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Rutinas

At. Madrid 2 - Elche 0

Pasaban veinte minutos de la segunda parte y uno podia escuchar a través de la televisión el cálido sonido del Calderón cuando ruge. Sí, a través de la televisión. Desgraciadamente el partido coincidía con el Viernes Santo y por circunstancias de la vida uno no podía estar en la grada durante el partido. Bien que lo lamentaba. Pasaban los minutos, quedaba poco para el final del partido y mientras el sol lucía en lo alto, una nube negra saturada de leyendas y malos recuerdos parecía no querer abandonar el césped del Vicente Calderón. Uno se frotaba las manos en sentido anti-horario, posaba los pies en el suelo con cada balón parado e incluso obligaba a su padre a sentarse en el mismo sitio en el que habían estado viendo la victoria colchonera unos días antes pero nada. No daba resultado, así que no podía quitarme de la cabeza que a lo mejor era yo el culpable. Que haber impedido cumplir la principal rutina de todas, acudir al estadio, estaba siendo el problema. Un milagro echado a perder por mi decisión egoísta de no cumplir con mi “obligación”. Uno es medianamente sensato, leído, escéptico y con conocimientos suficientes de física newtoniana como para saber que la superstición es algo absurdo, inexistente, digno de la incultura y la falta de rigor... pero que quieren que les diga. Queda más elegante hablar de rutinas si quieren, pero estamos hablando de lo mismo. Aunque soy también consciente de que mientras uno se lamentaba de estar viendo el partido en el lugar equivocado, miles de colchoneros estaban pensando en lo mismo o lamentándose por algo parecido. Sintiéndose de alguna manera culpables de lo que estaban viendo. De alguna manera tan peregrina como la mía. Pero el Atlético de Madrid 2013/2014 parece que está por encima de mí, de supersticiones y de leyendas negras. De evidencias y nimiedades como ser superior o jugar mejor al fútbol. El Atleti de Simeone parece que también es capaz de mirar a los ojos a la suerte y convencerla de que pincha en hueso. 

El partido contra el Elche fue raro hasta decir basta. Raro el día, rara la hora, rara la situación y raro lo que ocurrió sobre el terreno de juego. No pasaron cinco minutos desde el pitido inicial y ya sabíamos que no iba a ser nada fácil. Como alguna que otra vez anterior, el equipo salió lento, espeso y sin mucha claridad de ideas para manejar el balón y construir ocasiones de gol. Muchas veces esas limitaciones se suplían a base de intensidad y velocidad pero ninguna de las dos cosas aparecieron tampoco esta vez, lo que hizo que el Atleti pareciese una caricatura del equipo que es. Mucha culpa de ello, si no toda, tiene el excelente planteamiento táctico de Fran Escribá que colocó sobre el campo a un Elche muy bien colocado, con las líneas muy juntas, intenso en el centro del campo para desactivar al Atleti y con un descaro tremendo para manejar el balón con mucho más criterio que su rival. Algo de culpa tuvo también, desde mi punto de vista, la presencia de Adrián en la alineación titular. Al igual que Villa apenas entró en juego cuando el Atleti atacaba, fue incapaz de servir de transición cuando el Atleti tenía la pelota y su aportación defensiva resultó un handicap que debilitaba el centro del campo. Entiendo que Simeone quiera subir al tren a un jugador que puede ser muy útil en la recta final pero tener a Villa y Adrián a la vez en el campo, en esas circunstancias, me parece un lujo excesivo. La primera parte fue un auténtico calvario para los rojiblancos que sólo la mala fortuna de los alicantinos y San Courtois hicieron que no estemos ahora acordándonos de una tragedia. El Elche fue el único dominador del partido y tuvo al menos dos ocasiones claras de adelantarse en el marcador, ambas desbaratadas por el portero belga.

