Según Werner Muensterberger, “coleccionar es una de esas defensas que promete alivio temporal y provee nueva vitalidad porque cada nuevo objeto efectivamente otorga la sensación fantasiosa de omnipotencia”. El coleccionismo opera como “coraza protectora narcisista”. Estamos ante personas -los coleccionistas- quienes constantemente responden a heridas o experiencias de pérdida latentes, lo más probable que afectivas, que los predispone compulsivamente a hacerse de y acaparar objetos, antídotos contrafóbicos, a fin de apaciguar la frustración y, así, recuperar cierto equilibrio y autoestima, hasta volver a dar con un nuevo objeto. Tentación permanente: Collecting: An Unruly Passion (1994).