No
está de más recordar algunos aspectos históricos del 8M.
Origen: fue el 28 de febrero de 1909 cuando se
celebró por primera vez en Nueva York el Día Nacional de la Mujer organizado
por las mujeres socialistas tras una declaración del Partido Socialista de los
EUA en honor a la huelga de las trabajadores textiles que en 1908 protestaron
por las penosas condiciones de trabajo exigiendo la reducción de la jornada
laboral, mejores salarios y el derecho al voto.
En 1910, en la II Conferencia Internacional de
Mujeres Socialistas reunida en Copenhague se reiteró la demanda de sufragio
universal y, a propuesta de Clara Zetkin, se proclamó el 8 de marzo como el Día
Internacional de la Mujer. Pocos días después de celebrarse por
primera vez, se produjo el incendio en la
fábrica de camisas Triangle de Nueva York el 25 de marzo de 1911.
Murieron 146 mujeres y 71 resultaron heridas por no poder salir del edificio,
pues habían sido encerradas sin posibilidad de escapar.
En plena Iª GM se produjo en Rusia
la Revolución. El 8 de marzo de 1917, día Internacional de la Mujer, hubo
incidentes en las largas colas de mujeres para conseguir pan, que se
convirtieron en manifestaciones espontáneas a favor del final de la guerra.
***
Estos aspectos históricos del 8 M, nos llevan a algunas reflexiones:
I-
El
origen del 8 M está asociado a las mujeres trabajadoras asalariadas y a la
industria textil, sector muy feminizado en el que las niñas y las mujeres
trabajaron por salarios muy bajos, jornadas laborales largas y malas
condiciones de trabajo. En este sentido podemos recordar a las anarquistas:
Emma Goldman en EUA (describe su
experiencia como trabajadora textil en Viviendo
mi vida) o a Teresa Claramunt tejedora que participó en la «Huelga de las
siete semanas» en Sabadell en 1883, por la reducción de la jornada laboral.
Pero
esta jornada está asociada también al socialismo que enseguida introdujo entre
las reivindicaciones laborales el derecho a voto. La socialdemocracia consideraba
fundamental desarrollar las mejoras en las instituciones. Son patentes los
intentos de institucionalización del 8M
II-
Las mujeres no son solo trabajadoras asalariadas sino que
están encargadas de los «cuidados», es decir, de todo lo necesario para que la
vida funcione pero que no está en el centro de la economía capitalista, es la cara oculta de la economía que tienen que
afrontar las mujeres. Tenemos una economía en la que la vida no es
responsabilidad colectiva sino que es individual de las mujeres. El sistema
necesita esa cara invisible porque se basa en el expolio de la vida.
Esto explica que las mujeres tengan protagonismo en conflictos
que ponen la vida en el centro: vivienda (alquileres, deshaucios), la renta,
los alimentos, la tierra, la paz, etc.
En este sentido podemos hablar de las huelgas de
alquileres potenciadas en la primera década del siglo XX por mujeres, entre
ellas Teresa Claramunt. Las protestas por las subsistencias que se produjeron
en 1918 en España o en Rusia durante la Iª GM, la luchas por el pan y la paz. En
España hubo mujeres pacifistas, entre las anarquistas: Amparo Poch.
III-
Las mujeres en múltiples ocasiones han sentido una clara
incomodidad en las instituciones, organizaciones y movimientos de protesta,
revuelta y revolución por su carácter patriarcal. En este sentido, las mujeres
anarquistas en España enseguida mostraron su malestar por el trato que recibían
en las sociedades obreras internacionalistas y luego sindicatos y optaron por
no ingresar en estas organizaciones o limitarse a ser afiliadas. Algunas de
ellas decidieron: constituir sociedades obreras de mujeres, organizaciones
feministas de afinidad (librepensadoras o claramente libertarias) o reunirse
por separado de los hombres para luego tener más fuerza para intervenir en los Sindicatos.
En definitiva buscaron crear organismos igualitarios, seguros (no mixto),
sindical o feminista. Ambas identidades, la de género y la de clase, se
interseccionaron.
1) Creación de
organismos obreros de mujeres, TC estuvo involucrada en algunos de ellos: Sección
Varia de Trabajadoras anarco-colectivistas de Sabadell (1884), la Agrupación de
Trabajadoras de Barcelona (1891) y el posterior Sindicato de Mujeres del Arte Fabril (1901). Son organizaciones que
se plantearon como asociaciones de obreras cuya base organizativa era la
sociedad de oficio; su objetivo era la emancipación de los dos sexos ya que la
lucha era común, pero haciendo especial hincapié en la lucha contra la
explotación de las obreras. En su seno se fue definiendo un feminismo obrero de
carácter social.
2) Reuniones de mujeres previas a las reuniones mixtas,
sabemos que las hubo en los años treinta.