Mientras durante los quince minutos que dura el descanso a los colchoneros se nos agriaba el carácter y empezaba a paralizársenos el corazón, en la caseta intuyo que Simeone abría la tapa de las esencias para que el equipo cambiase de cara. Gracias a Dios y al cholo así fue. La segunda parte fue otra cosa. Con Raúl García por Adrián, sin demasiada calidad ni fútbol ni grandes de excesos pero con un Atleti recuperando sensaciones e intensidad y absolutamente dueño del balón, del tempo del partido y del campo. Queriendo ganar. Pero las ocasiones llegaron con cuentagotas y no con demasiada claridad. Las prisas no ayudaban nada y normalmente a la hora de rematar se podía divisar cierta ansiedad que complicaba todavía más las cosas. Pasados bastantes minutos ya, apareció un balón colgado al segundo palo que Raúl García no pudo rematar porque un defensa levantino se lo impidió. En cámara lenta parece penalti pero a mí en vivo no me lo pareció. Es de esos miles de penalties que ocurren en las áreas que, siéndolo técnicamente, casi nunca se pitan porque harían del fútbol un deporte lento e insoportable de ser disfrutado. Villa sustituía en el lanzamiento a un Costa que había fallado demasiado últimamente desde el punto fatídico pero el Guaje se solidarizó con su compañero lanzando el balón flojo y mal al centro de la portería para que el portero rival lo parase. Las nubes negras se hacían cada vez más densas sobre el Calderón.

Y avanzaba el tiempo, con un Atleti siendo excesivamente vertical y al límite de perder la paciencia pero con el suficiente criterio y profesionalidad todavía como para no perder los papeles. Mientras en el césped no llegaba la maldita ocasión, en la grada los corazones colchoneros rozaban el infarto. Faltando menos de veinte minutos la tensión alcanzó límites exagerados pero afortunadamente, como aquella otra vez de cuyo nombre quiero acordarme, apareció la cabeza de Miranda para que por fin tomásemos conciencia de que en el cielo brillaba el sol. Excelente balón botado por el principito Sosa desde la derecha que el brasileño conecta con la testa para cambiar la dirección del balón al palo contrario. 1-0. Si el grito de Simeone no sonó en toda la capital fue porque acabó mezclado con el de el resto de colchoneros que estábamos sufriendo. Era el grito de la tensión acumulado. De los que seguían y siguen soñando. Lo que quedó de partido fue simplemente una dulce agonía, no demasiado severa, con un Atleti en modo replegado y un Elche incapaz de hincar el diente a esa espesa roca que es el equipo madrileño cuando se coloca así. Diego Costa, de penalti claro, hizo el segundo gol cuando quedaban pocos segundos, algo que agradecieron los nervios de los aficionados rojiblancos.


Una final menos y tres puntos más. Fin del análisis. A bajarse las medias, a recuperar fuelle y a encarar la siguiente final. El siguiente partido. Ahora más que nunca les pido que hagan caso de Simeone. Olvídense de consumir bazofia. Olvídense de calculadores, apuestas e historias de brujas. Nadie sabe lo que va a pasar. Ustedes tampoco. Partido a partido. Final a final.

Escuela moderna de fútbol


Real Sociedad 1 - At. Madrid 2

El tradicional parón liguero de estas fechas, ese hueco que se hace para que se jueguen los partidos de selecciones, solía ser otra de esas fechas ásperas y dolientes para los colchoneros en tiempos de Aguirres, Ferrandos y Manzanos. Para entonces, con uno o dos partidos ya disputados y casi siempre alguno de ellos fuera de casa, el Atleti ya se había dejado varios puntos, había sembrado dudas, había cambiado seis veces de esquema, Heitinga volaba, Pato Sosa intentaba dar dos toques seguidos al balón y los aficionados buscábamos la piedra filosofal que explicase el galimatías rojiblanco. Suena a pesadilla, lo sé, pero no lo es. Es simplemente un mal recuerdo. Instalados como estamos hoy en esa nube construida por Simeone a base de trabajo táctico, esfuerzo físico y mucho amor propio, no nos damos cuenta de que estas cosas ocurrieron pero conviene recordarlas. El Atleti llega al citado parón liguero con 9 puntos de 9 posibles. No sólo eso, con dos de los tres partidos ganados fuera de casa. No sólo eso, con dos partidos fuera, ganados en sitios como Sevilla o San Sebastián, feudos en los que en otros tiempos no parecía raro perder puntos. La liga acaba de comenzar pero una cosa parece clara, el Atleti es un corredor de fondo que no va a parar a no ser que se le termine sin fuelle, no lo descarten si seguimos jugando con los mismos jugadores todos los partidos, o que lo derribe el contrario. A diferencia de otros años, este parón liguero molesta porque el Atleti está de dulce y apetece seguir viéndolo jugar.

