590 entradas
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Ennio Sotanaz
El 4 de julio de 2007 Fernando Torres anunció en rueda de prensa que abandonaba el Atlético de Madrid. Ese mismo día, usando un anagrama de mi nombre que acababa de inventarse un amigo mío (hincha furibundo de River Plate), creé una cuenta en blogspot.com.
Al día siguiente, utilizando una de esas frases míticas de la literatura castellana (que en ese momento pensé que definía muy bien lo que era ser aficionado al Atleti), abrí un blog para colgar lo que había escrito. Un texto largo, cuestionable y mal redactado, que reflejaba lo que pensaba en ese momento.
Acababa de nacer “Y los sueños, sueños son”. Acababa de nacer Ennio Sotanaz.
Casi ocho años después, esa esquina del ciberespacio aparece llena de crónicas y opiniones personales sobre el devenir del Atlético de Madrid que, con mayor o menor calidad, han seguido siempre el mismo patrón de sinceridad. 590 artículos. 590 entradas. Desde las cloacas de la dignidad de aquellos tiempos, hasta el paraíso terrenal que es hoy el Atleti de Simeone.
Miro hacia atrás y reconozco que siento una mezcla de vértigo, orgullo y tristeza. Una extraña sensación que pulula entre la satisfacción de ser capaz de tener esa constancia (¡590 entradas!) y la decepción de que, atendiendo a estándares comunes en la mayoría de los mortales, es probable que no haya servido para nada. No tengo muy claro qué es lo que quería conseguir así que tampoco es algo que me quite el sueño. El valor de las cosas es un concepto muy relativo y si lo pienso ahora, todo empezó simplemente como una forma de poner por escrito lo que se me pasaba por la cabeza. Nada más. Algo divertido y sin presión de ningún tipo.
El problema es que ya no lo es.
Durante mucho tiempo (la mayoría) el blog no ha sido más que un solitario desierto digital para uso personal del que escribe pero que, más allá del desahogo inútil, me ha servido para abrir la puerta de sitios maravillosos (PobreAtleti, LaVidaEnRojiblanco, InfiernoRojiblanco, Los50, Twitter…) mientras por el camino conocía a mucha gente interesante. Física y virtualmente. Sólo por eso ha merecido la pena.
Me consta que también ha terminado siendo el refugio de un pequeño (¡¡pero grande!!) puñado de seres humanos que después de cada partido acudían religiosamente a leer lo que ponía aquí. Alguno se atrevía a dejar comentarios (¡gracias!) y hay quién incluso tenía la generosidad de felicitarme o regalarme un piropo. Algo que escasea en mi día a día (supongo que en el de todos) y que agradezco con toda el alma cuando ocurre. Es así. No sé si es bueno o malo pero soy un tipo sensible y me muevo (o no) por cosas tan estúpidas como esas.
Jamás he recibido un solo euro por escribir del Atleti. Jamás. Si alguien dice lo contrario, miente. Tampoco es que lo haya pedido (y seguramente muchas veces haya hecho mal por no hacerlo) pero quizá tampoco lo mereciera. No lo sé. Más allá de compensaciones, miro a mi alrededor, veo a los protagonistas, interpreto reacciones, observo cómo está montado el panorama, y pienso que podría encajar en ese complejo engrudo.
La realidad es que no es así.
Llevo algunas semanas sin escribir crónicas y no me ha pasado nada. De hecho podría contar con los dedos de una mano la gente que (a mí me conste) se ha dado cuenta. Revelador.
Es un buen momento para pensar, levantar el pie, tomar aire y volver a disfrutar de tener un blog. No pienso cerrarlo (¡no me da la gana!) pero voy a tomármelo de otra forma.
Si estás ahí y has leído esto hasta el final, muchas gracias. De corazón.
Si no es el caso entiendo el mensaje. De corazón también.
¡Aupa Atleti!
@enniosotanaz
Al día siguiente, utilizando una de esas frases míticas de la literatura castellana (que en ese momento pensé que definía muy bien lo que era ser aficionado al Atleti), abrí un blog para colgar lo que había escrito. Un texto largo, cuestionable y mal redactado, que reflejaba lo que pensaba en ese momento.
Acababa de nacer “Y los sueños, sueños son”. Acababa de nacer Ennio Sotanaz.
Casi ocho años después, esa esquina del ciberespacio aparece llena de crónicas y opiniones personales sobre el devenir del Atlético de Madrid que, con mayor o menor calidad, han seguido siempre el mismo patrón de sinceridad. 590 artículos. 590 entradas. Desde las cloacas de la dignidad de aquellos tiempos, hasta el paraíso terrenal que es hoy el Atleti de Simeone.
Miro hacia atrás y reconozco que siento una mezcla de vértigo, orgullo y tristeza. Una extraña sensación que pulula entre la satisfacción de ser capaz de tener esa constancia (¡590 entradas!) y la decepción de que, atendiendo a estándares comunes en la mayoría de los mortales, es probable que no haya servido para nada. No tengo muy claro qué es lo que quería conseguir así que tampoco es algo que me quite el sueño. El valor de las cosas es un concepto muy relativo y si lo pienso ahora, todo empezó simplemente como una forma de poner por escrito lo que se me pasaba por la cabeza. Nada más. Algo divertido y sin presión de ningún tipo.
El problema es que ya no lo es.
Me consta que también ha terminado siendo el refugio de un pequeño (¡¡pero grande!!) puñado de seres humanos que después de cada partido acudían religiosamente a leer lo que ponía aquí. Alguno se atrevía a dejar comentarios (¡gracias!) y hay quién incluso tenía la generosidad de felicitarme o regalarme un piropo. Algo que escasea en mi día a día (supongo que en el de todos) y que agradezco con toda el alma cuando ocurre. Es así. No sé si es bueno o malo pero soy un tipo sensible y me muevo (o no) por cosas tan estúpidas como esas.
Jamás he recibido un solo euro por escribir del Atleti. Jamás. Si alguien dice lo contrario, miente. Tampoco es que lo haya pedido (y seguramente muchas veces haya hecho mal por no hacerlo) pero quizá tampoco lo mereciera. No lo sé. Más allá de compensaciones, miro a mi alrededor, veo a los protagonistas, interpreto reacciones, observo cómo está montado el panorama, y pienso que podría encajar en ese complejo engrudo.
La realidad es que no es así.
Llevo algunas semanas sin escribir crónicas y no me ha pasado nada. De hecho podría contar con los dedos de una mano la gente que (a mí me conste) se ha dado cuenta. Revelador.
Es un buen momento para pensar, levantar el pie, tomar aire y volver a disfrutar de tener un blog. No pienso cerrarlo (¡no me da la gana!) pero voy a tomármelo de otra forma.
Si estás ahí y has leído esto hasta el final, muchas gracias. De corazón.
Si no es el caso entiendo el mensaje. De corazón también.
¡Aupa Atleti!
@enniosotanaz