, la conexión con la audiencia y su participación en un diario al que seguir considerando un referente.
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Thursday, June 04, 2009
En busca del rey Midas del pago por contenidos
De la desesperación a la euforia. Los medios norteamericanos han perdido el miedo a hablar de cerrar los contenidos en internet con sistemas de pago. Y la carrera por la fórmula mágica está lanzada por encontrar el candado de pago que salvará el negocio, dicen.
Pero, ¿está el público dispuesto a volver a pagar por la información? Muchos creen que sí. Se trata de exculparse del pecado original del gratis total tras la penitencia pagada en esta crisis que se lleva beneficios de los editores y trabajos de los periodistas por delante.
Las nuevas propuestas son terriblemente optimistas. Donde antes sólo se veían pérdidas de publicidad y audiencia en cuanto se cierren al pago los contenidos ahora se atisban lectores fieles y aumento del precio de los anuncios por el público premium. Optimismo y confianza en el poder de la prensa –en público, negocio e influencia- para sostener su negocio y para enfrentarse a las bestias negras de los buscadores, agregadores y los malos internautas que escanean y se van tirando por los suelos el tiempo dedicado a las noticias. Eso sí, a cambio de que algunos puedan presumir de millones de usuarios únicos.
Pero algo se ha aprendido en estos años. Iniciativas como las de Journalism Online, el Fair Syndication Consortium de la empresa Attributor o las recomendaciones del American Press Institute (API) incitan a los diarios a olvidar las grandes audiencias para trabajar con sus lectores más fieles y en los nichos de información y público más interesantes. Todos reivindican el valor de los contenidos y el reporteo original seguida de una renegociación con los buscadores y agregadores sobre el uso y enlace de los contenidos.
Y también recuperar precios publicitarios sostenibles: un aumento de un 30% en el CPM (coste por millar de impresiones), dice Journalism Online, la empresa lanzada por Gordon Crovitz, ex editor de The Wall Street Journal que dejó el diario cuando Rupert Murdoch lo compró.
¿Está justificado el optimismo?
Muchos creen que la necesidad impulsa a los nuevos creyentes. Con la publicidad desplomándose y las difusiones a la baja la presión por encontrar nuevos modelos de negocio crece.
El American Press Institute editó un informe para una reciente reunión secreta de los editores norteamericanos. Sus fórmulas se condensan en cinco doctrinas para cambiar la forma de pensar y realizar el negocio de los medios:
- El auténtico valor: revalorizar la información cobrando por ella a través de micropagos, suscripciones o modelos híbridos que devuelvan a los medios a su economía mixta de ingresos de pago y por publicidad.
- Uso justo: defender el copyright y los derechos de autor del contenido profesional. Emplear las nuevas herramientas y sistemas de rastreo de contenidos que se están desarrollando y hacerse con parte de los beneficios de los sitios (buscadores, agregadores, etc.) que usen contenido ajeno, alrededor de 250 millones de dólares.
- Compensación justa: renegociar un precio más alto por los contenidos redistribuidos por otros y aumentar los precios de la publicidad. Incluso presionando a los políticos para conseguir reformas legales.
- Innovación digital: invertir más en tecnología y crear plataformas de distribución, comercialización y cobro adecuadas. Lo que no se ha hecho hasta ahora.
- Centrarse en los lectores: volver a pensar en los lectores y los usuarios, optar por los micromedios y productos de nicho y olvidarse de ofrecer todo el contenido generalista posible. Trabajar y pensar en los lectores fieles –cifrados en alrededor de un 27% que transitan por el 85% de las páginas vistas- y olvidarse de los usuarios volátiles.
Tanto el American Press Institute como Journalism Online reconocen que los buscadores son importantes porque aportan entre el 25 y el 35% del tráfico de los medios, pero los diarios quieren un trozo de la tarta del negocio de Google, especialmente, y de agregadores como The Huffington Post, Newser o Topix, por ejemplo.
Y al ritmo que van las cosas, posiblemente de las redes sociales donde se comparten sus contenidos.
Entretanto, los más exitosos de los modelos de pago se aseguran de no poner demasiadas barreras a los usuarios que llegan desde esas webs.
Y es hora de crear nuevos paquetes para que los usuarios puedan pagar sólo por la información que quieren allá donde esté, sin pensar sólo en medios de pago individuales, sino colectivos, como propone Jounalism Online.
Todo bajo la optimista presunción de que los medios pueden convertir uno de cada diez de sus usuarios en clientes de pago y que los medios serán capaces de mantener el 91% de sus ingresos publicitarios y el 88% de sus páginas vistas con micropagos de 25 centavos por artículo y suscripciones de 5 dólares mensuales o 50 al año.
Donde los tópicos y asunciones comunes de tiempos recientes no concuerdan es con la nueva interfaz de la información y las promesas de ver en aparatos como Kindle el iPod de las noticias. Ni se les ocurra, dicen los analistas del API, sólo los leen los viejos y los que ya eran lectores. Amazon se queda además con el 70% de los ingresos. Las nuevas pantallas de la información son otras, más abiertas y menos controladas por un sólo distribuidor.
¿Será posible? ¿Podrán los medios españoles encontrar fórmulas de pago como las propuestas? ¿Volverías a pagar por los diarios?
Para Soitu.es
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