Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
Tuesday, August 30, 2011
La burbuja de los descuentos, oportunidad para medios
Facebook cierra su propuesta de Ofertas con geolocalización sólo unos meses después de ponerla en marcha. Yelp recortará su envío de ofertas en la guía de ocio y servicios.
¿Estalla la burbuja de los descuentos? ¿Saturación del mercado y del correo electrónico de los usuarios? ¿Falta de resultados?
Ningún negocio funciona solo. Tampoco el de los descuentos. Las razones de la falta de resultados de Facebook son muy distintas a la caída de Groupon en algunos mercados como el norteamericano o el español.
A menudo se alude a la facilidad de clonar el negocio de los cupones y las ofertas, pero esa reflexión es una falacia.
Lanzar un sitio de ofertas puede ser fácil, pero no lo es desarrollar la estrategia comercial adecuada, encontrar los mercados y nichos de mayor rentabilización, reducir el costo de adquisición de usuarios y compradores de los cupones, y proporcionar al anunciante una oferta de valor que redunde a la larga en un aumento de la facturación y de la exposición de su negocio sin depender del descuento promocional.
Cuando los negocios y clientes de los sitios de ofertas se quejan, lo hacen por las cláusulas abusivas, el enorme impacto de los descuentos en su negocio o por la falta de rentabilidad.
Las ofertas y cupones son interesantes para los consumidores, y más en época de crisis. Incluso en mercados como España, donde no existe una tradición tan fuerte en este mercado como en otros países, el impacto de los cupones digitales ha sido enorme, sobre todo el último año.
En Estados Unidos y otros países es habitual encontrarse con diarios y revistas atiborrados de cupones de descuento. Los clubes de lectores de muchos diarios son otro de los soportes fundamentales para los descuentos de calidad. La personalización y socialización de las ofertas en los medios digitales parecía la panacea para un mercado al que ahora le asaltan las dudas.
El pinchazo de la burbuja inicial del mercado de los cupones es una oportunidad para los medios digitales de replantear su estrategia de negocio.
Ni todas las ofertas son iguales, ni tampoco todos los consumidores. Para los clientes comerciales, publicar sus ofertas no tiene mucho sentido sin una estrategia de cómo convertirlas en un sistema de publicidad y de captación de clientes sostenible.
La atracción del cazador de gangas no es una estrategia comercial sostenible para la mayoría de los anunciantes.
Los medios de descuentos y cupones están obligados a ayudar a sus clientes comerciales a rentabilizar sus ofertas, a definir el perfil de los consumidores, a participar en la fidelización, a mejorar la calidad de las promociones y a proporcionar los datos necesarios a los anunciantes para gestionar a los clientes.
Para los medios, especialmente los locales, el freno a la burbuja de los cupones es una oportunidad para desarrollar una oferta comercial más integrada, de mayor calidad y con mejores sistemas de gestión y control para los anunciantes.
El problema principal de los medios informativos no está sólo en la integración y conversión digital de las redacciones y los contenidos sino en la reinvención digital y social de sus departamentos comerciales y de su modelo de negocio para adaptarse a un mercado donde la rentabilidad no está sólo en la receta tradicional de publicidad y difusión, pero tampoco en los clics y el CPM a la baja.
Los medios informativos tradicionales mantienen un poder de marca y una audiencia importante. Su credibilidad y la atracción de los contenidos informativos es la mejora base para el desarrollo de estrategias comerciales como los cupones. Así ha sido como soporte físico -el mayor ejemplo es Estados Unidos- y puede serlo en el digital. Pero es necesario moverse para evitar la pérdida del negocio como ya ocurrió con los clasificados.
En España y Latinoamérica, los grandes medios locales -sobre todo diarios- tienen el problema de su falta de capilaridad en el mercado local. Las altas tarifas, su concentración en los grandes anunciantes y la escasez de estrategias para el pequeño y medio anunciante los ha alejado de un mercado que busca otros medios, soportes y estrategias.
Ni los directorios ni los cupones son suficientes ni rentables para la mayoría de los anunciantes, pero cada uno de esos productos tienen elementos que se pueden integrar y aprovechar en una nueva estrategia comercial y de negocio para los medios locales.
La combinación de la audiencia y los soportes digitales e impreso es una oportunidad.
Su rentabilización exige modificar los parámetros y estrategias tradicionales del negocio en papel y adoptar lo mejor del negocio digital dentro de las posibilidades de cada medio.
El volumen sólo no basta. Las estrategias de tráfico concentran el negocio digital en los grandes medios. Los grandes medios locales tienen una alta penetración en sus mercados. Aprovechar esa posición y la resistencia de lo local en la era de la glocalización es imprescindible: urge aprovechar esas estrategias globales para la implantación y la rentabilización local.
Los cupones y descuentos son un negocio de volumen, pero también una estrategia de fidelización y servicio. Como en los contenidos, son objetivos irrenunciables para los medios.
Para ello es necesario reinventar la estrategia publicitaria y el equipo de ventas, aplicar una nueva inteligencia comercial y desarrollar las herramientas de negocio y tecnológicas necesarias. Algunas son propias, pero otras se pueden desarrollar en colaboración con otros medios.
Esa estrategia comercial debe aprovechar los contenidos locales, incluidos los que por ahora faltan en muchos medios, y el desarrollo de formatos, aplicaciones y plataformas adecuadas para maximizar la rentabilización comercial, tanto económicamente como en capital social, atención y percepción de marca.
El mercado local necesita que medios y anunciantes reconstruyan su relación y negocio para que tanto unos como otros aprovechen las ventajas de las nuevas estrategias.
Monday, August 29, 2011
Fútbol sin radio, todos pierden
El fútbol y la radio se pelean. Las ondas se silenciaron un minuto la tarde del domingo. #noalfutbolsinradio, corean los aficionados en las redes. La Liga de Fútbol Profesional quiere cobrar por retransmitir los partidos y las radios se niegan. Los aficionados protestan y se lamentan.
Son muchos años de soniquete con el carrusel. Para muchos la tarde del domingo no existe sin la ronda de goles y ocasiones perdidas.
El fútbol ha seguido en la radio esta primera jornada cerrada a las ondas, pero desde las gradas o desde balcones cerca de los estadios. La radio ha creado tanta afición como las mejores estrellas de los campos, pero el fútbol necesita dinero, por su crisis y su codicia. Igual que Mediapro, dueña de unos derechos hasta ahora nunca cobrados. El fútbol pierde sin la radio y para las emisoras nada sustituye la audiencia y los ingresos de los programas deportivos.
Columna completa en Estrella Digital
Son muchos años de soniquete con el carrusel. Para muchos la tarde del domingo no existe sin la ronda de goles y ocasiones perdidas.
El fútbol ha seguido en la radio esta primera jornada cerrada a las ondas, pero desde las gradas o desde balcones cerca de los estadios. La radio ha creado tanta afición como las mejores estrellas de los campos, pero el fútbol necesita dinero, por su crisis y su codicia. Igual que Mediapro, dueña de unos derechos hasta ahora nunca cobrados. El fútbol pierde sin la radio y para las emisoras nada sustituye la audiencia y los ingresos de los programas deportivos.
Columna completa en Estrella Digital
Sunday, August 28, 2011
El legado de Steve Jobs a los medios
El retiro de Steve Jobs deja a los medios un legado con futuro incierto. El hombre que reinició la industria de la música desestructurando los álbumes con el iPod, cambiando la forma de poseer y escuchar la música, deja una nueva propuesta para los medios con iPhone y sobre todo con iPad, la tableta que para muchos es el nuevo kiosco de la prensa, tanto diarios como revistas, y una nueva ventana para la televisión.
