Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt
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jueves, 13 de octubre de 2022

CONVERSACIÓN QUE NO HA PODIDO SER CON ANTONINA RODRIGO (II). Alicante, 17 de septiembre 2022

 

                          Antonina Rodrigo en Ca La Dona, 2018 aproximadamente

LAS MUJERES EN LA HISTORIA

Uno de los aspectos que destaca en la investigación histórica de AR es su dedicación para desentrañar el papel de las mujeres en la historia. Desde el principio tuvo claro que, si las mujeres no investigaban su pasado, nadie lo haría por ellas. Le ha interesado desterrar los falsos criterios sobre las mujeres y descubrir a las marginadas y, en particular, a las mujeres trabajadoras. 

Mi dedicación al papel de la mujer en su lucha por la emancipación surgió al conocer la trayectoria de secular desigualdad que, en todos los órdenes, arrastraba a través de la Historia, y en tiempos de mi juventud, muy agudizada en la Granada de postguerra,

Me interesó pronto descubrir esa legión de marginadas que, a través de los tiempos, bajo una opresión política o social, trabajaron,  estudiaron, escribieron, crearon arte. Mujeres que lucharon en silencio, porque les estaba prohibido manifestar cualquier inquietud intelectual, incluso social, especialmente, la mujer trabajadora. Su esfuerzo por ordenar las labores caseras, armonizando la atención a su familia con extenuantes jornadas, en fábricas y talleres, en el campo, hasta en la mina. Las tejedoras, las cigarreras, las cuadrillas de obreras que descargaban en los puertos y muelles el carbón o el pescado, y que luego, cuando los hombres regresaban de faenar en la mar, los ayudaban en el arrastre de la pesca que después ellas mismas vendían por calles y plazas, transportándola en cestos y carpanchos sobre el rueño, en sus cabezas. Sin olvidar los continuos partos. Vemos sus fotografías y parecen viejas, cansadas, con sonrisas tristes, sin poder cuidar debidamente a sus hijos, que se les morían sin asistencia alguna. Y todavía las había que militaban en los sindicatos obreros.

La represión del franquismo impuso un silencio impune a las generaciones siguientes, si acaso sonaban nombres punteros como los de Federica Montseny o Dolores Ibárruri. Si ellas, con su enorme dimensión pública, permanecieron ausentes de la historia, la labor de las líderes obreras quedó sumergida. Por ejemplo, la referida a la Federación de Mujeres Libres y a sus fundadoras: Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada, Amparo Poch y Gascón, Lola Iturbe.

Durante la posguerra, cuando se hablaba de estos personajes en las escuelas, si es que se llegaba a hablar, nos pintaban sus imágenes distorsionada. 

Yo misma creí durante un tiempo que Federica Montseny era una torera,  porque mi madre me dijo que era una mujer que llenaba las plazas de toros. Hasta que un día, una compañera me dijo que Federica era una demonia, con cuernos, rabo y todo. Aquello me descolocó al personaje, y le dije a mi madre que, además de torera, era una demonia. Mi madre me advirtió, que no me lo creyera, Federica llenaba las plazas de toros hablando a la gente humilde de justicia y libertad para el mundo del trabajo. Cautelosa, me sugirió que no dijese nada a mi compañera, ni a nadie.

Era urgente recuperar y reivindicar su memoria diseminada. Por fortuna, hoy la lucha de la mujer, su resistencia y su compromiso es estudia-da en ensayos exhaustivos por investigadores/as.


EXILIO Y TESTIMONIOS PERSONALES

Antonina ha utilizado en muchas ocasiones las fuentes orales, es decir, los testimonios personales que grababa y que sigue conservando. Los testimonios no solo son para ella una fuente histórica, sino que son mucho más.

El encuentro con las gentes del exilio fue revelador Ellos /as me enriquecieron, me hablaron de sus luchas por un mundo más justo, en lo cultural y lo social; sobre todo para sus hijos e hijas, era su aspiración suprema. Me mostraron la otra cara de nuestra historia, una visión muy diferente de la que se enseñaba en escuelas y púlpitos. Supe por ellos y ellas porqué se habían marchado, porqué habían resistido un exilio lleno de nostalgia, la sinrazón de vivir en países con otra cultura. Lamentaban la separación de los suyos y de sus lugares, el tiempo perdido para la superación personal. Se dolían del daño irreparable, al quedar España marginada del proceso histórico progresista iniciado por la II República, tras siglos de monarquías que vivían en otro tiempo. Pero, ante todo, supe de la salvaje represión y las ejecuciones, que duraron hasta el mismo año de la muerte del dictador.

