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¡Un abrazo!

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Presente.

Como bien predijo Maslow en su famosa teoría de la pirámide, los anhelos humanos varían significativamente en función de las necesidades básicas que tengas satisfechas. Simeone heredó hace años una institución en ruinas. Bueno, una institución instalada en la mediocridad que es probablemente mucho peor. Entonces, el grupo de humanos que conformábamos la afición del Atlético de Madrid, teníamos unas carencias demasiado significativas como para poder pensar en otras más elevadas. Cuando el argentino debutaba en Málaga recuerdo que mi mayor ilusión no era la Champions sino que el Atleti no volviese a hacer el ridículo. 

Es evidente que cuando quieres salir de una agujero lo mejor que puedes hacer es dejar de seguir cavando. Simeone, tipo listo, decidió parar la máquina de los los sueños megalómanos y preocuparse exclusivamente del día siguiente. Convenció a los suyos de que la solución nunca llegaría de fuera por más que la esperaran. Que si existía estaba dentro. Que existía. Nos abrió los ojos y nos hizo ver que los rivales no estaban viendo al Atlético de Madrid de nuestros corazones sino a un equipo al que podían ganar fácilmente. Veían eso porque nosotros mismos nos mostrábamos así. Líquidos. Llenos de dudas. Conocedor de la peculiar idiosincrasia colchonera, sabedor también de que suelen ser más generosos precisamente los que no tienen nada, decidió plantar ahí su primer pilar. En la gente. En ese espíritu legendario del que solemos sacar pecho. Sí, quizá con un punto demagogo pero funcionó. Aisló su pequeña república del imperio mediático que tanto mal nos hacía, miró al suelo y se puso a trabajar. 

Simeone construyó su imperio con lo que tenía y no con lo que pidió. Construyó un búnker en el campo porque una de las reglas del fútbol más sólidas dice que si no te meten goles no pierdes. Encontró laterales que no eran. Hizo buenos futbolistas con los que antes eran malos simplemente haciéndoles jugar como equipo. Los jugadores, tan perdidos y humillados como los aficionados, se entregaron en cuerpo y alma viendo que aquello podía funcionar. Apareció la magia. Apareció un equipo. Un equipo que hizo de la necesidad virtud. Que convertía cada marcha de una de sus estrellas en una oportunidad para reinventarse. Un equipo que tenía sólo tres cosas pero que esas tres cosas las hacía de maravilla. 

Algunos años después el Atlético de Madrid es uno de los grandes de Europa. En espíritu y en números. En ese tiempo lo hemos ganado “todo” y si no puedo quitar las comillas para que el concepto sea literal es únicamente por una anécdota y porque, en el fondo, esto es fútbol. 

Algunos años después todo ha cambiado. ¿Todo? Lo mismo ese es el problema. 

Hemos pasado de hacer de la necesidad virtud a hacer de la virtud necesidad. Cuando Falcao se marchó para hacerse millonario el equipo se adaptó al juego de Diego Costa (jugador que ya estaba, que había estado a punto de salir y que había estado cedido antes en mil equipos). Costa rompió en crack. Hoy queremos que Gameiro (que llegó tras un desembolso multimillonario porque así lo exigía una afición que cada vez tendemos más al canibalismo) sea Diego Costa. Antes el Atleti montaba una roca delante de la portería de cualquier estadio del mundo y a todos (menos a los listos de la radio) nos parecía el tercer movimiento de la novena sinfonía de Beethoven. Hoy exigimos jugarle abierto al Bayern de Munich y ganar con solvencia. Antes no había problema por jugar replegado contra nadie pero hoy todos los equipos (menos los dos de la galaxia corrupta) se cierran como lapas cuando juegan contra el Atleti. Dentro y fuera del Calderón. Antes un empate podía no ser tan mal resultado visto en perspectiva. Hoy no hay perspectiva y un empate es siempre el infierno. 

Alguien pensará que estoy haciendo apología del pasado. Nada más lejos de la realidad. Estoy haciendo apología del presente que es lo que nos ha hecho grandes. El Atleti nunca volverá a ser ese equipo humilde que cogió Simeone. Nunca podrá volver a jugar igual. Ni aunque volvieran Raúl García y Diego Costa. Tampoco será nunca la fotocopia barata del Real Madrid o del Barcelona que pretende ver el aparato mediático (y sus locos seguidores). Una especie de marca blanca que funciona con las mismas instrucciones, los mismos esquemas y los mismos reflejos. 

Ninguna formula es eterna. Simeone nos ha hecho grande sabiendo reinventarse cada día con lo que tenía y eso es lo que hoy hecho de menos. Creo que el manido “cambio de estilo”, tan cacareado en los medios de comunicación, no responde a un capricho estético de nadie sino a una necesidad de guión. Es imposible jugar como antes (si quieres ganar, claro) frente a equipos que, como el Español, plantan ocho jugadores en el área todo el partido. Y no es el Español. Es el noventa por ciento de los partidos que nos vamos a encontrar. Desde el PSV al Leganés. 

Creo que Simeone lo sabe pero que no encuentra la tecla. Resulta que es humano. También creo que el primer pilar sobre el que plantó su proyecto, nosotros, está cediendo. Necesitamos ser conscientes de ello. 

Paciencia.

@enniosotanaz

Tiago

Tiago Mendes aterrizó en la rivera del Manzanares 48 horas después del día de reyes de 2010. Sí, en el mercado de invierno. La tradición de mediocentros en el Club Atlético de Madrid era tan sumamente catastrófica que su llegada no despertó demasiada expectación. “Otro más”, rezaba por entonces mi anónimo (y cenizo) compañero de grada. No podía jugar la Europa League (competición que acabamos ganando ese año) y encima venía cedido por la Juventus, equipo en el que había pasado sin pena ni gloria. “Si allí no lo quieren…”, confesaba también entonces mi vecino, con ese optimismo tan valiente del que hacen gala los que nunca se equivocan. Contra todo pronóstico, el portugués se hizo con el puesto y acabó completando una gran campaña que nos llevó a ganar ese año la segunda competición europea (aunque él no la jugara) y a la final de la Copa del Rey, tras muchos años sin títulos. El Atleti perdió aquella final de Copa en Barcelona frente al Sevilla pero Tiago, que no había podido jugar en Hamburgo, entendió aquel día lo que era este bendito equipo. Aquella noche, con lágrimas en los ojos, parado en el césped del Camp Nou y viendo a la nutrida afición colchonera, apenas diez minutos después de haber perdido la final, cantando con el pulmón en la garganta su amor por los colores, Tiago entendió el espíritu rojiblanco y se le quedó clavado en el tuétano. 

Casi seis años después Tiago lo ha ganado todo con la camiseta rojiblanca. Liga, Copa, Supercopa de España, Supercopa de Europa, Europa League y le falta la Champions por aquel maldito minuto 93 de Lisboa. Por el camino dejó de ser ese jugador prometedor pero errático, confuso y falto de confianza para transformarse en el mejor mediocentro del Atleti en varias décadas y uno de los mejores de Europa. Es hoy la referencia de este equipo, dentro y fuera del campo, como así se lo reconocen compañeros y cuerpo técnico. Hoy, casi 6 años después de aquella llegada por la puerta de atrás y en el mejor momento de su carrera, Tiago acaba de romperse la tibia en el Calderón. Una grave lesión que, a sus 34 años, no parece fácil de superar. No sé lo que ocurrirá, cómo y cuando conseguirá volver a ser jugador de fútbol pero no creo que ahora mismo sea el momento de hacer cuentas, pronósticos ni promesas. Tiago merece el aplauso cerrado que se ha llevado hoy del Calderón y, más allá de aquel episodio oscuro de su retiro en el Chelsea, creo que es un jugador que ha hecho al Atleti estar donde está y al que por tanto le debemos mucho. Sólo por eso merece nuestro apoyo y nuestro cariño, aunque me consta que esto último es tan obvio que huelga decirlo. Sea cuando sea, esté como esté, Tiago será siempre bienvenido. 

El Atleti acaba de ganar al RCD Espanyol pero es una victoria que, sin dejar de ser importante, queda ensombrecida por la desgraciada lesión. Los de Simeone, aún volviendo al tradicional 4-4-2, encararon el partido muy bien y se pusuieron por encima en el marcador muy pronto. Buena jugada de Óliver Torres por la derecha (por fin un buen partido del canterano con la camiseta rojiblanca), pase al área y el de siempre, Griezmann, que mete la puntita para, no sé si él o el defensa, desviar el balón a la portería. El 1-0 daba alas a un equipo, el colchonero, que siguió jugando muy bien al fútbol. Hasta la lesión las sensaciones eran muy buenas. Buen toque, buen ritmo, buena presión, buena salida de balón y buen fútbol. Tras la lesión, un balón absurdo al que Tiago ataca de mala forma, el estadio entero se quedó aturdido. Helado. Jugadores y espectadores se quedaron sin referencia y el frío, que nadie había notado hasta entonces, se hizo de repente muy presente. 