¿Conseguirá Apple sin Jobs consolidar un nuevo mercado para los medios como lo consiguió iTunes con la música?
Por ahora, las esperanzas de muchos medios están en recrear el quiosco en las aplicaciones.
En The Guardian son optimistas y aventuran que Jobs ha vuelto a enseñar al público a pagar por los contenidos. Pero el paralelismo con iTunes y el iPod es una falacia. Una cosa es oír canciones en un aparato sencillo y con estilo y comprar sólo las que te interesan, sin pagar por todo el álbum. Y otra es pagar por noticias que sólo se leen una vez.
Con la televisión y el cine la comparación es más adecuada. El mercado del entretenimiento se adecúa más a los beneficios de las tabletas y los teléfonos inteligentes.
El iPad es sobre todo un dispositivo para hiperconsumidores, más predispuestos a pagar por el entretenimiento que por la información.
El legado de Jobs está más bien en una vuelta al negocio de los medios de pago con su capacidad para recortar la abundancia de internet -la redención de la inocencia de la gratuidad- y en una propuesta de renovación de los formatos y el producto que resume bien David Carr: los medios se convierten en aplicaciones.
Y con ellas la información deja de ser libre y gratis, como soñó internet y paladines como Google, cada vez más orientados a un nuevo escenario digital donde la plataforma, el dispositivo de acceso a los contenidos y las recomendaciones en las redes sociales son los atajos para no perderse en la saturación digital.
La combinación de aplicaciones, movilidad, diseño táctil y un nuevo interfaz para los contenidos es el legado de Jobs.
Para aprovechar las ventajas del nuevo kiosco de Apple con sus doscientos millones de tarjetas de crédito registradas, los medios informativos no sólo necesitan estar y volver a cobrar aunque sea renunciando a una buena parte de su negocio. Necesitan desarrollar nuevos modelos informativos y de negocio, con un interfaz (diseño, formatos, visualización) adecuada, contenidos de calidad integrados en el tiempo real del flujo social, pero con la suficiente vigencia para sostener la atención.
Aplicaciones como Flipboard, Pulse o Zite enseñan algunos caminos. Las propuestas informativas para las aplicaciones, los móviles y las tabletas, pasan por una edición contextual de los contenidos. Productos donde se tiene en cuenta el tiempo de la información y su vigencia, el momento de consumo de los usuarios, las recomendaciones sociales y el despliegue gráfico y textual más adecuado en función de los elementos informativos.
En la gestión de esos elementos están los criterios y los filtros para navegar la economía de la abundancia y crear los motores de contenidos adecuados para la revolución en el acceso y el consumo de los contenidos que Steve Jobs ha impulsado con los productos estrella de Apple.
Volver al viejo modelo de contenidos y negocio, aunque se digitalice, no es recoger el legado de un visionario. Los nuevos dispositivos requieren medios innovadores.
¿Conseguirá Apple sin Jobs consolidar un nuevo mercado para los medios como lo consiguió iTunes con la música?
Por ahora, las esperanzas de muchos medios están en recrear el quiosco en las aplicaciones.
En The Guardian son optimistas y aventuran que Jobs ha vuelto a enseñar al público a pagar por los contenidos. Pero el paralelismo con iTunes y el iPod es una falacia. Una cosa es oír canciones en un aparato sencillo y con estilo y comprar sólo las que te interesan, sin pagar por todo el álbum. Y otra es pagar por noticias que sólo se leen una vez.
Con la televisión y el cine la comparación es más adecuada. El mercado del entretenimiento se adecúa más a los beneficios de las tabletas y los teléfonos inteligentes.
El iPad es sobre todo un dispositivo para hiperconsumidores, más predispuestos a pagar por el entretenimiento que por la información.
El legado de Jobs está más bien en una vuelta al negocio de los medios de pago con su capacidad para recortar la abundancia de internet -la redención de la inocencia de la gratuidad- y en una propuesta de renovación de los formatos y el producto que resume bien David Carr: los medios se convierten en aplicaciones.
Y con ellas la información deja de ser libre y gratis, como soñó internet y paladines como Google, cada vez más orientados a un nuevo escenario digital donde la plataforma, el dispositivo de acceso a los contenidos y las recomendaciones en las redes sociales son los atajos para no perderse en la saturación digital.
La combinación de aplicaciones, movilidad, diseño táctil y un nuevo interfaz para los contenidos es el legado de Jobs.
Para aprovechar las ventajas del nuevo kiosco de Apple con sus doscientos millones de tarjetas de crédito registradas, los medios informativos no sólo necesitan estar y volver a cobrar aunque sea renunciando a una buena parte de su negocio. Necesitan desarrollar nuevos modelos informativos y de negocio, con un interfaz (diseño, formatos, visualización) adecuada, contenidos de calidad integrados en el tiempo real del flujo social, pero con la suficiente vigencia para sostener la atención.
Aplicaciones como Flipboard, Pulse o Zite enseñan algunos caminos. Las propuestas informativas para las aplicaciones, los móviles y las tabletas, pasan por una edición contextual de los contenidos. Productos donde se tiene en cuenta el tiempo de la información y su vigencia, el momento de consumo de los usuarios, las recomendaciones sociales y el despliegue gráfico y textual más adecuado en función de los elementos informativos.
En la gestión de esos elementos están los criterios y los filtros para navegar la economía de la abundancia y crear los motores de contenidos adecuados para la revolución en el acceso y el consumo de los contenidos que Steve Jobs ha impulsado con los productos estrella de Apple.
Volver al viejo modelo de contenidos y negocio, aunque se digitalice, no es recoger el legado de un visionario. Los nuevos dispositivos requieren medios innovadores.
por
Unknown
at
9:57 PM
Labels:
aplicaciones,
apple,
interfaz,
medios,
medios contextuales,
modelo negocio,
nuevos medios
Friday, August 26, 2011
Un diario de oferta en Groupon
El diario norteamericano Chicago Tribune está de oferta en Groupon. Dos años de su edición más valiosa, la de los domingos, por sólo 20 dólares en la web de descuentos. Menos de 20 centavos por ejemplar. Una oferta ominosa, muy peligrosa para el diario, como se queja su columnista Eric Zorn.
Es la confesión del agotamiento de un modelo y de un diario que sufre como muchos desde el principio de la crisis y la disolución de Times Mirror.
Sólo la necesidad imperiosa de mantener a cualquier precio la difusión para intentar sostener la publicidad justifica esta oferta.
Pero su rentabilidad es incierta y, casi seguro, acelerará los males del Tribune. Como apunta Jeff Jarvis, la mayoría de los diarios norteamericanos se sostienen -antes era su tesoro y su mayor fuente de ingresos- por la publicidad y las inserciones de cupones y otras ofertas que se amontonan sobre todo en las ediciones dominicales.
La oferta del Chicago Tribune en Groupon certifica dos debilidades estructurales:
Un diario impreso no tiene una economía de escala adecuada para lograr rentabilidad con Groupon. Los costes de impresión y distribución aumentan mucho con una oferta de este tipo, aunque un diario como el Tribune tiene una vieja estructura en esas áreas hoy tan infrautilizada como las mesas vacías de un restaurante o las máquinas y monitores de un gimnasio, clientes típicos de la web de cupones.