Después de la influencia de Mariana de Pineda, en mi adolescencia y primera juventud, ellas y ellos fueron mi universidad en el terreno sentimental y social.

UNA ÉPOCA: II REPÚBLICA, GUERRA CIVIL Y FRANQUISMO

Una gran parte de las investigaciones de Antonina se han centrado en esta etapa de la historia, un periodo que sigue generando polémicas y enfrentamientos en la actualidad. Los motivos de esta elección. Un personaje muy admirado por AR es Federico García Lorca,

Con la proclamación de la II República, se había iniciado un gran despliegue cultural, en el que se integraba el proceso de liberación de la mujer. Se avanzó para todos, y especialmente para la mujer, en los fundamentos básicos de una democracia: la igualdad legal en el terreno intelectual y en el laboral, la libre disposición de sus bienes, el derecho al divorcio, la legalización del aborto asistido, la investigación de la paternidad.

Después la mujer volvió a lo suyo, al hogar. A la mujer casada se le cerraron las puertas del mercado laboral y se depuró exhaustivamente a maestras y profesoras para ejercer el control de la sociedad, suprimiendo los valores republicanos de igualdad y libertad. El ostracismo con que la España vencedora fulminó un tiempo tan fecundo ha sido para mí motivo de profunda reflexión y estudio.

Desaparecieron las líderes obreras. Puedo atestiguar lo que hicieron siempre: Seguir en la brega, mantener sus convicciones políticas, en la clandestinidad o a pecho descubierto. Cuando llegaron los libertadores con su retórica medieval la mujer comprendió, en toda su magnitud, lo que suponía haber perdido la guerra. De ahí que volviera a comprometerse en la postguerra, en la clandestinidad solidaria con perseguidos, con encarcelados, con los familiares de los vencidos. También fue destacada su participación en la lucha armada junto a los guerrilleros.

En el exilio francés, se unieron a la resistencia como un ejército invisible, muchas acabaron deportadas a los campos de exterminio nazis.

Dentro de nuestras fronteras la historia de la resistencia tuvo caracteres heroicos, frente a la cruel represión de los vencedores: terror, persecución, torturas, fusilamientos, el miedo, el hambre, el frío, el desamparo, la humillación y las cabezas rapadas. ¡Lo que fue el hacinamiento en aquellas cárceles!

Como granadina, uno de mis amores es Federico García Lorca. Durante mucho tiempo fue un rumor apagado, pero en Granada hubo miles de Federicos: su propio cuñado Manuel Fernández Montesinos, alcalde de Granada; albañiles, maestros, carpinteros, profesores; y mujeres comprometidas y valientes, bordadoras, modistas, jornaleras, intelectuales, amas de casa... corrieron la misma suerte que Federico.

«NO DIGAS QUE ERES ANARQUISTA, DI QUE ERES LIBERTARIA»

Esta recomendación se la dio a Antonina, Sara Berenguer. Pese a ello, Antonina Rodrigo no ha renunciado nunca a decir que es anarquista. Un día me dijo tranquilamente que era lo único sensato que se podía ser en estos tiempos.

 

 

lunes, 3 de octubre de 2022

CONVERSACIÓN QUE NO HA PODIDO SER CON ANTONINA RODRIGO (I). Alicante, 17 de septiembre 2022

 

ANTONINA RODRIGO ENSAYANDO A GARCÍA LORCA (mayo 2022)

Estaba prevista una conversación con Antonina Rodrigo en los actos, organizados por CGT en Alicante, para recordar el 85 Aniversario de la Federación Nacional de Mujeres Libres (agosto 1937).

Pero Antonina no pudo asistir por motivos de salud, así que indagando en dos textos suyos de este año pudimos reproducir una conversación sin estar ella. Los textos son: 

El Pregón de la feria del libro, Granada, 13 de mayo de 2022.  

