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martes, 10 de septiembre de 2019

Ni puedo ni quiero, de Lydia Davis

1.
En la tapa que diseñaron en los cuarteles centrales de Eterna Cadencia decidieron que lo mejor era poner uno de los textos, con una letra medio comic sans. Qué buena idea.

2.
Por un tiempo, mientras leía los primeros relatos, creí que Lydia Davis era una mujer negra. Por el nombre, creo. Después googlié y es una señora rubia. Google, rápido para el chisme, lo primero que te cuenta es que fue la cónyuge de Paul Auster en los '70s. 

3.
Ni puedo ni quiero reúne una carrada de cuentos, microcuentos y cosos inclasificables de esta señora autora, algunos tan cortos como de dos líneas y unos pocos de muchas docenas de páginas, originalmente publicados en un montón de formas que aparecen reseñadas al final del tomo. A mí me lo prestó Mumu, y la historia es así: cuando Mumu, Die y su simpático can se mudaron a su casa nueva, Mumu me pidió que les ordene la biblioteca y una de las clasificaciones resultantes fue "libros que me voy a llevar prestados". Tengo una larga relación con la biblioteca Minovich, que no viene al caso. Entre los que elegí yo, Mumu insistió en incluirme este libro, que ella había leído en un viaje introspectivo y solitario a Purmamarca en 2016 y que yo desconocía. Ya dije alguna vez que no hay nada que me de más ganas de leer un libro que cuando alguien me lo presta en plan "Vos tenés que leer esto". Así que heme aquí, efectivamente muy agradecido de la recomendación.

4.
Ni puedo ni quiero me dio ganas de escribir. Qué buenos los libros que dan ganas de escribir.

5.
Los textos inclasificables en Ni puedo ni quiero se pueden clasificar de la siguiente manera: cuentos, microcuentos, poemas (el otro día debatí con unos importantes intelectuales argentinos si "poema" es sinónimo de "poesía", o sea si se puede decir "una poesía" igual que "un poema" o poesía es la categoría y poema el individuo: nos fuimos por las ramas y terminamos hablando de la época de la indisciplina), cartas de queja (a lo Iti el hermoso), sueños, "relatos de Flaubert" -que son increíbles, cuentos protagonizados por Flaubert basados en cartas del tipo: mi favorito de todo el libro fue uno de estos en el que Flaubert va a ver una exposición de africanos en un departamento de Rouen-. Y en realidad hay más: obituarios, correcciones, listas. Le gusta jugar con los formatos a la señora Davis. Es muy meta-textual la señora Davis. Le debe caber Perec a la señora Davis.