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lunes, 25 de septiembre de 2023

Aieka, de Daniela Ema Aguinsky

1.

En este blog no estamos obligados a reseñar poesía, porque el estatuto nos exime. Pero igual quiero decir algo sobre este libro, y capaz también algo sobre Terapia con animales, el hermano mayor de Aieka, porque Daniela es mi amiga (y una de mis ídolas) y quiero tenerla entre los bits de esta página semiviva/semimuerta.

2.

Leí Aieka como una actividad de Iom Kipur, como quien estudia halajá. Me pareció una buena manera de pasar un rato de mi primer día de expiación activo. Resulta que este año decidí ayunar. Me fue muy bien, hace un rato rompí el ayuno. Como no fui al templo ni quería googlear qué sería lo más adecuado, dije Shejeianu y me tomé un mate. 

3.

"Aieka" quiere decir "¿Dónde estás?", no sé bien en qué idioma (en hebreo sería "Eifo atá", así que "Aieka" debe ser o un hebreo más antiguo, o una lengua previa) y es lo que le pregunta Dios a Adán después de que se come el fruto prohibido (que no es una manzana chiques, maduren). Y no lo había pensado, pero -según la contratapa, que me pregunto si la habrá escrito Dani o alguien más- es la primera palabra que dice Dios en la Torá (y acá me pongo en exégeta y razono: en discurso directo, porque Dios está hablando desde la página uno, cuando dice que se haga la luz, and all that jazz). Aieka también es el nombre de un proyecto de serie de TV sobre judaísmos no hegemónicos, que tenemos en carpeta con el Mono (aceptamos inversores), y un local de Jabad a la vuelta de la ORT. Y por supuesto, es el segundo libro de poesía de Dani Aguinsky, publicado por Paisanita editora. 

4.

(En realidad es el tercero: Eloísa Cartonera le publicó una suerte de cuento-poema, Amante japonés, que me gustó mucho también).

5.

Cuando le presté Terapia con animales a mi papá, considerando que le iba a gustar la cuestión judaica, me dijo: "No sabía que era erótico" (o algo por el estilo). Aieka continúa la misma línea que el anterior: hay judaísmo, hay mandatos familiares, hay sexo -en Aieka más elidido, están el antes y el después-, hay una importante crítica feminista como quien no quiere la cosa (en Aieka sobre todo en relación con el judaísmo). Y también están el amor, el humor, y en este en especial, la muerte. Este que transcribo me gustó mucho, reúne varios de los tópicos del libro y con esto nos despedimos con un cordial shalom.

Los hombres de la Gran Asamblea

El Canon se decidió

en un congreso de señores


qué entra

qué no


en un libro

en una mujer.


martes, 12 de septiembre de 2023

Goy Friendly, de Roberto Moldavsky

 1.

Este libro es la definición del ítem de mesa de saldo, y lo compré para comprar otro que si lo adquiría solo, me salía más caro que con otros dos. Sin embargo, lo leí. No es malísimo. Hay chistes muy buenos. No todos. Algunos. También hay machismo explícito y algunas boludeces. 

2.

Igual, lo más cringe de todo, como decimos ahora los jóvenes casi cuarentones, es que entre capítulo y capítulo vaya uno a saber por qué o a quién se le ocurrió, Moldavsky o su editor convocaron a diversas figuras del espectáculo a escribir sus panegíricos de tres o cuatro carillas de la figura de Roberto Moldavsky. O sea, tenés NUEVE (9) personas que dicen lo capo y buena persona y gracioso que es Moldavsky, incluidos sus dos hijos, Gustavo Yankelevich, el finado Rozín, Fernando Bravo, Weinraich... ¡Alfredo Zaiat! Es raro e incómodo. ¿Quizás buscaba lograr un efecto de humor onda The Office?

3.

Estoy siendo malo igual, porque me reí. El último chiste es muy bueno:

Un abogado paisano tiene un juicio multimillonario y el día del juicio se queda dormido. Llega tarde a Tribunales, no tiene dónde estacionar y empieza a implorar:

-Ay, Dios, yo nunca te pido nada, dame un lugar para estacionar, por favor... Te prometo que no me acuesto más con mi secretaria, y facturo todo, desde mañana facturo todo...

Y entonces se va un auto, estaciona, y dice:

-No, no, dejá, ya conseguí.

jueves, 5 de enero de 2023

El gato del rabino (volumen 2), de Joann Sfar

 1.

Hotel de las Ideas está publicando esta obra maestra el cómic francés a razón de un tomo por año. Hoy terminé de leer el que salió en 2022 y espero que el de 2023 no se haga esperar. Judíos argelinos, un gato que habla, comienzos del siglo XX. En este volumen hay dos historias. "El paraíso terrenal", protagonizado por el Malka de los Leones, tiene un epígrafe junto a las dedicatorias que dice: "Las anécdotas relatadas en esta obra son de una exactitud rigurosa, para nada exageradas, dado que me las contó mi abuela". Es un cuento sobre envejecer, sobre el antisemitismo, sobre ser un héroe, y tiene giro borgeano que me voló la peluca. La segunda es re lindísima también y se llama "Jerusalén de África". 

2.

En un momento aparece Tintín y me reí para afuera. Qué opa Tintín.

miércoles, 3 de agosto de 2022

McKosher + Shloishim + El sabio de Sión, de Brian Janchez

 1.

Tres libros en uno, más un apéndice, a un monto más propio de otro momento inflacionario (500 pesos en agosto '22), una verdadera ganga. Son tres historietas autobiográficas aparecidas originalmente en 2009 (Shloishim), 2011 (McKosher, que se serializó en la extinta revista La Mano), y 2013 (El sabio de Sión), en las que Brian cuenta respectivamente sobre su padre y la muerte del mismo; sobre su semana como empleado del McDonald's Kosher del Abasto; y sobre un viaje a Israel en 2009 en el que se tuvo que lavar los calzoncillos. El apéndice que mencioné es un diario del mismo viaje, suerte de complemento sin dibujitos de El sabio de Sión. Me reí. Y además, las dos historias que suceden en la segunda mitad de la primera década de este siglo me gustaron por esa cosa de nostalgia ridícula que me hicieron sentir, porque yo también estuve en ese ruidoso y mosaico país en esa misma época.

2.

McKosher está online en la web del autor y la pueden leer acá.

domingo, 29 de mayo de 2022

Todas nuestras maldiciones se cumplieron, de Tamara Tenenbaum

 1.