El Discurso con motivo de su investidura como doctora honoris causa por la Universidad de Granada, 14 junio 2022


LOS LIBROS

Comparto muchas cosas con Antonina, entre ellas nuestro interés por los libros.

Estoy convencida que la identidad de una persona no la define la sangre ni el territorio sino las decisiones intelectuales y éticas que cada persona toma a lo largo de su vida. Los flujos culturales dan forma a nuestro pensamiento y comportamiento, estos vienen en gran parte de las lecturas.

Veamos algunos apuntes sobre la importancia que tienen para Antonina los libros.

Durante la primera y oscura postguerra, en una edición para niños de Don Quijote de la Mancha, los alumnos granadinos del colegio republicano de doña Paquita Casares Contreras aprendimos a leer y, al mismo tiempo, a vislumbrar realidad e ideal al modo crítico cervantino.

En mi adolescencia compraba aleluyas en las tiendas de chamarileros de la calle de Elvira, pequeños comercios con toda clase de objetos viejos, herrumbrosos y polvorientos. Para mí eran lugares mágicos, la mercancía se amontonaba a puerta de calle: cosas inauditas, imprevistas, libros, estampas, romances. La suciedad la quitábamos con goma de borrar, frotábamos los Lopes de Vega, los Calderones, los Cervantes; por supuesto, no había Lorcas, ni Machados, ni Hernández, por la sencilla razón de que estaban prohibidos por la censura franquista.

HISTORIA: LAS BIOGRAFÍAS 

Conocí a Antonina allá por 2005 cuando estaba realizando la biografía de Teresa Claramunt. Desde mi perspectiva, las biografías tienen interés cuando no están centradas únicamente en el personaje, sino que partiendo del sujeto individual y del relato de su vida, lo incluye y lo integra en los análisis políticos y sociales de la época.

¿Cuándo empezó su afición por la Historia? La primera biografía que publicó fue la de Mariana Pineda aparecida en 1965, luego vinieron otras muchas.

En tercero de bachillerato estalló mí aventura con la historia, en las clases de don Antonio Domínguez Ortiz, catedrático de Geografía e Historia, en el Instituto Ángel Ganivet. Un profesor motivador y próximo. Para mí, una niña, fue un encuentro revelador, una verdadera epifanía creativa. Su sencillez, su entrega al trabajo, la voluntad de ser accesible, su cercanía, su interés por mis inquietudes y mis primeros escritos, iniciaron una relación ininterrumpida, que llegó hasta el fin de sus días.    


Mi primer libro estuvo dedicado al teatro infantil. Quise hacer un estudio sobre la mujer en la historia de Granada y descubría monjas escritoras. Creo que la mujer, íntimamente, siempre ha escrito como una forma de defensa, de reacción, de salvación, de autoestima y crecimiento personal. Entre estas mujeres, refulgía un personaje lleno de luz: Mariana de Pineda, única   mujer que tenía una estatua en Granada.

De chica la había conocido como personaje de una canción   popular:

 

¡Oh, qué día tan triste en Granada que a las piedras hacía llorar

al ver que Marianita se muere en cadalso por no declarar!

 

La historia de Mariana es la de una mujer que lucha en la sombra, frente al poder, por un ideal, hasta dar la vida. El suyo fue el compromiso de una mujer revolucionaria contra la tiranía absolutista de Fernando VII, ejecutada al rechazar el indulto que le ofrecían a cambio de la delación de sus compañeros de causa. Durante los años que duró mi investigación, me quedé prendida y prendada de su ética y de su valentía. Hoy nos sigue guiando, desde el pedestal de su estatua, como icono de libertad y defensa de los derechos civiles.

Mariana es una figura con la que crecí. Representa un papel activo en mi toma de conciencia. Desde entonces me dediqué a los estudios biográficos, en especial sobre la mujer.


domingo, 13 de junio de 2021

ANTONINA RODRIGO, LA ESCRITORA DE LA VIDA

 


El día 23 de abril se inauguró, en el Museo Bernarda Alba de Valderrubio, una exposición dedicada a Antonina Rodrigo. La muestra se ha planteado como homenaje a una mujer que tiene un largo recorrido como escritora e historiadora, pero también como mujer con un compromiso político y social que siempre le ha acompañado. «Antonina Rodrigo, obrera de la pluma» es el expresivo título de esta exposición y en ella se lleva a cabo una retrospectiva sobre la vida, obra, premios y distinciones de esta mujer que ha sido considerada, por elección popular, entre «Los cien granadinos/as del siglo XX».