Por supuesto el Tribune pierde dinero con su edición más valiosa a menos de 20 centavos, pero necesita llegar a más audiencia y tratar de conseguir suscriptores, aunque sean de muy bajo precio. No es que todos los lectores sean igual de valiosos, como critica Jarvis. No creo que en el Tribune sean tan necios, simplemente con la oferta en Groupon y su medio millón de suscriptores en el área de Chicago, el Tribune compra base de datos, potenciales interesados en suscribirse al diario a bajo precio al tiempo que intenta mantener durante esos dos años su circulación dominical.
El Tribune compra difusión para poder sostener su negocio publicitario. Ha sido el negocio tradicional de la prensa norteamericana, barata en las suscripciones para aumentar su valor como soporte comercial. Funcionaba cuando los grandes diarios lograban un 80% o más de sus ingresos por la publicidad. Es dudoso que esa estrategia sea sostenible ahora, cuando cae la publicidad y los ingresos de pago son más importantes.
El Tribune se la juega. No oferta el descuento en su ediciones de días laborables, que muchos diarios ya sostienen con estrategias de semigratuidad y donde la caída de la publicidad se acentúa. El envite es por la edición más importante de la semana.
Una apuesta a todo o nada.
Es la confesión del agotamiento de un modelo y de un diario que sufre como muchos desde el principio de la crisis y la disolución de Times Mirror.
Sólo la necesidad imperiosa de mantener a cualquier precio la difusión para intentar sostener la publicidad justifica esta oferta.
Pero su rentabilidad es incierta y, casi seguro, acelerará los males del Tribune. Como apunta Jeff Jarvis, la mayoría de los diarios norteamericanos se sostienen -antes era su tesoro y su mayor fuente de ingresos- por la publicidad y las inserciones de cupones y otras ofertas que se amontonan sobre todo en las ediciones dominicales.
La oferta del Chicago Tribune en Groupon certifica dos debilidades estructurales:
- muchos diarios ya no tienen difusión suficiente para seguir siendo el soporte más barato y eficiente de cupones y publicidad de descuentos;
- el tradicional soporte preferido para los descuentos debe acudir a su heredero digital para no perder el negocio tradicional de los cupones y la publicidad.
Un diario impreso no tiene una economía de escala adecuada para lograr rentabilidad con Groupon. Los costes de impresión y distribución aumentan mucho con una oferta de este tipo, aunque un diario como el Tribune tiene una vieja estructura en esas áreas hoy tan infrautilizada como las mesas vacías de un restaurante o las máquinas y monitores de un gimnasio, clientes típicos de la web de cupones.
Por supuesto el Tribune pierde dinero con su edición más valiosa a menos de 20 centavos, pero necesita llegar a más audiencia y tratar de conseguir suscriptores, aunque sean de muy bajo precio. No es que todos los lectores sean igual de valiosos, como critica Jarvis. No creo que en el Tribune sean tan necios, simplemente con la oferta en Groupon y su medio millón de suscriptores en el área de Chicago, el Tribune compra base de datos, potenciales interesados en suscribirse al diario a bajo precio al tiempo que intenta mantener durante esos dos años su circulación dominical.
El Tribune compra difusión para poder sostener su negocio publicitario. Ha sido el negocio tradicional de la prensa norteamericana, barata en las suscripciones para aumentar su valor como soporte comercial. Funcionaba cuando los grandes diarios lograban un 80% o más de sus ingresos por la publicidad. Es dudoso que esa estrategia sea sostenible ahora, cuando cae la publicidad y los ingresos de pago son más importantes.
El Tribune se la juega. No oferta el descuento en su ediciones de días laborables, que muchos diarios ya sostienen con estrategias de semigratuidad y donde la caída de la publicidad se acentúa. El envite es por la edición más importante de la semana.
Una apuesta a todo o nada.
Thursday, August 25, 2011
Una dura temporada para los medios
Duro comienzo de temporada para los medios. La crisis sigue apretando y se esfuma la confianza en una recuperación publicitaria avistada solo por internet y los medios digitales. El reparto de la atención es cada vez mayor con la convergencia, los móviles y el tiempo real. Los medios digitales ganan audiencia mucho más rápido que ingresos. El público demanda contenidos en cualquier lugar y aparato, y obliga a cambiar la oferta de contenidos. Pero al menor precio posible.
La televisión sufre la paradoja de la mayor fragmentación de su historia y una concentración de los ingresos y la audiencia en un grupo, Mediaset, que sobrepasa el 40% de la publicidad en televisión y el 20% del mercado total. Y sigue creciendo tras absorber Cuatro más allá de los límites legales marcados para las fusiones. Solo Antena 3 sigue de lejos su paso y confirma que la publicidad se concentra en las grandes cadenas.
Las autonómicas son las perdedoras. No han aprovechado la publicidad prohibida en TVE. A la caída de un 22% de sus ingresos comerciales en el primer semestre unen una pérdida de audiencia de casi diez puntos. Muchas miran de reojo al PP y sus promesas de privatización, pero por ahora se sigue imponiendo su uso político.
La huelga de futbolistas dinamita el estreno de la temporada del armisticio en la guerra del fútbol. Prisa y Mediapro han firmado la paz para salvar el fútbol de pago y su extensión por todas las pantallas y dejan algún muerto en el camino: el pago por visión y los ingresos de algunos clubes. Las radios siguen su pelea con la Liga por el intento de cobrar derechos por los carruseles de cada jornada y las retransmisiones.
Los diarios confían en recuperar la difusión de pago. Por ahora digital y con el mismo producto impreso a pesar de su convicción de que deben cambiar oferta y comercialización. Los editores confían en recuperar lectores de pago y transformar usuarios en clientes de diferentes productos y plataformas. Pero por ahora la reacción es tímida. Atentos a una temporada sin descanso para los medios.
Columna en los diarios de Vocento
La televisión sufre la paradoja de la mayor fragmentación de su historia y una concentración de los ingresos y la audiencia en un grupo, Mediaset, que sobrepasa el 40% de la publicidad en televisión y el 20% del mercado total. Y sigue creciendo tras absorber Cuatro más allá de los límites legales marcados para las fusiones. Solo Antena 3 sigue de lejos su paso y confirma que la publicidad se concentra en las grandes cadenas.
Las autonómicas son las perdedoras. No han aprovechado la publicidad prohibida en TVE. A la caída de un 22% de sus ingresos comerciales en el primer semestre unen una pérdida de audiencia de casi diez puntos. Muchas miran de reojo al PP y sus promesas de privatización, pero por ahora se sigue imponiendo su uso político.
La huelga de futbolistas dinamita el estreno de la temporada del armisticio en la guerra del fútbol. Prisa y Mediapro han firmado la paz para salvar el fútbol de pago y su extensión por todas las pantallas y dejan algún muerto en el camino: el pago por visión y los ingresos de algunos clubes. Las radios siguen su pelea con la Liga por el intento de cobrar derechos por los carruseles de cada jornada y las retransmisiones.
Los diarios confían en recuperar la difusión de pago. Por ahora digital y con el mismo producto impreso a pesar de su convicción de que deben cambiar oferta y comercialización. Los editores confían en recuperar lectores de pago y transformar usuarios en clientes de diferentes productos y plataformas. Pero por ahora la reacción es tímida. Atentos a una temporada sin descanso para los medios.