3) Organizaciones de mujeres no sindicales
·
Organizaciones feministas Librepensadoras. Teresa Claramunt
participó en la Sociedad Autónoma de
Mujeres de Barcelona (1889) o la Asociación
Librepensadora de Mujeres (1896) y la Sociedad
Progresiva Femenina en 1898. Eran
organizaciones de mujeres de condición social muy variada y con una
procedencia ideológica diversa encontraron puntos de coincidencia dentro del movimiento
librepensador. Feminismo social.
·
Grupo Cultural
Femenino (Barcelona, 1934) era un grupo de mujeres que se basaba en la
afinidad, no en el oficio. Sus
objetivos[1] estaban relacionados con
el acceso a la libertad, la cultura y el ámbito público.
·
Mujeres Libres (Madrid
y Barcelona, 1936) era una organización basada en la afinidad, no en el oficio,
es solo de mujeres, su contenido no es sindical y tiene un claro contenido
feminista (social).
IV
Un acontecimiento: La revolución social (1936)
Mujeres Libres participó «a su manera» en
la Revolución social de 1936 en la que desarrollaron un «más allá» del
imaginario revolucionario clásico, del modelo de revolución modelizada (explicar). Las mujeres no entraron en ese modelo: de las
milicias fueron expulsadas a la retaguardia, en los Comités apenas tuvieron
cabida, solo en las colectivizaciones tuvieron cierta presencia.
La
revolución de Mujeres Libres se desarrolló con otra lógica en la que no hubo
prioridad en los acontecimientos, no hubo modelización, no hubo épica ni
heroicidad, la revolución fue
silenciosa, poco aparente, sin espectacularidad. Una revolución entendida
como mutación cultural que implicaba un cambio vital, una revolución de la
vida, de la existencia. Una revolución que transcurrió como un río subterráneo
que cuestionó el patriarcado.
Las
mujeres, sin apenas principios ideológicos consignados más allá de unas
nociones libertarias muy elementales (actuaron más desde la experiencia que
desde el pensamiento), se embarcaron en la aventura de cambiar la vida desde la
vida. La retaguardia se convirtió en un espacio en que hubo mujeres protagonizando
pequeñas insurgencias que
desestabilizaron las normas y jerarquías en el día a día.
Se dedicaron a gestionar la vida, a ser solucionadoras de problemas y
preservadoras de la vida en lo cotidiano. Se ocuparon de organizar de otra manera las maternidades, de organizar
guarderías y comedores colectivos para poder trabajar y tener los «cuidados»
asegurados, se ocuparon de las personas refugiadas, de capacitar a mujeres
analfabetas, y de un sinfín de problemas cotidianos.
Organizaron sus vidas personales y las de las
personas a su cargo, vivieron sus emociones, sus pasiones, su sexualidad, la
crianza, el trabajo y el activismo para que fueran compatibles. Muchas de ellas
lo hicieron solas, sin hombres, por primera vez en sus vidas. Esa fue «su
revolución de la vida», una transformación de largo recorrido que empezó a
cambiar las formas de vida, las relaciones personales, el trabajo, los
«cuidados» y un sinfín de aspectos más.
Estas mujeres vislumbraron otros mundos
posibles, construyeron un «más allá» de la utopía, no quisieron destruir el
mundo viejo sino redefinir la realidad. Esa fue su revolución, ese caudal lo
sigue teniendo hoy el movimiento feminista impregnado de anarquismo.
Algunas conclusiones:
1) Desde su origen el 8M ha estado asociado a las
mujeres asalariadas en trabajos precarios y mal pagados.
2) Se ha tardado mucho en entender, e integrar en las
reclamaciones del 8M, que las mujeres realizan trabajos de manera gratuita
imprescindibles para la reproducción del capitalismo: los «cuidados».
3) Los «cuidados»
son todo lo necesario para que la vida funcione, por ello las mujeres suelen
protagonizar conflictos que ponen la vida en el centro.
4) Las mujeres no se han sentido cómodas en las organizaciones
del Movimiento Obrero por diversos motivos y han procurado crear organizaciones
y protestas más acordes con su manera de entender las organizaciones, las
reivindicaciones y los objetivos.
5) Cuando han participado en una Revolución social, han participado
«a su manera» y por eso su actuación ha sido invisibilizada por la historia.
…
[1]
1º La importancia
del acceso de las mujeres a la libertad de la que estaban privadas por la
«milenaria cadena del Patriarcado».
2º El rechazo de la domesticidad (que no
la maternidad).
3º La importancia de la cultura, que era
también libertad, para que las mujeres pudieran acceder a la verdad y huir del
fanatismo religioso.
4º La necesidad de que la CNT
(extensible a los Ateneos y las Juventudes Libertarias) contara con las mujeres
en sus sindicatos puesto que sufrían la misma explotación y opresión que los
hombres.