Tenía ciertas dudas respecto a qué alineación podría sacar el Cholo después del exagerado desgaste del pasado miércoles pero el argentino, genio y figura, apostó por exactamente el mismo once de siempre. Y le salió bien. Tras una fulgurante salida donostiarra, que aupado en la épica de los primeros minutos consiguió mandar un balón al palo, el Atleti se hizo dueño absoluto del partido. La primera parte de los colchoneros debería grabarse en DVD y hacer dos paquetes para regalo. El primero para las escuelas modernas de fútbol (que no de fútbol moderno) porque es un perfecto ejemplo de equipo equilibrado, sobrio en la presión, infalible en la táctico pero preciso en el juego vertical y en la posesión activa del balón. El segundo montón es para ese puñado de ilustrados que piensan que el fútbol que propone Simeone es el del cerrojazo, patadón y contrataque. Lo que el Atleti ha hecho en la primera parte se parece más a esa tendencia, que se ve en europa en los últimos años, de equipo basado en el rigor defensivo pero con varios registros en función del partido. Como el Borussia del año pasado, el Bayern en algunos momentos o la selección italiana. Si esa es la idea que quiere nuestro entrenador que cuenten conmigo para defenderla. La compro. Me gusta. Eso sí, su desempeño estará siempre condicionado al tipo de jugadores que tengamos. Y nos faltan jugadores.

El dominio madrileño fue total y tuvimos ocasiones como para haber sentenciado el partido sin sufrir. Aun así, me van a perdonar, yo eché de menos a Falcao. El Guaje Villa se ha marcado un partido completo en cuanto a generosidad, pelea, continuidad, prestancia y desmarque. Pero sigo sin verlo como el delantero estrella que necesitamos. Lento, sin agilidad para el uno contra uno y fallón de cara al gol. Antes de que me digan nada, sigo teniendo paciencia pero uno cuenta lo que ve. Hasta tres ocasiones claras tuvo el asturiano. Dos muy claras con sendos remates que empaló fuerte pero que se le marcharon desviadas (una de ellas al palo) y una tercera de desmarque por la izquierda, tras buena jugada, que fue la menos clara por estar muy cerrado. Pero Villa es Villa, eso no se puede negar, y en una jugada que siguió peleando hasta el final consiguió llevarse el rechace con algo de suerte para definir de vaselina como sólo lo pueden hacer los auténticos cracks.

La segunda parte siguió por los mismo derroteros pero la Real Sociedad había aprendido la lección de la primera parte. Derrotados en el centro del campo e incapaces de crear fútbol desde atrás decidieron ser más verticales y probar con un estilo más primitivo de balones al área. Les fue algo mejor pero seguían sin inquietar a la roca madrileña. Los rojiblancos por el contrario seguían robando muy arriba y jugando al fútbol en campo contrario. En una gran jugada por la izquierda, Villa da un pase atrás para que Koke, de medio escorzo, empale el balón a puerta para hacer el segundo. 0-2. En ese momento el partido de los dos cerebros del Atleti, Arda y Koke, era para enmarcar. También sus compañeros de zaga, especialmente la dupla Godin/Miranda, que son un seguro de vida, se marcaban un partido soberbio. Me temo que lo va a tener complicado en tal Awerfifsgsg... el tal, Toby. Si es que se confirma definitivamente su fichaje.

A partir de ese momento el partido entró en una fase de fútbol control que invitaba a pensar que seguiría igual hasta el final del partido. El Atleti cedió algo de campo y de balón para comprimirse detrás y salir al contrataque con más espacio mientras seguía controlando el partido. Seguramente todo hubiese seguido igual (o incluso los de Simeone hubieran ampliado su cuenta) de no ser por un error impropio de  este Atleti contemporáneo. Una falta sin aparente peligro es sacada rápidamente por Granero pillando a los defensas colchoneros despistados y dejando a un Xabi Prieto encarando por la derecha a Courtois para empotrar el balón en la escuadra. Gol de pillo (o de tonto, según la perspectiva con la que se mire) que cambió por completo el partido. No por el juego, que no hubo, sino por la intensidad y las ganas que a partir de entonces emplearon los donostiarras que ahora sí, empezaron a poner en apuros al rival. Y pudieron haber empatado perfectamente el partido de no ser por ese portero inmenso que tenemos la suerte de tener cedido. El Bueno de Courtois se sacó dos manos a sendos remates a bocajarro de los vascos (especialmente el primero) pero son de los que no sólo ganan puntos sino de los que, como sabemos, también regalan títulos.