Si como dicen algunxs Tamara Tenenbaum está hypeada, es por su propio mérito. Está bien: le suman su juventud (¡es más chica que yo! ergo ya no soy joven, ergo pronto moriré) y las circunstancias de su infancia, que le dan mucha tela para cortar, pero cuántas como ella no son escritoras. Me parece que viene sonando tanto (en el reducido mundo de la gente que lee) porque escribe bien (¿qué significa eso? no sé pero es un hecho) y porque su escritura surfea sin hacerse mucho los rulos entre lo autobiográfico y lo imaginario, la crónica y el cuento. Este libro es lo más cuentístico de ella que leí hasta ahora, después de la notable plaqueta de poesía Reconocimiento de terreno (¿ya les conté que odio la palabra plaqueta?) y el ameno pero olvidable (me gustó pero no sé qué decía) El fin del amor: querer y coger

2.

Los primeros cuentos me resultaron chatos, pero después empieza a jugar con algo que me parece que es la apuesta del libro, el dispositivo o el truco o como quieran llamarlo, que mientras más lo intensifica más me gustó: bajo un título polisémico pero opaco, te empieza a contar una cosa y medio sin que termine te empieza a contar otra, y después otra, y después el cuento termina y en un lugar de la mente del lector esas cosas con ese título se unifican en un aire de familia, pero sin que quede muy claro en qué: a esos relatos fragmentarios no los une un tema evidente sino algo más misterioso. Hay un par de cuentos en los que hay una trama principal que habilita otros relatos más breves: en "Insensatez e imprecisión" es un viaje a Chile con su madre y las amigas de ésta, en "Qué es una familia" es la compra de un departamento: esos son lindos y quizás menos posmo. Pero hay dos re posmo, donde el hilo está escondido, que fueron los más lindos: "Deberías aprender a manejar" y "Qué hay en Panamá". 

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Tren eléctrico, de Iair Kon

 1.

Un libro de Milena Caserola que Beladrich encontró en La Libre tirado en el piso. El escritor es un argentino nacido en Israel, que escribió otros libros y que tiene alguna relación con el cine, aunque no sé cuál. En Tren eléctrico Kon habla de su padre, homosexual, de su madre, espiritista, y de sí mismo. Todo sucede en mis barrios, Villa Crespo y Almagro, aunque también en otros continentes, y entre otras cosas que me gustan hay un Salamone, un libro de Carrère que además es mi favorito, judaísmo, mediumnidad y homosexualismo. Lo que menos me gustó fueron unos relatos que van apareciendo como interrupciones de la trama, que quizás son sueños, en los que el yo está en tercera persona ("Yo se dio cuenta que..."), pero al mismo tiempo es lo más Milena Caserola del libro.

sábado, 9 de octubre de 2021

El gato del rabino (Volumen 1), de Joann Sfar

 1.

Qué hermoso todo. La historia, el trazo, Argelia, el judaísmo mágico. Lagrimeé dos veces, y una al final del libro (y del tercer relato, son tres autoconclusivos pero secuenciados) básicamente porque terminó. El año que viene sale el tomo 2, lo espero como al Mashiaj.

martes, 12 de mayo de 2020

El fin del amor: querer y coger, de Tamara Tenenbaum

 1.

Le tenía ganas a este porque me había gustado mucho un artículo, que ya mencioné hace un tiempo, cuando leí y reseñé el muy notable libro de poesía o poemario o "plaqueta" de esta misma autora Reconocimiento de terreno. En el artículo, que se llama "No sos vos, es el mercado del deseo", la Tenenbaum partía de su propia experiencia como niña en un contexto judío ortodoxo para hablar del mundo de los vínculos, del cojer y del deseo como quien habla de una cultura a la que se hubo de adaptar. Es un texto largo, que recomiendo mucho, y que luego encontré metabolizado en este libro que ahora les estoy contando. 

2.

El libro, igual, no va de eso: eso es un punto de partida, para luego desarrollar un poco de feminismo pre-digerido para lectura en la playa (ojo: no es despectivo, me parece un género muy decente). Así que, un poco partiendo de su experiencia personal, un poco de su trabajo como periodista y mucho de su talento como escritora y como lectora, el libro recorre temas como las citas, las aplicaciones de ídem, el amor romántico y el mercado del deseo, pasando por los abusos y los escraches, entre otros temas que se inscriben en la esfera de las relaciones hetero-cis. Esto último me lo tornó un tanto aburrido, a mí, pero entiendo que el libro no me está hablando a mí.

3.

Desbloqueo mágico de RESISTIRSE listos ya.


martes, 7 de abril de 2020

State of Siege: Users Manual, de Doron Goldenberg

1.
Hace muchos muchos años, en una galaxia muy muy lejana, que se llama Israel, fui de visita al Museo de la Coexistencia y me compré este libro, que debía estar barato porque recuerdo que se lo compró todo el mundo. Corría el año 2005, yo tenía jóvenes 19 años, Israel estaba en los estertores finales de la segunda Intifada, en el año de la desconexión de Gaza y cerca de meterse en la segunda Guerra del Líbano. Tranqui, ese país. En Argentina el dólar estaba creo que 7 a 1 y gobernaba Néstor Carlos. 

2.
Quizás lo leí en su momento, o más probablemente lo hojeé (de hojas, ¿o se dice ojeé, de ojos?) porque el libro está en inglés y es más bien un libro objeto, o libro álbum, o no sé cómo decirle, y no uno de texto. En mi biblioteca siempre lo catalogué junto con los libros de arte (que son dos, tampoco es que aiaaa qué sección de arte que tenés Alejandro). Ahora resulta que estuve dando unas clases sobre la historia de Israel y Palestina, me estuve documentando, y por primera vez podríamos considerar que efectivamente LEÍ este libro.

3.
Lo primero que hay que decir es que Estado de Sitio: Manual del Usuario es la tesis de graduación de este muchacho Doron Goldenberg, que se ve que estudió arte en la Academia Bezalel, la escuela de arte y diseño más importante de Israel, y que con este libro ganó un premio en Diseño en 2002. En la solapa de atrás está la bio del muchachito (que antes de estudiar en Bezalel había hecho el servicio militar y había llegado a comandar una base en el sur del Líbano) y la misma termina con la ampulosa frase "Este es el primer libro de Doron". Y la verdad es que el libro está bueno, tiene un aspecto militante y comprometido muy interesante que justifica que lo vendan en el Museo de la Coexistencia, y me dio un poco de pena googlear a Doron y darme cuenta que no sólo fue su primer libro sino que también fue el último. Hoy dirige una muy careta agencia de diseñadores. Emoji de la mujer que levanta las manos como gesto de no sé.