La grada buscaba en el teléfono alguna noticia tranquilizadora durante el descanso pero ésta no llegaba. No es rodilla, decían, es una lesión ósea, como si eso hiciese el drama algo distinto. Los jugadores volvieron al campo con otro ímpetu y, más o menos, lograron sobreponerse a la situación. Saúl, como concienciado de repente de un rol del que no va a poder escapar, empezó a centrarse y a enderezar una actuación que en la primera parte no había sido tan buena. El Atleti siguió jugando y llegando, pero este equipo sigue sumido en una galopante y preocupante carencia de gol. 

Tampoco ayudó mucho Vietto que había sido agraciado con la titularidad pero que no ha estado a la altura en ningún momento. Lento, tímido, errático, eligiendo mal y fallándolo todo. Mala pinta tiene un jugador que está pidiendo a gritos una cesión. El propio Vietto, Griezmann, Godin, Carrasco, Óliver, Torres,… ninguno fue capaz de colocar el segundo gol en el marcador. Pero el partido llegó a su fin, con un equipo rival (el Español) que no existió en 90 minutos y con un equipo, el colchonero, que pasará el fin de semana jodido a pesar de seguir en la segunda posición de la tabla liguera. 

La lesión de Tiago es una desgracia, sin paños calientes, pero es irremediable y sería inútil (y absurdo) recrearnos en la desgracia o perder energías en buscar culpables y motivos. También en buscar remedios mágicos. Tenemos lo que tenemos y habrá que reinventarse. Dice la gente que sabe de esto que la mejor forma de encarar los problemas es no tomarlos como tales sino como oportunidades. Un nuevo escenario que pueda ofrecer alegrías con las que no contábamos. Héroes que no estaban llamados a serlo. Caminos y escenarios que antes no existían. Brindo por ello.

@enniosotanaz

Caricatura

At. Madrid 2 - RCD Español 0

Llenar los millones y millones de minutos, páginas e imágenes que los medios dedican a eso que ellos mismos denominan “información deportiva” (sin serlo) debe ser realmente difícil. Desde ese punto de vista puedo entender que los análisis se estiren como el chicle pasado, los temas se mastiquen hasta hacerles perder sus sabor o que los detalles pasen a tener una importancia que en el fondo no tienen. He llegado a convivir naturalmente con ello, pero me molesta cuando se abandona un mínimo de rigor para construir sobre la caricatura. El Atleti tiene un problema de creación probablemente desde el siglo pasado. No es algo que trajese Simeone. El año pasado el déficit se suplía con el intermitente genio de Arda o la fiabilidad prusiana de Koke pero sobre todo con la verticalidad animal de Diego Costa. Este año no tenemos al hispanobrasileño y además no existe ahora mismo otro jugador igual en el mercado así que las costuras se ven más. Es obvio. Más allá de enfermedades casi endémicas, el “problema” del Atleti de este año, para mí, está en la falta de gol de sus dos delanteros de referencia: Mandzukic y Griezmann. Si eso se soluciona las cosas se verán completamente diferente. Pero es que no todos lo partidos son iguales, además, y por eso centrarse hoy en el circense debate del juego a balón parado, precisamente hoy, me parece reducir el análisis a la caricatura. Y hacerlo a mala leche, además. El Atleti ha tenido el 60% de la posesión, ha rematado 20 veces y 9 de ellas lo ha hecho entre los tres palos. Ha tenido fases en las que los de Simeone han sido una apisonadora intratable frente a un equipo, el catalán, que simplemente se dedicaba a tratar de defender renunciando incluso a la posibilidad de cualquier plan B. Si Mandzukic mete los dos cara a cara que ha tenido (tendrá que meterlos) y Griezmann no hubiese tirado al poste estaríamos hablando de otra cosa pero los profesionales de la información prefieren no gastarse en elaborar su análisis y seguir tirando de caricatura.

La primera parte del equipo madrileño fue muy buena. Con intensidad, dominio del juego, buen manejo del balón y equilibrio. El Atleti llegó por la derecha y por la izquierda pero desgraciadamente los de Simeone traducían el dominio en ocasiones pero no en goles. Pudo marcar nada más empezar y pudo hacerlo mucha veces después pero tuvimos que esperar a las postrimerías de la primera parte, cuando un balón colgado desde la derecha fue rematado en el área por la cabeza de Tiago para dar una parabola infernal al balón y meterlo en la red. Hasta ese momento el mejor del Español había sido su portero, Casilla. Es cierto que los catalanes habían tenido una clara ocasión con un pase al segundo palo que fue desbaratado in extremis por Moyá pero esa jugada, sinceramente, entra dentro de la categoría de anécdota. Tiago era dueño absoluto del medio campo (la importancia del portugués en este equipo es brutal) y el equipo rojiblanco jugaba en terreno del rival todo el tiempo pero Mandzukic, muy lejos del área en demasiadas ocasiones, no conseguía conectar ni con el equipo ni con la puerta. Creo que tampoco ayuda en esta empresa la presencia de un Raúl García que, como el croata, es más rematador que combinativo y que por lo tanto es también dependiente del juego entre líneas. Un juego entre líneas que es muy difícil con Griezmann en el banquillo.

La segunda parte comenzó igual que acabó la primera pero con la mala noticia de la lesión muscular de Tiago. Su posición la ocupó un Mario Suárez que hizo buenos minutos. Buena noticia. En ese contexto destacó sobre todo la presencia de Godin, imperial una vez más y demostrando que está al nivel de los mejores centrales del mundo. Los periquitos intentaron poner más fútbol y presencia en el campo pero todo se les vino abajo cuando un barullo en el área tras córner desde la derecha es rematado de cabeza por Giménez (buen debut del uruguayo) para conseguir meter el balón en la misma línea de gol y que el propio Mario Suárez pusiese el 2-o en el marcador. Poco más. El Español no supo hacer daño y el Atleti no quiso desangrar al rival. El equipo barcelonés no fue rival en ningún momento y dio una imagen muy pobre. Por eso me resultan especialmente patéticas las declaraciones de Sergio González, entrenador blanquiazul, anunciando sin rubor que su equipo no fue inferior al colchonero, más allá del juego a balón parado. Resulta muy miserable tirar de demagogia barata para justificar la negligencia propia pero más todavía hacerlo subiéndose a la grupa del jingle mediático de moda. Mal augurio el de este caballero.


Tres puntos importantes que mantienen al equipo en lo alto de la tabla y que otorga algo de tranquilidad a toda esa cohorte de histéricos que habían empezado a cortarse las venas con el traspiés de Valencia. Pero no hay tiempo de siestas. El miércoles nos visita el Malmö.

   

Ecosistema

At. Madrid 1 - RCD Español 0

El funcionamiento del fútbol es bastante parecido al de cualquier ecosistema. En contra de lo que pudiera parecer, si uno tuviese la poca inteligencia de dejarse llevar por las reglas baratas y simplificadas que imponen los medios de comunicación, ni es algo binario, ni es sencillo de entender ni es sólo cosa de dos. Una cosa es que todo este montado para que el beneficio, las loas y los euros, se repartan escrupulosamente entre Real Madrid y Barcelona (que es así) y otra que el fútbol, como deporte, como competición o como fenómenos social, sea tan sumamente mediocre que se pueda explicar simplemente con una moneda que cae de cara o de cruz. No lo es. A la espalda de los focos conviven cientos de formas de jugar, cientos de objetivos distintos, cientos de formas diferentes en las que encontrar alegría y cientos de desgracias de diferente pelaje. Ahí está la esencia del fútbol  y no en peinados de fantasía, en circenses celebraciones ofensivas, en peleas mediáticas por ver quién la tiene más grande, en lavados de cara para pateadores de cabezas con madre compungida, o en luchas denodadas por robar jugadores que tengan la “desgracia” de corretear fuera de la galaxia.

En ese contexto sobreviven también tipos como Javier Aguirre, uno de esos entrenadores (no es el único) que conocedor de este complejo sistema, tira de inteligencia callejera para fundamentar su fútbol en una suerte de discreto elemento parásito, que con habilidad picaresca vive de los demás. Haciéndose fuerte en los márgenes del reglamento. Su fútbol, conocido muy bien por la ribera del Manzanares (desgraciadamente), vive detrás de las fuerzas motrices que mueven el sistema. Nunca sale a conseguir ningún objetivo concreto sino que, agazapado en la sombra, espera a roer cualquier cosa de valor que caiga en la batalla. Aguirre nunca sale a ganar un partido. Él sale a sobrevivir. A mantenerse agarrado al palo cuando sopla el viento. A esperar a que los otros pierdan. Las premisas son sencillas: total desprecio por el balón y prohibido construir. El equipo debe jugar muy junto y compacto para llevar a cabo su principal misión que consiste en asesinar al ritmo. Acabar con el fútbol y su despreciable necesidad de continuidad. Rompiendo las intenciones del rival. Preferiblemente siguiendo las propias reglas pero recurriendo a otras posibilidades si fuese menester. En ese caldo de cultivo, el jugador debe estar pendiente siempre del error del rival porque ahí está la clave y para lo que el equipo está entrenado. Aguirre gana sólo cuando los demás pierden. Una forma de entender el fútbol que, lejos de lo que alguno piensa, no es una cuestión de jugadores ni de presupuesto. Es filosofía de vida. Aguirre jugó de esa forma como un equipo formado por los mejores Maxi, Simao, Forlán y Agüero. Demoledor. El juego de Aguirre no funciona para intentar ganar títulos o éxitos en los que sólo puede quedar el mejor. Sirve exclusivamente para éxitos menores en los que no gana el mejor sino el menos malo. Y por cierto, para ese puñado de aficionados de simplificada mente y que sólo distingue entre jugar como el Barça o jugar al contrataque, cualquier parecido entre lo que hace Aguirre y lo que hace Simeone es mera coincidencia.