Columna en los diarios de Vocento
Wednesday, August 24, 2011
Crisis de confianza sin tope constitucional
Una descomunal desconfianza política, económica y democrática. Es lo que anima el consenso de los dos grandes partidos –PSOE y PP- para reformar con urgencia la Constitución e imponer un tope al déficit público. En la génesis de este pacto que hurta a los ciudadanos la discusión y el voto en referéndum sobre una decisión estructural tan importante anida la desconfianza política en el compromiso y la responsabilidad de los gobernantes, desconfianza en la capacidad económica del país y para convencer a los mercados, y desconfianza en la madurez democrática de la población. Desconfianza también en convencer a la rica Europa –Alemania y Francia- del compromiso español para superar la crisis sin hundir la economía del euro.
Sufrimos tres años de crisis económica, pero también un enorme déficit de confianza en una política que no funciona y que ha sido incapaz de afrontar los problemas económicos y sociales. Con políticos que han gastado a manos llenas en tantos años de fondos europeos y de burbuja, empresas más ocupadas en el corto plazo que en la innovación y la sostenibilidad, y ciudadanos poco exigentes en el control democrático.
Una crisis del consenso político y social básico cuando aparece la necesidad de una nueva era de austeridad. Un nuevo contrato social, político y económico que requiere debate, visión, compromiso y responsabilidad. Difíciles de conseguir con un procedimiento de urgencia y sin amplia participación ciudadana tras tantos años de fundamentalismo constitucional que han frenado otras reformas como las propuestas en su tiempo por el propio Zapatero. Ese es el reclamo fundamental de los indignados o de quienes ya se han unido contra la nueva propuesta del gobierno en #yoquierovotar.
Columna completa en Estrella Digital
Sufrimos tres años de crisis económica, pero también un enorme déficit de confianza en una política que no funciona y que ha sido incapaz de afrontar los problemas económicos y sociales. Con políticos que han gastado a manos llenas en tantos años de fondos europeos y de burbuja, empresas más ocupadas en el corto plazo que en la innovación y la sostenibilidad, y ciudadanos poco exigentes en el control democrático.
Una crisis del consenso político y social básico cuando aparece la necesidad de una nueva era de austeridad. Un nuevo contrato social, político y económico que requiere debate, visión, compromiso y responsabilidad. Difíciles de conseguir con un procedimiento de urgencia y sin amplia participación ciudadana tras tantos años de fundamentalismo constitucional que han frenado otras reformas como las propuestas en su tiempo por el propio Zapatero. Ese es el reclamo fundamental de los indignados o de quienes ya se han unido contra la nueva propuesta del gobierno en #yoquierovotar.
Columna completa en Estrella Digital
Monday, August 22, 2011
Google, de bits libres y gratis a móviles y TV
El móvil primero. Es el lema seguido por Google desde que su presidente Eric Schmidt lo acuñara como política principal del Gran Buscador. Y con los móviles y la convergencia audiovisual, la televisión, en la que Google TV se ha topado con muros todavía infranqueables. El móvil y la televisión están cambiando tanto a Google que empieza a abandonar algunos de sus rasgos genéticos: la independencia del algoritmo (y el software) y su credo iniciático de que la información es libre y gratuita.
Es el anuncio de un cambio de era y estrategia para la mayor empresa de internet, la gran comercializadora de la red y el símbolo de la era de los navegadores y las búsquedas. Google siempre ha declarado que su misión es organizar la información para hacerla accesible a los usuarios. Pero el mundo digital ha cambiado con los móviles, las plataformas y la convergencia audiovisual. Ese giro copernicano justifica la compra de Motorola Mobility por la compañía de Larry Page y Sergey Brin.
Internet ya no es una república de los usuarios, como proclamaba la Declaración de Independencia del Ciberespacio, sino un nuevo mercado y un territorio cada vez más integrador de lo analógico.
El móvil es su mando y su dispositivo clave de acceso para los usuarios: con total conectividad y ubicuidad, pero siempre geolocalizado; con acceso a todos los servicios de la convergencia, social y en tiempo real. La televisión conectada es el centro del hogar digital, el mayor espacio de consumo de contenidos y servicios. Ninguno de esos mercados es libre ni gratuito. Los dos requieren intermediarios como las telefónicas, proveedores de contenido profesional y dueños de derechos como las productoras de cine y televisión, pero también comercializadores de productos como teléfonos móviles o descodificadores (set-top boxes) donde la calidad de la integración de contenidos, interfaz y servicios, junto a la distribución y la atención al cliente son fundamentales.
Google ha podido crecer hasta ahora pese a la oposición de diarios y revistas, la cruzada de la televisión contra YouTube y a las protestas contra su concentración de la publicidad digital. Siempre lo ha hecho al mejorar la búsqueda y acceso de los usuarios, pero también con sus aplicaciones para acceder a todo tipo de contenidos, de mapas a libros, y a su capacidad de convertirlos en soportes comerciales.
Pero con Android y Google TV no es suficiente. La fragmentación del sistema operativo móvil le hace perder las fortalezas de plataformas como Apple, donde la integración de hardware y software aumenta el atractivo de sus productos y simplifica su uso.
Google TV todavía es un experimento para meter el buscador en la televisión que choca con los dueños de los contenidos y con los proveedores de televisión de pago, con sus propios canales optimizados para el audiovisual y descodificadores especializados, muchos de ellos con tecnología o fabricación de Motorola. Pero también con el streaming de empresas como Netflix, con sus propios algoritmos de recomendación y su modelo de negocio que permite a los dueños del contenido rentabilizar mejor su catálogo.
Frente a Google, Apple y su dominio del diseño de aparatos de alto atractivo para los consumidores y su poder de integración. Facebook y su capacidad de fidelizar a los usuarios y de atarlos al tiempo real de la red social. Y el nuevo sistema de plataformas digitales donde sus dueños gestionan acceso, usuarios, contenidos y servicios.
Google y sus productos están en todas, pero muchos expertos dudan de que se haya convertido en una verdadera plataforma, un ecosistema y un mercado donde los usuarios y los proveedores acuden para compartir oferta y demanda.
Más bien Google es un proveedor más, con sus servicios y funcionalidades accesibles a través de distintas plataformas y equipos. Con su navegador Chrome, con Android, Google TV y con Motorola, pero también con su propia red social, Google aspira a hacer realmente suyos a los usuarios. Compra patentes y capacidad de fabricación de dispositivos, pero sobre todo empieza a dejar de ser una pura empresa de internet, la más exitosa y simbólica de todas, para evolucionar hacia una compañía de gran consumo digital. Lo que Apple ha conseguido con Steve Jobs al frente y lo que Mark Zuckerberg espera ser como gran plataforma digital social.
Google es más que nunca el Gran Ciberleviatán digital. Está en todo, de las búsquedas a los sistemas operativos y los móviles. En los bits y en los átomos, pero con sus grandes litigios en Europa y Estados Unidos, los móviles y la televisión, y su necesidad de las 17.000 patentes de Motorola para evitar demandas y frenos legales, ya sabe que la tecnología y la información no son ni libres ni gratuitas cuando los dueños de las redes y de los contenidos vuelven a recuperar control con los nuevos dispositivos y plataformas que fidelizan a los usuarios, por los contenidos y por su dispositivo y vía de acceso al universo digital.
