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martes, 10 de mayo de 2022

Animales domésticos, de Guillermo Saccomanno

 1.

Después de Bajo bandera, en la misma colección Biblioteca del Sur de editorial Planeta que dirigía Juan Forn a comienzos de los '90s y que amenaza con convertirse en uno de mis fetiches, Saccomanno publicó este libro de cuentos. Los animales domésticos son, claro está, los humanos, como reza el epígrafe a cargo de uno de los pocos filósofos que le dieron la vuelta completa al espectro ideológico, Ernst Jünger: "Toda comodidad debe ser pagada. La condición de animal doméstico arrastra consigo la de bestia de matadero". 

2.

Hay un poco de todo en Animales domésticos: cuentos muy largos que son casi nouvelles ("Deje su mensaje después de la señal" y el que más me gustó, "Hoy es muy lunes"), otros más cortos pero divididos en capítulos, otros cortísimos y que de tan impresionistas son una foto, sin conflicto o sin remate, más bien un clima, un espíritu, como "Las figuritas de Federico", "La Tonina Blanca" o el que da título al tomo. También hay un poco de todo en esa suerte de muestrario humano que ofrece: hombres y mujeres solos o emparejados -o metejoneados-, jóvenes y viejos, gente que se muere o que mata, que se mea y se caga, que se masturba y que coje, que se droga o se escabia, que suda, que cuida, que prende fuego a algo o a alguien. Una muestra más dark que luminosa de la humanidad, aunque haya excepciones. Algunos cuentos envejecieron más o menos, otros muy bien. El cuento que decía que más me gustó podría ser un libro por su cuenta y tiene algo de Arlt (al final, en Parque Lazama, que también tiene algo de Bioy) y algo de Puig (en el relato del relato) y mucho de Saccomanno, y con el tiempo también tiene mucho de documento de época, de archivo histórico de una Buenos Aires que ya no existe más. La descripción de los cines de Lavalle es excepcional y ahora también es testimonial, como lo es la película Sábado a la noche, cine de Ayala o el libro de Cozarinsky Palacios plebeyos. También creo que hay un eco en algunos cuentos como el del contestador con los cuentos que por esa época había publicado el propio Forn en la misma colección, los de Nadar de noche.

3.

Le acabo de encontrar varios errores al índice pero no le digan a nadie.

jueves, 6 de enero de 2022

Un maestro, de Guillermo Saccomanno

 1.

Hace poco le hice una entrevista a Saccomanno, vía Zoom. Estoy trabajando en una pequeña investigación sobre la película Bajo bandera, adaptación suya de una novela también suya sobre la colimba, le escribí a propósito de la misma y aceptó charlar conmigo sobre su experiencia. Entre otras cosas, hablando de su vínculo literario con el Servicio Militar Obligatorio, Saccomanno menciona Un maestro, con estas palabras: “El libro del Nano me parece de lo mejor que escribí”.

2.

La historia es más o menos esta: En 1968, un veinteañero Willy Saccomanno pedece la colimba en el Regimiento de Infantería de Montaña Nro. 26 de Junín de los Andes, Neuquén. Entre otras personas a las que conoce en esa circunstancia concentracionaria ("no te olvides que era dictadura, estábamos bajo disciplina militar, había pibes que se suicidaban, otros que eran violados, estaqueados") se encuentra Orlando "Nano" Balbo: un joven maestro oriundo de Pellegrini, Provincia de Buenos Aires, con quien comparte el escritorio en la oficina de mesa de entradas. Sigue Saccomanno: 

Muchos años después, ahora ya hace veinte o quince, yo estaba en una feria del libro en San Martín de los Andes y se me acerca un maestro y me dice “Te manda saludos el Nano Balbo”. "¿Santiaguito?" "No, Orlando". Yo había pensado que estaba desaparecido, me había llegado la información. "Bueno, dame el teléfono". "No lo podés llamar porque está sordo. Quedó sordo de la tortura". A Nano se lo chuparon el 24 de marzo del ’76, el mismo día del golpe se lo chupan en Neuquén, donde él era docente. Un docente muy comprometido políticamente, con planes de educación bajo la influencia de Paulo Freire, pedagogía del oprimido, etc. El que lo tortura es Guglielminetti. Como no puedo hablar me contacto por mail. Salgo corriendo del encuentro de literatura, me voy a un locutorio, le pongo un mail, me responde al toque y nos empezamos a ver y los dos coincidimos en que si nos vamos a encontrar no es para recordar la colimba, sino para ver si estábamos todavía a la altura de aquello que nosotros pensábamos que debía cambiarse en el mundo. Y su historia de vida me pareció tan atractiva, tan interesante, tan pasional, la tortura, la prisión, el exilio, la vuelta, la sordera… como quiere volver a la docencia le ofrecen ir a alfabetizar a Huncal, paraje en el medio de la nada en Neuquén, a una comunidad mapuche. Y, sordo, se va a alfabetizar una comunidad mapuche.