4.
En sucesivos 12 capítulos, State of Siege recorre diversos aspectos que buscan explicar -de forma más emotiva que racional- a quién no vive en Israel (o Palestina), cómo se siente vivir en Estado de Sitio. Y siendo que es un libro nacido en el contexto de la segunda Intifada, el estado de sitio es el que sufren los palestinos en los territorios, pero también (y no sé si para Doron, más aún) los israelíes que no saben si morirán por tomar un colectivo o por ir a un restaurante. Los capítulos hablan de terrorismo, de la escalada de violencia que emerge de la política de represalias (tanto del Tzahal como de Hamás), de las deficientes democracias israelíes y palestinas, de cómo operan los noticieros, de incertidumbre, de víctimas, de cómo el asesinato de Rabin y el fracaso de las negociaciones de paz ampliaron la "grieta" entre derechas e izquierdas en Israel, y de les niñes, esperanza de paz o fatalidad de continuidad guerrera. 

5.
Y ahora acá abajito les pego unas imágenes que en el libro aparecen a doble página, para dar una idea cabal de este coso.







domingo, 8 de marzo de 2020

La vida entera, de David Grossman

1.
Lo primero que voy a decir es que esta es una obra magna, una de esas novelas que es como un edificio construido por un sólo sujeto y por ende admirable, asombroso que un tipo haya sido capaz de crear, de escribir una cosa así. No lo digo por lo larga, aunque la extensión es parte de la proeza, pero hay novelas largas cuya longitud sólo nos habla de la facilidad que tiene quien escribe para poner una cosa ocurrente después de la otra (por ejemplo Stephen King). Esta novela es larga (800 páginas) y ardua (la leí en un mes y medio) pero también es conmovedora, inteligente, graciosa, y muy terriblemente humana. Grossman dio vida a un personaje: Ora está viva. Pocas veces vi ese nivel de profundidad. La novela en buena medida trata sobre la maternidad, y es prodigioso que un tipo (un varón cis) haya podido meterse en la piel de una madre de esa manera (y esto lo digo después de hablarlo durante varias clases con muchas muchas señoras que vivieron la experiencia de maternar). El otro gran personaje de la novela, Abram (sin h), no llega a tener el nivel de existencia real que tiene Ora, que casi te diría que está en 3D.

2.
La vida entera es el título en castellano de אשה בורחת מבשורה, o sea "Ishá Borajat MiBzora", o sea "Una mujer huye de un mensaje", que en inglés recibió un tercer título, To the End of the Land. Yo me imagino que Grossman estuvo involucrado en la elección de los títulos no hebreos, porque los tres hacen alusión a aspectos principales de la novela. El núcleo de la historia, el conflicto -en términos dramáticos-, se puede resumir así: Ora, una mujer de mediana edad, espera ansiosa que su hijo menor termine el servicio militar. Tiene preparadas dos mochilas, porque planeó salir con él a recorrer el Sendero Nacional Israelí, un camino que cruza el país de norte a sur (Hasta el final del país) y que atraviesa campo, montañas y playas, como forma de celebrar el fin de su suplicio, el fin de la "nacionalización" de sus hijos por parte del Estado. Llega el día, vuelve Ofer, pero en lugar de sumarse al programa de su madre, se enlista nuevamente en el Ejército y se ofrece voluntario para ir a reprimir la Segunda Intifada en los Territorios Ocupados. Ora no puede más. Siguiendo un orden supersticioso más que lógico, decide que si se queda en su casa le pueden notificar la muerte de su hijo, pero que si ella no está, no la podrían notificar, y que si el mensaje no le llega su hijo no se puede morir (Una mujer huye de un mensaje). Así que agarra las mochilas y se va a recorrer el país, a pie. En el camino levanta -y casi secuestra- a un viejo amigo al que no ve hace años y lo suma al recorrido. Como parte del ritual exorcista, además, decide que tiene que hablar sin parar de Ofer, de la vida de Ofer, así que a este amigo es a quien le cuenta La vida entera.

3.
A todo esto se le suman unos buenos saltos temporales: el presente de la narración del primer capítulo, las primeras cien páginas, es en el mes de junio de 1967. El país (que es Israel, ¿ya les dije?) está atravesando la Guerra de los Seis Días, y nuestros personajes, que en ese momento tienen 16 años, se conocen en un hospital. Ora, Abram e Ilan están en cuarentena -curiosa coincidencia con el tiempo en que di clases sobre este libro- por un brote que imagino será de disentería, ellos tres solos en un hospital que estuvo lleno y en el que son los únicos que quedan, junto con una enfermera árabe que llora fuera de campo. Ese capítulo solo ya sería alto libro. El manejo de la narración casi cinematográfica, audiovisual, con el lugar a oscuras que de pronto se ilumina y el lugar del sonido, impresionante. Y luego, salto temporal, nos encontramos con Ora en 2003, con 50 y pocos años, y todo lo que ya conté arriba, que pasa a ser el presente de la narración; pero a través del relato de Ora, y de sus recuerdos, y de un narrador omnisciente focalizado, volvemos una y otra vez al pasado, a todo lo que pasó entre ese hospital de Jerusalén en el '67 y este paseo angustiante de principios del siglo XXI, y en especial al año '73 y la Guerra de Iom Kipur, durante la cual los tres adolescentes del comienzo hacen su servicio militar. 

4.
Y además de los saltos temporales y de Ofer en el ejército (y el mensaje del que hay que huir), el otro elemento que construye la trama es el del triángulo amoroso, el rebuscadísimo pero verosímil triángulo que durante décadas entrelaza las vidas de Ora, Abram e Ilan, los adolescentes que se conocieron en 1967. Está tan bien todo, que las peripecias melodramáticas de la historia, que en abstracto parecerían de tragedia griega, funcionan a la perfección. 

5.
Tendría mucho más que agregar pero no lo haré. Solo mencionar que David Grossman -que por un lado es Ora y por el otro es Abram- perdió un hijo en la segunda Guerra del Líbano, la de 2006, mientras terminaba de escribir esta novela que en parte escribía para conjurar la posibilidad de que eso ocurriera. El epílogo habla de eso muy sucintamente, y la frase final de ese epílogo me hizo llorar mientras la leía, y de nuevo mientras se la leía en voz alta a otro humano. Dice Gorssman que "tras los siete días del duelo volví al libro, que ya estaba escrito en su mayor parte. Lo que más cambió fue la caja de resonancia de la realidad en la que fue revisada la versión definitiva". Es súper interesante la postura política de Grossman con respecto al conflicto palestino-israelí, y conmovedor este discurso que pronunció en el acto paralelo de Iom Hazikarón en 2018, cuando se cumplían 70 años de la creación del Estado de Israel, de la Guerra de la Independencia y de la Nakba. 

viernes, 6 de diciembre de 2019

Los gauchos judíos, de Alberto Gerchunoff

1.
Este cuenta como clásico, sin duda. Cuando leo un clásico me sube la barrita de cultura. Encima judío, me sube también la barrita de judaísmo. 

