Amantes glaseados
Se escogen los recuerdos más delicados y los momentos
de epifanía, y se les raspa la piel
con el filo de un cuchillo.
Se
les quita toda la nostalgia y las palpitaciones
que aún provoquen y se
lavan bien.
Si son recuerdos pequeños, cotidianos,
se dejan
enteros,
si son grandes, llenos de pasión y alma,
se cortan en dos a
lo largo.
Se meten en un cazo con el agua fría, la mantequilla,
el
azúcar y la sal.
Se recorta un papel grueso, impregnado de ganas de
librarse de ellos,
de confianza en el futuro,
y se mete dentro de la
cacerola
tocando casi los sentimientos.
Se cuecen a fuego vivo
hasta que se haya consumado el dolor.
Cuando llega este momento
los
recuerdos están a punto para ser olvidados.
Se sirven en fuente honda,
acompañando al corazón
de la cocinera, salteado y con pimienta
La il·lustració és de Павел Кульша (Pablo Kulsha).