Un libro breve pero muy esclarecedor. Nunca nos preguntamos qué hay tras nuestros aparatos electrónicos. ¿Qué hay tras la admirada tecnología del mundo rico? En este libro nos dan la respuesta que se invisibiliza sistemáticamente para mantener el mito de Silicon Valley y de su esperanza de crear un mundo justo y pacífico por poner al alcance de todos/as las «herramientas informáticas» (p. 100).
Nuestra creencia en la omnipotencia tecnológica nos ha conducido a no cuestionar el consumismo inducido por las nuevas tecnologías. De la misma manera se han invisibilizado los millones de personas trabajando en condiciones de casi esclavitud y cuya forma de protesta es el suicidio.
El ejército de esclavos/as de la electrónica son
cientos de miles de jóvenes migrantes: el retrato de una superviviente, Tian
Yu, obrera de Foxcoon, sirve de hilo conductor a la socióloga Jenny Chan para
analizar el recorrido de estos trabajadores/as. En ese otro lado del mundo, cuando
la vida es secuestrada por el capitalismo, la última forma de desobediencia es
prescindir del cuerpo productivo propio. Parece que solo es posible visibilizar
las condiciones en que millones de chinos/as trabajan saltando desde el tejado de
un edificio.
Deberíamos repensar la materialidad de nuestra
existencia (p. 115).