3.

Saccomanno me recomendó Un maestro a cuento de la parte de la colimba y de los muchos personajes ficcionados en Bajo bandera que acá aparecen con sus nombres reales. Sin embargo, la colimba ocupa una porción breve de la historia, proporcional a la que ocupa en la biografía del Nano. Cuando volvió por fin a ser un civil, se dedicó a la docencia y a la militancia en la ciudad de Neuquén, y en contextos sindicales se capacitó con el propio Paulo Freire. El 24/03/76 es secuestrado, está desaparecido unos días en los que padece la tortura por picana -querían que entregara compañerxs- y gracias a que trabajaba con una diputada logró cambiar del estatus de desaparecido al de preso político en la cárcel de Rawson. El capítulo de Rawson: eso sí que es literatura concetracionaria, en la línea de Si esto es un hombre, libro en el que no pensaba hacía tiempo. Tardé en engancharme con Un maestro, pero en ese capítulo empecé a entrar y cuando el Nano llega a Roma solo y exiliado y se da cuenta de que está delirando, ya estaba completamente adentro. 

4.

Lo rico de Un maestro está en las increíbles vueltas que da la vida de ciertas personas, en que una vida pueden ser muchos libros distintos, y en el viejo refrán de que la vida es más grande que la ficción. La anteúltima vida del Nano Balbo, entre los mapuches de Huncal, es otra vida y a la vez la misma. Y el libro es otro libro, uno que discute el concepto de otredad. Algo hermoso que hace Saccomanno es entregarle a Balbo la primera persona, usando seguramente citas casi textuales, su forma de hablar y de contar a partir de las charlas grabadas con las que construyó el libro, para cuando llega el momento romper con eso y encarnar su propia voz, hablar de Balbo desde Saccomanno y lo que éste ve cuando lo acompaña a Neuquén y a Huncal, a visitar el lugar donde fue maestro y a marchar reclamando justicia por los crímenes de la dictadura de los que fue víctima directa. Y también se agradece el apéndice documental, que habla de las causas y sus estados en 2011, año de publicación del libro. Es un libro en donde lo literario está en función de un objetivo ideológico y político, y quizás lo que Saccomanno expresa sentir por este libro ("de lo mejor que escribí") tenga que ver con su importancia, con su valor. Pero en fin, estoy especulando. Ojalá en otra ocasión y ahora que ya leí el libro, se lo pueda preguntar a él. Mientras tanto, les dejo la recomendación.

domingo, 17 de octubre de 2021

Bajo bandera, de Guillermo Saccomanno, segunda lectura

 1.

Esta entrada es una adenda a la reseña que escribí para este libro cuando lo leí por primera vez, en 2017.

2.

Recién lo terminé de releer, me dio escalofríos ese final, de nuevo. Este libro debería ser mucho más conocido, se debería seguir leyendo, en algún momento alguien se va a dar cuenta. Quizás perdió actualidad desde que la colimba no existe más, pero ¿qué es la actualidad en la literatura? Tiene tanta actualidad en tantos otros aspectos. Y además, está recontra bien escrito, los personajes son fantásticos, las tramas... 

3.

También volví a ver la película que lo adapta, Bajo bandera de Juan José Jusid, con guion de Jusid y Saccomanno, y ahora pienso que el cuento más largo del libro está mejor resuelto en la película que en el papel, el de Repetto, Roca y Biniamino. La frase de Roca (en la película interpretado por Carlos Santamaría) es mejor en la película, ("La yegua está preñada, yo me di cuenta porque soy el dueño") que en el libro ("La yegua está preñada", "No me dí cuenta", "Dese cuenta"), como si hubiera madurado en Saccomanno después de publicar. Y está mejor la forma en que los lectores/espectadores recibimos la información, que en la película no es por una charla en un café sino por la investigación del Mayor Molina, el único personaje que en la novela directamente no existe (ahora me di cuenta que hasta Lito existe, aunque en la novela no sufre el destino del soldado Carrasco). 

