A partir de una de las tesis de Walter Benjamin, el historiador italiano Carlo Ginzburg reflexiona sobre la historia como una construcción dialéctica que se vuelve siempre actual. Conforme avanza el diálogo, Ginzburg analiza otros temas como la relación entre el olvido y la proyección futura del facismo, la manipulación de la opinión pública y sus implicancias políticas, el problema de la legitimidad de la democracia parlamentaria y, finalmente, la fragilidad de las comunidades políticas a partir de la actualidad de las ideas de Hobbes, Maquiavelo y Rousseau.