Por cosas como lo descrito anteriormente el partido contra el Español fue muy complicado. Los periquitos salieron con las premisas de su entrenador grabadas a fuego y con el nivel de intensidad suficiente como para no sentirse superados en esa faceta por su rival. Olvidándose del balón, depreciando la construcción de juego y rompiendo cualquier atisbo de circulación propia o ajena. Y es una pena porque creo que el Español tiene mejor plantilla de lo que su entrenador desearía. Lo demostró al final del partido, cuando liberado de las cerril armadura de Aguirre, el equipo decidió tratar de ganar el partido jugando. La primera parte fue sin embargo una coraza pétrea que rompía el ritmo de un Atleti bien plantado, con buenas ideas, con ganas y sentido que sin embargo se tropezaba con la rocosidad del rival. Bueno y con el árbitro, que siguiendo la consigna de las últimas semanas, volvió a ofrecer un gran ejemplo de cómo perjudicar claramente a un equipo sin que se note demasiado. Tarjetas que no aparecen y que provocan el juego al límite del rival, constantes rupturas del ritmo (también) que desquiciaban a los locales, diferencias de criterio, faltitas que no veo… pero claro, el Atleti juega y llega al área y Diego Costa puede fácilmente ser pateado dentro del área. No pasa nada. No se pita el penalti y punto. Total, ¿quién se va a enterar? Salvo estas "minucias" y un par de remates de cabeza de Villa, la primera parte acabó sin pena ni gloria.

La segunda parte apuntaba por los mismos derroteros pero tras diez minutos de “más de lo mismo” apareció la magia. Gran giro de Villa en zona de tres cuartos que consigue colocar un pase al hueco para Diego Costa que, aguantando las tarascadas e intentos de desequilibrio del rival, fue capaz de encarar la portería y marcar con la zurda. 1-0. En esa tesitura el Español se vio perdido. Incapaz de ir a por el partido, no sabía cómo atacar a un Atleti que, liberado de la necesidad de ir desaforadamente a por el partido, se dedicó a fijar las líneas y minimizar la necesidad de riesgo. Así que fueron pasando los minutos sin pena ni gloria y con muy poco que contar. Los de Aguirre tiraban desde 50 metros y el Atleti llegaba de vez en cuando en contrataques que no eran tales porque el Español rara vez atacaba con más de dos o tres efectivos. Aun así, Costa pudo marcar en una soberbia jugada personal en la que se fue de todos y falló delante de la portería por puro agotamiento. Sólo a falta de quince minutos el cuadro periquito decidió quitarse el corsé y jugar el balón en campo contrario. Fue cuando vimos que lo saben hacer. Metieron al Atleti en su área y consiguieron que los locales acabaran pidiendo la hora. Más cuando un brutal rodillazo de Cordoba a Courtois dejó KO al belga para aparecer completamente ido en las siguientes jugadas. Dando la sensación de que cualquier tiro de los catalanes sería imposible de atajar. No ocurrió así.


Tres nuevos puntos que dejan al Atleti en el mismo lugar en el que estaba. En lo más alto, a tres puntos de la cabeza en vísperas de un Madrid-Barça. No esperen encontrar esa lectura sin embargo en ningún medio de comunicación profesional. Faltan diez jornadas, es decir, estamos ese último tercio de liga del que siempre hablaba Don Luis Aragonés. Ya es oficial, la campaña del Atlético de Madrid, ocurra lo que ocurra, ha sido un éxito. Olvídense de lo que cuenta el telediario o esos señores tan ordinarios que ladran por las noches en la televisión. Piensen que a efectos mediáticos vivimos en Corea del Norte. Sólo existe una verdad y el pueblo hace bailes al unísono repitiendo lo que dice el elegido. El Atleti es ahora mismo un equipo respetado y admirado por los medios de comunicación de todo el mundo… menos los españoles. Echen un vistazo ahí fuera y verán que no les miento. Es reconfortante hacerlo. 

Partido a partido (conviene recordarlo)

RCD Español 1 - At. Madrid 0


Decía Simeone en la víspera que una de las mejores cosas que tiene el Atleti actual es ser capaz de esconder los defectos y potenciar las virtudes. Sabía lo que decía. Hoy es un buen día para saber que tenía toda la razón. Los cantos de sirena que últimamente nos regalan los medios de comunicación de tradición hostil, quizá nos había cegado la capacidad de percibir la realidad pero no dejaba de ser una alucinación. El Atlético de Madrid es un gran equipo construido por Simeone con apenas un puñado de jugadores de elite... y un gran montón de apaños. Tan crudo como evidente. Pensar que el equipo tiene fondo de armario para competir en tres competiciones es engañarse. No lo tiene. No es la primera vez que lo digo. Simeone tiene un once claro sobre el césped, un once que todos somos capaces de recitar de memoria, que cada vez que tiene que modificar es un verdadero drama para el mundo colchonero. Y no es sólo cuestión de que la salida del nuevo jugador rebaje la calidad, que la rebaja, sino que el efecto es mucho peor al tener que obligar al equipo a jugar de otra forma. Pero ojo señores, el Atleti ha perdido hoy en Cornellá, haciendo un partido malo y espeso que en ningún momento ha merecido ganar, sí. Ha demostrado carencias y problemas que se consolidan y que ahora veremos, sí, pero qué quieren que les diga, estamos segundos en la clasificación a un punto del Barça. Creo que sobran lágrimas y falta autoestima.

El partido olía mal. Reconozcámoslo. Los parones por juego de la selección suelen ser letales para los equipos que están en racha positiva y rejuvenecedores para aquello que están en racha negativa. El Atleti llevaba mil partidos sin perder y el Español unos cuantos sin ganar. Con todo ello el partido comenzó como tantos otros. El rival, consciente de contra quién jugaba, decidió comenzar la contienda con el máximo de adrenalina, intensidad y exigencia física. Y le salió bien. En el enjambre de jugadores que Aguirre situó en el centro del campo salió victorioso el equipo catalán que desactivó el Atleti con el balón y se hizo con el control del partido. Sin demasiado fútbol y sin ocasiones de gol ni llegadas significativas, el Español sin embargo daba la sensación de mandar en el terreno de juego, maniatando a un Atleti que no era capaz de encontrarse. En esos casos suele aparecer la figura de Arda Turan para cambiar el tono del partido pero por alguna razón hoy estaba en el banquillo. El problema, como digo, no es que el turco no esté en el campo sino que el que está es Raúl García. Y no lo digo por su falta de calidad (aunque hoy ha vuelto a hacer el típico partido intrascendente de Raúl García) sino que es básicamente un jugador diferente. Otra tipo de jugador que obliga al equipo a jugar también a otra cosa. Sin magia, sin capacidad de sorprender, sin desborde y sin cerebro. ¿Qué otras veces ha funcionado? Cierto. ¿Qué no es la mejor opción? Así lo creo. Tengo clarísimo también que es un error de planificación y una falta grave de quién quiera que sea el que realiza la dirección deportiva de este equipo.

Pero el Español, para ser justos, no tiró una vez a puerta. Es más, pasada la media hora, la intensidad no era la misma y el nivel de presión tampoco. En esos minutos, sin que fuese tampoco una cosa exagerada, el Atleti tuvo algo más el balón, jugó también algo más en campo contrario y hasta llegaron las primeras ocasiones. Siempre a cargo de Koke, primero de cabeza y después rematando con el pie al poste. Delante Diego Costa, muy vigilado, estaba bien bloqueado por los de Aguirre y Villa... directamente no estaba. Lo del güaje empieza a dejar de ser una sospecha para empezar a ser, desgraciadamente, una evidencia. No está y lo que es peor, no se ve que pueda estar. Ojalá me equivoque y una vez más Simeone provoque un milagro pero todo apunta a que Villa será uno de los grandes problemas/decepciones del Atleti de este año. 