Columna para Estrella Digital
Es el anuncio de un cambio de era y estrategia para la mayor empresa de internet, la gran comercializadora de la red y el símbolo de la era de los navegadores y las búsquedas. Google siempre ha declarado que su misión es organizar la información para hacerla accesible a los usuarios. Pero el mundo digital ha cambiado con los móviles, las plataformas y la convergencia audiovisual. Ese giro copernicano justifica la compra de Motorola Mobility por la compañía de Larry Page y Sergey Brin.
Internet ya no es una república de los usuarios, como proclamaba la Declaración de Independencia del Ciberespacio, sino un nuevo mercado y un territorio cada vez más integrador de lo analógico.
El móvil es su mando y su dispositivo clave de acceso para los usuarios: con total conectividad y ubicuidad, pero siempre geolocalizado; con acceso a todos los servicios de la convergencia, social y en tiempo real. La televisión conectada es el centro del hogar digital, el mayor espacio de consumo de contenidos y servicios. Ninguno de esos mercados es libre ni gratuito. Los dos requieren intermediarios como las telefónicas, proveedores de contenido profesional y dueños de derechos como las productoras de cine y televisión, pero también comercializadores de productos como teléfonos móviles o descodificadores (set-top boxes) donde la calidad de la integración de contenidos, interfaz y servicios, junto a la distribución y la atención al cliente son fundamentales.
Google ha podido crecer hasta ahora pese a la oposición de diarios y revistas, la cruzada de la televisión contra YouTube y a las protestas contra su concentración de la publicidad digital. Siempre lo ha hecho al mejorar la búsqueda y acceso de los usuarios, pero también con sus aplicaciones para acceder a todo tipo de contenidos, de mapas a libros, y a su capacidad de convertirlos en soportes comerciales.
Pero con Android y Google TV no es suficiente. La fragmentación del sistema operativo móvil le hace perder las fortalezas de plataformas como Apple, donde la integración de hardware y software aumenta el atractivo de sus productos y simplifica su uso.
Google TV todavía es un experimento para meter el buscador en la televisión que choca con los dueños de los contenidos y con los proveedores de televisión de pago, con sus propios canales optimizados para el audiovisual y descodificadores especializados, muchos de ellos con tecnología o fabricación de Motorola. Pero también con el streaming de empresas como Netflix, con sus propios algoritmos de recomendación y su modelo de negocio que permite a los dueños del contenido rentabilizar mejor su catálogo.
Frente a Google, Apple y su dominio del diseño de aparatos de alto atractivo para los consumidores y su poder de integración. Facebook y su capacidad de fidelizar a los usuarios y de atarlos al tiempo real de la red social. Y el nuevo sistema de plataformas digitales donde sus dueños gestionan acceso, usuarios, contenidos y servicios.
Google y sus productos están en todas, pero muchos expertos dudan de que se haya convertido en una verdadera plataforma, un ecosistema y un mercado donde los usuarios y los proveedores acuden para compartir oferta y demanda.
Más bien Google es un proveedor más, con sus servicios y funcionalidades accesibles a través de distintas plataformas y equipos. Con su navegador Chrome, con Android, Google TV y con Motorola, pero también con su propia red social, Google aspira a hacer realmente suyos a los usuarios. Compra patentes y capacidad de fabricación de dispositivos, pero sobre todo empieza a dejar de ser una pura empresa de internet, la más exitosa y simbólica de todas, para evolucionar hacia una compañía de gran consumo digital. Lo que Apple ha conseguido con Steve Jobs al frente y lo que Mark Zuckerberg espera ser como gran plataforma digital social.
Google es más que nunca el Gran Ciberleviatán digital. Está en todo, de las búsquedas a los sistemas operativos y los móviles. En los bits y en los átomos, pero con sus grandes litigios en Europa y Estados Unidos, los móviles y la televisión, y su necesidad de las 17.000 patentes de Motorola para evitar demandas y frenos legales, ya sabe que la tecnología y la información no son ni libres ni gratuitas cuando los dueños de las redes y de los contenidos vuelven a recuperar control con los nuevos dispositivos y plataformas que fidelizan a los usuarios, por los contenidos y por su dispositivo y vía de acceso al universo digital.
Columna para Estrella Digital
por
Unknown
at
10:51 AM
Labels:
buscadores,
concentración,
google,
internet,
modelo negocio,
móvil,
plataformas
Thursday, August 18, 2011
Fin del pago por visión para el fútbol
La guerra del fútbol acaba con un armisticio entre Prisa y Mediapro y el fin del pago por visión. El hundimiento del mercado del fútbol de pago obliga a las dos empresas a ponerse de acuerdo, compartir los partidos y distribuirlos por suscripción en todas las plataformas televisivas posibles para frenar la caída de los ingresos y la crisis de las dos empresas.
La guerra de los derechos del fútbol impulsada por la empresa de Jaume Roures ha calcinado el negocio del fútbol televisado. Su apuesta por quemar el mercado inundándolo de partidos gratis en La Sexta y el encarecimiento de los derechos de imagen acabó con el monopolio de facto de Prisa.
Su promesa de más fútbol más barato se ha cumplido, pero no como se anunciaba, con la consolidación de Gol Televisión en la TDT de pago, sino por derribo y tres años de mareo para los aficionados y las televisiones. La TDT suma otro fracaso como plataforma de futuro de la televisión. Gol Televisión solo ha conseguido 366.000 clientes propios y necesita a las plataformas de cable y televisión por internet para una supervivencia cada vez más dudosa.
El acuerdo era imprescindible para un fútbol y una televisión de pago en crisis con un nuevo reparto de partidos en la plataforma con más abonados. Con las cadenas y los clubes agobiados por sus deudas y con una nueva amenaza de huelga de los jugadores por los impagos. Canal + cierra el pago por visión (PPV) y lanza Canal + Liga 2. En total, nueve partidos con el de los domingos en Canal +, los tres que emitía Canal + Liga y cinco de pago por visión en el nuevo canal para los abonados. Gol T se queda con cuatro partidos de pago en la TDT y el resto, por La Sexta y las autonómicas.
Las nuevas ventanas del fútbol empujan a Telefónica a incluir la oferta de Canal + en Imagenio y se fortalece la posición clave de la operadora en el nuevo mercado de la televisión de la convergencia, donde suma abonados y derechos gracias a sus paquetes de banda ancha.
Fin de la guerra del fútbol con muchas víctimas y nuevos ganadores.
Columna en los diarios de Vocento
La guerra de los derechos del fútbol impulsada por la empresa de Jaume Roures ha calcinado el negocio del fútbol televisado. Su apuesta por quemar el mercado inundándolo de partidos gratis en La Sexta y el encarecimiento de los derechos de imagen acabó con el monopolio de facto de Prisa.
Su promesa de más fútbol más barato se ha cumplido, pero no como se anunciaba, con la consolidación de Gol Televisión en la TDT de pago, sino por derribo y tres años de mareo para los aficionados y las televisiones. La TDT suma otro fracaso como plataforma de futuro de la televisión. Gol Televisión solo ha conseguido 366.000 clientes propios y necesita a las plataformas de cable y televisión por internet para una supervivencia cada vez más dudosa.
El acuerdo era imprescindible para un fútbol y una televisión de pago en crisis con un nuevo reparto de partidos en la plataforma con más abonados. Con las cadenas y los clubes agobiados por sus deudas y con una nueva amenaza de huelga de los jugadores por los impagos. Canal + cierra el pago por visión (PPV) y lanza Canal + Liga 2. En total, nueve partidos con el de los domingos en Canal +, los tres que emitía Canal + Liga y cinco de pago por visión en el nuevo canal para los abonados. Gol T se queda con cuatro partidos de pago en la TDT y el resto, por La Sexta y las autonómicas.