2.
Como todo el mundo, conocía la existencia de este título, sabía de su adaptación al cine, pero no sabía qué era: ¿una novela? ¿una crónica? Misterio resuelto: es un conjunto de estampas. Algunas tienen forma de cuento, otras no llegan a eso. En cada uno de estos textos escritos en el año del primer Centenario Argentino (así dice en la primera página), Gerchunoff describe la vida que supo tener de niño en las colonias judías de Entre Ríos, y en particular en Colonia Rajil, una aldea que hoy no existe más. Los gauchos judíos es, claro está, una operación política: el Alberto, que había nacido Abraham en un pueblo lituano del imperio zarista en 1883 y que había llegado a escritor y periodista del diario de Mitre (como dijo Cristina, "no voy a decir prestigioso, pero sí centenario"), busca inscribir a los judíos argentinos en el crisol de razas soñado por la Generación del '80, sin mácula de apatridismo. El campo entrerriano aparece para los judíos de los relatos como una tierra utópica, libre de antisemitismo, o en la que el mismo está en extinción, como en el cuento "Historia de un caballo robado", que termina con esta reflexión:
Yo quiero creer, sin embargo, que no siempre ha de ser así, y los hijos de mis hijos podrán oír, en el segundo centenario de la República, el elogio de próceres hebreos, hecho después del católico Tedeum, bajo las bóvedas santas de la catedral.
Esperadlo, buenos judíos de la colonia, ya que la paciencia es, como el sufrimiento engrandecedor, don y tesoro de la raza lamentable de Job...
El cuento más patriota, y uno de los más lindos, es el que se llama "El himno", y narra el primer 25 de mayo de la colonia Rajil. En este cuento de Gerchunoff, los judíos de Rajil no conocen los colores de la bandera patria, por lo que eligen vestir el pueblo con telas de todos los colores (súper gay):
Rajil amaneció empavesada como un barco: llenos de colores los portones, todos los colores y también los colores argentinos, sin que el vecindario lo supiera.
Hay un famoso relato jasídico (será del siglo XIV o XV) que habla de un judío que se pierde en el bosque sin su sidur, y que para cumplir con los obligatorios rezos diarios recita el alef bet en voz alta varias veces, esperando que Dios forme con las letras los rezos que él no sabe de memoria. Mutatis mutandis, el cuento de Gerchunoff. Si me apurás te escribo una ponencia con este dato. 

3.
Un par de cosas que me llamaron la atención:
- Gerchunoff llama "rabi" a todos los viejos. A todos. Primero me confundió un poco el asunto, pero se ve que en la época rabi era un término honorífico y no se refería específicamente a que la persona fuera rabino. Quizás no tenía sentido en una comunidad de judíos ortodoxos decimonónicos la distinción entre rabino y no rabino, si todos los varones estudian la Torá y nadie tiene por qué oficiar nada. El que sí aparece destacado como un personaje específico y con un rol de autoridad en la comunidad es el shojet, es decir el matarife, quien faena a los animales según el rito kasher
- Gerchunoff escribe bárbaro, y me gustó especialmente cómo juega con los géneros literarios. Hay cuentos cómicos, hay cuentos gauchescos (el que se titula "El boyero" tiene un final increíble), hay uno de terror a lo Poe ("Las brujas", buenísimo, con relato enmarcado). Etcétera.
- Por lo que leí después en interné, "Las bodas de Camacho" es un cover de Cervantes. Ja!

4.
Mi edición es del Centro Editor de América Latina, año 1968, y se consigue en cualquier lado por chirolas. Uso y recomiendo.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Reconocimiento de terreno, de Tamara Tenenbaum

1.
Tamara Tenenbaum no tiene ningún nombre menos judío que Tamara. Creció en un hogar ortodoxo del barrio de Once (es decir que tuvo una infancia ortodoxa, curioso paralelismo con la infancia de la escritora Marina Yuszczuk, que creció siendo testigo de Jehová y con quien Tenenbaum comparte la dirección de la editorial Rosa Iceberg  junto a Emilia Erbetta), un hogar ortodoxo, decía, y uniparental: el padre de Tamara murió en el atentado al edificio de la AMIA en 1994, cuando ella tenía 5 años. Un poco sobre estos temas trata el libro de poemas Reconocimiento de terreno, publicado por Pánico el Pánico el año pasado y que yo devoré en dos días: de tener un padre muerto ("Porque a los ocho años / no tener papá / no es ni triste / ni trágico / pero te da mucha vergüenza / porque se lo tenés que explicar / a todo el mundo"), de haber vivido como una judía ortodoxa y ya no serlo (Hay uno que se llama "Puertas marcadas con sangre", acá va entero: "Todas las casas / en las que viví / siempre tuvieron / mezuzá en la puerta. / Pronto me voy a mudar / a la primera / que no va a tener. / Yo no creo en nada / y odio la creencia, fervientemente / la odio / pero estoy pensando / en poner la mezuzá. / Sólo por si acaso / por si te protege / de los hombres lobo / o de las mujeres hermosas / o de morir desangrada / cada vez que / menstruás."), de vivir por primera vez con un hombre, y de un corsé de plástico que Tamara tuvo que sufrir toda la adolescencia. Es un librazo, lástima que se lean tan rápido estas cosas. 

2.
Lo otro que leí de Tamara Tenenbaum es una nota, que publicó en Anfibia y me pasó la Lercha muy fanatizada, que habla de las parejas y el amor romántico hoy, atravesado por la experiencia de Tamara como ex-judía ortodoxa (no sé si ella estará cómoda con el término ortodoxa: ¿observante? ¿religiosa?). Se llama No sos vos, es el mercado del deseo, es mucho más larga que este libro (tardé varias sentadas en leerla) y vale la pena.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Los siete años de abundancia, de Etgar Keret

1.
Hace poco dije que tenía un libro de crónicas de Keret en gatera: pues helo aquí. Lo pedí prestado en tándem con otro de cuentos que reseñé hace poquito y que ustedes encuentran en el hipervínculo ya hipervinculado, el de la oración anterior a esta, o sea el de la oración inicial de esta reseña, o sea el link que está cincuenta y cinco palabras antes que las palabras cincuenta y cinco que escribí antes de este cincuenta y cinco y del anterior a este. Y en esa reseña que les decía recién también encuentran las idioteces que digo siempre sobre los escritores: cuándo los leí primero y después y de dónde saqué el libro y qué me gusta más y hay links a películas y un montón de parafernalia. Vayan allá. Vayan dije. Vayan y vuelvan.

