Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt
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martes, 13 de abril de 2021

PENSANDO SOBRE EL 8M Y EL MOVIMIENTO OBRERO

 



No está de más recordar algunos aspectos históricos del 8M.

Origen: fue el 28 de febrero de 1909 cuando se celebró por primera vez en Nueva York el Día Nacional de la Mujer organizado por las mujeres socialistas tras una declaración del Partido Socialista de los EUA en honor a la huelga de las trabajadores textiles que en 1908 protestaron por las penosas condiciones de trabajo exigiendo la reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el derecho al voto.

En 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague se reiteró la demanda de sufragio universal y, a propuesta de Clara Zetkin, se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Pocos días después de celebrarse por primera vez, se produjo el incendio en la fábrica de camisas Triangle de Nueva York el 25 de marzo de 1911. Murieron 146 mujeres y 71 resultaron heridas por no poder salir del edificio, pues habían sido encerradas sin posibilidad de escapar.

En plena Iª GM  se produjo en Rusia la Revolución.  El 8 de marzo de 1917, día Internacional de la Mujer, hubo incidentes en las largas colas de mujeres para conseguir pan, que se convirtieron en manifestaciones espontáneas a favor del final de la guerra.

***

Estos aspectos históricos del 8 M, nos llevan a algunas reflexiones:

I-

El origen del 8 M está asociado a las mujeres trabajadoras asalariadas y a la industria textil, sector muy feminizado en el que las niñas y las mujeres trabajaron por salarios muy bajos, jornadas laborales largas y malas condiciones de trabajo. En este sentido podemos recordar a las anarquistas: Emma Goldman en EUA (describe  su experiencia como trabajadora textil en Viviendo mi vida) o a Teresa Claramunt tejedora que participó en la «Huelga de las siete semanas» en Sabadell en 1883, por la reducción de la jornada laboral.

Pero esta jornada está asociada también al socialismo que enseguida introdujo entre las reivindicaciones laborales el derecho a voto. La socialdemocracia consideraba fundamental desarrollar las mejoras en las instituciones. Son patentes los intentos de institucionalización del 8M

II-

Las mujeres no son solo trabajadoras asalariadas sino que están encargadas de los «cuidados», es decir, de todo lo necesario para que la vida funcione pero que no está en el centro de la economía capitalista, es  la cara oculta de la economía que tienen que afrontar las mujeres. Tenemos una economía en la que la vida no es responsabilidad colectiva sino que es individual de las mujeres. El sistema necesita esa cara invisible porque se basa en el expolio de la vida.

Esto explica que las mujeres tengan protagonismo en conflictos que ponen la vida en el centro: vivienda (alquileres, deshaucios), la renta, los alimentos, la tierra, la paz, etc.

En este sentido podemos hablar de las huelgas de alquileres potenciadas en la primera década del siglo XX por mujeres, entre ellas Teresa Claramunt. Las protestas por las subsistencias que se produjeron en 1918 en España o en Rusia durante la Iª GM, la luchas por el pan y la paz. En España hubo mujeres pacifistas, entre las anarquistas: Amparo Poch.

III-

Las mujeres en múltiples ocasiones han sentido una clara incomodidad en las instituciones, organizaciones y movimientos de protesta, revuelta y revolución por su carácter patriarcal. En este sentido, las mujeres anarquistas en España enseguida mostraron su malestar por el trato que recibían en las sociedades obreras internacionalistas y luego sindicatos y optaron por no ingresar en estas organizaciones o limitarse a ser afiliadas. Algunas de ellas decidieron: constituir sociedades obreras de mujeres, organizaciones feministas de afinidad (librepensadoras o claramente libertarias) o reunirse por separado de los hombres para luego tener más fuerza para intervenir en los Sindicatos. En definitiva buscaron crear organismos igualitarios, seguros (no mixto), sindical o feminista. Ambas identidades, la de género y la de clase, se interseccionaron.

1) Creación de organismos obreros de mujeres, TC estuvo involucrada en algunos de ellos: Sección Varia de Trabajadoras anarco-colectivistas de Sabadell (1884), la Agrupación de Trabajadoras de Barcelona (1891) y el posterior Sindicato de Mujeres del Arte Fabril (1901). Son organizaciones que se plantearon como asociaciones de obreras cuya base organizativa era la sociedad de oficio; su objetivo era la emancipación de los dos sexos ya que la lucha era común, pero haciendo especial hincapié en la lucha contra la explotación de las obreras. En su seno se fue definiendo un feminismo obrero de carácter social.

2) Reuniones de mujeres previas a las reuniones mixtas, sabemos que las hubo en los años treinta.