La trayectoria como escritora e historiadora de Antonina Rodrigo es larga, rica y fructífera. Sus temas de interés han sido diversos y sus obras se agrupan tejiendo una red en que ningún punto es más importante que los otros y que constituyen una auténtica declaración de intenciones llena de sentido. Sus tres temas principales de estudio son: el mundo de las «artes» y sus protagonistas (las letras, el teatro, la pintura); biografías de mujeres (y de algunos hombres); y la derrota del bando republicano en la Guerra Civil y, especialmente, el exilio. Los tres temas se entrecruzan entre sí tejiendo esa red llena de sabiduría y buen hacer.

Dentro del grupo de las «artes» destacan sus libros sobre Federico García Lorca, María Antonia la Caramba, Margarita Xingu, Salvador Dalí y otros. En ese interés por las «artes», desarrolló la biografía como herramienta histórica para acercarnos a las vivencias de dichos personajes. Sin embargo, Antonina Rodrigo ha destacado con brillantez por rescatar del olvido, a través de la biografía, a mujeres como Mariana Pineda (a quien profesa una singular admiración), María Lejárraga, Rosario Sánchez «La Dinamitera», Amparo Poch, Federica Montseny, Beatriz Galindo y otras muchas mujeres. También algunos hombres como los ya mencionados o el Doctor Trueta. Por último, el tema de la «España silenciada», la derrota y el exilio, componen un tercer centro de interés en el que destacan libros varias veces reeditados como Mujeres para la historia. La España silenciada del siglo XXMujer y exilio 1939 o su reciente Mujeres Granadinas Represaliadas

Antonina Rodrigo es una historiadora rigurosa que persigue sus fuentes recurriendo al trabajo de archivo, un trabajo que requiere horas, paciencia y dinero, puesto que ella ha desarrollado su trabajo «por libre», fuera de la Academia y del apoyo y la cobertura que esta supone. Ella forma parte de ese pequeño sector de historiadoras que se ha posicionado al margen de las instituciones académicas y que ha elegido sus temas guiándose exclusivamente por el interés que le han despertado en cada momento. Pese a esta posición «al margen» y «por libre», las instituciones han acabado reconociendo su trabajo, sus premios son múltiples y así aparecen reflejados en la exposición.

Además de historiadora está su faceta como escritora, sus libros están escritos con exquisito cuidado, esmero en el vocabulario, en las palabras, en la manera de transmitir la vida palpitante de sus personajes y de los acontecimientos históricos. Siempre ha procurado que no se escurriera en el relato histórico, la vida, las emociones, el sufrimiento, las humillaciones, las alegrías. Siempre ha escrito de la vida y desde la vida, por eso sus libros laten en nuestras manos y nos emocionan sin perder el rigor. No podemos olvidar su faceta como conferenciante en la que destaca por esa facilidad para transmitir la vida, la «chicha» de la historia. Es una divulgadora excelente y sus conferencias así lo demuestran.

Antonina Rodrigo ha entendido el anarquismo y el feminismo, desde el que ha desarrollado su compromiso, de manera amplia, flexible y vivencial. Para ella el anarquismo es «una forma de ser», una experiencia vital, un compromiso existencial y ético que la lleva a insistir siempre en los aspectos humanos. En este sentido, ella es un ejemplo de generosidad y bondad de la que he tenido la suerte de disfrutar.

Conocí a Antonina Rodrigo cuando estaba investigando a Teresa Claramunt y buscaba desesperadamente alguna pista de la que estirar para poder seguir adelante. La cantidad de personas que se acercan a ella confiando en que pueda ofrecerles algún rastro sobre lo que investigan es enorme. Ella siempre atiende con generosidad cualquier consulta, si tiene algún documento o indicación que puede ayudar, la regala con desinterés, algo que no suele ser habitual. Y muy  importante, siempre logra transmitir ánimos para seguir con la investigación.