2.
Este, entonces, decía, es de crónicas. El título es una referencia BÍBLICA (suena un trueno, refulge un relámpago) a la profecía de los siete años de vacas gordas que estaría seguido por los siete años de vacas flacas que harían partir al pueblo hebreo en busca de mejor suerte a la tierra vecina de Egipto, para terminar esclavizados por un par de generaciones, oh Dios de Israel, por qué eres tan hijo de yuta. Las crónicas son treinta y cuatro y son breves y están bien escritas aunque muchas empiezan muy parecido y me hincha las bolas que use tanto el recurso un tanto berreta y midachiesco de presentar a su señora esposa como una ortiva, como modo humorístico de disparar un relato: que lo trata de vago, que se queja de que viaje tanto, etcétera. Como casi todo en estas crónicas, no parece que relate "hechos reales", más bien parece que Etgardo se agarra de alguito que habrá pasado en su vida para desarrollar un cuentito a su alrededor, y si bien el otro libro que leí hace poco y es de cuentos y coso no me había gustado tanto, no podemos dejar de admitir acá en los cuarteles centrales de RESISTIRSE ES FÚTIL que el Edgardinho Keret es bueno con lo de escribir cuentos. Les y me voy a ahorrar el recuento de qué crónica me gustó más y cuál me gustó menos y tal. Resumiendo: este libro me cabió más que De repente un golpe en la puerta, de hecho se lo compré a mi viejo de regalo después de haberlo leído yo prestado, tiene muchas cosas bien y lo disfruté abundantemente.

lunes, 15 de octubre de 2018

La segunda generación: lo que no le conté a papá, de Michel Kichka

1.
¿Otra novela gráfica sobre el Holocausto, y te digo más, sobre el hijo de un sobreviviente que habla de su padre? Sí. En este caso es un belga, israelí por elección, que se dedica al humorismo gráfico y cuya posición ideológica no me queda muy clara mirando sus chistes.

Pareciera que le cabe Bibi Netanyahu, ¿será?
(Acabo de pasarme un rato mirando su twitter y sigo sin saber qué pensar. Algunas conclusiones: es anti Trump, sobre Bibi cambia de opinión según el tema, le caen mal Putin y todos los gobernantes árabes obvio, piensa que Abbas es antisemita, no sabe nada sobre Venezuela -o sea le cree a los medios israelíes- y le gusta Madonna).

2.
La segunda generación es un libro de 2012, publicado primero en francés por Dargaud (la editorial original de Ásterix, por ejemplo), después en hebreo por una editorial israelí (obviamente), y luego en otres idiomes: al castellano llegó de la mano de una fundación judía mexicana, en el papel de mayor gramaje del mundo y con una tapa súper rígida, edición cosida de mega lujo, todo lo cuál no deja de hacerme pensar en La industria del Holocausto. Una edición así de lujosa no deja de generarme prejuicios para sentarme a leer un libro sobre la Shoá, y todo el primer capítulo mantuve mis prejuicios: me parecía un libro anodino e injustificado (existiendo Maus). Lo empecé a perdonar en el segundo capítulo, cuando la cosa se fue poniendo más dark y contradictoria, el autor empezó a mostrar la hilacha de sus padres -padres que mandaron a sus hijos a internados, poco empáticos, autoritarios- y a hablar de lo difícil de cargar con la culpa de haber venido al mundo a pesar de que a tu padre le hubieran asesinado a hermanos y progenitores. Lo terminé de perdonar cuando en el propio libro apareció la referencia directa a Maus, el cuestionamiento a las marchas israelíes en los campos y el humor negro. Así que al final me gustó.




domingo, 21 de enero de 2018

Contra el fanatismo, de Amós Oz

1.
Lo tengo hace años y años. Ahora que lo quise vender, y me lo compraron, lo leí a las apuradas antes de entregarlo, porque me entró la curiosidad. Está bueno.

2.
Son tres ensayos, o más bien discursos, que da Amós Oz en 2001 y 2002 en Alemania: "Sobre la naturaleza del fanatismo", "Sobre la necesidad de llegar a un compromiso y su naturaleza" y "Sobre el goce de escribir y el compromiso". En los tres habla del conflicto palestino-israelí, pero no solamente. Amós Oz nació en la por entonces colonia británica de Palestina, en la ciudad de Jerusalén, en 1939, de padres europeos escapados del nazismo y de la guerra, y es uno de los escritores israelíes más conocidos, más traducidos y de más larga trayectoria. Ideológicamente se ubica a la izquierda del espectro político israelí. Es uno de los fundadores del movimiento Shalom Ajshav, conocido también como Paz Ahora, que lucha por la llamada "Solución de dos Estados" desde la década del '70 y un poco antes. La historia de Israel, sus guerras y sus conflictos territoriales es larga y este no es el lugar adecuado para exponerla, pero mi opinión se acerca a la de este resumen histórico sobre el asunto. De Amós Oz había leído algún cuento nomás. 

3.
El primer ensayo habla sobre el fanatismo, en general. Aplicado al conflicto palestino-israelí, pero en general. El fanatismo de los israelíes de derecha, de los palestinos intransigentes, de los yijadistas, de los belicistas en general, pero también el fanatismo de los ecologistas, los vegetarianos, y otros progres. "Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar", dice Amós.

4.
El segundo ensayo habla más específicamente del tema de Israel y Palestina, y cómo debería ser su solución, para Amós. Dice que amor y paz no son términos que deban ir de la mano. Que lo que espera entre palestinos e israelíes no es que se logre el amor, sino la paz. "En caso de esperar algo, se trataría más bien de un divorcio limpio y justo entre Israel y Palestina. Y los divorcios nunca son felices". 