Las nuevas ventanas del fútbol empujan a Telefónica a incluir la oferta de Canal + en Imagenio y se fortalece la posición clave de la operadora en el nuevo mercado de la televisión de la convergencia, donde suma abonados y derechos gracias a sus paquetes de banda ancha.
Fin de la guerra del fútbol con muchas víctimas y nuevos ganadores.
Columna en los diarios de Vocento
Wednesday, August 17, 2011
Armisticio en la guerra del fútbol
Prisa y Mediapro firman una paz inestable en la guerra del fútbol. Tras varios años de pugna y cambios en el mercado del fútbol televisado, el armisticio llega obligado con la crisis de los dos contendientes y el desplome del negocio.
Jaume Roures y su ataque al monopolio del fútbol televisado acaba con la vuelta de la mayoría de los partidos a Canal + y la necesidad de emitirlos por todas las ventanas posibles. Es el fracaso de una ofensiva que ha costado cientos de millones de euros y que ha provocado una burbuja que ha ayudado a disparar la deuda y los problemas de los clubes de fútbol.
Columna completa en Estrella Digital
Jaume Roures y su ataque al monopolio del fútbol televisado acaba con la vuelta de la mayoría de los partidos a Canal + y la necesidad de emitirlos por todas las ventanas posibles. Es el fracaso de una ofensiva que ha costado cientos de millones de euros y que ha provocado una burbuja que ha ayudado a disparar la deuda y los problemas de los clubes de fútbol.
Columna completa en Estrella Digital
Thursday, August 11, 2011
Por un debate abierto
¿Escuchan los partidos o volveremos a sufrir un simulacro de debate electoral? Al final del encorsetado cara a cara de 2008 entre Zapatero y Rajoy los jefes de campaña prometieron que las próximas elecciones serían la oportunidad para un debate abierto a la ciudadanía, con participación en internet y transmitido en red. Parece que volverán a incumplir sus promesas.
El PSOE ya ha aceptado la invitación de la Academia de la Televisión y de las cadenas nacionales privadas. El PP siempre va a remolque, pero acabará aceptando un debate tan tasado en temas, tiempos y formas que será, como siempre, una sucesión de monólogos propagandísticos donde sólo la mímica y la reacción emocional de los candidatos depara algún interés.
Es hora de institucionalizar estos debates electorales, sin que dependan de la discrecionalidad de los partidos, y de cambiar el viejo formato televisivo por un debate abierto para la era multimedia, en internet, neutral, accesible desde cualquier equipo y plataforma, y abierto a la ciudadanía.
Si los políticos quieren escuchar de verdad, como prometen tras las protestas del 15M y el desapego ciudadano reflejado en las encuestas, lo primero que deben hacer es contestar a sus preguntas y dejar de repetir sus machacones y retóricos mensajes de campaña.
No hay ninguna razón para que el debate sea propiedad de una televisión, comercial o pública, y de sus profesionales. Televisión e internet juntas pueden ofrecer un debate abierto, con preguntas del público para romper la monotonía de la propaganda, y moderadores elegidos por los ciudadanos.
Un debate donde puedan participar más candidatos para romper la trampa del bipartidismo y donde los candidatos que quieran puedan seguir contestando preguntas tras la emisión. Gestionado por una fundación con participación de medios, partidos, asociaciones y colectivos sociales que se encargue de la organización y de una plataforma para todas las elecciones.
Se intentó en 2008 pero no se consiguió. Ahora es la hora de un debate abierto. Si de verdad queremos mejorar la democracia, empecemos por democratizar sus ritos.
Columna en los diarios de Vocento
El PSOE ya ha aceptado la invitación de la Academia de la Televisión y de las cadenas nacionales privadas. El PP siempre va a remolque, pero acabará aceptando un debate tan tasado en temas, tiempos y formas que será, como siempre, una sucesión de monólogos propagandísticos donde sólo la mímica y la reacción emocional de los candidatos depara algún interés.
Es hora de institucionalizar estos debates electorales, sin que dependan de la discrecionalidad de los partidos, y de cambiar el viejo formato televisivo por un debate abierto para la era multimedia, en internet, neutral, accesible desde cualquier equipo y plataforma, y abierto a la ciudadanía.
Si los políticos quieren escuchar de verdad, como prometen tras las protestas del 15M y el desapego ciudadano reflejado en las encuestas, lo primero que deben hacer es contestar a sus preguntas y dejar de repetir sus machacones y retóricos mensajes de campaña.
No hay ninguna razón para que el debate sea propiedad de una televisión, comercial o pública, y de sus profesionales. Televisión e internet juntas pueden ofrecer un debate abierto, con preguntas del público para romper la monotonía de la propaganda, y moderadores elegidos por los ciudadanos.
Un debate donde puedan participar más candidatos para romper la trampa del bipartidismo y donde los candidatos que quieran puedan seguir contestando preguntas tras la emisión. Gestionado por una fundación con participación de medios, partidos, asociaciones y colectivos sociales que se encargue de la organización y de una plataforma para todas las elecciones.
Se intentó en 2008 pero no se consiguió. Ahora es la hora de un debate abierto. Si de verdad queremos mejorar la democracia, empecemos por democratizar sus ritos.
Columna en los diarios de Vocento
Wednesday, August 10, 2011
Las red responde al saqueo de Londres
La revuelta de Tottenham se avivó en las redes sociales con BlackBerry Messenger. Ahora otros ciudadanos se organizan en Twitter con #riotcleanup para reparar los daños. Dos redes sociales con comportamiento distinto para dos tipos de acción de diferentes grupos de ciudadanos. La división social también se refleja en las redes: a un lado una red privada, propia del fabricante de móviles, difícil de rastrear al estar encriptada: del otro una red abierta, de acceso libre a través de cualquier equipo. En ambos casos, los ciudadanos vuelven a desbordar a la política, la polícía y a los poderes tradicionales con su capacidad de información, debate y movilización. Si los incendios de Londres son una muestra de la exclusión social y el fracaso de la Big Society de David Cameron, su apelación a la responsabilidad y participación cívica para justificar los recortes públicos, la respuesta de muchos ciudadanos para atajar los efectos de los saqueos son una muestra de una sociedad vibrante capaz de responder a los problemas con más eficacia que el poder político y policial.
Columna completa en Estrella Digital
Columna completa en Estrella Digital
Sunday, August 07, 2011
La política no funciona
Los políticos están asediados. Y confusos. No hay respuesta política a las dos grandes fuerzas que están cambiando el mundo: los mercados y los ciudadanos. Ambos tienen en común su evolución hacia un funcionamiento al margen de la democracia formal y del poder del estado gracias a un nuevo sistema operativo público donde se desarrollan nuevas herramientas económicas, sociales y tecnológicas. La partitocracia y los poderes públicos son cada vez menos eficaces para responder a los desafíos y demandas de los gobernados.
Vivimos una crisis de liderazgo y de eficacia de la política frente a un supercapitalismo –el poder de las grandes empresas denunciado por Robert Reich- que instaura sus propias reglas y a unos ciudadanos unidos por tecnologías e intereses concretos –las nuevas tribus- y hastiados de no encontrar en la democracia la respuesta a sus demandas e ilusiones.