Mi contacto con ella se ha ido convirtiendo en el transcurso del tiempo en una amistad que nos ha llevado a compartir eventos, viajes y largas, larguísimas conversaciones de las que siempre me llevo la mejor parte porque aprendo de su caudal de sabiduría. Y todo ello trufado con un sentido del humor lleno de finura y de gracia.

 Laura Vicente

Artículo aparecido en Rojo y Negro, Mayo 2021, nº 356

lunes, 11 de febrero de 2019

RECORDANDO A MERCEDES COMAPOSADA GUILLÉN EN EL 25 ANIVERSARIO DE SU MUERTE (11 DE FEBRERO 1994) Antonina Rodrigo y Laura Vicente


MERCEDES COMAPOSADA
Su vida
Mercedes Comaposada Guillén (1901-1994), nació en Barcelona y murió en París. Estudió en una escuela graduada y aprendió mecanografía a los doce años[1], abandonó los estudios para empezar a trabajar como montadora en una empresa de producción cinematográfica. Hacia 1916-1917 se afilió a CNT y  antes de cumplir los veinte años se marchó a Madrid a estudiar Derecho, carrera que no terminó,  formándose como pedagoga. 
Durante los primeros años de la II República, conoció a dos personas importantes en su vida: Lucía Sánchez Saornil con quien  coincidió en la prensa libertaria donde trabajaban ambas y Baltasar Lobo, escultor e ilustrador al que conoció en 1932 en los ambientes anarquistas y de vanguardia que frecuentaban ambos. Cuando se conocieron ella era una mujer que sobrepasaba la treintena y Lobo un veinteañero atraído por el anarquismo. Empezaron a convivir juntos en 1934 y se casaron en octubre de 1936. ​
Valeriano Orobón Fernández la convenció en 1934 de ponerse al frente de una especie de “centro de estudios para la juventud”[2] en la Federación Local de Sindicatos de Madrid,  dirigido a grupos de obreros/as para prepararlos y capacitarlos a través de clases elementales, charlas, debates y conferencias.
Comaposada y Sánchez Saornil  amigas, además de compañeras de ideas,  se “confabularon” en sus paseos por el parque del Retiro para dar lugar a algunas iniciativas que se revelaron decisivas tiempo después. Comaposada debió explicarle que los cursos encargados por Orobón no funcionaban y, pese a que eran partidarias de la enseñanza mixta, decidieron separar a las mujeres de sus compañeros para dotarlas de una personalidad autónoma que les permitiera incorporarse a los sindicatos y ateneos pudiendo desempeñar cualquier cargo en las organizaciones libertarias.
La segunda decisión fue impulsar la aparición de una revista, iniciativa a la que se unió Amparo Poch: “la labor a desarrollar tenía dos expresiones: una interior, clases elementales, y otra exterior, Mujeres Libres[3]. De esta manera empezó la trayectoria pedagógica de Comaposada y el proyecto de la revista. Sus compañeras[4] coincidían en resaltar la importancia de Comaposada en Mujeres Libres a través de sus cursillos, clases orales y conferencias para preparar a mujeres muy jóvenes sin preparación académica alguna. Estas clases buscaban la preparación cultural, la formación social (sindical y sociológica) y la orientación en la propaganda: “nos preparaba para poder dar charlas y pequeñas conferencias, y nos acompañaba para darnos confianza, y brindarnos su calor humano” (VVAA, 1999: 70).
Esta tarea de formación y capacitación empezó en Madrid en las clases que daba en la Federación Local y continuó en Barcelona a partir de 1936. Quizás por su salud delicada decidió, en cuanto estalló la Guerra civil, quedarse a vivir en su ciudad de origen separada de su compañero que no fue a Barcelona hasta finales de 1938.
El difícil destino de los y las exiliadas lo vivieron como miles de personas puesto que ella fue ingresada en el Champ la Lioure, cerca de la localidad de Chomérac y Lobo en Argelès sur Mer. Ambos se evadieron de estos campos de internamiento y a mediados de 1939 se encontraron en París[5].
La pareja Comaposada/Lobo se encontró en una situación problemática: sin papeles, sin dinero (para intentar el viaje a México) y vagabundeando por las calles con el exclusivo apoyo de otros refugiados/as. Ella había salvado, y llevado consigo en su huida, dibujos de Lobo que le llevaron a Picasso, gracias a su protección consiguieron pasaporte y residencia, pudiendo quedarse a vivir en París. Quizás por ello Picasso ejerció una importante influencia sobre la pareja, incluso ideológica, que les acercó al comunismo. Según opinión de Sara Berenguer, Comaposada cuando marchó al exilio se replegó en sí misma y se  consagró a la obra de su marido.