Pero no estaríamos hablando de todo lo anterior si el Atleti hubiese salido al campo en la segunda parte de otra manera. De forma incomprensible el once colchonero saltó al césped bajo de tono, desequilibrado, sin rítmo, alejado del balón, romo en la presión y con inquietantes muestra de fútbol especulativo. El Atleti es grande cuando no rebaja un átomo su intensidad ni su mentalidad en el campo. Si lo hace pasa a ingresar en la mediocridad y eso es lo que ha pasado hoy. El Español, viendo el regalo, se fue arriba, se situó en terreno rival, abrió el campo y empezó llegar. Avisó por dos veces con sendas paradas de Courtois (la primera, otra vez, prodigiosa). En la siguiente vez ya no acudió Courtois ni la suerte a salvar los platos. Un buen cambio de juego hacia la izquierda, acaba con el un balón colgado al área en el que Alderweireld se come a su defensor y en el despiste el propio Courtois se mete el balón en propia puerta. El belga debutaba hoy en la plaza colchonera y no sale demasiado bien parado. En la primera parte, sin demasiado trabajo, dio muestras de solidez y síntomas de integración en la plantilla. En la segunda, en la que sí fue exigido, dejó serias dudas respecto a su capacidad defensiva. Demasiado blando. Es el primer partido y es difícil entrar en un equipo tan construido pero dejo sensaciones contradictorias.

A partir del gol del Español se acabó el partido. El viejo conocido de Aguirre sacó todo su muestrario de anti-fútbol y marrullería para que no se jugara nada. Algo que además de lamentable hace deslucir la buena labor de su equipo hasta ese momento. Con el Atleti perdimos demasiados partidos por esa obsesión y me temo que con los demás equipos también le ha pasado. Pero hoy no es el día para reprochárselo porque le ha salido bien. Es cierto sin embargo que enfrente tenía una Atleti deslucido que a partir de ese momento, además, se volvió loco. El carrusel de cambios de tinte ofensivo no hizo más que acumular jugadores en la zona de tres cuartos pero con exactamente el mismo efecto que antes. El partido empezó a jugarse en el campo del Español pero en mi opinión se debía más a demérito de los catalanes que mérito de un equipo rojiblanco que no era capaz de encontrar un norte que en ningún momento del partido supo nunca ni siquiera en qué lugar buscar.

Primera derrota del Atleti en la temporada, no sólo en liga, que levantará las voces de los cenizos y alegrará la noche de esos rivales que antes de ayer nos abrazaba con condescendencia y estaban contentos con nuestra caricatura pero hoy nos odían con todas sus fuerzas. Me gusta. Borrón y cuenta nueva. Centremos el discurso. Partido a partido. Conviene recordarlo. 

Cien patadas y un gol a la desesperada

At. Madrid 1 - RCD Español 0

William James es un filósofo americano que dijo eso de que no hay mayor mentira que la verdad mal entendida y yo estoy de acuerdo. Durante mucho tiempo nos han estado vendiendo con grades campañas publicitarias este tipo de entrenadores resultones cuyo principal mérito, y su principal argumento en el que fundamentar su éxito, era apartarse del fútbol. Paralizar el flujo natural del balón. Acercarse a los límites del reglamento. Jugar con los detalles de forma maligna. Entrenadores que surgieron como champiñones a finales de los años 90 coincidiendo con el crecimiento de la importancia de la preparación física, y el físico, dentro del fútbol. Entrenadores que con sus argucias conseguían dejar en puestos de la zona tranquila de la tabla a equipos con plantillas mediocres destinadas a pelear por no descender. No hace falta que les de nombres pero hoy uno de ellos se sentaba en el banquillo visitante del Vicente Calderón. Pero esos otros personajes que también entraron en el fútbol por la puerta de atrás, ya saben, empresarios del ladrillo, mariposas del poder, personajes extraños... nuestro Consejero Delegado sin ir más lejos, ajenos a la historia y el legado de este bendito deporte, reacios a sentarse un estadio y disfrutar de un buen partido, entendieron que esa forma tan rupestre y limitada de ver el mundo del balompié no sólo valía para salvar la categoría sino para elevar rápidamente a la cumbre a equipos con aspiraciones históricas. Así que allí acabaron. En banquillos como en del Calderón consiguiendo campañas mediocres que nos vendían como grandes éxitos. Sufrimos además el fútbol primario de Aguirre durante varios años y lo que es peor, el que un nutrido grupo de personas acabase convencidas de que ese era el camino correcto. No lo era. No lo es. Es evidente. Comparen con Simeone y se acabará el debate. 

Porque una cosa es un equipo italianizado, vertical, espeso en defensa, rocoso, intenso, reacio a especular con el balón...y otra lo que plantean entrenadores como Aguirre. El “reanacido” equipo perico se presentaba en Madrid siendo la escuadra revelación de esta segunda vuelta pero lo que hemos visto ha sido ese conocido equipo autobús cuyo objetivo era casi exclusivamente parar al rival. El Atleti salió a lo suyo. Con el once titular en liza, el equipo tiro durante quince minutos de presión, agobio, intensidad y ganas de ganar. El Español achicaba. El Atleti quería el partido. Llegadas sin tino, peligro a balón parado, desborde por bandas,... el Atleti lo intentaba pero no se conseguía la claridad necesaria para marcar. El partido, eso si, ya entonces tenía como protagonista a un espectacular Diego Costa que era la pesadilla de los de Barcelona. El brasileño recibía de espaldas, ganaba el desmarque, desbordaba con balón,... un autentico crack que está en un momento dulce y que además parece no tener límite. Él fue el protagonista cuando en un spring espectacular llegó primero a un balón divido que probablemente podía haber provocado la expulsión de su rival y lo volvió a ser cuando nuevamente anticipándose a la defensa es arroyado dentro del área y para permitir a Falcao marcar la pena máxima y seguir sumando goles. 

El Español, que hasta entonces se había dedicado básicamente a dar patadas, lanzar patadones y parar el partido, parecía tener la obligación de hacer algo más pero lamentablemente su receta fue simplemente aumentar el número e intensidad de las faltas y apretar un poco más el nivel de desquicie y provocación para llevar el ambiente un poco más al límite de la flor de piel. Tanganas, insultos,...tiempo muerto. Esa era la receta. Y en la trampa cayó un ingenuo Gabi cuando la primera parte llegaba a su fin. Un error en el pase del canterano provoca un contrataque perico que el propio Gabi, en parte por ser necesario y en parte por sensación de culpa tras su fallo, se encarga de parar con una falta tan ingenua y simple como innecesaria. Los jugadores se marchaban así al vestuario sabiendo que volverían con uno menos. 

Pasado el cabreo durante el descanso, los colchoneros esperábamos una segunda parte de acoso y peligro por parte de los catalanes. Pero no fue así. Bien al contrario. El Español de Aguirre es un equipo construido exclusivamente para destruir y esperar la casualidad del gol. En la rivera del manzanares sabemos bien que sus equipos son incapaces de llevar la iniciativa, de jugar, de crear fútbol....y más si enfrente tienen a un equipo tan solidario y bien plantado como el rojiblanco. El Español perdía el balón y los madrileños salían al contrataque, eso fue lo que ocurrió hasta el final del partido. Ocurrió lo mismo infinidad de veces pero unas veces el cansancio en el último tramo, otras veces las imprecisiones hacían que el segundo no llegase al marcador. Los últimos minutos, con martin Petrov en el campo tirando balones desde la izquierda, fueron más emocionantes que otra cosa pero sirvieron para que el Atleti tirase de casta y orgullo imponiéndose en un cinematográfico final en el que el Calderón en pie animaba a los suyos. 

El Atleti sigue la senda gloriosa de la liga tres días antes del fundamental partido de Copa contra el Sevilla. Uno, en su ingenuidad piensa que teniendo al cuarto clasificado a quince puntos lo mismo hubiese sido mejor haber rotado hoy a los jugadores y no el pasado jueves pero casi mejor no darle más vueltas al asunto. Miremos adelante y seamos optimistas ante el futuro.


Gotas y rocas

RCD Español 0 - At. Madrid 1

Creo que fue Ovidio el que dijo que la gota excava la roca no por su fuerza sino por su constancia. Debe ser esa la idea en la que está inspirado el Atleti 2012/2013. Mientras algunos nos lamentábamos por los tradicionales devaneos en los despachos colchoneros y otros sacaban a relucir el pesimismo protector con el que mucho rojiblanco se cubren el optimismo de forma preventiba en las últimas temporadas, el Cholo Simeone se empeñaba en formar un equipo denso, claro y homogéneo que gota a gota fuese capaz de horadar cualquier roca. Y en eso está. Y como nadie lo pare es capaz de perforar hasta un escudo de carborundo. A base de mentalidad, físico, generosidad, entrega y talento, el argentino está montando una verdadera roca. Un equipo al que si le das un metro te coge dos pero que luego no tiene ningún problema en ponerse a sudar y a sufrir para salvar lo ganado. Un equipo para sentirse orgulloso. Un equipo, por qué no, para soñar. 

