Adonis
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No hay cosa más absurda que ser el raro de la clase, enamorar a la chica más popular del instituto y creerte que lo has hecho por ser un Adonis. No eres un Adonis. El Atleti no es un Adonis. Sí, conseguiste, con todo merecimiento, enamorar a la chica más popular (es decir, ganar la liga) pero fue a base de encanto, personalidad, verosimilitud, humildad, autoconfianza y siendo diferente a todos los demás. Recuérdalo. Es ridículo pensar ahora que eres un Adonis y que la gente se acerca a ti por tu físico, tu coche o tu belleza estandarizada según el canon del Establishment. Y sí, es cierto que ahora hay gente que, arrastrada por la popularidad del éxito tangible, se acerca y dice estar contigo pero no son verdad. Son escenario. Ruido. Moda. Están por lo que no eres y se irán cuando dejes de regalar espectáculo fungible.
Decía Platón que ningún asunto humano merece mucha ansiedad y tenía razón. Mucho menos un partido de fútbol y mucho menos todavía cuando, jugando al fútbol, se disfruta de ese lugar privilegiado llamado liderato. No sé si es una sensación subjetiva pero últimamente noto al Calderón cambiado. Lleno de personas (muchos extranjeros) que vienen buscando un nombre en la espalda en lugar de un escudo. Que esperan teatro en lugar de fútbol. Que sienten que lo que pasa en el terreno de juego es ajeno a ellos cuando en realidad no es así.
El Atleti encaraba el partido contra el Levante jugándose la primera plaza y eso no sólo se palpaba en el ambiente (para mal) sino que supuso un condicionante demasiado exagerado. La ansiedad ocupaba todas las esquinas y constreñía el espíritu colchonero como una boa constrictor.
El equipo de Simeone encaró bien el encuentro. Jugando rápido, buscando las bandas, dominado el tempo y mandando. El Levante presentaba una intensidad digna de la primera división y un rigor táctico propio de una liga como esta, con equipos muy bien entrenados. Los rojiblancos siempre tienen problemas contra defensas cerradas y contra el equipo valenciano no hubo excepción. El juego se topaba una y otra vez con el muro rival, provocando cierta desesperación en los locales, aunque todavía llevadera. Gabi hace lo que puede en esa función de 5 pero no se mueve del aprobado. Koke sigue en ese estado de letargo tan preocupante y Correa lo intentaba pero se perdía en esa posición de banda. Noté también como el equipo juega demasiado condicionado por la presencia de Jackson Martínez, algo que ocurre desde el principio de liga y no me gusta. El colombiano además sigue sin responder. Es bueno, no lo dudo, pero empiezo a sospechar que su adaptación a la filosofía de este equipo es un quimera.
El 4-3-3 no funcionó y Simeone cambió al clásico 4-4-2 con Griezmann arriba. Llegó alguna ocasión más clara y un penalti clamoroso. Penalti que por supuesto el señor colegiado obvio. Si esa mentira llamada Madrid/Barça no existiera uno podría pensar que simplemente fue un error. No lo pienso así que no voy a ser tan hipócrita como para decir otra cosa. Desatascar un partido a la media hora nos hubiese llevado a un escenario bien distinto, lo sabemos bien porque es lo que les ocurre a los “grandes”, pero no fue así y pasamos al siguiente estadio, el de la ansiedad extrema.
La segunda parte fue eso. Un mazacote de ansiedad que se podía respirar y hasta masticar en cada rincón del Vicente Calderón. El equipo se precipitaba en cada pase, en cada carrera y en cada protesta. El Levante tiró además de eso que los cronistas llaman oficio cuando quieren decir falta de FairPlay. El Atleti llegaba de forma desordenada pero llegaba. Nada, no había forma de hacer gol. Simeone, poseído también por la ansiedad, hizo un cambio raro, poniendo a Correa, Jackson y Carrasco en el tridente de ataque (ninguno especialmente recuperador) y casi se carga el partido. El equipo se rompió y el Levante tuvo dos o tres llegadas con mucho peligro. El Cholo arregló enseguida el entuerto quitando a un inoperante Jackson y poniendo a Thomas. La entrada del africano tenía la misión de volver a equilibrar el equipo, cosa que hizo, pero acabó siendo la salvación. Cogió un balón al borde del área, tuvo la personalidad de encarar la portería contraria con él, tiró a puerta y el balón consiguió traspasar llorando la línea de gol. Extasis en el coliseo rojiblanco. Ya lo dije el otro día y lo repito hoy: Thomas es un valor en alza. Un jugador distinto de esos que no tenemos. Ojo a los próximos días.
El Atleti espera a los Reyes Magos en la primera posición de la tabla. Así de simple. Hay que ser muy estúpido para buscarse argumentos con los que sufrir en estas circunstancias pero allá cada uno. Yo pienso disfrutar y me da igual el runrún de tanto cenizo que me rodea, a un lado y a otro de los medios de comunicación. Insisto, allá cada uno. Sólo una cosa, recuerden que no son Adonis. Son (somos) el Atlético de Madrid y francamente no debería hacer falta nada más.
@enniosotanaz