 MERCEDES COMAPOSADA Y BALTASAR LOBO

Su manera de entender el feminismo
Comaposada hilvanó durante la Guerra civil una red de cordialidad entre mujeres capacitadas por su formación y mujeres con poca preparación académica para enseñarles herramientas culturales básicas y que estas capacitaran a su vez a otras haciendo crecer esas redes de emancipación que nunca olvidaron. El malestar con sus compañeros de organización acercó a muchas de estas jóvenes a Mujeres Libres (organización y revista), viviendo una experiencia vital que no olvidaron nunca. La Guerra civil desencadenó una red solidaria que permitió a las mujeres obreras alfabetizarse, leer, ampliar sus horizontes, cambiar de trabajo, tener iniciativa propia, en definitiva, romper la cadena patriarcal de sumisión secular.
La concepción feminista de Comaposada se centró en el papel fundamental del acceso a la cultura y la educación de la mujer obrera. La cultura dotaría a las mujeres de capacitación espiritual para conseguir  “el cultivo de la sensibilidad que enriquece la vida” y la mejora de “la sensibilidad individual, la percepción y la expresión esencial de las cosas”[6]. Esta capacitación les permitiría aprender a saborear la vida en toda su plenitud, sabiendo apreciar el arte, la belleza o la literatura.
La cultura dotaría a las mujeres también de capacitación material: las obreras podrían acceder a empleos  mejor pagados que les permitieran ganar en autonomía personal para romper con las relaciones de dependencia respecto a los hombres. Ese ambicioso plan de capacitación espiritual y material que Comaposada fue tejiendo con delicadeza y sabiduría encontró su concreción en los institutos de Mujeres Libres y en el Casal de la Dona Treballadora[7]:
“A la mujer le corresponde en nuestra lucha la tarea más ardua: ha de comenzar por combatir consigo misma hasta conquistarse: ha de crearse una auténtica personalidad al mismo tiempo que la ejercita; ha de robustecer su sentido humano a la vez que se prepara para un trabajo útil; debe asumir la responsabilidad que por mitad le corresponde en la Revolución y en la guerra, aportando su trabajo, sus iniciativas, su valor heroico y sereno”.
Las mujeres tenían que superarse, cambiar su personalidad heredada del pasado para crear una nueva, Comaposada aborrecía y rechazaba el arquetipo de mujer pasiva, que consideraba a las mujeres incapaces de cambio. Esta pasividad solo favorecía a los hombres, las mujeres eran capaces de cambiar  impulsando una transformación llena de sorpresas vitales. El cambio con el que soñaba no se basaba en imitar al hombre, la mujer tenía que partir de las virtudes de la naturaleza femenina, la clave del cambio estaba en las mismas mujeres, consistía en ser ellas mismas, “naturales“, rechazando la artificiosidad.



[1] Algunos datos biográficos en Antonina Rodrigo (2002): Una mujer libre. Amparo Poch y Gascón, médica y anarquista. Flor del viento, Barcelona, pp. 83-98.
[2] Sara Berenguer (1988): Entre el sol y la tormenta. Treinta y dos meses de guerra (1936-1939). Seuba, Barcelona, p. 255.
[3] Así lo señalaba Mercedes Comaposada en Tierra y Libertad, nº 11, 27 marzo 1937.
[4] Entre ellas contamos con los testimonios de Sara Berenguer, Soledad Estorach, Conchita Liaño, Pepina Carpena y Conchita Guillen en VVAA (1999): Mujeres Libres. Luchadoras Libertarias. Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid.
[5] Documental “La soledad del escultor”.
[6] “Esquemas”, Publicaciones de Mujeres Libres, s.l.s.d., en Mary Nash (1976): “Mujeres Libres” España 1936-1939. Tusquets, Barcelona, pp. 115-118.
[7] Tierra y Libertad, 13 febrero 1937, nº 5, p. 8.