Tres puntos que saben a gloria y que tienen mucha mayor importancia de la que parece. Acomodándose en la parte alta de la tabla, metiendo puntos a los seguidores y ganando a equipos que supuestamente pelean por cosas parecidas. Terminado el encuentro Simeone, con rictus serio, abandonaba el campo y se dirigía al vestuario como si no hubiese pasado nada. Y es que no había pasado nada. Se había ganado un partido que es lo que hay que hacer. A pensar en el siguiente. Ese es el Cholo. Ese es el Atleti. Eso somos nosotros.
  

Días buenos, días malos

At. Madrid 2 - Granada 0

Hace unas horas la masa crítica que regularmente sigue al Atlético de Madrid se tiraba de los pelos por la relación tan impersonal que existía entre el juego desplegado por el equipo en el campo y su correspondiente cosecha de puntos. Ironías del destino, ahora mismo, horas después como quien dice, nos encontramos con tres puntos más recolectados en un partido desastroso. Habrá un sector de aficionados con criterio que preferirán esta tesitura a cualquier otra igual que habrá otros que lo justificarán todo dentro de esa socorrida frase del “cosas del fútbol”. En mi caso, llámenme raro, me preocupa esta nueva etapa. El partido de hoy no es que fuese malo, que lo ha sido, o aburrido, que lo ha sido, es que ha supuesto la aparición de cosas, detalles y elementos (conformismo, miedos, dudas,...) que pensé que habían quedado desterrados ya de la dinámica colchonera. Simeone tiene crédito suficiente como para pensar que lo de hoy no es más que un mal día. Los grandes equipos alternan muchos días buenos con algún que otro día malo así que espero que sea así. Que sea eso. Que todos los fantasmas que han llamado otra vez a mi puerta esta mañana sean simplemente eso, una cuestión de días buenos y días malos.

El domingo amanecía fresco a la sombra pero bajo el solemne sol del Calderón la temperatura pasaba de ser agradable a calurosa. El empresario egoísta, soez y sin escrúpulos que es Roures lo desconoce pero el fútbol en la grada tiene mucho calor y parte de ese calor lo aporta la juventud de esos niños que siempre han estado allí. Yo estuve y mi padre y mi abuelo también. Niños que desgraciadamente han tenido que desaparecer desde que a este progre de pacotilla se le ha ocurrido que al fútbol se juega a esas horas en las que niños y adultos deberían estar ya durmiendo. Hoy la grada tenía color y calor familiar. La significativa y animada hinchada granadina se hacía notar y todo apuntaba a una preciosa mañana de fútbol. Nada más lejos de la realidad. El horror.

Frente a un Granada bien plantado en el terreno pero sin ganas de intentar jugar, aparecía un Atleti inédito en la etapa Simeone. Lento, espeso, sin dinamismo, sin velocidad y lo que es más preocupante, sin ningún tipo de intensidad. Los mediocentros se escondían y los centrales pateaban a palos en escenas lacrimógenas que recordaban tiempos pasados. Mientras Falcao saltaba a por todo (sin exito) y se peleaba con el mundo (y perdía), Salvio se dedicaba a demostrar a la grada que no es jugador para ocupar plaza de extranjero en este equipo. Adrían no aparecía y Koke era el único que intentaba recordar a sus compañeros que si estaban así vestidos era para jugar al fútbol. Horrible primera parte en la que no ocurrió nada reseñable. Nada de nada. Patadones a la estratosfera y patadas a los tobillos. El horror soporífero que tantas y tantas veces nos hemos tragado en épocas recientes. El equipo nota de forma acuciante la falta de sus escasos peloteros pero en otros partidos eso no había sido óbice para que el Atleti enseñara al menos sus credenciales en cuanto a lo que parecen ser los principios del nuevo Atleti. Hoy no. Hoy ha sido triste, penoso y lamentable.