La protesta de los indignados, la crisis financiera y la tímida respuesta europea o la rebaja de solidez crediticia de Estados Unidos son ejemplos de la crisis de la democracia actual. Los tres muestran la falta de apertura y transparencia de la política, su incapacidad para detectar y actuar contra los problemas antes de su estallido y la manipulación ideológica que deteriora la propia realidad y empaña su percepción pública.
Los políticos han prometido escuchar. A los indignados del 15M y a los muchísimos ciudadanos críticos con su gestión. Rubalcaba y Rajoy lanzan iniciativas electorales para oír a la gente. Pero llegan demasiado tarde y sus promesas contrastan con el comportamiento del gobierno del PSOE o con las autonomías y ayuntamientos del PP.
El paso de la permisividad con #acampadasol a la violencia de los últimos días con el intento de #tomalaplaza es una muestra de la sordera política y de la inutilidad de su monopolio legal de la violencia. La respuesta constante, pacífica y de movilización de los indignados derrota la estrategia represiva como ya había ocurrido con los incidentes de Barcelona.
Lo mismo ocurre con los mercados. La falta de decisión política, en Europa con un rescate más consistente de las economías en peligro y la falta de una política económica y fiscal común, o en Estados Unidos con el paroxismo demagógico del Tea Party y la incapacidad de Obama para una firme respuesta política ha convertido la negociación del déficit en una sátira castigada por los poderes económicos.
China, ejemplo de lo que el economista Ian Bremmer llama capitalismo de estado, sin libertad democrática ni económica, levanta su voz iracunda y sus enormes reservas de dólares contra la histeria política norteamericana. La semana pasada lo hicieron los mercados contra Europa tras el enésimo tímido intento político de atajar la crisis de la deuda. Una debilidad criticada por portavoces del capitalismo financiero como el diario Financial Times. Otro medio de referencia, The Economist, se ha atrevido a pedir el fin del euro y se ha encontrado con una contundente oposición de sus lectores.
La respuesta a una posible división del euro es otro ejemplo de la raíz de la crisis: ciudadanos y mercados protestan contra un sistema del que dependen. Todos atrapados en los cabellos de la medusa de un sistema en crisis pero todavía sin alternativa.
El capitalismo se olvidó de la economía productiva en los años noventa del siglo XX. La revolución tecnológica de la última década y la ausencia de otros modelos económicos le permitió extenderse y aprovechar la exuberancia irracional para crear productos con los que multiplicar la rentabilidad apoyada en los algoritmos de las finanzas cuantitativas y sus algoritmos de inversión manejados por ordenadores.
Los ciudadanos encuentran en internet y las redes sociales un nuevo espacio público donde informarse, compartir, debatir, organizarse y movilizarse sin liderazgos políticos o sindicales tradicionales, sin sus ideas filtradas por los medios de comunicación. Y, sobre todo, acceden a información y la ponen en común mucho más rápido que los gobiernos y la burocracia.
La revuelta de los indignados en España y otros países, los estudiantes en Chile o las revoluciones árabes son ejemplos del poder de los ciberciudadanos a pesar de la censura y la represión, incluso de regímenes totalitarios o de democracia limitada.
La política se ha quedado atrás. Superada la tradicional división derecha/izquierda, sólo se mantiene una diferenciación progresista/conservadora en lo social y la división es entre política abierta o cerrada. Entre una política permeable a los ciudadanos, transparente, flexible y de respuesta rápida frente a una partitocracia sorda, lenta, insegura, sin ideas ni modelos para responder a los desafíos de un mundo acelerado y plural, cuajado de poderes y fuerzas económicas, tecnológicas, militares y violentas, étnicas, religiosas, etc., ese nuevo feudalismo analizado por Parag Khanna.
Los ciudadanos y las fuerzas críticas –incluso las que se aprovechan de las crisis- han escogido las políticas de la resistencia para plantear demandas imposibles o bombardear a los gobiernos con demandas concretas y tan posibles –la propuesta de Slavoj Zizek- que no responder ante ellas es la mayor deslegitimación. Ese ha sido el triunfo del 15M entre los progresistas o de los mercados que cuestionan el estado del bienestar entre los neoliberales.
Todos piden eficacia a la política cuando se está reequilibrando el poder público y la responsabilidad individual. Desde los conservadores lo pide David Cameron con su Big Society y los progresistas con una refundación de la socialdemocracia responsable como la defendida por Tony Judt o Paul Krugman.
El Estado no ha sido capaz de encarar los riesgos sistémicos ni de establecer nuevos contratos sociales para sostener el estado del bienestar en la época de las vacas gordas, como recuerda Daniel Innerarity. Los ciudadanos y los mercados, tampoco.
La demanda de apertura, transparencia, responsabilidad y control de la gestión (pública, social, familiar o individual) afecta a todos. Hace falta refundar los contratos sociales y los propios conceptos de democracia y ciudadanía. Y ahí es donde la política es muda además de sorda y falta de liderazgo.
Columna en Estrella Digital
Vivimos una crisis de liderazgo y de eficacia de la política frente a un supercapitalismo –el poder de las grandes empresas denunciado por Robert Reich- que instaura sus propias reglas y a unos ciudadanos unidos por tecnologías e intereses concretos –las nuevas tribus- y hastiados de no encontrar en la democracia la respuesta a sus demandas e ilusiones.
La protesta de los indignados, la crisis financiera y la tímida respuesta europea o la rebaja de solidez crediticia de Estados Unidos son ejemplos de la crisis de la democracia actual. Los tres muestran la falta de apertura y transparencia de la política, su incapacidad para detectar y actuar contra los problemas antes de su estallido y la manipulación ideológica que deteriora la propia realidad y empaña su percepción pública.
Los políticos han prometido escuchar. A los indignados del 15M y a los muchísimos ciudadanos críticos con su gestión. Rubalcaba y Rajoy lanzan iniciativas electorales para oír a la gente. Pero llegan demasiado tarde y sus promesas contrastan con el comportamiento del gobierno del PSOE o con las autonomías y ayuntamientos del PP.
El paso de la permisividad con #acampadasol a la violencia de los últimos días con el intento de #tomalaplaza es una muestra de la sordera política y de la inutilidad de su monopolio legal de la violencia. La respuesta constante, pacífica y de movilización de los indignados derrota la estrategia represiva como ya había ocurrido con los incidentes de Barcelona.
Lo mismo ocurre con los mercados. La falta de decisión política, en Europa con un rescate más consistente de las economías en peligro y la falta de una política económica y fiscal común, o en Estados Unidos con el paroxismo demagógico del Tea Party y la incapacidad de Obama para una firme respuesta política ha convertido la negociación del déficit en una sátira castigada por los poderes económicos.
China, ejemplo de lo que el economista Ian Bremmer llama capitalismo de estado, sin libertad democrática ni económica, levanta su voz iracunda y sus enormes reservas de dólares contra la histeria política norteamericana. La semana pasada lo hicieron los mercados contra Europa tras el enésimo tímido intento político de atajar la crisis de la deuda. Una debilidad criticada por portavoces del capitalismo financiero como el diario Financial Times. Otro medio de referencia, The Economist, se ha atrevido a pedir el fin del euro y se ha encontrado con una contundente oposición de sus lectores.
La respuesta a una posible división del euro es otro ejemplo de la raíz de la crisis: ciudadanos y mercados protestan contra un sistema del que dependen. Todos atrapados en los cabellos de la medusa de un sistema en crisis pero todavía sin alternativa.
