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jueves, 24 de agosto de 2017

Los Pichiciegos, de Rodolfo Enrique Fogwill

1.
En mi relevamiento de antecedentes de oposición a la existencia del Servicio Militar Obligatorio (véanse las reseñas de La colimba y Bajo bandera), también leí este clásico argentino, que tenía apoliyándose en la biblioteca años ha. Lo bien que hice. En leerlo. No tanto para la causa de la investigación: Los Pichiciegos es un libro sobre/contra Malvinas (la guerra de), y por lo tanto contra la colimba de forma indirecta (en la crítica al hecho de que los que tuvieron que pasar por esa experiencia tuvieran 18 años), pero más que nada es una crítica a lo absurdo de esa guerra, a lo desparejo, no a la existencia del SMO en sí mismo. Digo lo bien que hice porque es un librazo.

2.
Es la primera vez que reseño a Fogwill, aunque en realidad lo vengo leyendo hace años en sus cuentos completas, que como nunca terminé (porque los cuentos son todos largos, tipo nouvelles y entonces no me dan ganas de empezar uno nuevo cuando termino el anterior) no reseñé aún. El problema con ese libro y este blog es que lo leo hace años, y entonces ya no recuerdo ninguno de los que leí cuando lo empecé y entonces no sé cómo lo voy a reseñar cuando lo reseñe. Tendría que leerlo todo de nuevo pero de un saque. Me pasa lo mismo con un libro de Cuentos Completos de Laiseca que tengo, sólo que en ese caso lo que hice fue reseñar por libro de cuentos. QUÉ LES IMPORTA, ¿NO? Y bueno, no sé, traten de sacar algo que les aproveche de este autorreferencial párrafo 2.

3.
Guerra de Malvinas, 1982. Un grupo de oficiales de bajo rango descubre una cueva en la isla y decide desertar del Ejército, junto a un grupo de tagarnas (colimbas, civilachos, etc.), vivir en la cueva, salir lo menos posible para comerciar con los ingleses provisiones y otras cosas, y aguantar hasta que termine el conflicto. Se llaman a sí mismos los Pichis, los Pichiciegos. Esa es la premisa de la novela, el punto de equilibrio del que salimos, in media res. La historia discurre por carriles varios, a partir de esa premisa ligeramente dislocada del realismo. Historias personales de varios de los pichis, anécdotas de los pichis, conversaciones, conflictos cotidianos de gente que vive escondida y en una cueva y en una guerra, con miedo de los gurkas y de los milicos argentinos. Gente que deja el tiempo pasar a lo Zama mientras vuelan aviones de guerra por el cielo. Tiene algo de Zama la novela, ahora que lo pienso. Definitivamente. El tiempo continuo e igual a sí mismo de la espera y la guerra se detiene diría que sólo una vez, al final de la novela (tremendo, escalofriante final).

4.
Se dice que Fogwill escribió Los Pichiciegos con un gramo de cocaína. No me acuerdo dónde lo leí, creo que en un ensayo de Casas. No podemos confirmarlo, aunque es un buen fact para tirar en una conversación, que se combina con el de que al cierre de la novela rubrica Fogwill: "11-17 de junio de 1982". O sea, la escribió en una semana, mientras la guerra terminaba (el cese de hostilidades se acordó el 14 de junio de ese año). Le da mucha mística, aunque la verdad es que no la necesita. Lean Los Pichiciegos, no se van a arrepentir.