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11 abr 2012

Belleza sin ley | Juan Goytisolo


1. NO HAY REDES PARA EL FLUJO DE LA LITERATURA
La historia de la literatura europea se estudia generalmente en función de unos ciclos abstractos que los profesionales en el tema explican mediante el recurso a unos sustantivos sonoros transmitidos de generación en generación: Prerrenacimiento, Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo, Simbolismo, Modernismo y toda una serie de derivados de éste, términos fruto de una abstracción que deja de lado el análisis concreto de los escritores encapsulados en ellos. La fórmula es muy cómoda para los profesores de instituto y autores de manuales de divulgación, pero no alcanza a explicar la singularidad de las obras que hoy apreciamos en razón de su modernidad atemporal. ¿Cómo encajar La Celestina de Fernando de Rojas o Gargantúa y Pantagruel de Rabelais en los esquemas renacentistas? La lista de excepciones cuyas obras se inscriben en tierra de nadie, extramuros de unos conceptos altisonantes pero reductivos, sería interminable. En verdad, abarcaría a casi todos los autores que me interesan.

Roma en el Potomac | Alfredo Jocelyn-Holt

Este año los cerezos en flor de Washington se adelantaron como nunca a causa del calor, uno de los inviernos más tibios que se recuerden. Se está a dos semanas de que todavía llegue la comitiva oficial japonesa que viene a celebrar los 100 años de la primera plantación, regalo de la ciudad de Tokio. Una pena. Lo de los cerezos es efímero -en blanco rosado sólo duran 14 días- y cuando estallan, como el fin de semana pasado, se convierten en felicísimo evento nacional: anuncian la llegada de la primavera, este año más estival que nunca.