El capitalismo se olvidó de la economía productiva en los años noventa del siglo XX. La revolución tecnológica de la última década y la ausencia de otros modelos económicos le permitió extenderse y aprovechar la exuberancia irracional para crear productos con los que multiplicar la rentabilidad apoyada en los algoritmos de las finanzas cuantitativas y sus algoritmos de inversión manejados por ordenadores.
Los ciudadanos encuentran en internet y las redes sociales un nuevo espacio público donde informarse, compartir, debatir, organizarse y movilizarse sin liderazgos políticos o sindicales tradicionales, sin sus ideas filtradas por los medios de comunicación. Y, sobre todo, acceden a información y la ponen en común mucho más rápido que los gobiernos y la burocracia.
La revuelta de los indignados en España y otros países, los estudiantes en Chile o las revoluciones árabes son ejemplos del poder de los ciberciudadanos a pesar de la censura y la represión, incluso de regímenes totalitarios o de democracia limitada.
La política se ha quedado atrás. Superada la tradicional división derecha/izquierda, sólo se mantiene una diferenciación progresista/conservadora en lo social y la división es entre política abierta o cerrada. Entre una política permeable a los ciudadanos, transparente, flexible y de respuesta rápida frente a una partitocracia sorda, lenta, insegura, sin ideas ni modelos para responder a los desafíos de un mundo acelerado y plural, cuajado de poderes y fuerzas económicas, tecnológicas, militares y violentas, étnicas, religiosas, etc., ese nuevo feudalismo analizado por Parag Khanna.
Los ciudadanos y las fuerzas críticas –incluso las que se aprovechan de las crisis- han escogido las políticas de la resistencia para plantear demandas imposibles o bombardear a los gobiernos con demandas concretas y tan posibles –la propuesta de Slavoj Zizek- que no responder ante ellas es la mayor deslegitimación. Ese ha sido el triunfo del 15M entre los progresistas o de los mercados que cuestionan el estado del bienestar entre los neoliberales.
Todos piden eficacia a la política cuando se está reequilibrando el poder público y la responsabilidad individual. Desde los conservadores lo pide David Cameron con su Big Society y los progresistas con una refundación de la socialdemocracia responsable como la defendida por Tony Judt o Paul Krugman.
El Estado no ha sido capaz de encarar los riesgos sistémicos ni de establecer nuevos contratos sociales para sostener el estado del bienestar en la época de las vacas gordas, como recuerda Daniel Innerarity. Los ciudadanos y los mercados, tampoco.
La demanda de apertura, transparencia, responsabilidad y control de la gestión (pública, social, familiar o individual) afecta a todos. Hace falta refundar los contratos sociales y los propios conceptos de democracia y ciudadanía. Y ahí es donde la política es muda además de sorda y falta de liderazgo.
Columna en Estrella Digital
Thursday, August 04, 2011
Televisión multipantalla y social
La nueva televisión rompe las fronteras de las licencias territoriales, amplía modelos de negocio y coloniza todas las pantallas sin dejar que la abundancia sin control de internet la atrape. Y se hace más social para comentar y compartir a través de las herramienas multipantalla.
Google, líder de la publicidad digital, topa con el muro de las cadenas para llenar su Google TV de contenidos y se rebaja el precio de sus descodificadores para salvar al buscador para la televisión inteligente. Mientras, la honorable y vieja BBC salta al continente con su aplicación de vídeo a demanda iPlayer encaramada al empuje del iPad, 7,5 millones vendidos en Europa, según las estimaciones. Sustituye y rebaja el canon a los hogares británicos por una suscripción para europeos de 6,99 euros mensuales.
Prisa avanza en la convergencia con aplicaciones para televisores inteligentes y explora la distribución multisoporte de la televisión de pago mientras crece el streaming de las cadenas en la web y en las tabletas, que han dado un nuevo empuje a la distribución audiovisual.
Las televisiones pasan de competir en un mercado cerrado por un único soporte, con fronteras por las licencias y con un sólo modelo de negocio, a la multipantalla, sin límites territoriales ni de negocio. Pero mantienen tres grandes fortalezas: el control de los contenidos y la producción, su red y experiencia comercial, y grandes audiencias.
Mientras la televisión en abierto gana telespectadores y consumo con la multipantalla y la de pago aumenta sus canales para mantener a los viejos abonados y ganar nuevos, muchos se preguntan por qué Google TV no se conforma con ser un software para la televisión inteligente sin intentar controlar la publicidad.
Google+, su nueva red social, explora videochats mientras se ve el mismo programa, la promesa de la nueva televisión social (siempre lo ha sido) que explotan Facebook y Twitter, y que en Zeebox se anuncia como la oportunidad de detectar a tus amigos en las redes y ver juntos la televisión, siempre mejor si se puede comentar y compartir.
Columna en los diarios de Vocento
Google, líder de la publicidad digital, topa con el muro de las cadenas para llenar su Google TV de contenidos y se rebaja el precio de sus descodificadores para salvar al buscador para la televisión inteligente. Mientras, la honorable y vieja BBC salta al continente con su aplicación de vídeo a demanda iPlayer encaramada al empuje del iPad, 7,5 millones vendidos en Europa, según las estimaciones. Sustituye y rebaja el canon a los hogares británicos por una suscripción para europeos de 6,99 euros mensuales.
Prisa avanza en la convergencia con aplicaciones para televisores inteligentes y explora la distribución multisoporte de la televisión de pago mientras crece el streaming de las cadenas en la web y en las tabletas, que han dado un nuevo empuje a la distribución audiovisual.
Las televisiones pasan de competir en un mercado cerrado por un único soporte, con fronteras por las licencias y con un sólo modelo de negocio, a la multipantalla, sin límites territoriales ni de negocio. Pero mantienen tres grandes fortalezas: el control de los contenidos y la producción, su red y experiencia comercial, y grandes audiencias.
Mientras la televisión en abierto gana telespectadores y consumo con la multipantalla y la de pago aumenta sus canales para mantener a los viejos abonados y ganar nuevos, muchos se preguntan por qué Google TV no se conforma con ser un software para la televisión inteligente sin intentar controlar la publicidad.
Google+, su nueva red social, explora videochats mientras se ve el mismo programa, la promesa de la nueva televisión social (siempre lo ha sido) que explotan Facebook y Twitter, y que en Zeebox se anuncia como la oportunidad de detectar a tus amigos en las redes y ver juntos la televisión, siempre mejor si se puede comentar y compartir.
Columna en los diarios de Vocento
Tuesday, August 02, 2011
Ciberelecciones con freno a la sociedad de la información
Las elecciones del 20N se disputarán más que nunca en internet. Los grandes partidos se han lanzado a internet y a las redes sociales. Acabada la campaña de 2008, expertos y responsables electorales ya anunciaron que las próximas elecciones serían en internet. El impacto del 15M y de movimientos como #nolesvotes muestran su influencia en una política que cada día más se debate y promueve en la televisión e internet. El candidato socialista se ha lanzado a reinventarse en las redes sociales con @conRubalcaba y el PP se ha apresurado a mostrarse abierto con yocambiaria.es, donde se recogen propuestas ciudadanas. Pero la política en las redes no evitará el freno del desarrollo de la sociedad de la información con un parón legislativo que retrasará todavía más su lento caminar.
Análisis completo en Estrella Digital
Análisis completo en Estrella Digital
Subscribe to:
Posts (Atom)