En otros tiempos una alineación con Diego Costa, Raúl García y Koke en la delantera sacaría lo peor de ese espíritu crítico tan acusado que se ha ido generando en los corazones colchoneros durante los últimos años, pero en la era Simeone las cosas no son así. Es más, a veces pienso que hasta la alineación es lo de menos. El Cholo ha demostrado ser de esos entrenadores que trabajan los partidos hasta el milímetro. Estudia al rival y arma el partido buscando hacer daño por el sitio adecuado. Al contrario que tanto y tanto entrenador mediocre que ha precedido ese puesto, el argentino no modifica su sistema por miedo al rival sino que busca la forma de ganar conociendo los puntos flojos del equipo que estará al otro lado. Creo que la diferencia es evidente. El Atleti salió con un poderío arrollador dejando claro al rival desde el primer minuto que quería ganar. Lo peor que le podía pasar a los periquitos estando donde están. Acuciados por los resultados y superados por los colchoneros la primera parte fue una agonía para el equipo catalán y por ende madrileña de principio a fin. A falta de ocasiones claras, el partido era sin duda del cuadro colchonero que dominaba todas las facetas del juego. Tempo, rítmo, balón, equilibrio, centro del campo,... La sensación era que el gol llegaría en la primera ocasión que tuvieran y así fue. Pase desde el lateral de Juanfran que remataba Raúl García llegando desde atrás en esa posición de tres cuartos que ahora todo el mundo dice que es la suya. 

A partir de ahí los periquitos se estiraron un poco más dejándose ver en el partido pero el Atleti, my bien colocado, no permitía las licencias. Más que el empate lo que pudo llegar antes de el descanso fue el segundo gol si el bueno de Raúl García primero y Koke después hubiesen acertado sendas voleas desde el área rival que se fueron por encima del larguero. 

Pero la segunda parte fue otra cosa. Primero porque el Español tiró de orgullo y pelea para equilibrar el partido en el aspecto anímico y físico y segundo porque el Atleti volvió a dar ese pasito atrás que viene siendo marca de la casa cuando se pone encima en el marcador. Algo que no entiendo ni entenderé en general pero todavía menos en partidos como el de hoy, donde la superioridad había sido abrumadora y donde la posesión y el control había evitado cualquier ocasión del rival. Pero Simeone tiene crédito y su trabajo precede su criterio así que a lo mejor no tiene sentido cambiar. Hoy también le salió bien ya que lo cierto es que el dominio blanquiazul fue exclusivamente territorial y apenas tuvo ocasiones. En cuanto pareció que el Atleti perdía el norte sacó a Gabi para contener el centro del campo y vuelta a empezar. Personalmente hubiese preferido dejar a Koke y quitar a Raúl García o a Tiago pero de nuevo hay que rendirse a los hechos y rendirse a la evidencia. 

El único pero verdadero contratiempo es la lesión del turco Arda que pone un punto negativo ante tanta euforia desatada. La trayectoria de Turan deja claro que es un jugador con tendencia a las lesiones musculares pero no por ello deja de asustar cuando ocurren. Espero que sea algo leve. Creo que no me equivoco ni mucha gente estará en desacuerdo al decir que es uno de los jugadores más importantes de esta plantilla. El puesto de Turan lo ocupó un rápido Cebolla, más que otras veces, que tuvo dos de las ocasiones más claras de la segunda parte cuando en sendos contrataques y en velocidad se plantó delante del portero (algo escorado las dos veces) para marrar las dos ocasiones. La tercera gran ocasión fue en las postrimerías del partido con Adrián, que había sustituido a Diego Costa, y que sólo en el área pequeña no acierta a rematar con claridad tras recorte en un palmo marca de la casa. El Español se limitó durante todo ese tiempo básicamente a colgar balones. Triste panorama el que le espera al equipo barcelonés. 

Enésima victoria seguida de los de Simeone que nos aupa a lo más alto de la tabla. A dos puntos del todopoderoso Barça y por delante del todopoderoso Real Madrid. Placentera sensación esa de mirar la tabla y que prácticamente había olvidado. Con todo ello lo mejor, para mí, es la sensación de equipo que se ve sobre el campo. Un equipo al que le cambian los jugadores, los rivales y los estadios pero todo sigue igual. Una gota. Una roca. O como dice el Cholo Simeone: un equipo.

Canción turca de los malditos

At. Madrid 3 - RCD Español 1

El fútbol es un deporte de equipo por mucho que exista gente que no lo quiera ver. Personalmente no conecto con esa corriente circo-mediática que pretende hacernos creer que los equipos son básicamente su mega estrella, al estilo de lo que ocurre en la NBA, y poco más. Decir que el Barça de la última década es Messi es una estupidez. Una estupidez supina. El Barça es un señor equipo...que tiene una súper estrella. En el Atlético de Madrid capado de la era Gil las cosas siempre se piensan al revés y en este tema no iban a ser menos. El Atleti lleva lustros siendo todo lo contrario: estrellas sin equipo y eso explica un montón de cosas. Creo que en el exigente fútbol actual hay cosas de las que no se puede prescindir y ser un equipo es una de ellas. Plantillas muy flojas han conseguido alcanzar metas impropias de sus objetivos precisamente por ser equipos. Empastados, pegajosos, engranados, con las ideas claras. Equipos. Por eso hemos llegado a la situación en el que las grandes escuadras europeas tienen también que ser grandes equipos y lo son. El Madrid o el Barça resultan ser tan equipos como el Levante o el Osasuna con la diferencia de que igualado ese punto...aparece Messi. O Ronaldo o Xavi o Iniesta o Benzemá... o Arda Turan. Pero después, no antes.

La tarde era fantástica. Adoro el fútbol los domingos por la tarde con la luz del día. El estadio presentaba un aspecto magnífico, repleto como estaba de familias y niños, esos grandes perjudicados por la extrema codicia del tal Roures y del resto de Roures de este mundo. La grada tenía ganas de regurgitar las inolvidables sensaciones del jueves y eso es algo que se vio desde el principio. Bien plantados ambos equipos era sin embargo el Atleti el que dominaba adelantando la defensa, presionando muy arriba y tratando de que el balón estuviese siempre cerca de Diego o Arda o Salvio, éste último para regatearse a si mismo y perderla, como acostumbra. El primer gol llegó rápido, la los diez minutos, en saque de esquina lanzado por Diego y cabeceado por Godin en lo que ya empieza a ser marca de la casa.

Todo pintaba excelente y no había motivo para preocuparse por un partido que parecía encarrilado pero esos son precisamente los momentos en los que el Atleti decide dar el dichoso pasito atrás. Retrasó la línea defensiva y decidió no volver a jugar un balón en condiciones. A partir de entonces y hasta el final de la primera parte el patadón a las nubes fue el único recurso “futbolístico” de los rojiblancos. Algo que el bueno de Simeone tendría que hacerse ver, aunque para ser justos hay que reconocer que a ello ayudó también bastante las hechuras de un RCD Español que tiene una pinta excelente. Agil y ordenado en la presión, presenta sin embargo una actitud por el fútbol y el trato de balón que me resulta envidiable. Especialmente mirando la plantilla y viendo lo fácil que lo tendrían los entrenadores farfulleros (los que le gustan a MA Gil) para justificar lo ramplón. Lejos de ello los barceloneses se fueron arriba, se quedaron con el balón, impidieron el juego del rival y ser hicieron con el partido. Y empataron, claro, de forma totalmente justa. Un balón que recibe Sergio García en el área (con excesiva facilidad por la parsimonia de la defensa), recorta y pasa a Dirac para que haga la igualada.

La segunda parte comenzó muy parecida aunque afortunadamente para nosotros y para los tobillos de los rivales se había quedado en la caseta un Gabi algo desquiciado hoy, que se estaba ganando la expulsión con cada acción. En su lugar apareció un Mario Suárez que hoy si completo una actuación bastante interesante. El estado de letargo heredado del primer tiempo se olvidó a los diez minutos que fue lo que tardó el Atleti en volver a recuperar el balón, usarlo, imprimir velocidad y jugar con los de arriba. Y entonces si, apareció Arda Turan.

El turco, lo he dicho ya varias veces, es un jugador excelente. Imprevisible, eléctrico. De esos que cuando están inspirados son imparables. De esos que cuando los equipos, insisto, los equipos, están igualados aparecen para marcar la diferencia. De esos que ganan partidos. Cuando Salvio abría el espacio a Juanfran y este colgaba un balón al segundo palo se empezaba a fraguar la canción. La canción turca de los malditos. Esa colección de jugadores excelentes incomprendidos en ese sector ruprestre de la grada que sólo es capaz de ver jugadores corriendo y sudando. Esa lista de jugadores que han vestido esta casaca y que injustamente han sido pitados por dar la sensación de que no le ponen los huevos que hay que poner. Quique Setién, Valerón,... como a ellos, diez minutos antes de que ese balón colgado llegase a la bota de Arda un par señores que se sientan detrás de mí (y algunos otros) estaban poniendo a parir al jugador turco. Pero la canción de hoy les ha hecho callarse a todos. En un escorzo de media chilena Arda ha hecho un gol precioso que era un homenaje al fútbol, a él y a los malditos.

