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domingo, 26 de marzo de 2023

Anaconda, de Horacio Quiroga

 1.

Es un cuento largo o una novela corta con capitulitos, sobre VÍBORAS. Sí, lo protagonizan las VÍBORAS. víboravíboravíbora. Dicen que en el teatro (¿o es en el teatro de revistas?) no se puede decir VÍBORA porque trae mala suerte. Pero esto no es un teatro, esto es un fakin blog. 

2.

No sé hace cuánto añetes que no leía a Quiroga, qué bárbaro que es, qué persona loca, él sabía todo de lo distinguido. En este cuento, todos los ofidios de algún lugar en la selva misionera se reúnen en asamblea (donde por ley no se pueden atacar entre sí) para resolver un asunto: unos humanos se acaban de instalar en las proximidades, dispuestos a capturarlas para VEJARLAS, sacarles el VENENO y explotarlas como a unas cualquieronas. Todo para generar suero anti-venenoso. Y encima tienen un perro, que a las víboras les da muchísimo miedo. Cuestión que las snakes hacen un plan malísimo para matarles los caballos a los humanos, cuestión que se queden varados ahí en la selva y caguen fuego, pero cuestión que todo sale mal. Los diálogos son buenísimos, y los nombres de las víboras también. 

3.

Está publicado en Alianza 100, esos libritos mononos que se consiguen muy tobaras en calle Corrientes que por lo general son un chasco. Este es uno de los que exceptúan la regla.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Vidas platinas, compiladas por Omar Borré

1.
En un acto de generosidad espontánea Mati Duarte me regaló este librito mínimo publicado en 2004 por una tal Editorial Mate con el apoyo del CCEBA. Resulta que, hace mucho mucho tiempo en una galaxia muy lejana, una cronista de la revista Leoplán (1934-1965) cuyo nombre me es esquivo le hizo la siguiente pregunta a una serie de personajones de la literatura iberoamericana (todos varones, obvio): "¿Qué opina de usted mismo?". O quizás era "¿Qué piensa de usted mismo?". Este libro compila las respuestas, todas muy breves, algunas muy ingeniosas. El resultado es un gran divertimento para hacer caca. 

2.
Mi favorito fue Onetti, que bien dice que no hay ningún período más mentiroso en el recuerdo que la infancia, y que por ende se saltea las autobiografías que hablan de ese período (e inmediatamente me acordé de Infancia de Coetzee). También me hizo reír Macedonio Fernández, que empieza tranqui con: "El Universo o Realidad y yo nacimos en 1ero de junio de 1874...". Borges, como siempre, un denso, no sé quién se lo bancaba.

3.
Curioso, o quizás no, en la tapa dice que los autores del tomito son Arlt, Quiroga, Borges, Mallea, Olivari, Marechal, González Tuñón, Rojas, Scalabrini Ortiz, Discépolo, Nalé Roxlo, Macedonio F., Alfonsina Storni, Neruda, Fernández Moreno y César Tiempo. Cuatro de estos no están en el libro, entre ellos la Alfonsina Stori, que hubiera sido la única autora, pero ni está. Mal por los editores pero en realidad mal por el mundo. Me hizo pensar una vez más en Alfonsina, que escribía mejor o peor (mucho no me llama), pero que sin duda se bancó ser la única mina en un mar de machos culturales durante décadas. Busquen sino la historia de la Tertulia, creada por Quinquela Martín en el café Tortoni, principal reducto de la bohemia artística porteña durante décadas: Alfonsina era la única mujer. Todos los machos de la Tertulia le hicieron cuando murió (cuando se mató) un monumento que hoy está en la Chacarita, muy lindo monumento, se ve que la querían. ¿Cómo se sentiría Alfonsina, tomando falopa con Benito Quinquela Martín y Juan de Dios Filiberto, Bioy Casares y Jorge Luis en el sótano del Tortoni, en la década del '30, entre tanto olor a bolas?