4.

Aprovechen que está medio olvidada y compren el libro, no os arrepentiréis. Hay una edición más nueva, pero la vieja edición de Planeta es mucho más linda y se re consigue en la plataforma garca de color amarillo. 

5.

Termino de leer este libro un 17 de octubre, viva Perón. 

martes, 15 de agosto de 2017

La colimba, selección de Guillermo Saccomanno

1.
Sorprendentemente, el tema de la colimba (o sea, el servicio militar obligatorio, de ahora en más SMO, en la Argentina) ha sido muy poco tratado como tal por el arte en general. Hablo mucho sobre esto en la reseña de Bajo bandera, que está acá más abajo. Como digo ahí, la novela Bajo bandera de Guillermo Saccomanno es el primer artefacto cultural en contra de la existencia del SMO que pude encontrar en un relevamiento que estoy haciendo con fines de terminar una carrera universitaria y así no pagar nunca más ingresos brutos. Este libro que aquí reseñamos, es el segundo, entonces. Salió en 1992, dos años antes del Caso Carrasco. Dice Saccomanno en la introducción: 
La colimba es vasallaje y degradación en nombre de la defensa de nobles valores. Para defenderlos es preciso aprender a matar. Sin embargo la Biblia dice No matarás, y de este argumento se agarran en la actualidad los objetores de conciencia para oponerse al servicio. Pero la objeción de conciencia no es el único cuestionamiento que puede plantearse al servicio militar (...) Mientras apuro esta introducción, tengo junto a la máquina de escribir varios recortes periodísticos de los últimos meses. Me limito a transcribir uno: A minutos de la ceremonia de la baja, un conscripto cordobés recibió un balazo de un teniente que quiso hacerse el bromista pensando que su arma estaba descargada. El joven con el estómago perforado, sufre parálisis.
Lo de la objeción de conciencia viene a cuento de que la única organización que existía en contra del SMO, o sea el FOSMO (Frente de Oposición al Servicio Militar Obligatorio, creado después de Malvinas) no pedía la eliminación de la colimba sino que los evangelistas y otros religiosos pacifistas pudieran aducir motivos religiosos para no tener que hacerla. Me interesa sobremanera -y me llama poderosamente la atención- que la voz de Saccomanno pareciera ser la única que venía a plantear que la colimba no tenía ningún lado bueno.

2.
Por esta introducción es que el libro La colimba parece aún más que Bajo bandera un artefacto cultural con un objetivo político. Los cuentos ya existían, no todos hablan del todo de los males de la colimba aunque sí los tocan por algún costado, pero el hecho de reunirlos y anteponerles una introducción de esa calaña es un gesto político indiscutible. Ahora hablemos de los cuentos.

3.
No están todos buenos. Pero algunos sí. Vamos uno por uno: 
- "Entre delatores", de David Viñas, 1963. Es un diálogo entre un oficial y su mujer, en el barrio de oficiales de un cuartel. Tiene un giro inesperado al final. Ta.
- "Uñas contra el acero del mauser", de Miguel Briantes, 1964. No había leído nada de él. Entra el tema de la humillación en la colimba a pleno: un oficial obliga a un conscripto a arrastrarse por el piso del comedor, mientras los demás soldados lo garzean. El tiempo dramático es minucioso. Buen cuento.
- "Los muertos de Piedra Negra", de Abelardo Castillo, 1992. Es sobre unos colimbas que se sublevan en un levantamiento peronista fallido (¿el de Valle, presumo?). Un torro.
- "Denle la palabra", de Andrés Rivera, 1982. Una carilla, media incluso. Excelente. Encuéntrenlo y léanlo. 
- "Generalmente, en septiembre", de un tal Bernardo Jobson que nunca había sentido nombrar, sin fecha. Buenísimo. Un grupo de conscriptos que están pasando días en el calabozo por diversos motivos, trata de entender qué pasa afuera, porque el cuartel está descontrolado. Seguramente es un levantamiento militar. Super Like.
- "Los estampidos", de Álvaro Abós, 1965. Tampoco lo conocía a este. Otro de conscriptos en calabozos. Medio pelo.
- "La invasión", de Ricardo Piglia, 1967. Tercero con conscriptos en calabozos. Este tiene putos, bien ahí Piglia viejo y peludo nomás.
- "La madre del soldado", de Marcelo Cohen, 1981. No lo había leído a este tampoco. El mejor del libro. Espectacular. Un conscripto, un sargento y un teniente llevan el cadáver de un colimba a la casa de sus padres, donde lo van a velar. Los diálogos, las imágenes, la dosificación de la información, todo magistral. Amé.
- "Toda una tarde de la mano, al costado de la vía", de Sylvia Iparraguirre, 1988. El segundo que más me gustó, y tampoco la había leído nunca a ella. Una chica que viaja sola en tren conoce a un conscripto, que está volviendo al cuartel después de un franco. El punto de vista es el de ella. Casi todo el cuento está montado en un diálogo. Es muy lindo.
- "Historia tonta", de Antonio Dal Masetto, 1989, muy corto, está muy bien. Empieza así: "Tres son los protagonistas de esta historia: un sargento del ejército, un soldado, una bala de FAL".
- "La soberanía nacional", de Rodrigo Fresán, 1991. Está en el libro Historia argentina, que por lo que veo no me había gustado nada pero ya no lo recuerdo. El cuento sí me gustó, está muy en el orden del joven Fresán que escribía bien pero además tenía buenas ideas. Trata de Malvinas.
- "Memorandum Almazan", de Juan Forn, 1991. Otro de Malvinas. Está en Nadar de noche, que todavía no leí. Brillante, el cuento.