5.
El tercer y último ensayo habla del oficio del escritor, aunque como excusa para hablar también del conflicto palestino-israelí. Lo mejor en todos los textos, son las anécdotas. Es bueno contando historias Amós Oz. El libro en castellano es ridículamente caro porque está editado por Siruela. No hay relación precio-producto. No lo compren nuevo, ese es mi consejo, no lo vale. Pero está bien.

sábado, 24 de septiembre de 2016

El final de la modernidad judía : historia de un giro conservador, de Enzo Traverso

1.
En este LIBRAZO escrito casi que para mí, el historiador italiano Enzo Traverso (A sangre y fuego : de la guerra civil europea, 1914-1945; El totalitarismo : historia de un debate; La historia desgarrada : ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales; entre otros libros con subtítulo) parte de una premisa: la modernidad judía ha terminado. La historia de los judíos, o de la judeidad, se desarrolló de cierta manera entre la emancipación -lograda gracias a la Ilustración en casi todos los países europeos- y la Segunda Guerra Mundial. A partir del Holocausto y de la creación del Estado de Israel, ese desarrollo terminó, dando paso a otro, con nuevas definiciones de judeidad, nuevas tendencias en la historia de los judíos. Es justo aclarar que Traverso se dedica a la historia intelectual, y para Traverso, los judíos que protagonizan la historia de la modernidad judía y de su giro conservador no son ni los comerciantes, ni los obreros, ni las masas judías en general, sino los intelectuales, los pensadores, y los políticos. De alguna manera, es una historia de los grandes hombres antes que una historia social. Habría que investigar si las conclusiones a las que arriba el Enzo para con los personajes a los que se refiere en esta obra son aplicables a los judíos como grupo social, en las diferentes clases sociales en las que se inscriben en Europa y América. 

2.
Trotski y Kissinger encarnan, más allá de la distancia cronológica que los separa, dos paradigmas antinómicos de la judeidad. El primero dejó su impronta en los años de entreguerras; el segundo, en los años de la Guerra Fría. (...) Paralelamente, los rasgos distintivos de la diáspora judía -movildad, carácter urbano, textualidad, extraterritorialidad- se han extendido al mundo globalizado, contribuyendo así a normalizar a la minoría que los encarnó en el pasado. (...) La modernidad judía, por consiguiente, ha agotado su trayectoria. Después de haber sido el principal foco del pensamiento crítico del mundo occidental -en la época en que Europa era su centro-, los judíos se encuentran hoy, por una suerte de reversión paradójica, en el corazón de sus dispositivos de dominación. Los intelectuales han sido llamados al orden. (Pág. 12-13).
3.
El libro se estructura en capítulos de una forma bastante similar a como lo hace Michael Löwy (maestro de Traverso) en su GRAN LIBRO reseñado en este blog, Redención y utopía. Se define qué es la modernidad judía, se caracteriza a los judíos "subversivos" de esa época -incluyendo qué relación tenían y cómo definían éstos a su judaísmo-, se caracteriza luego a los judíos "de orden" o "de Estado", incluyendo a los judíos de Estado de la modernidad judía (como Benjamín Disraeli) y llegando a los judíos neoconservadores (Leo Strauss, Kissinger, entre otros). En dos capítulos, Traverso despliega todo el núcleo de su argumentación. Siguen luego tres capítulos que agregan o comentan el corpus. En el tercero de los capítulos del libro (y en esto me acordé de Löwy) Traverso dedica 40 páginas completas a un sólo personaje: mi amiga personal Hannah Arendt, a quien destaca como una visagra entre una época y otra, una y otra formas del judaísmo y de los (intelectuales) judíos (como Kafka y Walter Benjamin en el libro de Löwy, que no encajarían exactamente ni en el polo mesiánico ni en el polo libertario de su esquema, sino justo en el medio, uno por la negativa y el otro por la positiva). Es un capítulo hermoso. Y contiene una gran interpretación del libro más famoso y peor leído de la Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo.

4.
Después dedica un capítulo al tema de la islamofobia, que para Traverso sustituyó a la judeofobia en el rol de identidad negativa en la que sostener la identidad europea (el europeo definiéndose siempre como lo que no es ese otro, antes el judío del estereotipo antisemita, ahora el musulmán cuyo estereotipo, llama la atención Traverso, es muy similar al anterior), otro capítulo al tema del sionismo como uno de los motivos del giro conservador del judaísmo (me dio ganas de leer el libro de Ilan Pappe que vengo rehuyendo por miedo a pasarla demasiado mal), y uno más al tema del Holocausto como religión civil de los Estados occidentales. Diez Ale Schonfelds (sobre diez).



domingo, 28 de agosto de 2016

Judíos, de Sergio Langer

1.
Ioni Scheiness me dijo que era el libro del año. Yo era pobre, así que esperé a mi cumpleaños en julio y se lo pedí a mi viejo de regalo. Mi viejo es rico porque es judío. Ah re.

2.
Judíos es impresionante en cuán al carajo se va y en cómo se va al carajo, o sea cantidad y calidad. Langer tiene una forma del humor incorrecto que a veces no me da gracia, sólo me resulta desagradable, incómodo, a veces ni encuentro el chiste, y eso está bien, no siempre está el chiste aunque venga en forma de humor gráfico. En especial los chistes de mama Pierri, que salían o salen en la revista Barcelona, pegan la vuelta pero siguen de largo, a mi me resultan un poco repulsivos, no me gustó leerlos. Los sufro, en dos palabras. Y no digo que tenga que disfrutar para que estén buenos, solo establezco la cuestión.

3.
El libro Judíos es un híbrido, que tiene desde tiras como las de mama Pierri, pasando por ilustraciones lisas y llanas (algunas con chiste, otras no),  una historieta tipo Maus que se llama "La vida es bella" (acá abajo una página de la misma) con la narración de la historia de la familia de Langer, hasta un apéndice documental para esquivar acusaciones de antisemitismo con los papeles de sus abuelos y una carta que Langer se mandó hace años con Simon Wiesenthal. 


4.
Contraindicaciones: No apto para judíos muy sionistas o fanas del fiscal Nisman. Además, desrecomendado para goim muy goim, no van a entender la mitad de los chistes.