Subidos en la euforia desatada por el gol de Arda el Atleti salió enfurecido a cerrar el partido y lo cerró. La comunión entre grada y equipo era total y cuando además el Atleti juega verdaderamente da la sensación de ser imparable. Pelotazo a la espalda de la defensa adelantada de los periquitos que recoge de nuevo el turco para irse a la portería, recortar, rematar y con algo de suerte hacer el tercero. Y se acabó el partido, pero lo hizo para variar como deberían hacerse esas cosas. Controlando el juego, teniendo el balón y no dejando jugar al contrario. De esta forma el partido muere en campo contrario en lugar de tener que estar achicando agua e tu propia área en los minutos de descuento. Aparta de esas significativas ventajas también ha servido para ver un revisión de Salvio que desconocíamos, una versión útil, o para ver los mejores momentos de Mario Suárez en lo que va de temporada. 

Al acabar el partido el fondo sur reclamaba testosterona para el crucial partido del jueves y todos lo visualizamos. Llegamos bien. En condiciones. Con la moral y los jugadores. Allí nos vemos. Por favor, seamos entonces el Atlético de Madrid.

The Pogues - Turkish song of the Damned

Mundo al revés (RCD Español 2 - At. Madrid 2)




El mundo está revuelto. Mientras se suceden extrañas guerras con extraños combatientes y extraños ganadores y vencidos, mientras la economía se mete por los poros de la razón para pudrirlo todo y el mar se infecta de cosas que todavía nadie conoce, en la liga española aparecen fenómenos extraños dignos de poltergeist. Por un lado el “señorial” Real Madrid jugando como el Racing (Guti dixit), planteando un partido rastrero, ruin y chavacano o lo que es más bochornoso, celebrando con éxtasis un empate en casa pero por el otro el Atlético de Madrid saliendo a ganar, haciendo un generoso y encomiable derroche físico, tratando de jugar al fútbol y llevando la voz cantante. Sólo hay dos cosas que permanecen inalterables: la podredumbre de la prensa oficial capaz de tragar toda la mierda que haga falta con tal de que el equipo de “las mocitas madrileñas” parezca lo que no es y el indescifrable talento de Quique Sánchez Flores.

Entretenido partido con demasiados errores, periodos de correcalle y bastante mala suerte pero que en general mostró esa cara del equipo que ha surgido en las ultimas jornadas y que es bastante más potable de lo que se recordaba por este lado del mundo. Desde que a Quique le de por cambiar todo menos el doble pivote parece que las cosas con Tiago y Mario Suárez tienden a parecerse más a un un centro del campo decente y aunque se intuye que el estilo que trata de imponer tiene poco que ver con el toque y la elaboración una cosa es no abusar del balón y otra despreciarlo. El Atleti espera (aunque hoy más presionante y en ocasiones más arriba) y sale en vertical pero ya no parece ser alérgico a esa cosa redonda que se mueve por el césped. El Atleti juega, para cuando hay que parar, tiene el balón cuando lo tiene que tener y lo lanza en largo cuando lo tiene que largar. No hace falta hacer lo que el Barcelona para jugar al fútbol.

El partido comenzó con brío y con un golpe de suerte que aprovecha Koke, un jugador que sin tenerlo fácil está haciendo una microtemporada digna de consideración. Entrando en un equipo terminal y en una posición que no es la suya el canterano aporta dinamismo, fuerza, alternativas, salidas y un desconocido olfato de gol. Me da que va a ser una apuesta segura en el futuro. Un mal despeje en el área del Español hace que el balón llegue a los pies de Koke para no desprovechar la oportunidad. El gol dejó un tiempo noqueado a un Español espeso y algo perdido mientras mantenía un Atleti serio y ordenado que daba la sensación de poder terminar el partido. Los catalanes encallaban en la red madrileña y las salidas en largo de Reyes, Agüero y Costa eran siempre peligrosas. Sin embargo los colchoneros no culminaron ninguna jugada y eso en el fútbol se suele pagar. Especialmente doloroso fue un buen pase en largo cazado por el Kun que le deja solo delante del portero en carrera pero que la mala suerte y una buen ajuste defensivo españolista hizo que la pelota se marrara. El Atleti simultaneaba jugadas sin terminar con incomprensibles fallos defensivos que sin ser garrafales mermaban la seguridad y creaban incertidumbre. Por ahí se coló Español en las postrimerías el primer tiempo en el que un pase a la espalda de la defensa madrileña es aprovechado por un rápido Osvaldo que se vuelve a ir de Perea (ya lo había hecho varias veces) en cuya pierna da el remate del españolista para despistar a un De Gea que no puede hacer nada para evitar el gol. Con un injusto empate a uno se marchaban los equipos al descanso.

La segunda parte reprodujo en diez minutos lo acontecida en la primera: misma intensidad, mismas virtudes, mismos errores. A los pocos minutos la presión colchonera hace que un pase atrás del Español sea robado por el más listo de la clase, el Kun, para delante del portero hacerle una vaselina prodigiosa. Se ponían bien las cosas para el Atletico pero de nuevo poco después un error en la presión y un desajuste defensivo hace que Osvaldo empate con un gran remate de cabeza que eso si, hay que decirlo, estaba en ajustadísimo fuera de juego y no debería haber valido.

A partir de ahí el partido fue una delicia para el espectador y un tormento para los entrenadores al convertirse en un entregado duelo de ida y vuelta donde sin embargo el equipo madrileño pareció llevar la voz cantante pero sin llegar a poder rematar. Destacar el gran derroche físico de ambos equipos pero especialmente en el lado colchonero puesto que no es algo a lo que estemos precisamente acostumbrados. Destacar también, como no, la enésima “genialidad” del talento de Sánchez Flores que nuevamente se acerco a la invención del balompié haciendo aquello que el resto de la faz de la tierra jamás haría. Primero poniendo a Raúl García en una banda cuando Koke tuvo que abandonar el campo en la primera parte. Incomprensible de todas luces como además demostró el esforzado aporte del navarro que en su línea resto más que sumó. Voluntarioso en la carrera y en la protesta, inútil en todo lo demás. No contento con ello y cuando quedando diez minutos el Atleti necesitaba ese aporte extra para intentar mover el marcador Quique decide retirar el segundo delantero para colocar a Reyes (de los mejores hasta entonces, inédito a partir de ahí) por detrás de Agüero. No si sé el motivo del cambio responde al vanguardista talento de nuestro entrenador o a que el mismo pensaba que un empate era un buen resultado pero no sé tampoco cual de las dos razones me espeluzna más.

Empate que perfectamente podría haber sido una victoria y que nos deja a las puertas de la puerta de atrás de las competiciones europeas. Para algunos el sitio natural de este “nuevo” atlético de madrid. Para mí algo que sigue sin quitarme el sueño.

Alea Jacta Est




Decía Pablo Picasso que el principal enemigo de la creatividad es el buen gusto pero en ese sentido el actual Atlético de Madrid puede dormir tranquilo porque carece por completo de las dos cosas: creatividad y buen gusto. En partidos como el de esta noche, en el que se ha empatado con el Español sin grandes apuros y se ha pasado a la siguiente ronda de la Copa del Rey para enfrentarse a los galácticos engreídos, uno no sabe si alegrarse o meter la cabeza debajo del suelo para que no te vean. No lo digo porque me de miedo el equipo de los ladrones de guante blanco, puesto que a diferencia de los jugadores y directivos de mi equipo a mí los blancos no me dan ningún miedo, sino porque es realmente penoso y triste ver como juega este Atlético de Madrid. Es tal la desazón y mal rollo que me deja el bochornoso juego colchonero que sinceramente me da por preguntarme si merece la pena seguir avanzando en competiciones y así seguir haciendo el ridículo.

Sé que muchos no me comprenderán, que dirán que soy un exagerado sin criterio, que me vendrán con la cantinela del resultado o el resultadismo, etc, etc, pero me da igual. La propuesta deportiva de este equipo es bochornosa, penosa y lamentable. humillante para atléticos de como yo que piensan que este equipo esa algo más que un vulgar equipo de fútbol que pretende no jugar a este deporte.

Independientemente de todo lo anterior lo cierto (y hay que reconocerlo) es que el Atleti ladrillo de Quique Sánchez Flores ha controlado (a su manera, claro) un partido que se preveía complicado, ha conseguido neutralizar a los periquitos hasta es punto de que apenas han dispuesto de ocasiones para desquilibrar el partido y no ha sufrido demasiado para pasar la ronda. Tan cierto con tristes los métodos empleados.

Y es que el equipo de Quique ya no tiene ni la vergüenza de disimular el desprecio absoluto que sienten por el balón, el fútbol y la creación. El señor Flores, dándole gracias a Dios por el gol de Simao en el Calderón que justificaba su planteamiento reservón y ultradefensivo, montó un equipo de dos líneas muy juntas y generosas en la recuperación que presionaban muy arriba obligando al contrario a jugar en su campo y a tener dificultades para sacar la pelota. Esta parte de la película no sólo es lícita sino que parece muy acertada e interesante el problema es lo que ocurre cuando se recupera el balón. Este dónde esté la idea es dar un pelotazo a las inmediaciones del Kun para que el argentino se busque la vida regateando a todo el mundo, haciendo paredes consigo mismo, dando el pase de la muerte y rematando el balón él mismo. Penoso. Ver a Raúl García en la banda (incluso sin que el navarro pase cerca del balón) duele pero duele mucho más los cientos de miles de los balonazos a diestro y siniestro en los que se basa el fútbol de Atleti.