Y ya está. El libro lo conseguí por Mercado Libre. No debe ser muy fácil de encontrar de otro modo. El balance es positivo, si lo ven.

jueves, 13 de julio de 2017

Bajo bandera, de Guillermo Saccomanno

1.
Qué increíble libro increíble no lo puedo creer. No entiendo cómo este libro pasó a mesa de saldos, no se reeditó, nunca nadie me lo recomendó. Me lo compré usado, con el lomo con un poco de cinta scotch, en Parque Patricios por 10 pesos del corriente año. Llegué a él porque estoy haciendo una investigación en torno al Servicio Militar Obligatorio, tema del que por cierto hay muy poco escrito, o muy poco circulando hoy en día. Guillermo Saccomanno publicó este libro en el año 1990, o 1991, hablando más o menos ficcionalizadamente de su experiencia como conscripto, o sea colimba, en un cuartel en la Patagonia en el año 1969, año del Cordobazo, plena dictadura militar de Juan Carlos Onganía. Un cuartel a no tantos kilómetros de otro en Zapala, Neuquen, en el que en marzo de 1994 el soldado conscripto Omar Carrasco fue cagado a palos gratis por su inmediato superior y dejado en agonía una semana en un deposito de ropa, hasta que murió.

2.
Bajo bandera es una novela, pero como dice una nota del autor fechada en octubre del '90 al comienzo del libro, fue primero concebida como colección de cuentos, y también puede ser entendida como una crónica. Cada capítulo o cuento narra una historia autoconclusiva en torno a un personaje, sea oficial, zumbo (suboficial) o colimba (tagarna, conscripto, soldado, civilacho), y su triste destino en este cuartel del sur. Con un narrador basado en el propio Saccomanno, que a veces es protagonista y a veces testigo de la historia de otro, que a veces habla desde el presente de la narración y a veces recuerda desde un lejano 1990, la hilación entre los episodios está en la reaparición de algunos personajes, en una cierta progresión temporal que se percibe en el crecimiento del personaje del narrador, y más precariamente en algunos párrafos que nos recuerdan situaciones de capítulos pasados, y digo más precariamente porque parecen y seguramente hayan sido puestas en una instancia de edición, para volver novela lo que podía perfectamente haber permanecido como colección de cuentos. Digo así porque hay una maestría en cada cuento, una concepción tan perfecta de lo que debe ser un cuento en cada cuento, que luego pensar que mejor sea una novela me pareció un despropósito. Pero bueno, nada grave. Y además hay un motivo que lo justifica, que es el capítulo final, más bien un epílogo (se llama "Civiles"), que apuesto mi birrete inexistente a que fue escrito último y este sí pensando en que todo era una cosa sola. 