Todos esperábamos algo distinto a la vuelta de los vestuarios, por aquello de la charla de un Cholo al que se le veía sobre excitado en el banquillo, pero la realidad nos dio de nuevo una bofetada. Todo seguía igual. El equipo colchonero daba muestras significativas de cansancio pero no creo que todo sea achacable a esto. No es cansancio que Miranda, otro jugador que jamás puede ocupar plaza de extranjero en un club con pretensiones, patee el balón a las nubes cada vez que tiene oportunidad de hacerlo. No es cansancio que Gabi siempre se coloque mal, que Mario se esconda o que Salvio se tropiece con su sombra. Entre sacar el balón en plan Kaiser y lo que hace Miranda existe todo un abanico de posibilidades. Mal el brasileño que a mí personalmente nunca ha terminado de convencerme. No seguiré aburriéndoles con la crónica del sopor. No tiene sentido. Les cuento enseguida las dos únicas cosas reseñables.

La primera un córner sacada muy mal por Gabi (que ha vuelto a recordarnos porque acumulaba críticas hasta hace muy poco) y que rechaza la defensa andaluza para que Miranda (¡qué ironía!) remata en semi chilena a la red. Gol tranquilizador.

La segunda la jugada del partido. De la temporada para Juanfran. El nuevo lateral roba con orgullo el balón cerca de su propia línea de fondo, sale con el, sortea en el límite a cuantos contrarios aparecen por el camino y llegando al siguiente fondo le cede el balón a Falcao para que en semifallo en colombiano anote el segundo. Juanfran, derrengado, elevaba los brazos al cielo mientras miles de gargantas coreaban su nombre. Me alegro mucho por un jugador que lo ha pasado muy mal y que nunca ha creado sin embargo un problema. Además tiene pinta de ser buena gente. Poco antes estaba en un lateral con el juego parado y le ha dicho a alguien que estaba por allí (espectador) que si tenía agua. El muchacho le ha pasado una botella y al devolvérsela Juanfran le ha hecho un gesto de darle la camiseta al final del partido. Dicho y hecho. A pesar de que para entonces era el héroe del césped lo primero que ha hecho al terminar el encuentro es ir allí a dársela. Chapeu.

Y por cierto, me gusta mucho que ahora si, desde que está Simeone, los jugadores se reunan en el centro del campo para dar las gracias a la afición.

Partido para olvidar que sigue dejando al equipo con la esperanzas intactas. Espero de corazón que de verdad sólo fuese un mal día.

Kaiser Chiefs - Good days, Bad days

Que pare la fiesta que me tengo que vestir (Valencia 1 - At. Madrid 0)

Los aficionados al Atlético de Madrid, especialmente aquellos que vemos todos los partidos, estamos tan ávidos de fútbol que hemos rebajado el listón significativamente a la hora de juzgar este deporte que se juega con un balón. Lo reconozco. Esta frase me la dijeron el otro día pero la hago mía. Dicho esto tengo que decir también que la derrota de hoy en Mestalla me resulta injusta y no se corresponde con lo visto en el césped, con el empeño y desempeño de uno y otro y tampoco con el juego desplegado. Más por demérito del contrario probablemente que por mérito propio, la derrota de hoy tiene sin embargo más que ver con la suerte, con un rival rodado en el arte rupestre de marcar y defender, con un árbitro que más allá de ser malo hizo cosas muy sospechosas y porque el Atleti es un equipo en construcción para al que lo mismo el día que esté preparado para competir se le ha terminado la competición.

Y todo apuntaba bien al principio. El 4-3-3 valiente que se nos prometía y Falcao en la alienación titular. El otro día faltó sólo el gol así que todo parecía hecho...pero no. El gol siguió faltando. El equipo salió bien, a tener el balón, a dominar y a ganar el partido (¡albricias!). Enfrente el Valencia de los últimos tiempos. Un equipo encorsetado diseñado para marcar un gol lo antes posible y echarse atrás para romper el fútbol y el partido. Los primeros minutos parecían colchoneros pero enseguida aparecieron las primeras brumas. La presión arriba fallaba lo que hacía que el Valencia llegase muy fácil a campo contrario. En ataque Tiago se perdía entre los rivales y Gabi recordaba al Gabi que conocemos en el Calderón. Ese jugador que ni si ni no sino todo lo contrario. Resultado: el equipo no enganchaba con Reyes o Adrian y el juego de toque mojaba la pólvora. Perdido en lontananza un Falcao demasiado evidente en su posición que si fijaba la defensa rival pero al que era tremendamente fácil marcar. Prácticamente no tocó un balón en todo el partido. Falcao meterá muchos goles y será un rematador excepcional. No lo dudo. Lo que tampoco dudo es que no es el Kun y que nunca lo va a ser. No quiero ser agorero pero se me ha pasado una imagen por la cabeza viendo el partido. Cuando Indurain se retiró todos pusimos los ojos en Olano. ¿Era Olano un mal ciclista? No, pero no era Indurain y eso lo mató deportivamente. Espero que no tenga nada que ver.