Pero el Español no era capaz de pisar el área mientras que el Atleti si era capaz de que algún pelotazo de esos que cayese en zona legal y cerca de algún pie rojiblanco. Raúl garcía empaló al larguero una buena jugada desde la izquierda que por desgracia no acaba en gol. Minutos más tarde la presión brutal de los madrileños, muy buena en esta primera parte, hace que Raúl García de nuevo meta el pie con fuerza con lo que el rechace del balón, casi por casualidad, aterriza en los pies del Kun que encara la portería, remata con violencia y el balón se mete en la red tras dar en el larguero y dejándolo vibrando. Era el minuto 24 y la eliminatoria estaba sentenciada.

Desde ese momento hasta el final de la primera parte vinieron los mejores minutos de los colchoneros con un Español romo y sonado que era incapaz de hincar el dienta a la poblada y voluntariosa defensa atlética mientras que los madrileños le mandaban al Kun cada balón que recuperaban para que el ex de independiente se luciera. Lo del Kun es de otra galaxia. Un jugador que está en el ramillete de los elegidos. Si el Atleti no aumento el marcador en ese periodo fue por mala suerte.

La segunda parte, como viene siendo habitual, fue incluso más soporífera que la primera parte. Horrorosa, horrible, aburrida y lamentable. La presión arriba de los de Quique desapareció y todo empezó a ocurrir en la frontal del área colchonera pero sin mucho peligro y el poco que hubo lo solventó con maestría De Gea. Poco más que decir. El anecdótico empate de los de Sarriá llegó con el tiempo cumplido tras una falta absurda de los colchoneros en la frontal del área que Luis García ejecuta magistralmente metiendo el balón por la escuadra.

Llegados a este punto que da igual el Madrid pero me temo que si la propuesta es la misma nos van a coser a goles. Especialmente si marcan primero. Jugándote todo el patrimonio, como hace Quique, a un único número es temerario y peligroso. También cobarde. Si el único número es rezar para que marquemos primero, que el milagro del Kun llegue pronto y todavía más para que el resultado colgado del larguero y achicando agua, me temo que es mejor no participar en la competición.

Alea Jacta Est

Solo y aburrido bajo la lluvia (At. Madrid 1 - RCD Español 0)




Esta noche en el Calderón estábamos cuatro gatos. Una entrada impropia de un partido de copa (nuestra última y única esperanza) frente a un rival que hace cuatro días que nos había ninguneado y con un nuevo derby como recompensa inmediata. Soy muy malo calculando audiencias pero rondaría el cuarto de entrada. Algunos dirán que el infernal tiempo que hacía hoy en Madrid tiene la culpa pero llevo demasiados años viniendo a este campo como creer que esa es la razón. El mismo tiempo hacía en el Bernabeu y decía la radio que rondaban los tres cuartos. Las razones del abandono en la grada yo la fundamento en otros puntos. Para empezar mientras que en Chamartín la grada está principalmente cerrada y tiene calefacción en el Calderón seguimos como hace 50 años. Son las cosas que tiene eso de estar una década vendiendo las veleidades de un nuevo estadio que es una mentira (otra mentira). Pero el aficionado atlético es austero y no sólo esa puede ser la razón. A no ser que el aficionado atlético ya no sea el de antes y su asiento esté ocupado por un nuevo colchonero nacido de la escuela que promulga AS y MARCA y que no entiende de sentimientos pero si de “comodidad” (que algo de eso también hay). En cualquier caso, desde mi modesta opinión, la principal razón hay que buscarla en el soporífero espectáculo que da este equipo.

El partido comenzó, como ya podemos decir que es una norma en la era Quique, con un equipo que sale a especular. Un equipo que tapa al contrario, que controla su salida y que intenta fundamentalmente que en principio no sale nada. Una forma de encarar un partido tan bochornosa como difícil y que rara vez tiene resultado. Así, un Español ordenadito cuyo principal mérito era juntar muchos las líneas y ocupar bien el campo. De una forma tan simple sin dominar el juego se sintió cómodo en el campo y tuvo dos buenas ocasiones antes de que el personal quitase el agua de esos asientos con mantenimiento cero.

A partir de ahí el sopor y la mediocridad se instaló en el césped hasta completar otra aburrida primera parte sin nada o muy poco que ver con el fútbol. Una primera parte que se resume en dos acciones que acontecen pasada la media hora. La primera un disparo lejano de Reyes que un defensor despeja con la mano. A mí la mano me parece clara pero también me parece que es fuera del área. Al árbitro sin embargo le parece penalty. La televisión despejará la duda pero a mí me parece dudoso. Simao se encarga de transformar la pena máxima en su último partido con esa camiseta (Forlán se había lesionado minutos antes). El portugués se va de esté equipo con la misma elegancia y discreción que ha desprendido durante estos años. Siempre me pareció un fichaje muy caro pero ha sido un profesional ejemplar que ha llevado nuestro brazalete de capitán con dignidad. Le deseo toda la suerte del mundo. La segunda acción destacada es la expulsión de Reyes (un ídolo con la cabeza de barro) que demuestra la incompetencia supina y lo poco de fútbol que saben los árbitros españoles. Por inconsciente y estúpido que sea Reyes (que lo es) jamás una acción así puede acabar con mayor castigo para el agredido que para el agresor. La entrada de Dátolo por detrás y a destiempo ya debería abrir el debate de la necesidad de una tarjeta roja pero es que encima el “deportista” del Español le lanza el balón a Reyes con toda la mala leche del mundo cuando éste está en el suelo. La salida de tono de Reyes es igualmente punible pero siempre con un castigo menor o igual al de su agresor. Por pura lógica. El árbitro podía haber expulsado a los dos o sólo al españolista dejando a Reyes con amarilla y hubiese tenido una explicación pero lo que hizo (lo contrario) no sólo no la tiene sino que va en contra de eso que los papagallos cacarean de defender el fútbol y a los futbolistas. Mourinho y sus palmeros hubiesen dado un golpe de estado.

La segunda parte estuvo más animada por aquello de la velocidad y las oportunidades. El Español abre el campo con Callejón y se lanza a por el partido mientras que el Atleti se cierra en su área. Tener un jugador menos era la excusa pero yo cada vez tengo más claro que Quique tiene un perfil parecido al ínclito de Aguirre en este sentido. Con el mismo nivel de valentía, el señor Sánchez Flores parece sentirse cómodo en la tragedia y las situaciones desesperadas (una eliminatoria perdida, un jugador menos, miles de puntos por debajo,...) esas que justifican lo injustificable como encerrarte renunciando al balón y a jugar, dar pelotazos, etc... El Español se pasaba la noche en la zona rojiblanca y lógicamente tuvieron varias ocasiones. Sólo el bueno de De Gea (increible que algún iluminado hubiese empezado a criticar al canterano) ha impedido que los de Barcelona no empatasen el partido complicando de esa manera el no salir derrotado. Los madrileños, como viene siendo habitual en las últimas décadas, a lanzar pelotazos arriba con la esperanza de que el Kun la baje, se marche de toda la defensa recorriendo decenas de metros y que meta gol. A pesar del fútbol de su entrenador y de las dificultades que le pone su equipo el argentino ha vuelto a dar otra lección de fútbol y otra demostración de lo gran jugador que es.

Pero a los 20 minutos el pésimo árbitro de hoy decide expulsar a Victor Ruiz por doble amonestación (para mí dudosas las dos, sobre todo la primera) con lo que en teoría se igualaba la balanza pero sólo en teoría porque no fue así. Quique debió entender que ya que estaba jugando con un jugador menos era mejor seguir igual a pesar de tener los mismos jugadores que tu rival. El Atleti, en otro ejercicio vergonzoso y humillante de cobardía, siguió encerrado en su área dejando todo a merced de patadones arriba y la inspiración de la lucha quijotesca del Kun Agüero que aun así tuvo varias ocasiones claras. De esta forma tan humillante murió el partido.

Espadas en todo lo alto pero a mí este equipo y sobre todo esta forma de jugar no me inspira más que pereza, sopor y lástima.

Resultadista (At. Madrid 2 - Español 3)




Por circunstancias personales (buenas) ayer no vi el partido. Ni lo vi, ni lo escuché, ni todavía he leído una sola crónica. Sólo sé el resultado 2-3. Tengo la sensación de que no necesito mucho más. Volvemos a perder contra uno que está por encima.

Alguien me dijo el otro día que el “fútbol” de Quique Sánchez Flores es fundamentalmente resultadista. Decía esto como forma de licitar el “particular”juego de nuestro Atleti. Según eso, ¿debería necesitar saber únicamente el resultado para escribir la crónica? Como es obvio no estoy de acuerdo con nada de eso así que lógicamente seré honesto y no escribiré ninguna crónica ni comentaré el juego ni las sensaciones ni el estado de ánimo del personal. No creo que me resultase difícil hacer algo creíble pero no veo la necesidad.