martes, 5 de abril de 2016

Iosi, el espía arrepentido, de Miriam Lewin y Horacio Lutzky

1.
Resulta que en los años '80, a alguien en la Policía Federal le pareció que era necesario infiltrar la comunidad judía argentina para descubrir y desbaratar la conspiración por la cual la judería internacional pensaba apropiarse de la Patagonia a través del llamado Plan Andinia. O sea, en fecha tan avanzada como 1985, había gente con poder en la PF que creía en una historia de corte antisemita tan berreta como la del Plan Andinia, tanto como para infiltrar un agente. Esto son hechos reales, y si fuera sólo eso ya sería interesante de por sí. Pero la historia de Iosi, o José Pérez, supuestamente nombre real del infiltrado, no se queda en eso solo. Tiene una serie de giros inesperados. Primero: Iosi sigue infiltrado hasta bien avanzada la década del '90. Estuvo infiltrado tantos años que pasó a ser un miembro activo e importante de la comunidad: fue jefe de Bitajón (seguridad) de Tzavta, el centro comunitario del judaísmo humanista y del movimiento juvenil sionista más a la izquierda del espectro, Hashomer Atzair, y hasta fue miembro en un momento de la mesa de la Organización Sionista Argentina. Incluso se casó con una chica judía. Básicamente, si le creemos (porque ese es el problema principal del libro, la fuente es Iosi y Iosi se pinta como un hombre honesto porque cómo habría de ser de otra manera), se volvió judío. Aparecen en el libro los nombres de varias personas, padres de amigos míos, que en los noventa tenían algún rol en alguna institución comunitaria. Segundo: Iosi cree que su trabajo fue la base del atentado a la AMIA de 1994, y quizás también del de la Embajada de Israel de 1992. Por lo que cuenta, y porque no tiene por qué mentir sobre algo que lo incrimina de ese modo, no me quedan dudas de que así fue. La complicidad de la Policía Federal en el atentado a la AMIA y sobretodo en el encubrimiento posterior (y actual) son tan claras y flagrantes, y están tan impunes, que me da bronca cuando amplios sectores de la sociedad argentina y de la comunidad judía en particular -todos ellos fieles espectadores de la Televisión argentina- ponen el grito en el cielo por una pelotudez tan grande como la del memorándum de entendimiento con Irán. Acá iba a entrar en tema Nisman pero para qué. Lo único que voy a decir sobre Nisman es esto: Iosi intentó que se hiciera pública su historia mucho tiempo, para que la publicidad le sirviera de escudo contra sus enemigos (que, Iosi está seguro, lo piensan matar porque sabe demasiado, como se suele decir). Pero necesitaba que estuvieran dadas ciertas condiciones de seguridad. Finalmente un periodista inescrupuloso filtró la noticia: "hubo un espía infiltrado en la comunidad judía, dice haber sido cómplice del atentado". Y a Iosi no le quedó otra que declarar frente a Nisman, para entrar a las apuradas en el programa de testigos protegidos del Ministerio de Justicia. Nisman no estaba ese día en la fiscalía, y contra reglamento, Iosi declaró frente a dos secretarias y un grabador (en la documentación judicial dice lo contrario). Acto seguido, lo escondieron. Tiempo después, muere Nisman. El libro entonces es una herramienta más de Iosi para tratar de preservar su vida, cuando el hombre que supuestamente lo estaba protegiendo desapareció. Eso también me resulta sumamente interesante, como lector, como consumidor de literatura.

2.
El libro está suficientemente bien escrito, busca crear suspensos propios del género de espías, y tiene una estructura medio Juego de tronos de que en partes distintas la narración se cuenta desde puntos de vista y primera persona de tres personajes distintos: Iosi, Lutzy y Lewin (o sea, el espía y los autores). Garpa especialmente si sos judío y tenés más de veinticinco años: el libro vuelve una y otra vez (en la trama de la infiltración) a lugares y personas que tienen que ver con mi infancia, cuando Iosi estaba entre nosotros (¿lo habré visto alguna vez?). Pero si no también.

sábado, 26 de marzo de 2016

Operación Shylock, de Philip Roth

1.
Las bibliotecas de los padres, ¿qué tema, no? Ah re stand up. Pero bueno, hablemos de las bibliotecas de los padres. Cuando somos jóvenes lectores voraces, tienen libros que nos atraen, libros que nos rechazan, y libros que nuestros padres nos conminan a leer. Yo, lector omnívoro, leí todos los que pude, pero es casi una regla de la naturaleza que no se pueden leer todos los libros de una biblioteca. Principalmente porque además están los libros de las otras bibliotecas de los demás, los prestados, los que nos regalan, los que compramos usados o nuevos, bueno, muchos libros rivales que se interponen entre nosotros y la concreción de la lectura total de una biblioteca X, en este caso la de nuestros padres. No es que la de mi casa patermaterna tuviera todos libros buenos. Está por ejemplo ese del secreto de la Coca Cola, grande y rojo, no sé si lo tienen, que nunca quise leer. Y La Tercera Ola, y libros así espantosos también. Sí quise y nunca logré leer toda la sección de ciencia ficción. Y la sección judía, que no es que quise leerla toda pero como idea me atrae (no así como acto). RAMAS RAMAS ME FUI POR LAS RAMAS. Operación Shylock estuvo ahí siempre, y nunca me plantié leerlo. No es que no conociera a Philip Roth: de bastante chico leí -conminado por mi padre, este libro pertenece a ese tipo de libro- El lamento de Portnoy, la más famosa novela del autor judío norteamericano del que estamos hablando. De El lamento sólo me queda la imagen del tipo (¿sería Portnoy?) que le pedía a una mujer (¿una prostituta?) que se acuclillara sobre una mesa ratona de vidrio y cagara, mientras él yacía debajo y veía la caca posarse en la mesa a la altura de su pecho. Debería volver a leerlo, todos ustedes deberían leerlo, yo lo tengo en una edición de Grijalbo del '69, verde con letras violetas y naranjas, primera en español que pegué no sé en dónde. También está editado en la colección de Bruguera que yo busco capturar como si de pokemones se tratara, es uno de los dos libros editados bajo el número 32 (el otro es El trueno entre las hojas, de Augusto Roa Bastos) y también es uno de los únicos dos que me faltan para completar la colección (el otro es En el camino de Kerouac, número 55, letras en el lomo creo que naranjas, éste me interesa más porque con éste tendría los números del 1 al 100). Si algún lector tiene o encuentra uno de los mencionados me avisa eh. ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí, Philip Roth. 

2.
Philip Roth nació en 1933 en Nueva Jersey, tiene 83 años y debe ser un viejo de mierda probablemente. BUSCO IMAGEN 2016. Ah no, se ve re simpático:


Tiene muchísimos libros publicados, no sólo novelas, y muchísimas entrevistas para prensa con otros escritores y cosas así. Operación Shylock: una confesión, tal su nombre completo, es su novela número 19, y comienza cuando al propio Philip Roth le encargan viajar a Jerusalén para entrevistar al escritor israelí Aharon Appelfeld. Roth acaba de pasar por el peor episodio psicológico de su vida, una depresión descomunal que lo llevó a pensar en el suicidio y que resultó provocada por el consumo de una pastilla para dormir, el Halcion, y cuando está a días de emprender el viaje en avión recibe una llamada de su amigo Appelfeld, quien le notifica que en la Tierra Prometida ya hay un Philip Roth, o alguien haciéndose pasar por Philip Roth para hablar en diarios y televisión sobre una nueva ideología, el Diasporismo. COMIENZO DE LA CLASE DE HISTORIA JUDÍA: En el judaísmo, y en particular en el marco del sionismo, se llama diáspora al estado de no-presencia de los judíos en la Tierra de Israel, así como a todos los territorios del mundo que no son Israel. La diáspora comenzó en el año 70 d.C., con la destrucción del Segundo Templo y la expulsión de los judíos por parte del general y futuro emperador romano Tito, y se consolidó con la expulsión de una cantidad aún mayor de judíos en 135 d.C., tras la derrota de la rebelión judía liderada por Bar Kojba. Esta expulsión dispersó a los judíos por los territorios del Imperio Romano, dando origen a la división entre sefaradíes y askenazíes. Se llama askenazíes a los judíos de origen europeo. Para el sionismo, los judíos deben abandonar la diáspora, y "volver" a la Tierra de Israel. FIN DE LA CLASE DE HISTORIA JUDÍA, volvamos a la novela. El otro Philip Roth, el que está en Jerusalén mientras el primer Philip Roth sigue en Connecticut, dice en los medios israelíes que los judíos tienen que abandonar Israel y volver a Europa. Que rodeados de enemigos, en Israel corren más peligro que en la Alemania nazi. Y que los europeos van a estar chochos de recibir a los descendientes de los judíos masacrados o exiliados de los territorios ocupados por los nazis. "¿Sabe lo que va a ocurrir en la estación de ferrocarril de Varsovia, cuando llegue el primer tren cargado de judíos? Acudirá una muchedumbre a recibirlos. Habrá júbilo. Habrá lágrimas. Gritarán: '¡Nuestros judíos vuelven a casa! ¡Nuestros judíos vuelven a casa!' El especáculo será televisado al mundo entero", dice el segundo Philip Roth. Entonces Philip Roth decide viajar a Jerusalén y desenmascarar a Philip Roth. En el medio se va a encontrar con Appelfeld, va a presenciar el juicio de John Demjanjuk, va a ser secuestrado por el Ejército de Defensa de Israel y por la Organización de Liberación de Palestina, va a leer los diarios de Leon Klinghoffer, va a desear a la mujer de su prójimo y unas cuantas cosas más. Hay MUCHOS personajes que hablan MUCHO, hay muchos momentos de reírse para afuera, hay ideas brillantes (como la del diasporismo) y mucha metaliteratura y por si no se nota, me pareció un 10.

3.
Nunca terminé lo que decía al principio: éste libro no lo toqué hasta que no lo leyó mi hermano. Teníamos un libro que era un 10, ahí nomás al alcance de la mano, y tardamos 30 años, o bien para ser justos digamos por lo menos 12 años desde el momento en que ya lo hubiera podido disfrutar como ahora. ¿Cuál es la moraleja? No hay moraleja, porque no hay tiempo para leer todos los libros del universo. En Cumpleaños, de César Aira, César Aira hace una reflexión sobre el particular pero para enterarse los remito a la reseña de Cumpleaños, de César Aira, que todavía no escribí porque es lo último que leí, estamos a mediados de agosto y este libro de Roth lo debería haber reseñado por lo menos a fin de marzo, porque lo terminé de leer en la fecha que indica el posteo, así de atrasados estamos en el staff de RESISTIRSE-ES-FUTIL. ¡Chau, hasta la próxima! ¡Adiós! ¡Vuelvan pronto!

viernes, 18 de diciembre de 2015

Herejes, de Leonardo Padura

1.
Una de las novelas más divertidas que leí en 2015, quizás. La primera cosa que leo del cubano Leonardo Padura, además, este escritor que hace poco ganó el premio Princesa de Asturias de las Letras y que se hizo conocido mundialmente gracias a su ladrillo-novela biográfica sobre Leon Trotsky, El  hombre que amaba a los perros. En este caso, Herejes forma parte de la serie de novelas policiales protagonizadas por el detective cubano Mario Conde, de la que Padura lleva no sé cuántos episodios escritos hace no sé cuántas décadas, parece que muchas. 

2.
Es la primera vez que leo a un cubano en general, creo. Este cubano en particular, Padura, es muy explícitamente crítico con lo que fue y es la Revolución Cubana, pero en un sentido progresista, no en un sentido común gusano cubano-maiamiense. El hecho de que Padura haya recibido el Premio Nacional de Literatura de Cuba es seguramente parte del fenómeno del deshielo que empezó con Raúl Castro en la isla.

3.
Herejes es una obra monumental porque tiene detrás una investigación muy bien documentada sobre una serie de hechos, personajes y lugares históricos de los más dispares, unidos por una trama muy bien urdida por el autor pero que en principio no hubieran tenido ninguna conexión natural. En principio, y sin spoilear nada, porque es una novela que mejor no te la spoileen, vincula la historia real del transatlántico S.S. Saint Louis, que en 1939 paseó un cargamento de judíos por los puertos del mundo (empezando por La Habana) sin que lo dejaran descargar en ninguno y terminó volviendo a la Alemania nazi, condenando a sus pasajeros a una muerte horrible en Auschwitz, vincula esa historia digo, con la emigración masiva de judíos cubanos de la isla a los Estados Unidos durante los primeros dos años de la Revolución, también con el pintor del siglo XVII Rembrandt van Rijn, con la expulsión de los judíos de la península ibérica, con los pogroms de los cosacos en Polonia, con la vida de judíos y gentiles en la Amsterdam moderna y con un par de hechos históricos más (como la vida del rabino portugués Menasseh Ben Israel, que en la vida real se dedicó a hacer lobby frente a Cromwell para que los judíos fueran readmitidos en Inglaterra tras siglos de prohibición, de quién no había sentido hablar antes). Y además, está bien escrita. Padura no es un Pérez Reverte, erudito y dinámico pero burdo; y tampoco es un Juan Villoro, semi erudito y muy literario pero no apto para mamás como la mía, que se aburrirían al segundo (estoy hablando en particular de la novela sobre las guerras cristeras, cuyo nombre no recuerdo en este momento): es erudito, dinámico como un best seller, y literato, con un estilo impecable, todo a la vez. Usa unas palabras buenísimas. Y no deja nunca de ser un policial, lo que lo vuelve sumamente atrapante. De hecho, el momento más denso es en la parte de Amsterdam, cuando se queda un pelín más de lo necesario en las cavilaciones del joven Elías Ambrosius de Ávila. Me han dicho que El hombre que amaba a los perros aburre a algunos: capaz sea porque le falta un Mario Conde. Igual la voy a leer, y les cuento.

4.
Un consejo: no miren para adelante cuando la estén leyendo, o sea no se fijen cuántas páginas faltan para terminar el capítulo o esas cosas, o háganlo lo menos posible, porque se pueden spoilear cosas escondidas en los títulos de los capítulos. Después de todo lo que ya les conté, viene otra parte más, en la que algunos elementos a mencionar son las tribus urbanas, el manga Death Note y la película Blade Runner. Es un flash. Mejor no cuento más nada.