La primera parte estuvo muy igualada. El Atleti quería ganar y el Valencia todavía quería meter un gol así que el partido era dinámico y se sucedían las ocasiones. Más por parte levantina que probaron un par de veces al bueno de Courtois demostrando que hay portero...para el Chelsea. El Atleti también llegó un par de veces pero la mejor jugada fue del equipo che con un gol anulado injustamente por inexistente fuera de juego de Piatti.

La segunda parte empezó por los mismos derroteros hasta que una buena jugada de los de Emery lleva el balón a la banda derecha colgando un buen centro al área que Soldado remata con limpieza a la red. Con demasiada limpieza. Parece increíble que en primera división un delantero pueda rematar totalmente solo un balón colgado desde el córner pero la cosa se entenderá mejor si decimos que defendía Miranda. Un jugador brasileño de veintitantos años que nunca ha dejado Brasil ni ha probado su selección. La repetición muestra un ligero empujoncito de Soldado que le hace quedarse sólo y sin rival. Un error de central de 18 años recién ascendido pero no un error de un central que ocupa plaza de extranjero y que se supone ya cuajado. Vergonzoso que el tal Miranda ocupe plaza de extracomunitario en este equipo. No está para jugar. Gracias Pitarch por tu truño póstumo.

A partir de ahí el Valencia que ya conocemos de ese valiente llamado Emery (y mira que lo siento por un equipo que merece jugar mucho mejor). Encerrarse en su área, romper el ritmo de partido por lo civil o lo criminal y esperar un fallo del rival. El rival sin embargo mostró su mejor cara. Salieron Tiago (¿por qué no Gabi?) y Adrian para dar paso a Diego y Turan. Se cambió el espeso 4-3-3 por un dinámico 4-2-3-1 que mostró las cualidades de un Turan que tiene muy buena pinta y de un muy comprometido Diego que también enseñó lo buen jugador que es. Técnicamente sobresaliente (el regate que hace en banda parando el balón y haciéndolo rodar es una obra de arte) pero muy bien también en la combinación. Entre los dos se adueñaron del balón y metieron al Valencia en su área con la única misión de achicar agua. Las ocasiones se sucedía pero bien la mala suerte, bien el portero rival siempre acababan desperdiciadas. En esa fase la labor el colegiado más que lamentable fue muy sospechosa. Algunas faltas al borde del área sin pitar parecían llevar implícitas un cierto mensaje nada elegante pero sobre todo, no pitar el clarísimo penalty a Diego es digno de estudio. No me creo que un árbitro que ve eso no pita penalty. Tampoco me creo que el árbitro no lo vea. Cuesta creer que la parcialidad consciente no existiese en el trencilla.

Manzano echó la pólvora que faltaba con un cambio muy valiente (Juanfran por Mario Suárez) pero el ex de Osasuna salió exclusivamente para darle la razón a Quique Sánchez Flores por dejarle el año pasado en el banquillo. Muy mal Juanfran no sabiendo leer el partido y fallando todo lo que tenía ocasión. El encuentro murió con unos valencianistas agonizando en su propia área y un Atleti incapaz de hacer un gol cuando más fácil lo tenía. Mal asunto.

Podemos hacer los análisis que queramos pero la realidad es que el Atleti tiene un punto de seis. Muy bien la actitud, bien la declaración de intenciones y bien el esquema (quizás parece más sensato el 4-2-3-1 que el 4-3-3) pero mal todo lo demás. Mal el resultado y muy mal algunas cosas peligrosas que se han visto. Con Godin proscrito y Dominguez inseguro Perea es ahora mismo titular indiscutible. Ojo al dato. Miranda es una broma. Gabi es Gabi en partidos serios. Tiago está lento. Mario tiene fallos de principiante. Falcao no recibe ni melones. Reyes y Adrian no consiguen que nadie conecte con ellos. Lo dicho. Lo mismo para cuando estemos vestidos ya se ha terminado la fiesta.