3.
Es asombroso, pero por el momento me parece que Saccomanno, y recién a comienzos de los '90, fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del Servicio Militar Obligatorio (desde ahora, SMO). Si bien Los pichiciegos de Fogwill también puede ser entendida como oposición al SMO, y ya les diré por qué cuando la termine de leer y la reseñe, todos sabemos que es más bien una novela sobre Malvinas, y Malvinas es un tema aparte, mucho más profusamente tratado desde todas las artes que el tema de la colimba (el SMO) a secas. Y antes de eso, ¿qué había? ¿Cómo se problematizaba la existencia de la colimba antes de los '90? No se la problematizaba. Vengo investigando el tema, como les contaba, y por ahora lo que vengo concluyendo es que si bien hubieron esporádicas oleadas de indignación cuando morían muchos conscriptos juntos (antes de Malvinas murieron conscriptos en el enfrentamiento entre azules y colorados, en el levantamiento de Valle y en algunos episodios más, como el Operativo Independencia), los conscriptos muertos "de a uno" en cumplimiento del SMO, que venían muriendo desde siempre en situaciones como la del soldado Carrasco -por accidentes en las prácticas, por abuso de autoridad, por sadismo puro de sus superiores, por negligencia...-, fueron leídos hasta los '80s como "cosas que pasan", y no recibieron un trato especial desde la cultura. Y lo más importante, ni los conscriptos muertos en lote ni los conscriptos muertos sueltos generaron en la sociedad la condena del SMO en sí, hasta Malvinas. Se hablaba de que la colimba tenía que ser más humanitaria, más digna, más profesional, más corta, más útil, pero no se hablaba de que no tenía que existir. El sentido común indicaba que la colimba SÍ tenía que existir, pero estaba mal planteada. Me asombra. Y volviendo a Saccomanno, un fragmento de este libro:
Se habían reunido durante veinte años. Y en cada encuentro se habían fijado que cuando tuvieran cuarenta visitarían el cuartel.
Y aquí estaban, estrechando la mano de la Conchuda Nabeiro, acompañándolo exultantes hasta la Plana Mayor, saludando al teniente coronel, mirando y señalando a los costados con ojos vivaces, recorriendo las cuadras, las muleras, la pista de combate.
El teniente coronel nos hizo formar ante ellos y nos espetó un discuro:
- La vista de estos soldados, como se proclaman orgullosos, no solamente demuestra la utilidad del servicio militar sino también la huella imborrable que ésta deja en el alma de los hombres que aman a su Patria y celebran el sacrificio y las enseñanzas de la vida militar, más pródiga en inclemencias que la vida civil. La visita de estos soldados prueba que los hombres de armas tampoco yerran al interpretar lo que el país pide: orden, disciplina, seguridad. Y estos factores constituyentes de la vida militar se graban en el pensamiento de quienes, en su juventud, descubren que con ser hombres no basta, sino también hay que demostrarlo. Y como ejemplo cabal de lo que digo, aquí están estos doce jóvenes de cuarenta que dejaron atrás sus compromisos con la familia y la civilidad para recordar y revivir los momentos viriles en que aprendieron a defender la Patria.
- ¿Quiénes se creen? -murmuró el Topo -¿Los doce del patíbulo?
Nos dio rabia pensar que cada uno de nosotros, con los años, contaría sus historias del cuartel como los tramos de una épica personal y excluyente que magnificaría con el deshojamiento de los almanaques. Cada uno contaría sus historias con embriaguez, exaltado, sobrando al auditorio, reinstalándose frente a sus defecciones cotidianas en una dimensión heroica. Quizá también algún día contrataríamos un micro para hacer una excursión al pasado, a este cuartelito que, mirado desde una ventanilla, era más insignificante de lo que uno podía recordar y pensaríamos, como esos doce tipos, en el tiempo ido, melancólicos, con nuestras barrigas, nuestras canas y nuestras calvicies.
-La verdadera colimba es el matrimonio, pibe- dijo uno.
Y otro:
-La verdadera colimba es el laburo.
Y otro más:
-La verdadera es todo lo que pasa después.
Y quizá también, algún día, olvidaríamos que alguna vez, precisamente en ese año, habíamos prometido:
-El día que tenga un hijo voy a hacer todo lo posible para salvarlo de la colimba.
4.
Bajo bandera es cronológicamente el primer artefacto cultural de oposición a la colimba que encuentro hasta ahora. Cuando unos años después, en abril de 1994, el asesinato del soldado Carrasco puso por fin el tema de la colimba en el eje de la discusión pública y por fin aparecieron voces pidiendo que no exista más (ver aclaración acá abajito), el libro se reeditó con publicidad en los diarios, lo que habla del oportunismo de editorial Planeta pero también de la importancia de este libro como discurso. Otro dato para mi loa a Saccomanno (vieron que más arriba dije que fue el primero en gestar una verdadera oposición desde el arte a la existencia del SMO) es que en 1992 coordinó, seleccionó y prologó una compilación de cuentos que se llama La colimba: corre, limpia, barre, editado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, con cuentos de David Viñas, Briante, Castillo, Rivera, etcéteras, pero de ese libro hablaré en su propio post (lo estoy leyendo). Y otro dato es que Saccomanno fue invitado a hablar en el programa de Mirtha sobre el tema colimba en esa época: necesito conseguir ese tape.

