1.
Retomando el blog, cada vez me cuesta más, un subsidio para este pobre bloguero.
2.
Leí La extraña Dama (Ed. Alto Pogo, 2015) de Javier Roldán una madrugada del diciembre pasado, en un momento de insomnio. Digo un momento porque se lee así, en un momento: de hecho, recién lo leí por segunda vez (ya estamos en mayo, la fecha de publicación de esta entrada corresponde a la de primera lectura). Es el primer poemario publicado por este discípulo de Osvaldo Bossi (a cargo del prólogo). Después sacó otro libro, que yo leí antes y recomiendo mucho, Villa Trankila (Editorial Santos Locos). Villa Trankila es un objeto más denso y variado, engloba varios temas y tonos. La extraña Dama en cambio hace una propuesta más puntual: siete poemas narrativos, a partir de cuatro textos preexistentes, todos audiovisuales, que son las películas Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939, basada en la novela de Margaret Mitchell), Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), Flashdance (Adrian Lyne, 1983), y la telenovela del título del tomo, La extraña dama (Lucy Gallardo, 1989). La película de Fleming merece cuatro poemas, amparados bajo el subtítulo "El viento prometido", en los que la voz cantante la tiene alguno de los personajes, y en los que se mezcla la diégesis de la historia con una suerte de backstage cinematográfico. La segunda parte del poemario ("Es cosa de mujeres") dedica un poema a cada texto, pero aquí la operación es otra, y el argumento de la historia se mezcla con algo más: recuerdos de la infancia junto a la madre para Flashdance ("Donde la bailarina se convierte en el baile mismo"), un diálogo telefónico con Gravity ("Gravedad"), el recuerdo de la abuela para La extraña dama ("Desde tu partida"). Por último, hay una especie de bonus track, el poema "De vez en cuando mamá pierde la consciencia", que se sale de la propuesta y remata a todo ritmo, en un tono más cercano al de su libro subsiguiente.