Eso si, miro a la tabla, pienso en la liga, me acuerdo del fútbol dominical...y me entra la depresión. En tiempos de adolescencia hormonada distinguíamos entre guapas antipáticas y feas simpáticas. Este año (otra vez) nos hemos quedado con la fea y antipática.

Debe ser que somos resultadistas.

El hambre del pan que comimos ayer


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RCD Español 3 - At. Madrid 0

Ni cansancio del Jueves, ni tensión, ni plantilla corta, ni personalidad, ni arrojo, ni falta de suerte, ni indolencia, ni equipo, ni árbitros, ni fallos en defensa, ni fallos en ataque, ni Perea, ni cristo que lo fundó. La propuesta futbolística de este atlético de madrid, la de esta tarde frente al Español que es la misma de la mayoría de tardes, es vomitiva, lamentable, asquerosa, zafia y repugnante. Una propuesta casposa y cobarde que vive de espaldas a la realidad del fútbol y que se basa en elementos tan etéreos como el azar. Una propuesta contemplativa, especulativa, mediocre y falaz que hace que este espectáculo de masas llamado fútbol sea hoy en día una especia de opera japonesa vanguardista fea y cacofónica de difícil comprensión a la que seguimos asistiendo por aquello de la tradición. Una basura perfumada envuelta en un lazo azul que alguno se traga pensando que está degustando la última novedad de El Bulli cuando en realidad se está zampando la ceniza de los ceniceros. Algunos vendrán con el cuento de no ser una propuesta muy diferente a la de los demás. ¿Qué demás? pregunto yo. ¿Se refieren al resto de componentes de esta pseudoliga que no se llaman Madrid o Barça? Menuda referencia que nos buscamos. Así nos va.

Pero el desconcertante Quique es de esos entrenadores que luego en la rueda de prensa dice lo mismo que yo pienso del equipo y eso hace que me entre la duda de si esta hoja de ruta viene provocada por los jugadores que tenemos o por la idea que tiene del fútbol el susodicho. Si es lo primero aguantaré estoicamente hasta el año que viene. Si es lo segundo Quique se puede largar con la estirpe de mediocres que sobran en este equipo cuanto antes.

El partido de hoy contra el Español es de esos que si cuando en la primera parte Valera engancha un excelente pase de Jurado o minutos más tarde Forlán hubiese decidido meter el balón en la red lo hubiésemos ganado a base de la misma medicina mentirosa con la que nos hemos metido en semifinales de la Europa League o hemos ganado algún que otro partido. ¿Cambia eso algo? Para la mayoría si (como cuando les escucho hablar de equipo competitivo, gran partido, muy serio, bla, bla,...). Para mi no. Pan para hoy, hambre para mañana. Hoy ha sido el hambre del pan que nos comimos ayer.

El partido empezó como tantas otras veces últimamente con el equipo bien colocado y la tensión justa pero nada más. Una primera parte aburrida y prescindible donde el Español querían y nosotros jugábamos a especular. Grandes paradas de De Gea y llevadas verticales del Atleti casi por casualidad. Lo de siempre.

La segunda parte ya fue otra cosa cuando el Español cambió de marcha y se fue a por el partido. Cuando a los tres minutos Victor Ruiz completaba el pase de Luis García para abrir el marcador este que escribe ya sabía que el partido estaba perdido. El Atleti, este Atleti, no tiene plan B. Incapaz de jugar al balón, incapaz de crear juego, incapaz de llevar la iniciativa del partido los colchoneros se estrellaron, como otras tantas veces, con la profesionalidad del equipo contrario que se limitaba a juntar filas para que los madrileños se autoinmolaran en su torpe impericia a la hora de fabricar fútbol y así llegó el segundo. Pase forzado desde la línea de fondo que coge mucha altura (tiempo para el defensa) pero que al gran fichaje de la era Pitarch, Juanito, le dio exactamente igual puesto que él seguía dispuesto a demostrare al mundo lo mal defensa que es y su carencia de conceptos. Olvidándose del defensa y dándole la espalda facilitó la tarea a un Osvaldo que necesitó muy poco para poner el segundo.

En ese momento fue únicamente cuando el Atleti intentó hacer algo con el balón parecido al fútbol pero entonces primero ya era tarde, segundo Agüero (que había salido tras el gol) no tenía su tarde y se estrelló contra Kameni varias veces y tercero las fuerzas de esta plantilla castigada, ahora si, pasaron factura. Tras un par da arreones de los de siempre sin culminar apareció el contrataque del Español que en una jugada medio tonta ponía el tercero de Iván Alonso.

Definitivamente el Atleti tira sus opciones de llegar a Europa (maldito eufemismo) por méritos propios y nos quedamos a expensas de lo que pueda pasar frente al Liverpool, el querido equipo del corazón de Fernando Torres, y en esa final de copa que no se sabe donde se va a jugar. Mi balance de la liga de va a depender de lo que ocurra en esos partidos pero sé que estoy en minoría.

Tarugos

At. Madrid 4 - RCD Español 0

Hace ya unos cuantos años un entrenador de esos que son anónimos y tienen que hacer labores oscuras dentro de la casa tuvo que coger un primer equipo que se desangraba gracias al desastre del enésimo entrenador revelación que fichaba el Atlético de Madrid (y los que faltaban por venir), cogiendo una plantilla descompensada, pensada con los pies y con el cerebro de un funcionario de un equipo destinado a pelear por mantener la categoría. Lo normal en los últimos años, vamos. Aquel entrenador se llamaba Pepe Murcia (el interino que cogió las riendas) y yo lo recordaré toda mi vida porque incrustado en la atroz década del fútbol rupestre y sin ser absolutamente nadie dentro de ese circo tuvo la “desfachatez” de quitar el enterno doble pivote del centro del campo (en nuestro caso y desde hace una década siempre ocupado por dos tarugos a cada cual más básico) y ceder a un jugador bajito y frágil llamado Ibagaza una de las plazas de la zona noble. El equipo ganó siete partidos seguidos, salió de los puestos críticos y práctico probablemente el mejor fútbol de los últimos años (sin duda los mejores minutos de Ibagaza con esa camiseta) especialmente teniendo en cuenta la calidad de la plantilla y si lo comparamos con los jugadores que vinieron después. Un desgraciado partido frente al Sevilla en el Calderón que desquició a todo el mundo truncó la racha colchonera aquel año y probablemente para siempre el futuro de aquel señor que no obtuvo la confianza de los inútiles que dirigen al Atlético de Madrid y que le quitaron el primer equipo al acabar la temporada.

Muchos años después, por primera vez desde entonces, el equipo ha prescindido del doble pivote de tarugos para ceder una de esas plazas al único jugador centrocampista de la actual plantilla que es capaz de jugar al balón y crear algo parecido al fútbol. Un jugador que no es nada del otro mundo y que probablemente jamás podrá llevar las riendas de un equipo de nivel pero eso es lo que tenemos lo que supone otra prueba más de lo bien que está confeccionada esta plantilla. El “valiente” planteamiento ha provocado que el portero pareciese mejor, que la defensa apenas cometiese errores, que Asunçao pareciese mejor de lo que es, que Reyes y Simao entrarán en juego más que nunca y defendiesen más que nunca, que Forlán se redima con el gol y que Agüero se saliese. ¿Es Jurado Dios? Ni mucho menos. Lo que ocurre es que teniendo tú el balón es difícil que te hagan ocasiones y que para que nuestros hombres de arriba (o de banda) puedan demostrar lo bueno que son lo mejor es que reciban el balón en condiciones que no atenten contra la declaración de derechos humanos.

El partido contra el Español no tiene más lecturas. Eso es lo que ha pasado. El equipo tuvo el control del partido desde el principio y no lo soltó hasta el final. Así de fácil. Así de difícil. El equipo es malo y está mal construido pero aun así, estando colocados y tratando de buscar lo mejor de cada uno, debería ser capaz de ganar la mayoría de partidos en el Calderón y alguno suelto fuera de casa. Tristes aspiraciones para un equipo con supuesta solera pero que el espíritu de hidalgo no nos impida ver el bosque: esto es lo que tenemos.
No se echó de menos a Antonio López (ni mucho menos), ni a Pablo, ni por supuesto a Raúl García o Cléber Castaña. Hoy por hoy el sinvergüenza de Reyes es infinitamente más titular que Maxi y Simao es mucho más Simao cuando se preocupa más de la portería contraria que de la propia.
Son simplemente tres puntos pero puede ser un buen sitio en el que coger fuerza para impulsarse. Espero y deseo que Quique, un tipo que no me inspira confianza en este sentido, apueste por este dibujo al menos en los partidos de casa o contra equipos que sabemos se van a cerrar. Creo que por ahí pasa el éxito que en la temporada 09/10 se traduce por no pasar apuros peleando el descenso.