ACLARACIÓN: ya existían antes del '94, y bastantes, voces que pedían que se pueda ser objetor de conciencia, que se pueda reemplazar el SMO por servicio social, entre otras cosas, incluso había un Frente de Oposición al Servicio Militar Obligatorio, creado post Malvinas a partir de la APDH, que pedía esto, y a lo largo de los ochentas hubieron 32 proyectos de ley para reformar el SMO, pero no para eliminarlo.

5.
Anteúltimo ítem. En 1997 sale una película de Bajo bandera, dirigida por Juan José Jusid (director de amplio espectro, así como te dirige Tute cabrero, Asesinato en el Senado de la Nación o Bajo bandera, también te dirige Esa maldita costilla o Mi papá es un ídolo) y guionada por el propio Guillermo Saccomanno. La película mezcla los acontecimientos reales del Caso Carrasco con algunos de los cuentos del libro, que aparecen ahora como tramas y subtramas, todo adobado por las necesidades dramáticas de una película de los '90s (sobre todo me sobran el protagonista milico bueno y el interés romático del susodicho milico bueno). La película es más bien mala, pero tiene un acierto importante: la crueldad y el abuso -incluido el sexual- están plenamente retratados. Lo peor es que al final -spoiler alert- el soldado Ponce (sosías de Carrasco) es asesinado porque vio algo que no debía, y a manos de sus colegas colimbas, y no, como en el caso real, porque sí, por lisa y llana crueldad de sus superiores. Acá está la película. Lo mejor son los comentarios de los usuarios de YouTube.

6.
POR ÚLTIMO: Al margen del tema de la novela -o de los cuentos-, lo que hace increíble al libro es la maestría como escritor de Guillermo Saccomanno: el timming, las estructuras dramáticas, los climas, las voces de los personajes, del narrador. Muchos de los cuentos me dieron escalofríos de lo bien resueltos que están. Me lo tragué, al libro. Brillante. Lo llevo al podio de 2017 junto con El corazón es un cazador solitario de mi amiga Carson.

martes, 20 de agosto de 2013

El oficinista, de Guillermo Saccomanno

1.
Lorenzo y yo hablamos de literatura argentina. Yo hice una declaración audaz e innecesaria, y afirmé que El año del desierto de Pedro Mairal era la mejor novela argentina de la década del 2000. Lorenzo afirmó a su vez que lo era El oficinista de Guillermo Saccomanno. Ninguno de los dos había leído la otra. Intercambiamos. De más está decir que no soy quién para decidir cuál es la mejor novela argentina de ninguna década, sobre todo porque no leí todas las novelas o siquiera casi todas las novelas de ninguna década, pero lo bueno de la literatura es que podés decir esas cosas y no pasa naranja. En fin. La cuestión es que a los dos nos gustó mucho la novela del otro, y curiosísimamente, tienen muchos puntos de contacto. Tiro ahí la idea para que la agarre algún estudiante de letras en busca de investigación: "El año del desierto y El oficinista: la Argentina post-debacle y la distopía futurista". Seguro que ya existe igual. Y El año del desierto no es exactamente una distopía, aunque sí, y no es futurista, aunque sí. Bueno, dejen.

2.
¡Qué buena que está El oficinista! Lo mejor con las novelas siempre es agarrarlas sin saber nada de sus tramas, y fue mi caso. Por el título y la tapa me imaginaba algo medio Bertleby, y algo de eso hay, pero no me imaginaba la parte cyber-punk del asunto, la parte Neo-Tokio está por explotar. Además, es la primera novela que leo de Saccomanno -había leído cómics- y tenía una idea distinta de su prosa. Como decía antes, lo mejor con las novelas es... así que no digo más nada. Súper recomiendo. Eso.

3.
Cuando la lean discutimos el final.