3) Organizaciones de mujeres no sindicales

·         Organizaciones feministas Librepensadoras. Teresa Claramunt participó en la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona (1889) o la Asociación Librepensadora de Mujeres (1896) y la Sociedad Progresiva Femenina en 1898. Eran  organizaciones de mujeres de condición social muy variada y con una procedencia ideológica diversa encontraron puntos de coincidencia dentro del movimiento librepensador. Feminismo social.

·         Grupo Cultural Femenino (Barcelona, 1934) era un grupo de mujeres que se basaba en la afinidad, no en el oficio. Sus objetivos[1] estaban relacionados con el acceso a la libertad, la cultura y el ámbito público.

·         Mujeres Libres (Madrid y Barcelona, 1936) era una organización basada en la afinidad, no en el oficio, es solo de mujeres, su contenido no es sindical y tiene un claro contenido feminista (social).




IV

Un acontecimiento: La revolución social (1936)

Mujeres Libres participó «a su manera» en la Revolución social de 1936 en la que desarrollaron un «más allá» del imaginario revolucionario clásico, del modelo de revolución modelizada (explicar). Las mujeres no entraron en ese modelo: de las milicias fueron expulsadas a la retaguardia, en los Comités apenas tuvieron cabida, solo en las colectivizaciones tuvieron cierta presencia.

La revolución de Mujeres Libres se desarrolló con otra lógica en la que no hubo prioridad en los acontecimientos, no hubo modelización, no hubo épica ni heroicidad, la revolución fue  silenciosa, poco aparente, sin espectacularidad. Una revolución entendida como mutación cultural que implicaba un cambio vital, una revolución de la vida, de la existencia. Una revolución que transcurrió como un río subterráneo que cuestionó el patriarcado.

Las mujeres, sin apenas principios ideológicos consignados más allá de unas nociones libertarias muy elementales (actuaron más desde la experiencia que desde el pensamiento), se embarcaron en la aventura de cambiar la vida desde la vida. La retaguardia se convirtió en un espacio en que hubo mujeres protagonizando pequeñas insurgencias que desestabilizaron las normas y jerarquías en el día a día.

Se dedicaron a gestionar la vida, a ser solucionadoras de problemas y preservadoras de la vida en lo cotidiano. Se ocuparon de organizar de otra manera las maternidades, de organizar guarderías y comedores colectivos para poder trabajar y tener los «cuidados» asegurados, se ocuparon de las personas refugiadas, de capacitar a mujeres analfabetas, y de un sinfín de problemas cotidianos.

Organizaron sus vidas personales y las de las personas a su cargo, vivieron sus emociones, sus pasiones, su sexualidad, la crianza, el trabajo y el activismo para que fueran compatibles. Muchas de ellas lo hicieron solas, sin hombres, por primera vez en sus vidas. Esa fue «su revolución de la vida», una transformación de largo recorrido que empezó a cambiar las formas de vida, las relaciones personales, el trabajo, los «cuidados» y un sinfín de aspectos más.

Estas mujeres vislumbraron otros mundos posibles, construyeron un «más allá» de la utopía, no quisieron destruir el mundo viejo sino redefinir la realidad. Esa fue su revolución, ese caudal lo sigue teniendo hoy el movimiento feminista impregnado de anarquismo.

Algunas conclusiones:

1) Desde su origen el 8M ha estado asociado a las mujeres asalariadas en trabajos precarios y mal pagados.

2) Se ha tardado mucho en entender, e integrar en las reclamaciones del 8M, que las mujeres realizan trabajos de manera gratuita imprescindibles para la reproducción del capitalismo: los «cuidados».

3) Los «cuidados» son todo lo necesario para que la vida funcione, por ello las mujeres suelen protagonizar conflictos que ponen la vida en el centro.

4) Las mujeres no se han sentido cómodas en las organizaciones del Movimiento Obrero por diversos motivos y han procurado crear organizaciones y protestas más acordes con su manera de entender las organizaciones, las reivindicaciones y los objetivos.

5) Cuando han participado en una Revolución social, han participado «a su manera» y por eso su actuación ha sido invisibilizada por la historia.

 

 

 



[1] 1º La importancia del acceso de las mujeres a la libertad de la que estaban privadas por la «milenaria cadena del Patriarcado».

2º El rechazo de la domesticidad (que no la maternidad).

3º La importancia de la cultura, que era también libertad, para que las mujeres pudieran acceder a la verdad y huir del fanatismo religioso.

4º La necesidad de que la CNT (extensible a los Ateneos y las Juventudes Libertarias) contara con las mujeres en sus sindicatos puesto que sufrían la misma explotación y opresión que los hombres.