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7 ago 2012

Teherán y la ‘Primavera árabe’ | Ramin Jahanbegloo

Un fantasma recorre Oriente Próximo: es el fantasma del cambio democrático. Los poderes que representan las viejas ideas y al Oriente Próximo autoritario han formado una alianza diabólica para deshacerse de este fantasma, pero los vientos del cambio soplan ya por toda la región, y es difícil suponer que van a disiparse en un futuro inmediato.

Durante medio siglo, todo el mundo acusó a los ciudadanos árabes, turcos e iraníes de que no mostraban suficiente interés en conquistar las libertades democráticas ni luchaban verdaderamente para liberarse de sus gobernantes autoritarios. En los últimos tiempos, sin embargo, millones de egipcios, tunecinos, iraníes, yemeníes, sirios y bahreiníes han demostrado que esa acusación no era cierta al llevar a cabo unas movilizaciones cada vez más amplias contra los tiranos. Si los levantamientos en Oriente Próximo culminan con la caída de los regímenes iraní y sirio, sus efectos en la región serán más poderosos que todas las repercusiones que han podido tener las guerras entre árabes e israelíes durante los últimos 60 años.

9 mar 2011

La chispa que incendia la llanura | Alain Badiou

El viento del este prevalece sobre el viento del oeste. ¿Hasta cuándo el Occidente ocioso y crepuscular, la “comunidad internacional” de quienes se creen todavía los amos del mundo, va a seguir dando lecciones de buena gestión y buena conducta a todo el planeta? ¿No es ridículo ver a algunos intelectuales de turno, soldados derrotados del capitalismo-parlamentarismo que sirve de paraíso apolillado, entregar su vida a los magníficos pueblos tunecino y egipcio, con el fin de enseñar a esos pueblos salvajes el abc de la “democracia”?

¡Qué preocupante persistencia de la arrogancia colonial! En la situación de miseria política en la que estamos desde hace tres décadas, ¿no es obvio que somos nosotros los que tenemos todo que aprender de las sublevaciones populares de esta hora? ¿Acaso no debemos examinar minuciosamente con toda urgencia todo lo que allá ha hecho posible, por la acción colectiva, el derrocamiento de gobiernos oligárquicos, corruptos, y además –y quizás sobre todo– en situación de vasallaje humillante con respecto a los estados occidentales? Sí, debemos ser los alumnos de estos movimientos y no sus estúpidos profesores. Porque son ellos los que dan vida, con el espíritu propio de sus descubrimientos, a algunos principios de la política de cuya obsolescencia intentamos convencernos desde hace mucho. Y, sobre todo, al principio que Marat no se cansaba de recordar: en cuestiones de libertad, igualdad y emancipación, le debemos todo a los levantamientos populares. Tenemos derecho a rebelarnos. Así como, en la política, nuestros estados y aquellos que sacan provecho de ella (partidos, sindicatos e intelectuales serviles) prefieren la administración; en la rebelión, prefieren la reivindicación, y en toda ruptura, la “transición ordenada”, lo que los pueblos de Túnez y Egipto nos recuerdan es que la única acción que corresponde a un sentido compartido de ocupación escandalosa del poder del Estado es el levantamiento en masa. Y en este caso, la única consigna que puede unir a los elementos dispares de la multitud es: “Tú que estás allí, vete”. En este caso, la importancia excepcional de la revuelta, su poder decisivo, es que la consigna repetida por millones de personas, da la medida de lo que será, indudable e irreversiblemente, la primera victoria: la huida del hombre así señalado. Pase lo que pase después, este triunfo de la acción popular, ilegal por naturaleza, habrá sido para siempre victorioso. 

8 mar 2011

Multitudes Inteligentes | Antonio Negri & Michael Hardt

Uno de los desafíos que enfrentan quienes observan los levantamientos que se extienden en el norte de Africa y Medio Oriente es leerlos no tanto como repeticiones del pasado, sino como experimentos originales que abren nuevas posibilidades políticas relevantes, mucho más allá de la región, para la libertad y la democracia. De hecho, nuestra esperanza es que a través de ese ciclo de luchas el mundo árabe se convierta en los próximos diez años en lo que fue América Latina en la década pasada: un laboratorio de experimentación política entre movimientos sociales poderosos y gobiernos progresistas, de Argentina a Venezuela y de Brasil a Bolivia. Esas revueltas han realizado de inmediato una suerte de limpieza ideológica que barrió con las concepciones racistas de un choque de civilizaciones que relegan la política árabe al pasado. Las multitudes de Túnez, El Cairo y Bengazi demuelen los estereotipos políticos de que los árabes se ven limitados a la opción entre dictaduras laicas y teocracias fanáticas, o de que los musulmanes de algún modo son incapaces de libertad y democracia. Hasta el hecho de que se llame “revoluciones” a esas luchas parece engañar a los comentaristas, que asumen que el avance de los acontecimientos debe obedecer la lógica de 1789, de 1917 o de alguna otra rebelión europea del pasado.

Las actuales revoluciones árabes estallaron en relación con el tema del desempleo, y su núcleo está formado por jóvenes de alto nivel de educación con ambiciones frustradas, un sector de la población que tiene mucho en común con los estudiantes que protestan en Londres y Roma.